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"El espejo y el bosque" - por Antonio Morales García

Web: http://antoniomorales-relatos.es

El autor/a de este texto es menor de edad

Siempre he visto alguna vez, querido amigo, que las personas más grandes no son las más altas, sino las más sinceras, —ssshhh, se llevó el índice a los labios— calla, déjame hablar, mira en ese espejo, ¿Qué ves? —ssshhh— calla. ¿Ves una gran persona? Piensa —silencio— piensa.
— ¿Qué ves?
El niño pensó un momento.
—Me veo yo.
— ¿Qué, puedes repetírmelo?
—Me veo yo.
El duendecillo amplió la comisura de sus labios hasta las orejas puntiagudas.
— ¿Ese eres tú? Piensa, ¿realmente eres tú o eres el que está delante del espejo?
—Si lo dices así… —dudó— ese no soy yo.
—Entonces ¿por qué me dijiste en el bosque que me llevarías a un lugar mejor?, debes de mirar a la gente por dentro, por fuera, a veces, no son más que un simple espejo que refleja lo que queremos ver. Debes de ser más sincero contigo mismo amigo, este no es un sitio mejor. Es mejor para ti, pero no para mí ni para todo el mundo. Mi vida es el bosque, mi familia los árboles. —El niño agachó la cabeza y el duende se subió en una mesa y con su larga falange le levantó el mentón—. ¡Mírame chico, mírame a los ojos! —Las lágrimas contorneaban su finos pómulos sonrosados— Tu no querías hacerme daño, lo sé, pero el lugar de donde vengo es mi lugar, al igual que el tuyo es este. ¡Eh, mírame por favor! —El chico miró, el duende abanicó sus orejas y en el espejo apareció un bosque, era todo de un verde intenso, una carretera serpenteante lo dividía en dos y una ligera neblina se extendía desde el cielo— ¿Crees que soy bueno? —El chico con los ojos húmedos asintió con la cabeza— Lo dices porque me ves en el espejo.
—No… no… te veo delante de mí.
El duende retrocedió sus puntiagudos soplillos, se encorvó estirándose tanto que unas aletas le abrieron paso en su verde espalda, sus piernas crecieron tres veces más de lo que eran y se fortalecieron, la pequeña mandíbula se le pronunció tanto que los colmillos inferiores sobresalían de la boca y los ojos se volvieron rojos como el fuego. —La voz se le volvió ronca— ¿Me traerías aquí si me hubieses encontrado así?
—Al niño se le aceleraron las lágrimas y se hizo pis encima, los ojos se le enrojecían de frotarse con las mangas del chaleco dejando una imagen capaz de enternecer al más temido de los diablos…
—Contesta ¿Me hubieses traído así? —Dijo el duende mientras contorsionaba todo su cuerpo verde y fibroso mirando hacia todos lados desde sus ojos saltones. —Contesta enano, ¿Me hubieses traído?— le repitió babeante y acercando su cara a la del destrozado niño.
— ¿No? —Preguntó el niño entre dientes tintineantes y con los ojos tan apretados que se le formaban arrugas.
— ¡El que pregunta soy yo!
El duende agarró fuerte al niño por los brazos y su boca babeante se acercaba a su cuello. El niño gritó e intentó zafarse sin éxito.
Unos pasos se escucharon por la escalera, cada vez más cerca y más cerca, el niño miró hacia el picaporte que giraba solo ante él, detrás había alguien.
Susana, la madre de Guille entró en la habitación y el niño se le abalanzó con los brazos estirados y la cara chorreando en lágrimas.
— ¿Qué te ha pasado cariño? —Dijo su madre mesándole el pelo— ¿Otra vez ha venido tu amigo imaginario? Te he escuchado llorar desde el salón.
Susana se acercó a la cama, la destapó y cogiendo a su hijo embrazo lo metió entre las sábanas, lo tapó con las mantas y le contó un cuento. Uno de esos cuentos donde el bueno no es tan bueno ni el malo tan malo. Susana lo miraba con amor, cuando él cerró los ojos, ella le dio un beso, se levantó de la cama y apagó la luz, una sonrisa babeante salió de la boca de aquél duende que se hizo pasar por niño, mientras que la sangre del verdadero Guille estaba llegando a la pata de la cama. Ya se lo dijo, no mires el espejo, mira dentro.

