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El espejo y el bosque - por A.Guadalupe

El autor/a de este texto es menor de edad

Una adolescente de 16 años, en una parte del mundo, a una hora determinada, estaba sentada leyendo uno de todos los libros existentes en el mundo. De pronto un desconocido se detiene frente a la chica y le pregunta:
—¿Dónde puedo encontrar un hotel cerca de aquí?
La muchacha le explicó rápidamente dónde estaba el hotel más cerca de por ahí, y de inmediato volvió a su libro, no quería entablar conversación con un desconocido, mucho menos si era un anciano como era el caso, pero el hombre continuó, haciendo caso omiso a su gesto poco educado:
—¿La comida de ahí es buena? ¿No sabes qué sirven en el desayuno?
El anciano parecía amable pero la chica ya había aprendido en el pasado de que no podía fiarse de nadie, eso fue lo que la llevó a estar al margen, tratar de no llamar la atención y ser invisible, pero la mirada de este hombre la hacía dudar de si lo había logrado, parecía estar interesado en tener una plática con ella.
—No lo sé, nunca he ido a ese hotel – dijo la adolescente fríamente, mirando al hombre a los ojos, dejando el libro por unos segundos. Pero lo cierto es que sí había estado en ese hotel muchas veces, su madre trabajaba allí.
—¡Pues tendré que arriesgarme!—dijo sonriendo, le importaba muy poco que la chica le hablase con tal sequedad— ¿Alguna vez lo has hecho?— esta pregunta desconcertó a la muchacha, ya que era algo bastante personal que no quería compartir con aquel desconocido, por ello se hizo la desentendida.
—¿El qué?
— ¡Arriesgarte, claro está! — el hombre se sentó a su lado, pero ella no cerró su libro y contestó sin mirarlo:
—No sé, puede que sí, puede que no, no lo recuerdo. —mintió nuevamente, ella bien sabía que sí lo había hecho, un montón de veces, como cuando se quebró un brazo por haber intentado subir hasta la ventana del chico que le gustaba o la vez que se escapó de su casa para ir con los que solían ser sus amigos a acampar en un bosque, ésta había sido la última vez que se arriesgó a algo, ahora ya no lo hacía más, pero claro, no iba a contárselo.
—Sí, ya veo— dijo el hombre, pensativo. Quedó mirando a la nada por unos segundos, llamando así la atención de la joven- ¿Está interesante el libro que estás leyendo?- insistió un poco más, tratando de hacerla dialogar con él.
—Bastante— dijo ella. Era la tercera vez que lo leía, era su favorito. El hombre sonrió, había notado que ese libro era más que un “bastante” en el grado de calidad, era como si ella fuera transparente frente al anciano, podía saber todas sus mentiras con solo mirarla, y eso la perturbaba bastante, no podía estar tan expuesta a alguien, hace tiempo no dejaba que nadie pudiera ver dentro de ella y ahora no era una excepción. – Tengo que irme—dijo levantándose del banco en el que estaban compartiendo y comenzó a caminar rumbo al hotel.
—Tú eres como yo cuando joven, Adeline — la chica, al escuchar su nombre se dio la vuelta para verle a los ojos, estaba petrificada— Me veo reflejado en ti, como en un espejo. Entiendo tu forma de pensar, de ver la vida, a la gente; puedes pensar que estoy loco, pero sé que es así, lo siento aquí— dijo tocándose el pecho, justo en el lugar del corazón— Actúas exactamente como yo lo hacía y ¿sabes qué? ¡Estar al margen y mentir no sirve para nada! Necesitas sufrir, amar, llorar, tener recuerdos, estar en el centro y no en una esquina, decir la verdad, ¡necesitas vivir!, ¡arriesgarte! Sé que en un tiempo hacías todo eso y tienes que volver a intentarlo, no importa por qué dejaste de hacerlo, ¡solo vive otra vez! Yo me di cuenta de eso bastante tarde, pero… nunca es tarde del todo, bueno… casi nunca— el anciano le guiñó un ojo a la chica, que seguía parada sin moverse y se levantó dirigiéndose a alguna parte, la cual ella estaba segura: no era ningún hotel.

