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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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LA ÚLTIMA AVENTURA - por APMB

Cuando Alicia llegó a la sala del ajedrez, se encontró frente así unas cortinas de terciopelo morado. Retiró las manos de la tela después de que una voz la sobresaltase.
—Rápido, Alicia, no tenemos tiempo—
— ¿Quién es? ¿Quién ha hablado?—
— ¡Aquí detrás!—
Alicia apartó las cortinas y encontró un espejo de marco dorado. Se vio en el reflejo y se notó más delgada, más descuidada. Pronto su imagen se desdibujó y en su lugar apareció un bosque de abetos cruzado por un camino que brillaba con los rayos del sol. Se acercó tanto que pudo asomarse al interior aunque aquello ya no le sorprendía. Una gran cabeza blanca pegada a un conejo se presentó delante.
— ¿No me escuchas? ¡Vámonos!—
Los modales de aquel lepórido era algo que le disgustaba profundamente sin embargo no tuvo tiempo a protestar porque le aferró la mano y tiro de ella hasta entrar en el espejo.
— ¿Pero qué quieres esta vez? Te ayudé a destronar a la reina de corazones en varias ocasiones no consecutivas, derrotamos a la bruja malvada del oeste, rescatamos a muchísimas princesas y a otros tantos príncipes en apuros, restablecimos la paz en cientos de reinos, ayudamos a la mojigata de Cenicienta con aquel tema de los zapatos y no tuvo el detalle de invitarnos a su boda real. — El conejo Blanco miraba a Alicia con impaciencia mientras enumeraba con los dedos cada hazaña. —Vencimos a la bruja del mar, encontramos el anillo del destino, recuperamos los sutras sagrados para el rey de Xian, tomamos la ciudad de Troya y nos deshicimos de los pretendientes de Penélope. He perdido la cuenta de las fuerzas del mal que hemos enviado a las mazmorras del inframundo y a cuantos monstruos. No, definitivamente ya he tenido suficiente, búscate a otra, Conejo—
Alicia ya se sentía cansada de todo aquello.
—Deja ya de parlotear, esta vez es importante—
—Sí, sí, claro, siempre es importante. Utilizas tanto la palabra importante que ya ha perdido su importancia. Y ¿ves? Me obligas a ser redundante, con lo que odio eso—
—Está bien, como quieras, niña malcriada. Si no quieres por las buenas…—
Alicia no había salido aún de su estupor por tanto atrevimiento cuando se vio arrastrada por el camino de baldosas amarillas a través del bosque.
— ¿A dónde me llevas, Conejo? Me haces daño, maldito—
—Esta es tu última misión, Alicia. Te lo prometo—
Pero Alicia se había cansado de confiar en él. Aún temblaba a recordar como por poco la Medusa la convierte en una estatua para su colección. Con un gesto rápido pero firme, se deshizo del conejo que tropezó y cayó rodando hasta dar con una zarza. Se levantó y se quitó el polvo enfadado.
—No me obligues a invocar todas las fuerzas del reino de fantasía, jovencita —
Alicia se sentó de brazos cruzados sobre una piedra.
El conejo dio un silbido y al instante el suelo empezó a temblar. De repente, un gigante apareció entre las copas de los árboles.
—Me habéis despertado de la siesta—
—Por favor, gigante, lánzala al vórtice—
— ¿Qué? Aleja tus sucias manazas de mí—
Como pluma llevada por el viento, Alicia se elevó y salió disparada hacia el cielo. Su cuerpo diminuto se metió por un agujero y el conejo le hizo adiós con la pata.
—No nos olvides, Alicia—

-Alicia, Alicia, Alicia.
Alicia abrió los ojos, no sabía dónde se encontraba pero allí la esperaba su hermana.
—Oh, gracias a Dios— Se abalanzó sobre ella y la apretó con fuerza, como si temiese dejarla ir — Voy a avisar al doctor—.
Cuando se quedó sola, Alicia pudo ver donde se encontraba. Estaba atada a unos tubos en la cama de un hospital. Sobre la mesita descansaban decenas de libros. Su hermana volvió con un señor con bata blanca. Ese color le hizo recordar a su amigo de orejas alargadas y sonrió involuntariamente.
—Buenos días, Alicia, temíamos que nunca más fueras a despertar—
—No entiendo—
-Verás, te diste un buen golpe y has estado en coma tres años.
— ¿QUÉ? ¿Tanto tiempo?—
—Sí, durante este tiempo he venido cada tarde a visitarte, y te leía, he perdido la cuenta de los libros—. Confiaba en que me escuchabas.
Alicia desvió la mirada emocionada de su hermana. Frente a ella pudo ver su imagen en un espejo, se encontraba cambiada, un poco más mayor. Su imagen se difuminó y vio otra vez el bosque, pero después de mucho rato, nadie apareció, ni siquiera el conejo blanco.

