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El Indio Zanganee - por Bernardo de Jesús Hernandez Torres

Titulo: EL INDIO ZANGANEE.

Era un indio de la etnia Wayuu de la Guajira Colombiana. Vivía solo en un bosque cerca de una pequeña ciudad.
La gente de los alrededores le daba comida y ropa, así nunca tenia que preocuparse de estas cosas y el interés primordial de su vida era cuidar, de un gran wuna`ainkûin léase árbol de Dividivi que crecía frente a su cabaña de yotojoro, especie de cañas delgadas.
Este árbol , al vaivén del Nordeste que soplaba en las tardes, emitía un suave murmullo que lograba adormecer al que estuviera bajo su influjo.
Pero su gran tesoro estaba representado en un viejo rouya o espejo, con un Águila con sus alas semiabiertas en la parte superior del marco dorado, al que le atribuía poderes sobrenaturales y mantenía colgado a la entrada.
El único problema de Zanganee era su gran capacidad para usar las alawaa o mentiras al contar las historias más fantásticas con las cuales los niños se deleitaban.
Una de esas historias tenía que ver con el final diferente en el cuento de Caperucita Roja, en el cual ella le daba un beso y un abrazo al cazador, quien a su vez le perdonaba la vida al lobo por no haberse comido a la abuelita.
Otra de sus fantasías era decirle a los visitantes del wuna`apû o bosque, que quien se viera reflejado en su espejo con una sombra detrás, su ouktaa o muerte, sería inminente, con lo que causaba miedo entre los visitantes crédulos o personas sugestionables.

Igualmente contaba historias de los wayuu que se sumergían sin protección alguna, a sacar langostas y madreperlas, donde alguna vez encontraron una gigantesca langosta que parecía cuidar una gran madreperla y en su interior había una perla negra.
Todas estas historias plagadas de monstruos marinos y terroríficas tormentas se convertían en leyendas que la mayoría no creían, especialmente los niños que se divertían con ellas, pero que sabían, no eran sino inventos de Zanganee.
Una calurosa mañana, se presentó en la cabaña, una misteriosa mujer vestida de negro, y al no encontrarlo en ella, escribió un mensaje en el espejo que decía: “Zanganee, tus mentiras se volverán contra ti.”
Cuando el dueño de la cabaña y del espejo regresó, vio el mensaje y se rió pensando que era una broma de algún niño travieso, sin embargo algo le decía que debía moderar la fantasía de sus historias pues el engaño no traía sino incredulidad y desconfianza.
En la tarde, fiel a su costumbre de acicalarse delante de su espejo, notó detrás de él una sombra que al mirar de reojo, no encontró. Se puso tenso y pensó en el mensaje del espejo, pero siguió con su vida como si nada.
A la mañana siguiente, Zanganee no apareció por el pueblo ni por el bosque, en la tarde los niños que acostumbraban a reunirse con él, lo encontraron muerto en su chinchorro, una especie de hamaca multicolor, dentro de su cabaña de yotojoro.
Zanganee, se creyó su propia mentira sobre la sombra en el espejo y la muerte, sin saber que esa sombra estaba en sus ojos enfermos.

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5 comentarios

  1. 1. Lidia Blanca Castro dice:

    Un cuento que aunque es difícil de leer por los nombres tan raros, creo que constituye una fábula interesante con un final moralizador.
    Muy bien escrito, gramaticalmente sin errores y de buen ritmo.
    Creo que con este cuento aprendí muchas cosas: no solamente el poder de la mentira sino también toda una serie de elementos de la cultura Rayuu que no conocía.
    Excelente.

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 17:58
  2. 2. beba dice:

    Hola, Bernardo:
    Un relato muy interesante por la fusión de culturas que presenta en los nombres originales. El relato deviene ordenado y correcto.El ritmo es sereno, pero convencido, y se llega a un desenlace acorde al argumento.Los elementos que no me gustaron son: 1- que anduviera Caperucita Roja, tan sola, en medio de tanto pueblo originario. 2- que el espejo aparece como colgado del árbol, y no en la entrada de su vivienda; se ha desordenado la historia, en ese punto.
    Muy buenos augurios para tí. Saludos.

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 18:06
  3. Interesante relato con un final que me ha recordado a un tipo fábula por el ejemplo respecto al escarmiento que daba al mentiroso.
    El lenguaje que utilizas es muy complejo y a pesar de que pones el significado dificulta el ritmo del relato porque te pierdes un poco.
    Algunas de las cositas que he visto son:
    – en la frase “Este árbol , al vaivén del Nordeste que soplaba en las …” hay un error de espacio de la coma.
    – pones en mayúscula “un Águila con sus alas semiabiertas en..” es un animal, no debe ir en mayúscula porque no es ningún nombre propio ni de un lugar.
    No me ha acabado de convencer esa mezcla entre el cuento de caperucita, un clásico y esas leyendas más interesantes que nos contabas de la etnia Wayuu de la Guajira Colombiana, creo que me hubiera gustado más el relato si todo hubiera sido sobre las leyendas colombianas.
    Espero que no te moleste, un saludo.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 20:51
  4. 4. Cryssta dice:

    Coincido con lo que te han dicho, además creo que los nombres que necesitan explicación hubiese sido mejor ponerles una llamada y la explicación al final del texto.

    En vez de “alguna vez” sería mejor poner “una vez”.

    En “el dueño de la cabaña y del espejo” sobra “y del espejo”.

    Espero haberte ayudado. Un abrazo.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 10:20
  5. 5. Diego Manresa Bilbao dice:

    Bernardo,
    Interesante relato, sobre todo por la ambientacion de la selva colombiana… Un final un tento previsible, pero buen trabajo…#
    Nos leemos!!!!

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 12:15

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