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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Una historia más. - por Juancho

La mirada de Fran estaba fija en aquel extraño espejo. Casi ni pestañeaba a pesar del polvo levantado al tirar de la manta raída que cubría. El desván se había convertido en un basurero de recuerdos para toda la familia. Nadie quería tirar nada y allí se amontonaban cientos de objetos tanto antiguos como nuevos.

Desde que era pequeño siempre le había fascinado aquel lugar, podía estar horas y horas rebuscando entre cajas de cartón, cajones y bolsas. Cada uno tenía su historia, una historia que su abuela le encantaba contar.

Después de tanto tiempo, tras tantos años de aventuras que sólo existían en su cabeza, ahí estaba. Las historias y los cuentos eran realidad. Aquel espejo inmenso y pesado no era como los demás. En vez de reflejar lo que se ponía delante, mostraba un bosque frondoso, a simple vista casi impenetrable. Se acercó varias veces para comprobar que no estaba soñando, ni que estaba pintando. Rozó el cristal con las manos temblorosas y su tacto era frío y liso. Sin embargo, ahí estaba el bosque. Lo rodeó varias veces, incrédulo mirando por todos lados, arriba y abajo, izquierda y derecha buscando algún tipo de cámara o proyector. Incluso cables por si al final resultaba ser una televisión conectada, pero no había nada, tan sólo el espejo y el bosque. «Uau, si esto es real. ¿Cuántas historias de la abuela lo serán?», pensó Fran con el corazón desbocado.

Una sombra apareció al otro lado del espejo y Fran, paralizado por el miedo, no movió ni un músculo. Un gigantesco oso pardo avanzaba a paso lento entre los arbustos, justo en su dirección. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, olisqueo a su alrededor y la respiración empañó parte del cristal. El animal también sabía que había algo que no cuadraba del todo. Estuvo un rato mirando de un lado para otro, casi realizando la misma exploración que Fran hasta que se cansó, se dio la media vuelta y se alejó del espejo por donde había venido.

Cuando el animal se perdió en la espesura, Fran reaccionó de nuevo. Dio dos pasos hacia atrás y perdió el equilibrio al tropezarse con algo que estaba tirado en el suelo. Justo antes de caerse una mano le agarró del brazo.

— Joder, eres tú Al- dijo Fran librándose de un manotazo. – ¿Has visto eso? Tenía razón, la abuela tenía razón.
— Lo sé. – respondió su hermano sin parecer sorprendido.
— Se supone que es un espejo, ¿no? Pero no refleja nada. Hay un bosque… Dentro del cristal. Acabo de ver un maldito oso. ¡Un oso!

El nerviosismo de Fran crecía por momentos mientras que su hermano no apartaba la vista del espejo. Con paso calmado, Al se acercó a la manta que estaba tirada en el suelo y con un movimiento rápido cubrió el espejo de nuevo. Fran le miraba sin saber muy bien cómo reaccionar.

— ¿Qué haces? ¿Por qué lo tapas?

Su hermano se volvió hacia él y apoyó una mano sobre su hombro.

— Olvídalo, es lo mejor que puedes hacer. Es mejor dejarlo tranquilo.

Fran no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Dejarlo tranquilo? Su hermano sabía algo sobre el espejo.

— No, espera. ¿Cómo que lo deje tranquilo? ¿Sabes lo que estás diciendo? Tío, que dentro del espejo hay un bosque. ¿Se puede entrar? ¿A dónde lleva? ¿Lo saben papá y mamá?
— No, no lo saben y es mejor que sigan sin saberlo.
— Un momento, tú ya lo sabías. Conocías este espejo y nunca me dijiste nada. ¿Cuántas de las historias de la abuela son ciertas? ¿Los gules del cementerio existen? ¿Y los…? – Las palabras de Fran murieron en su boca y se convirtieron en un susurro. – Oh dios, es una puerta a las Tierras del Sueño, ¿verdad? Ellos… ¿pueden pasar? ¿y nosotros?

Al le miraba fijamente a los ojos. — Ni idea, jamás lo he intentado y por lo que parece ellos tampoco y será mejor que lo dejemos donde está.

Fran estaba pálido. Si era una puerta a las Tierras del Sueño eso quería decir que los Primigenios existían y si existían podían usar esa puerta para acceder a nuestro mundo. De pronto, el desván comenzó a girar sobre su cabeza. Se sentía mareado, confuso, aterrado. Al le agarró con fuerza y le condujo a la salida.

— Tranquilo. Todo pasa. Respira. — le decía mientras volvía a cerrar el desván.

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5 comentarios

  1. 1. Vardolac37 dice:

    Juancho un saludo. Creo que ese Fran soy yo. No estoy bromeando, por un momento pensé en el closet de Narnia, pero no lo era, así que la historia en verdad intrigaba.

    Lo que si he visto es que casi todos tenemos algunos detalles en cuanto a ortografía y me incluyo ya me han hecho correcciones por eso no voy a dar consejos je je je.