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5 comentarios

  1. 1. Emma dice:

    Hola Antonio.
    Me atrevo a hacer algunos comentarios sobre tu texto. Creía haber entendido que se pedía hacer comentarios de los 4 o 5 relatos anteriores o posteriores al de cada uno, el tuyo es el siguiente al mío, así que paso a hacer mi comentario, De todas formas lo habría hecho, pues además de haberme gustado leerlo (me ha cautivado desde la primera linea), he estado a punto de enviar un cuento sobre un amigo imaginario, en este caso podríamos decir que real, del que mi hija hablaba cuando era pequeña y que durante muchos años fue su compañero de juegos.
    Una bonita historia y muy bien contada, has conseguido que vea al duendecillo, aunque dado mi aversión a la sangre habría preferido otro final.
    También tengo algunas críticas(espero que no te las tomes a mal). En primer lugar comentarte que no pretendo dar lecciones pues escribo desde hace muy poco tiempo y como es lógico también cometo mis errores, ortográficos, puntuación, redacción, etc.
    Al principio del texto falta el guión que abre el diálogo y cuesta entrar en el mismo. La primera parte del texto se hace confuso debido al mal uso de los guiones. Con respecto a ellos, te aconsejaría que revisaras las formas correctas de usarlos. Para mi es el único fallo a destacar en tu relato.
    Bueno algo más, donde escribes ¿Qué, puedes repetírmelo? deberías escribir ¿Qué?, ¿puedes repetírmelo.
    Espero seguir leyéndote, me gusta tu forma de hacerlo, espero aprender de ti y de otros muchos que participan en estos talleres. Te invito a que leas mi cuento es el 118.
    Felices Fiesta y hasta el año próximo, ya que tengo la ilusión de seguir enviando mis cuentos para los talleres.
    Un gran saludo.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 15:07
  2. 2. Ioakim dice:

    Hola Antonio, tu relato me ha gustado mucho y me ha mantenido en vilo todo el tiempo. Me ha encantado las frases del duende aunque coincido en el anterior comentario en que ha podido ser un poco confuso, pero se entendía a la perfección.
    Tenía muchas ganas de ver por qué tu cuento era para mayores de dieciocho y me he tenido que aguantar la curiosidad hasta el final, cosa que ha merecido la pena puesto que aunque me esperaba la muerte del pequeño, me ha sorprendido cómo lo has narrado.

    Te invito a que leas mi relato, el número 14 aunque es el primero que mando y seguro que cometo los típicos errores de principiante, pero me gusta pensar que seguimos habiendo jóvenes que nos gusta escribir. Un saludo!

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 21:47
  3. 3. Wiccan dice:

    Buenas Antonio,
    Tengo que confesar que me ha gustado y me ha sorprendido tu relato, no se si ha sido tu forma de escribirlo y que no me fijé que el relato era para mayores de 18 pero el principio de la historia me hizo suponer que iría por un lado y al final me lo transformastes al otro. Lo que más me ha gustado es el momento en el que el duende empieza a transformarse, realmente con esa transformación paulatina también se transforma el tono del relato, algo que me parece que está muy logrado. Y puesto que en un primer momento pensé que el duende estaba intentando darle una lección al niño sobre la importancia del “interior”, la transformación me pareció parte de esa enseñanza hasta el macabro desenlace final. Vamos, que te felicito puesto que el relato está muy bien llevado en cuanto al contenido.
    En cuanto a forma, creo que lo más importante te lo han comentado ya, algunos signos de puntuación los cambiaría, los diálogos están como desordenados, incluso utilizas un signo de diálogo cuando no existe ese diálogo (“—Al niño se le aceleraron”), peropor lo demás creo que es muy correcto. El vocabulario que utilizas es variado y hace la lectura ágil. Te felicito por el resultado.
    Gracias por compartir tu relato y felices fiestas!!!

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 17:12
  4. 4. Saulo dice:

    Hola Antonio,
    Muy entretenido el relato. Es cierto que parece que hay algunos errores en la puntuación… pero en qué relato no los hay. Siempre hay algo que se nos escapa.
    Historia bien escrita, original y cautivadora.

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 16:03
  5. 5. beba dice:

    Hola, Antonio:
    Muy buena tu historia, desde el comienzo, más bien amable, hasta la transformación y puesta en peligro del chico; y ni hablar del desenlace, manejado en forma magistral.
    Salvo los errores de la puntuación de diálogo, un cuento excelente.
    Felices Fiestas.

    Escrito el 29 diciembre 2015 a las 16:53

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