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El doctor Zito - por Ismael Tomas Perez

Web: http://www.gigantedealgodon.blogspot.com

El doctor Zito

Era finales de 1968. Arturo Zito Alvear al fin logró terminar la carrera de medicina cuando ya contaba con treinta y nueve años de edad. Le había costado repetir alguna asignatura, incluso varias veces hasta que, a base de paciencia, sobre todo de los profesores, consiguió aprobar todas.
Tenía su consulta preparada, había estado mucho tiempo en prácticas en un hospital y consiguió su puesto en una clínica de prestigioso nombre. Su consulta era por las tardes y también hacía alguna visita de urgencia después de su turno.
Lo que mas le emocionó fue un regalo que le hizo su abuelo por el fin de carrera, un maletín de cuero, muy antiguo, alargado, con un cierre superior en bronce y que fácilmente pudo pertenecer a Ramón y Cajal o a alguien de su época. Estaba muy bien conservado, pero tenia una cerradura que al ser tan vieja costaba mucho de abrir, casi había que empezar a abrirla un día antes. Dentro había un espejo, con un marco de cuero repujado, también de esa época o quizás anterior.
Al preguntarle a su abuelo por dicho espejo este le contestó
– Es un espejo mágico, cuando tengas dudas en un diagnóstico, mírate en el espejo y en pocos minutos tendrás la solución. Llévalo siempre en el maletín, junto con tus otras cosas.
Arturo era muy incrédulo, pensaba que con lo difícil que había resultado terminar la carrera, cómo un simple espejo podría solucionar lo que tantos años de estudio le había costado. Pero, no obstante, lo dejó siempre en el interior del maletín y lo llevaba con mucho cariño.
Ya, en su consulta recién estrenada empezó a atender a sus nuevos pacientes, que a su vez, esperaban al nuevo doctor.
Cada vez que entraba un paciente en la consulta, este no podía disimular una sonrisa y al termino de la misma, cuando salían, a veces no podían contener una carcajada. Así, prácticamente uno tras otro. Cuando terminó la consulta, Arturo estaba muy molesto y preocupado. ¿Por qué se ríen de mi?, se preguntaba, ¿acaso no confían en mi? Llamó a la enfermera y se lo preguntó.
La enfermera, sin poder disimularlo, soltó también una carcajada y al momento le dijo:
– Pero doctor, hombre de Dios, ¿Cómo no se van a reír cuando entran, si en la puerta hay una placa que pone “Doctor Zito” y cuando entran hay una persona de dos metros de alto, por uno y medio de ancho que casi no cabe detrás de la mesa?
Pasado ya este trance, y habiendo cambiado la placa de su consulta por otra que rezaba “Doctor Arturo” empezó a tener fama de buen medico. La primera vez que tuvo una gran duda con un paciente se acordó del espejo que la había regalado su abuelo y, al verse en él, casi de inmediato recordó el mal que aquejaba al enfermo, dándole una solución que le dejó perplejo, ya que éste llevaba tiempo con sus dolencias y en tan solo un día quedó curado.
Cada vez usaba más el espejo y cuando salía a hacer alguna visita domiciliaria siempre llevaba el viejo maletín con sus instrumentos y su inseparable espejo.
Comenzó a coger fama, -el médico del espejo- le llamaban y empezaron a llegarle pacientes de otras regiones, con dolencias rarísimas que casi de inmediato lograba sanar, simplemente mirándose en el espejo, que además, ya no lo hacia disimuladamente.
El maletín se hizo inseparable para él y cada vez que curaba a un enfermo del interior de éste salía una pequeña luz.
– Es el regalo mas fantástico que me han hecho nunca – comentaba con sus colegas, que algunas veces, acudían a él para consultarle algún síntoma.
A través de los años, su fama fue tal que fue galardonado en muchos congresos y simposios y cuando se jubiló, a muy avanzada edad, en su pueblo natal erigieron una estatua en su honor con su maletín medio abierto al lado asomando un espejo.
Dice la leyenda, que en su localidad, cada vez que se curaba alguien de una larga y difícil enfermedad, por la noche, se veía salir un pequeño haz de luz de dentro del maletín.
Dicha localidad, situada en la provincia de Ávila y al pie de un enorme bosque de pinos, fue famosa durante muchos años por esta leyenda, aumentando considerablemente los ingresos económicos debido al turismo que fue atraído por este hecho.

