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Ridículos Tabúes - por E.Carreras

Me sorprendieron haciendo un pis en los wáteres del instituto.
_ Y entonces, después de mucho frotar, sentirás como una especie de calambre en todo el cuerpo… bueno, creo que será mejor que empiece por el principio —le dijo soltando una leve carcajada divertida ante la cara de asombro de María.
La conversación transcurrió a lo largo de media hora. Concentré toda mi energía en grabar cada una de las indicaciones que Anabel no dejaba de sugerirle. Llegué a pegar tanto la oreja a la puerta, que si la situación hubiera durado un poco más, creo que mi cuerpo hubiera aparecido como por arte de magia en el otro lado. ¡Estaba tan sorprendida! Por un lado, me sentí ultrajada y engañada por una progenitora mentirosa presa de sus prejuicios, pero por otro lado estaba tan eufórica que solo podía pensar en la suerte que había tenido al precisar en ese instante de aquella bendita necesidad biológica.
De vuelta a casa busqué información sobre las nociones adquiridas aquella mañana. Estaba furiosa. ¡Maldita embustera! Cada vez que recordaba sus estúpidas palabras, me recomían las entrañas.
— ¡Luisa, no te toques ahí! ¿Acaso quieres que se te caiga el pelo de la cabeza? — me decía cuando me sorprendía con la manita metida en las bragas.
¡Qué ingenua! He creído sus palabras a lo largo de dieciocho años sin ni siquiera contrastar la información, no tengo perdón de Dios, y eso que me considero una chica de ciencias, que diría Don Mateo.
Esperé a que mi madre se fuera al ensayo del coro de la iglesia. Sabía que su cita me proporcionaría unas horas de intimidad. Subí al desván. Hacía mucho tiempo que no lo hacía. Todo estaba igual que en mis recuerdos. Deambulé por la sala sin conseguir localizar mi objetivo a primera vista, pero me acordaba a ciencia cierta que lo habían dejado allí cuando la abuela murió. Lo busqué por todas partes sin lograrlo. Entonces decidí apartar algunos muebles. De repente apareció encima de un arcón. Estaba boca abajo, por eso no lo había visto. No sin mucho esfuerzo conseguí colocarlo tumbado boca arriba. No estaba muy segura de lo que tenía que hacer, pero sabía que el enorme espejo de mi abuela me ayudaría a descubrir aquello que tanto me intrigaba.
Me desnudé por completo y puse mis piernas a ambos lados. No me atrevía a mirar. El peso de mi educación era más fuerte que la lógica. Lo intentaba pero la moral no me dejaba, seguía siendo algo obsceno para mí. Al final vencí el pudor llevándome una desagradable sorpresa al no poder ver nada excepto un enorme bosque frondoso de pelo negro rizado. Mi madre no me dejaba depilarme, decía que eso era de indecentes. Yo no me atrevía a replicarle pero siempre pensaba «quizá debería darse una vuelta por el vestuario del instituto, entonces descubriría que su hija estudia con un ejército de ellas».
Decepcionada ante el no descubrimiento, pensé, tengo que podar este seto si quiero ver qué hay dentro. « ¡Madre mía, como se entere me mata!».
Bajé al salón, desnuda y declarada en rebeldía. Unos minutos después me encontraba subiendo las escaleras del salón con unas tijeras en la mano. Empecé a recortar sin piedad. El bello caía en el espejo en gran cantidad. Estaba orgullosa. Me sentía libre, pletórica, una Diosa, una…
— ¡Luisa!
— ¡Mamá!
— ¡Pero qué marranada es esta!, ¿es que te has vuelto loca? ¡Ay si te viera la abuela, encima de su espejo, desnuda y con todo eso al aire!
Mi madre se persignó.
Yo no sabía que decirle, solo se me ocurrió:
— ¡Eres una mentirosa!
— ¡Eso!, ¡Ay Dios mío!, ¡ay…Dios…mío!, dime que eso no son mis tijeras de costura.
— No, son las de papá.
— Menos mal. ¡Vístete ahora mismo, nos vamos a la iglesia! No quiero pensar lo que dirán las vecinas cuando te vean sin pelo.
— ¡Basta ya de mentir!
— ¿Mentir? Mi hermana una vez se tocó ahí sin querer y al día siguiente cuando se estaba peinando para ir a la escuela… mira Luisa, mira mi bello, ¿crees que se pondría así si te estuviera mintiendo?
— ¡Mamá!
—Venga Luisita, hija, vamos a ver a Don Pablo, si eso con un par de Aves Marías ya está. ¿Qué pierdes?
No me lo podía creer, en cuestión de media hora estaba frente al altar rezando como una posesa para redimir el pecado antes de que se me empezara a caer todo el pelo.