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5 comentarios

  1. 1. Fernando Caporal dice:

    hola APMB, ante todo, gracias por pasar por mi relato. El tuyo me pareció excelente. La historia es muy buena y la contás de una manera muy dinámica, con detalles visuales que quedan muy bien.
    Tiene buen ritmo, y un beun desenlace.
    ¡Muy buen relato!

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 21:05
  2. 2. Gerard Candreu dice:

    Hola APMB. Es la primera vez que participo en el taller y no estoy acostumbrado a comentar relatos, así que espero estrenarme con buen pie y que mis observaciones te sirvan de ayuda para seguir mejorando tu escritura.

    FORMA
    El aspecto formal de tu historia da la impresión de estar muy bien trabajado. Me parece que el texto tiene una sonoridad francamente agradable y que el ritmo del relato transcurre siempre en un avance progresivo hasta el desenlace. Aunque debo decirte que la enumeración de las hazañas de Alicia y el Conejo Blanco me ha parecido un pelín excesiva (cuestión de gustos).

    Sobre los diálogos, opino que están muy logrados y que consigues darle voz propia a cada uno de los personajes que intervienen, pero, eso sí, permíteme un par de observaciones. La primera es que (no sé si a causa de un error al copiar el texto) cierras todos los diálogos con raya larga y sin marcar la puntuación del final de oración. Según el libro «Cómo escribir diálogos», de Iria, esto es incorrecto. Cuando el diálogo termina sin estar seguido de inciso (intervención del narrador) debes marcar un punto y a parte (o signo de exclamación, interrogación, etc. si es el caso), pero sin raya larga. De hecho, incluso has cerrado un diálogo con la raya larga tras los puntos suspensivos.
    La segunda observación es más concreta. Me explico: en la frase «El Conejo Blanco miraba a Alicia con impaciencia mientras enumeraba con los dedos cada hazaña» quien está «enumerando» es Alicia, se entiende por el contexto anterior, pero en esta frase hay que marcar el sujeto «ella» (o similar) porque si no resulta que quien está «enumerando» es el Conejo, que es el verdadero sujeto de la oración.

    Insisto: el apartado formal del relato es muy bueno y se nota que has invertido varias horas. Frases claras y sencillas, vocabulario diverso y sin repeticiones, buen tono… En definitiva, ¡muy bien!

    CONTENIDO
    Tu historia me ha divertido mucho y ha conseguido engancharme desde el principio. Además, tu escritura es clara y nítida; sabes lo que quieres decir y lo sueltas. ¡Y has demostrado poseer una auténtica mina de creatividad e imaginación!

    COMENTARIO PERSONAL
    La verdad es que apenas puedo añadir nada más… Tan sólo quiero felicitarte por tu trabajo y desearte que nunca dejes de escribir.

    Un abrazo.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 00:11
  3. 3. El Ciervo Alado dice:

    Hola APMB, veo que tienes pocos comentarios y un buen relato. Los diálogos le dan fluidez al texto pero están mal escritos :(. Pásate por el post de literautas sobre esto y aprende (con respeto).

    Saludos!

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 17:00
  4. 4. APMB dice:

    Muchas gracias, Gerard Candreu. Tus comentarios han sido de gran ayuda.

    Gracias, Ciervo Alado, todos coincidís en lo de los diálogos, tendré que esforzarme más.

    Escrito el 23 diciembre 2015 a las 19:34
  5. 5. beba dice:

    Hola, APMB:
    Un gusto haberte leído; tu prosa es ágil y nuy bonita, con brillantes y dinámicas imágenes. Muy bueno el juego con el cuento inicial y las otras menciones, y excelente el final.
    Coincido en lo de las rayas de fin de diálogo.
    Buenos augurios.

    Escrito el 28 diciembre 2015 a las 01:34

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