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La lección del espejo - por Winter Imagination

El autor/a de este texto es menor de edad

Sus piernas se movían en perfecta sincronía, tan rápido que sus pies apenas tenían tiempo de tocar el suelo. Corría contra el viento, zigzagueando entre los pinos del bosque, girando cada tanto y rozando las ramas bajas. Su pelo danzaba junto al viento, al igual que su vestido, y eso le daba una sensación de libertad que pocas veces antes había experimentado. Se sentía completa, por primera vez sentía que era ella misma al cien por ciento.
Había ido a una de las fiestas que se hacían en su pueblo. Ella nunca iba, y es un hecho que al despertarse esa mañana no planeaba ir, pero su madre había llegado con un hermoso vestido blanco y la convenció para probárselo.
Estaba radiante. El vestido era sencillo pero a la vez hermoso, se ajustaba al torso y caía suelto a partir de su cadera, hasta unos dedos arriba de la rodilla. La espalda era de encaje, por lo que se veía su piel, haciéndola lucir delicada y femenina.
La emoción y confianza en sí misma duró poco. En cuanto su pie pisó el lustroso piso de cerámica del Salón de eventos la incertidumbre la atacó como muchas veces antes. Podría haber visto las coloridas guirlandas que adornaban el lugar, o las pequeñas luces que creaban un ambiente casi mágico, o los manteles de seda, o los llamativos bocadillos que, con solo verlos, te abrían un apetito voraz. Pero no. Lo primero en lo que se fijó fue en las demás chicas del lugar, con sus peinados elegantes y vestidos ajustados que marcaban sus perfectas curvas. Ella era insignificante comparada a las otras.
Volteó bruscamente y sus ojos se posaron en el ventanal de la entrada, o más bien en su reflejo en el ventanal, y comenzó a notar todos los defectos que no había visto minutos antes frente al espejo. Fue entonces cuando, sin pensarlo, corrió. Corrió hasta el bosque. Corrió tratando de alejarse de sus problemas. Ella simplemente corrió.
Su mente volvió al presente. No quería recordar lo ingenua que había sido al verse en el espejo y creer que era hermosa. Sus pies siguieron moviéndose. Su respiración estaba agitada y su corazón trataba de seguirle el ritmo. De pronto, se detuvo. Estaba en el Claro de los espejos. Un espacio abierto rodeado de arboles, formando un círculo perfecto; y en cada árbol había un espejo, colocados allí por un grupo de estudiantes como un proyecto para una clase.
Caminó con pasos inseguros hasta el centro y comenzó a observar alrededor. En todo lugar, en todas las direcciones, estaba ella, su reflejo. Su cabello ahora estaba despeinado y su cara resaltaba al estar roja por el cansancio y el esfuerzo físico previamente realizado. Era un desastre. Pronto todo sentimiento de libertad se desvaneció, como si el viento se hubiese arrepentido de habérselo otorgado y lo hubiese reclamado de vuelta.
Era un desastre. Un feo desastre. ¿Por qué no podía ser hermosa como las otras chicas?
Enfurecida corrió hacia uno de los espejos y le dio un golpe, ocasionando que éste se agrietara y algunos fragmentos cayeran sobre el césped. Se mantuvo unos segundos parada allí, observando su reflejo ahora distorsionado por las grietas en el espejo, hasta que comenzó a sentir pequeñas punzadas en la mano y un líquido frío recorriéndola. Bajó la mirada y se sobresaltó un poco al ver sus nudillos sangrando y algunos pedazos de vidrio insertados en su piel. El espejo le había hecho daño. No. Ella se había hecho daño al golpear al espejo. Observó los otros espejos que la rodeaban antes de volver a fijar la mirada en el que acababa de romper. Todos reflejaban lo mismo; todos la reflejaban a ella; pero el que rompió la hacía lucir más deforme, y ella ocasionó eso al romperlo y hacer que la imagen se desfigurara. Ella desfiguró su reflejo en algo más feo.
Ese día quedó grabado en su mente para siempre, porque fue cuando lo comprendió. Ella se había visto hermosa la primera vez que se vio en el espejo con aquel vestido, pero la segunda vez se vio más fea, y había sido justo después de compararse con las demás chicas. Ella había desfigurado su propio reflejo.
Así aprendió que el espejo a veces miente. Ella era hermosa cuando así lo creía, y lo mismo sucedía cuando se veía fea. Por eso aprendió a no creer en los espejos, y confiar en sí misma. Porque ella era hermosa, siempre lo fue.

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5 comentarios

  1. 1. Caciba dice:

    Muy buena la idea de tu relato. Has descrito muy bien la ilusión de la chica cuando se encamina hacia la fiesta, la desilusión cuando se compara con las otras muchachas y la amargura cuando escapa al bosque y se encuentra con los espejos. Y me gusta mucho la resolución final. Nosotros mismos podemos ser nuestros peores enemigos, deformar lo que somos, es muy importante la autoestima.
    Sobre la forma: creo que está todo bien, yo no te puedo decir otra cosa, puede que algún compañero pueda darte algún consejo. Me gusta, en especial esta frase: “pronto todo sentimiento de libertad se desvaneció, como si el viento se hubiese arrepentido de habérselo otorgado y lo hubiese reclamado de vuelta”.
    Enhorabuena, un gusto leerlo.
    Un saludo

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 16:47
  2. 2. Saldivia dice:

    Saludos, Winter. Al principio el relato me remitió un poco a cenicienta, sobre todo la llegar a la fiesta y compararse con las otras chicas. El reto de este mes creo que de alguna manera propicia esas asociaciones con los cuentos de hadas. No obstante, al llegar al claro de los espejos, el relato cambia, se vuelve más intimista y se decanta por las moralejas de autoestima; lo cual me gustó ya que escapa al esquema que me había hecho al leer la primera parte. Me llamó la atención el término guirlanda, en el DRAE aparece como correcto pero desusado. Me pareció refrescante tu relato, me agradó leerlo. Saludos!

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 17:21
  3. 3. Majose dice:

    Hola! Un relato que juega con las emociones, me hace pensar e una adolescente insegura y agobiada por sus propios miedos que se ampara en la búsqueda de la libertad para no enfrentarlos. Me gusta su estructura y el desencadenante del conflicto interior que provoca tomar la decisión de no volver a huir.
    Hay una frase “En cuanto piso el lustroso piso…..” que a mi parecer es demasiado larga.
    Me ha gustado mucho.

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 19:27
  4. 4. gladys ruibal dice:

    Hola! Al inicio el relato está encaminado, jugando un poco con lo real y la fantasía. Por momentos no es muy claro y para mi gusto hubiera querido saber un poco más del personaje, algún detalle que me revelara por que está en esa situación de inseguridad. En general es un buen relato.

    Escrito el 27 diciembre 2015 a las 21:30
  5. 5. Guiomar de Zahara dice:

    Felicidades para este año y todos los venideros.
    tu relato al principio me pareció un cuento en versión moderna. Pero inmediatamente me setí identificada con el personaje y ya no paré hasta el final
    ¡¡¡Enhorabuena!!!

    Escrito el 4 enero 2016 a las 11:47

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