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4 comentarios

  1. 1. CARMELILLA dice:

    Buenos días, leo un texto ágil, ameno, con buen ritmo, elegante en la forma de expresar, sin adornos (porque realmente no le hacen falta) y fluido. Me parece muy original el papel que juega el espejo y el bosque, además de las notas cómicas de todo el relato, me he reído con tu forma de tratarlo. ¡Qué bueno!…¡ah…! y esa mentirosa…¿arrepentida por su escasa cabellera? Un texto superagradable de leer, me ha gustado mucho. ¡Bien hecho!
    Saluditos.

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 07:57
  2. 2. Isolina R dice:

    Hola, E Carreras:
    Suscribo cuanto te ha dicho ya Carmelilla así que no voy a repetir lo mismo. Quiero felicitarte por la elección del tema porque siempre es bueno que nos quitemos de encima los tabús ridículos que han atado a la generación anterior. ¡Bravo!
    En cuanto a lo formal, hay algunas cosillas que deberías tener en cuenta.
    -La primera raya de diálogo que has puesto no es la que debería ser, el resto sí. Pero en las demás haces algo que no tendrías que hacer: das un espacio antes de la palabra que sigue y no tiene que haber espacio ni en el diálogo ni en el inciso aclaratorio.
    -Hay rima en: “una leve carcajada divertida ante la cara de asombro de María”, “recordaba sus estúpidas palabras, me recomían las entrañas”, “Decepcionada ante el no descubrimiento, pensé, tengo que podar este seto si quiero ver qué hay dentro”, “Empecé a recortar sin piedad. El bello caía en el espejo en gran cantidad”.
    -Procura evitar la repetición cercana de la misma palabra: “pero por otro lado” podría ser: “pero por el otro”, “Hacía mucho tiempo que no lo hacía” podría ser: “Llevaba mucho tiempo sin hacerlo” , “subiendo las escaleras del salón” podrías quitar “del salón”
    -En: “sin conseguir localizar mi objetivo a primera vista, pero me acordaba a ciencia cierta que lo habían dejado” yo quitaría “a primera vista” y “a ciencia cierta” y añadiría “de” antes de “que”.
    -Debes explicar menos. En literatura es mejor sugerir. Tienes demasiadas explicaciones en el texto, aunque te voy a citar solo una: “Me desnudé por completo y puse las piernas a ambos lados. No me atrevía a mirar. El peso de mi educación era más fuerte que la lógica. Lo intentaba pero la moral no me dejaba, seguía siendo algo obsceno para mí.” Yo quitaría todo lo que va después de “mirar”. Sabemos, por el título, que es un ridículo tabú, sabemos que su madre le ha dicho que se le cae el pelo de la cabeza si se toca ahí. Si das demasiadas explicaciones, el lector percibe que le has dado una clase y la literatura no es eso. El lector quiere emocionarse, sentir algo. Puede ser miedo, asco, tristeza, alegría, intriga…
    -En: “Al final vencí el pudor llevándome”, “llevándome” está mal usado, es un gerundio de posterioridad. Debería ser: “y me llevé”.
    -En: “Decepcionada ante el no descubrimiento, pensé, tengo que podar este seto si quiero ver qué hay dentro. « ¡Madre mía, como se entere me mata!».”, podría ser: “Decepcionada, me dije que tenía que podar aquel seto si quería ver qué había allí. « ¡Madre mía, como se entere me mata!», pensé”.
    -La palabra “bello” es sinónima de “hermoso”, en tu texto debe ser “vello” (“pelo”).
    Espero que mis sugerencias te sirvan.
    Saludos.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 10:32
  3. 3. Tania L:C dice:

    Hola, E Carreras: Me he puesto a leer dispuesta a hacer el comentario, pero veo que Isolina R ha hecho un buen análisis, al que me sumo en todo. Si sigues sus consejos creo que puede mejorar mucho tu texto, que por otra parte me pareces interesante por el valor que supone criticar los tabúes y también por el tono humorístico que le has dado.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 22:45
  4. 4. beba dice:

    Hola, E Carreras:
    Felicitaciones por tu texto. Gracioso y ocurrente. ¡Tantos tabúes!…
    Muy bien escrito, salvo lo de “bello” en vez de “vello”. Concuerdo en todo lo que te señalan, salvo lo de las rimas; mientras no alteres el ritmo por ponerlas, todo bien a mi criterio. A veces por evitarlas se cae en el rebuscamiento.
    Adelante, y felices fiestas.

    Escrito el 23 diciembre 2015 a las 17:25

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