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4 comentarios

  1. 1. Cryssta dice:

    Hola Ismael, tu relato me ha gustado, es bonito y creo que te puede quedar aún mejor cuando cambies algunas cosillas. Te indico lo que yo he visto que se puede mejorar:

    – “Tenía la consulta preparada” al cambiar “su” por “la” no hay repetición cuando después dices “Su consulta era…”
    – el “también” que va a continuación se puede eliminar
    – “Lo que más le emocionó” es una expresión que no va bien en el texto puesto que antes no has hablado de emociones (por cierto, ese “más” lleva tilde por indicar cantidad”
    – “tenía” lleva tilde
    – “costaba mucho abrir”
    – me parece irrelevante decir de qué época es el espejo, sobre todo si no concretas
    – “éste le contestó:”
    – revisa la entrada del blog donde explican cómo se ponen los guiones en los diálogos
    – “No obstante, lo dejó siempre en el interior del maletín llevándolo con mucho cariño”, así haces la frase más corta
    – “Ya en su consulta recién estrenada, empezó a atender a sus pacientes que, a su vez, esperaban al nuevo doctor” así no repites lo de “nuevo”
    – “éste no podía disimular”
    – “término de la misma”
    – “salía” y “podía” en singular
    – “prácticamente” sobra
    – “¿Por qué se ríen? ¿Acaso no confían en mí?” para no repetir el “mí”
    – repites “cuando entran”
    – en la placa lo más correcto es que ponga “Dr. Arturo Zito Alvear” o “Dr. Zito Alvear”, para acoplarlo a tu relato podría estar bien “Doctor Arturo Zito” pero nunca “Doctor Arturo”
    – “médico”
    – “del espejo que le había regalado”
    – “casi de inmediato supo el mal” al ignorar el mal que tiene el paciente no puede recordarlo
    -“Cada vez usaba más el espejo y cuando salía a hacer alguna visita domiciliaria siempre lo llevaba en el viejo maletín con sus instrumentos” así acortas la frase
    – en vez de “Comenzó a coger fama” creo que estaría mejor decir “Su fama se acrecentó”
    – “y empezaron a visitarle pacientes de otras regiones”
    -“mirándose en el espejo, además, ya no lo hacía disimuladamente”
    – “El maletín se hizo imprescindible para él”
    – “más fantástico”
    – “con los colegas”
    – “Con el paso de los años”
    – “fuel tal que le galardonaron” así no repites “fue”
    – “erigieron una estatua suya en su honor con el maletín medio abierto y asomando por él un espejo”
    – “al pie de un enorme bosque de pinos” no está bien expresado, se está “al pie” de una montaña pero no de un bosque, puedes decir “cerca”. De todas formas creo que deberías darle un repaso al final del relato.

    Espero haberte ayudado.

    FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2016

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 19:00
  2. 2. beba dice:

    Hola Ismael:
    Tu historia me pareció simple y graciosa, desde el juego de nombres hasta el recurso del espejo. Comparto todo lo que te ha señalado Cryssta, sobre todo el tema de la falta varias tildes y las repeticiones.
    Felicidades, para tí, y adelante.

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 00:19
  3. 3. Diego Manresa Bilbao dice:

    Hola Ismael,
    Un relato bastante interesante, tierno y divertido. Coincido con los fallos de Cryssta, pero son cosas menores…
    Sigue asi!!!!

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 19:07
  4. 4. Servio Flores dice:

    Hola Ismael!
    Ya le han realizado todas las sugerencias posibles. Yo me concretaré a decirle que el relato me ha caído en gracia. Ya desde el mismo título!
    Por cuestiones de profesión me sentí inclinado a leerlo y me gustó mucho.

    ¿Esta historia esta basada en algún hecho real? De ser así me gustaría saber más detalles.

    Felicidades

    Escrito el 25 diciembre 2015 a las 04:15

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