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5 comentarios

  1. 1. Sara Sarutte dice:

    Hola, leí tu cuento y quisiera hacerte algunos comentarios,
    creo que las primeras palabras hacen que el comienzo sea denso, no aporta casi datos ya que es incierto, es reiterativo y no son necesarias para el relato.Solamente la edad es relevante.

    “… menos si era un anciano como era el caso…”, esta frase no tiene sonoridad, al decir “como era el caso” detienen toda la lectura,son pequeños detalles que a mi entender pesan en el texto.

    Esta frase: ” ¿Alguna vez lo has hecho?— esta pregunta desconcertó a la muchacha, ya que era algo bastante personal que no quería compartir con aquel desconocido, por ello se hizo la desentendida.” no es clara, el lector no está dentro de tu cabeza y no tiene porque entender lo que estas pensando, no es claro y deja lugar a mucha ambigüedad.
    Luego de que la chica le dice que el libro es bastante internaste, el cuento de ja de ser claro, no se entiende porque la chica habla de mentiras, de ser transparente ni porque el anciano la conoce tanto ni mucho menos porque sabe su nombre.

    Creo que podrías re escribir el relato tratando de pensar bien cual es la historia que querés contar, me d ala impresión de que hay una historia o anécdota que no logro plasmarse claramente.

    Espero te sirvan mis comentarios,
    saludos!

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 02:58
  2. 2. Ángel Gabriel dice:

    Aparte de los aspectos que menciona Sara, lo que a mi no me quedó claro es quién es el anciano, un duende, un adivino, un Dios. Pero tu intento esta bien, por lo menos mantiene al lector ocupado tratando de entenderlo y cuando uno siente llego al final.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 03:31
  3. 3. Noemi dice:

    Hola Guadalupe
    ¿Sabes lo que más me gusta de tu cuento? La atmósfera, hay como un montón de emociones y también historias que luchan por salir a la superficie desde dentro del texto. El anciano, la adolescente y el libro son mucho más de lo que parecen. Profundizando en ellos tienes para muchos cuentos que estoy segura escribirás.Los compañeros te hablan de la forma y dicen cosas muy interesantes yo te hablo del contenido porque en tu cuento me pareció lo más destacado.
    Un abrazo y espero seguir leyéndo tus hermosas historias.
    Noemi

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 01:17
  4. 4. Frida dice:

    Hola A. Guadalupe. Creo que con el texto has intentado contarnos algo místico, pero al igual que ya te han dicho, dejas demasiadas cuestiones en el aire, cabos sin atar que desconciertan como lector. Por un momento creí que el anciano era el abuelo de la chica, pues éste insiste en que son iguales, como si fuesen de la familia, pero me ha dejado descolocada su desaparición en medio de los paseantes de la calle como si fuese un espíritu bueno, uno espontáneo. Sé que aparece para darle una importante lección a ella, la cual no sé porqué siempre piensa que miente, pues en realidad no la he visto mentir, tan solo omitir información personal a un señor que ni conoce, cosa que cualquiera de nosotros haría, eso no es mentir. Creo que te falta pulir un poco más el relato, pero eso es algo que no está fuera de tu alcance, pues con tesón y, sobre todo escribiendo mucho, puedes llegar a mejorar y, se nota que hay potencial en ti, tan solo debes hallar más seguridad en ti misma y explotar el estilo que desees abordar.

    Felices fiestas y, espero verte el año próximo con un nuevo relato.

    Escrito el 28 diciembre 2015 a las 21:35
  5. 5. A. Guadalupe dice:

    Muchas gracias a todos por sus comentarios y opiniones, tomare en cuenta todo lo que me han dicho. Soy nueva en el taller y es la primera vez que escribo aquí, tengo mucho que aprender, la idea que quise expresar en el texto era bastante abierta y un poco misteriosa, dejando a su entendimiento algunas cosas y eso pudo hacer que no se entendiera del todo, saludos y que tengan un feliz año!

    Escrito el 9 enero 2016 a las 04:41

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