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Como posos de café - por Tilly

Me miré en el espejo y tuve miedo.
Lo que veía reflejado era ajeno a mi persona. Las arrugas en la frente, como las señales que deja el rastrillo de un niño en la playa. Un surco entre las dos cejas, mejillas descolgadas como tomates maduros que han perdido su consistencia. Y lo más petrificante: los ojos, ojeras negras como posos de café, reducidos al tamaño de una simple fisura.
¿Qué me había pasado?
Y encima mi marido, siempre me mentía—Cristina, tú siempre estás guapa, mi amor.
Mi padre hacía lo mismo con mi madre. Que si el metro se ha parado media hora, que si Juan vino a la oficina y no me dejaba en paz, que si…era su comienzo preferido.
Hoy tenía que enseñar una casa en Navacerrada, me di prisa, con la edad cuanto menos te restauras estás mejor como decía mi abuela.
Con la escarcha de la mañana el coche no arrancaba, quién me mandaría a mí comprar una casa fuera de Madrid y encima rodeada de bosque. Se me estaban agarrotando las manos y no lo conseguía. Alberto se había llevado mi coche nuevo y esta carcasa por mucho que aplastara el acelerador no quería moverse.
Llegarían antes que yo y empezaría la venta con mal pie. Soplé sobre las manos para calentarlas, probé otra vez, le di un manotazo al volante y solo conseguí dolor. Al salir del coche el aire frio me quemó la cara. Había hielo en el suelo y podía resbalarme. Volví a entrar y llamé a Alberto para que viniera a recogerme. Sabía que no le iba a gustar, pero no tenía otra solución. Me contestó como siempre su secretaria, no Don Alberto no estaba en la oficina, había salido para encontrarse con un cliente.
Miré afuera, encima había empezado a nevar y con fuerza. Se me estaba complicando salir de casa. El tramo de carretera entre los dos chalets era un camino corto pero lleno de curvas. No lo pensé más y llamé al móvil.
El cliente no está disponible, deje un mensaje.
No me quedaba más remedios que llamar a los clientes y posponer la visita. El móvil de ellos me transmitió la misma señal. Me senté en el taburete con el bolso encima de mi regazo e inspiré profundamente. Los arboles nevados parecían fantasmas avivando mis miedos. Volví a marcar el número de Alberto, esta vez me contestó una voz femenina—diga, diga-y a lo lejos la voz de mi marido—Cariño cuelga, te estoy esperando.

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6 comentarios

  1. 1. Luis Ponce dice:

    Saludos Tilly:
    Corto, preciso con las palabras justas y las descripciones apropiadas.
    Pero:
    Quizás la primera llamada al móvil de Alberto no queda muy clara, pero la escena está muy bien tratada.
    Igual la frase:”Mi padre hacía lo mismo con mi madre. Que si el metro se ha parado media hora, que si Juan vino a la oficina y no me dejaba en paz, que si…era su comienzo preferido”.
    No está muy claro si las referencias se las hacen a la madre o a la protagonista.
    Pero es un relato fresco, actual y desgraciamente realista.
    Saludos.

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 18:59
  2. 2. Earendil dice:

    ¡Hola, Tilly!
    El relato está muy bien ideado, es actual y se sale de la dinámica del bosque encantado.
    El verse al espejo y descubrir, de repente, que tu vida vive la misma mentira que la de tu madre, debe ser demoledor, sobre todo porque se intuye que de pequeña ya lo adivinabas.
    Tal vez el final está un poco forzado. No es normal que tu amante te coja el teléfono y, más aún, cuando los móviles identifican la llamada y, ¡caray! es su mujer.
    Por lo demás, muy bien, aunque se te ha colado un “remedios” en vez de “remedio” en el último párrafo.
    Un saludo.
    El mío es el 58.Nos leemos

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 23:22
  3. 3. Earendil dice:

    ¡Hola, Tilly!
    He leído tu comentario a mi relato y tienes toda la razón, era obvio que Sonia era el nombre de la hermana. Incluso cuando lo escribí ya pensé en ello pero al final lo dejé. Gracias por darme la razón a mí misma, eso significa que ya le voy cogiendo el tranquillo..¡Je, je!
    Saludos y hasta la próxima.

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 18:47
  4. 4. J. A. Cristian dice:

    Hola Tilly, para mí es un placer poder comentar sobre tu trabajo ya que me permite seguir aprendiendo en este trabajoso oficio de escritor. Describe muy bien un aspecto real de la vida. Pero tengo que confesarte que algunas oraciones me parecieron un poco confusas, quizás por la manera como usastes las puntuaciones. Ej. “Me contestó como siempre la secretaria, no don Alberto no estaba en la oficina”. Lo hubiera entendido mejor si hubiera dicho: “Me contestó como siempre la secretaria, pues don Alberto no estaba en la oficina”. De todas maneras me gustó tu historia y te felicito por ella.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 05:11
  5. 5. J.Sfield dice:

    Hola, Tilly.

    La historia de tu relato es buena, creo que tiene mucho potencial, pero, como ya te han comentado, mejoraría cuidando más la puntuación, por ejemplo:
    El primer punto y aparte yo lo veo como punto y seguido, sigues hablando de lo mismo.
    La raya o guión de diálogo no puede ir pegada a dos palabras. Debe ir pegada a la primera palabra del diálogo, y a la primera y la última del inciso.
    Cuando la protagonista cita frases, diálogos telefónicos o similares, si están dentro de la narración y no en una estructura de diálogo, creo que deberían ir entre comillas.

    Si tienes cuidado con estas pequeñas cosas, el lector se centrará en tu historia y la disfrutará plenamente.

    Espero que mi comentario te sea de ayuda. Un saludo.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 10:24
  6. 6. KMarce dice:

    Saludos Tilly:
    Gracias por pasar por mi relato #60, y que te haya gustado, aprecio de verdad tus palabras.
    En cuanto al tuyo, siempre causa tristeza ver cuando la belleza se va cambiando, (no digo otra cosa, porque la vejez no es algo malo, sino natural) y cuesta aceptarlo. Y que ella escuchara más otras palabras y no las propias. Y ese final… que has logrado ese personaje mentiroso que nos propuso el taller, aunque espejo y bosque solo fueron palabras dentro de la historia, no desmerita la fuerza de ese “historia oculta”.

    Coincido con J.Sfield, en lo que te ha mencionado, unicamente que para el tipo de estilo que has usado, que es narrativa, sugeriría omitir todos los diálogos, dejar esos pensamientos entre comillas o flechas españolas, porque todos son palabras pasadas o pensamientos, y en el caso de las llamadas telefónicas, son “conversaciones no presenciales”, por ende, no llevan guiones.

    Enhorabuena por tu historia, me ha gustado, pese al sentimiento de tristeza que me ha causado. 😛
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 15:18

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