    En cuanto a la trama está muy entretenida pero falto tiempo para desarrollarla y eso debido a que sólo teníamos un cierto límite. Es por eso que yo en mi relato intenté resumirlo lo mas que pude. Me olvidé de los detalles y me enfoqué en ir al grano, y no sabes lo que costó. Sé que me falta mucho todavía pero si estamos aquí es porque queremos aprender.

    Me despido diciéndote que debemos ser perseverantes para lograr nuestras metas

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 19:42
  2. 2. Fabián dice:

    Me encanta leer diálogos naturales con expresiones del día a día, que se podrían oír en cualquier persona. La idea del relato esta muy bien, pero lo encuentro algo precipitado.

    Un par de observaciones:
    “…al tirar de la manta raída que cubría.”
    ¿Que cubría el qué? ¿Será: que la cubría?

    “Cada uno tenía su historia, una historia que su abuela le encantaba contar…”
    Cada objeto tenía su historia, o sea que habrá tantas historias como objetos, por lo tanto las historias que a su abuela le encantaba contar debería de estar en plural, por que no cuenta una historia para todos los objetos, sino que una para cada objeto.
    “Cada uno tenía su historia, historias que a su abuela le encantaba contar…”

    El diálogo me gusta mucho, detallitos como ese “tío” hacen que suene todo muy natural. Lo único que no me convenció mucho es como llega el protagonista a la conclusión de que el espejo es una puerta a las tierras del sueño. ¿Por qué está tan convencido de que es eso? ¿Cuales son las pistas que vio para llegar a esa conclusión? Lo encontré un pelin precipitado en eso, habría que desarrollarlo un poco más.

    Por otro lado te recomendaría que evitases nombrar al protagonista tantas veces, al haber solo dos personajes en escena, y uno de ellos no aparece hasta el final, no es necesario nombrarlo ya que el lector puede dar por hecho que se está hablando de él, por que no hay nadie más. A esto se le llama Sujeto tácito, y lo que tu utilizaste es el sujeto explicito.

    Te dejo un enlace que igual puede darte una idea del concepto del sujeto tácito:
    http://www.escrites.com/articulos/item/44-sujetotacito

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 23:41
  3. 3. Juancho dice:

    ¡Buenas!

    Muchas gracias por los comentarios, los apunto porque son de gran utilidad. 😀

    Cierto que es un poco precipitado el desenlace y también que el límite no es excusa para desarrollar la trama como es debido, me esforzaré para que la próxima vez no suceda 😉

    Y el artículo genial, lo tendré en cuenta para futuros relatos 🙂

    ¡Un saludo!

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 21:34
  4. 4. escritores anónimos dice:

    Lo principal es darte la enhorabuena por este relato. Me parece que se acerca a nuestro día a día. Aunque yo no soy una experta en esto de la ortografía y gramática voy a ser un poco perfeccionista y decirte unos detallitos que puedes mejorar.
    -Coincido con Fabián en la mayoría de sus consejos (ahora matizo).
    -Añadiría una coma tras la palabra nada (3º línea) “Nadie quería tirar nada, y allí se amontonaban cientos de objetos tanto antiguos como nuevos.” Me parecía que si no era una oración demasiado larga.
    -Poner otra coma adicional después de incrédulo (13º línea) ” Lo rodeó varias veces, incrédulo, mirando a cada lado”, me parece que le aporta más ritmo al texto.
    Ahora matizo lo que he dicho en el primer punto, ya que discrepo con Fabián en cuanto a lo de las tierras del sueño, yo sobreentiendo que lo que ocurre es que su abuela les habló con anterioridad de algunas de las puertas, tal vez si que haría falta desarrollarlo pero apenas unas oraciones más.
    ¡Felices fiestas! Un abrazo fuerte.

    Escrito el 23 diciembre 2015 a las 22:23
  5. 5. Earendil dice:

    ¡Hola Juancho!
    Bonito relato que nos traslada a las buhardillas de las casas antiguas, donde tantos hemos jugado de pequeños.
    En general el cuento está bien escrito, la ortografía es buena y se lee fluido.
    Coincido con los otros comentaristas en algunas “cosillas”:
    -La frase “Casi ni pestañeaba a pesar del polvo levantado al tirar de la manta raída que cubría”, yo hubiese escrito: “Tan siquiera pestañeó, a pesar del polvo levantado al tirar la manta raída que lo cubría”.
    – En estas:”Después de tanto tiempo, tras tantos años de aventuras que sólo existían en su cabeza, ahí estaba. Las historias y los cuentos eran realidad”, no acabo de entender bien su significado. Tal vez la hubiese puesto después de hacer mención a la abuela y sus historias sobre el espejo.
    Por lo demás todo bien. Entiendo que su hermano sabe más de lo que cuenta y, teniendo en cuenta su reacción, supongo que no serán buenas experiencias.
    Te felicito. Las pequeñas anotaciones que te he hecho no desmerecen para nada tu historia.
    El mío es el 58, por si te apetece pasarte a leerlo.
    Saludos y hasta la próxima

    Escrito el 26 diciembre 2015 a las 18:16

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