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Un engaño que marca. - por R. R. Gómez

El autor/a de este texto es menor de edad

—Ya tengo su dinero, ahora, cumpla con su parte —dijo Dante con decisión. Caminaba por la calle con un maletín y sentía el teléfono incómodo en la oreja.
—No tengo más remedio que hacerlo —explico el secuestrador, y en la llamada se oía su voz distorsionada cargada de satisfacción.
—Dígame entonces cómo llegó. No me gusta perder el tiempo.
—¿Quiere terminar tan rápido con esto?
—Quiero a mi esposa sana y salva—le contestó Dante. Cerró la puerta del coche.
—La tendrá —el secuestrador bajo la voz—. Está desesperada por verle —Sonó la voz de una mujer gritando. Emma, la esposa de Dante, pidiendo ayuda.
—¡Dígalo de una maldita vez!
—Está bien. Tendrá que venir al sitio donde ella y usted se enamoraron. Piénselo bien Nada de policías, lo sabe. Tiene una hora.

***
Su mujer estaba secuestrada en un bosque.
Ya estando en aquel lugar donde los árboles se erguían encima de la carretera, se metió en un sendero con el coche y lo detuvo cerca de una roca inmensa. Los recuerdos empezaron a surgir. En esa roca fue donde por primera vez la beso. Se bajó del coche, con el maletín agarrado firmemente y empezó a caminar hacia el lago.
Cuando entro en el prado un recuerdo cruzó por su cabeza. En este terreno con el crepúsculo dejándolo en penumbras, llena de flores y hojas hermosas, fue donde tuvieron su primer picnic. En ese lago fue donde se bañaron muchas veces. En esa cabaña fue donde… bueno… resolvieron muchos asuntos.
Sentía un ligero sentimiento agridulce y una ansiedad por sentir a su mujer al lado. Entró a la cabaña. En ella, había una mesa polvorienta y encima de esta una llave inglesa oxidada. En la pared, había un espejo tan grande como una puerta.
Sonó su celular. Dante lo revisó. Un nuevo mensaje, decía:
“La encontrará donde pueda destruirse usted mismo”
Se quedó pensativo y se miró en el espejo.
A continuación, agarró la llave inglesa e hizo añicos el cristal.
El marco estaba pegado a la pared, se dio cuenta Dante cuando la agarro para cruzar por un hueco, entre los crujientes pedazos de cristal. Entró en una habitación oscura, con mesas alborotadas de computadoras y con un solo bombillo que oscilaba lentamente y desprendía luz para… donde estaba Emma.
Corrió y ya cuando estaba a su lado, empezó a decirle que ya estaría bien. Ella estaba débil. Se le veía deshidratada. Estaba atada y callada por una cinta adhesiva en la boca. Sus ojos brillaban agotados. Negaba con la cabeza.
—¿Qué? —musito Dante.
Empezó a moverse salvajemente en la silla. Atrás de Dante, se escuchó el sonido de la pistola al quitarse el seguro.
—Dese la vuelta —La voz electrónica volvió a aparecer—. Rápido.
Dante así lo hizo y observó al secuestrador encapuchado con un odio ascendente.
—¿Tiene los dólares? —preguntó el secuestrador.
—¿El millón? Claro —dijo Dante y levantó el maletín.
—Pásamelo.
Dante no se lo paso. Con fuerza, estrelló el maletín contra la mano donde el secuestrador tenía la pistola levantada. Esta cayó al suelo. Dante le dio una patada al secuestrador y este se derrumbo al suelo, chillando de dolor. Dejó el maletín en el suelo y cogió la pistola con las dos manos. El secuestrador se levantó, pero ya Dante estaba apuntando con la pistola.
—Creo que este lugar será tu tumba, idiota —dijo Dante y disparó.
Alguien cayó al suelo.
No fue el secuestrador.
Fue Emma.
Ella se había zafado de los alambres que la ataban y corrió para cubrir al secuestrador, justo cuando Dante disparó. Ahora se encontraba tirada en el suelo, agonizando. La camiseta que llevaba puesta se llenaba de sangre.
—¡NO!— grito Dante.
— Lo siento… Dios… no pensaba que pasaría esto…— empezó a decir el secuestrador.
Este cogió el maletín y se largo por el hueco.
Dante no le importó que se largara. Su celular no tenía señal. Se sentó en el suelo y puso la cabeza de su esposa en el regazo y le quitó la cinta que tenía en la boca. Lloraba y ella, intentaba respirar.
—No te me mueras, perdóname cariño—dijo Dante, sollozando.
—Estoy bien. Estoy contigo, amor. —murmuro Emma. Tosió. Un hilo de sangre cruzó su mejilla— No llores. Era algo que tenía que hacer.
—¿Por qué lo hiciste?
Y entre respiraciones agitadas, musitó:
—Porque no podía permitir que matarás a nuestro hijo…
Ella dejo de respirar y la vida de Dante se hizo añicos, como el espejo que había roto.

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5 comentarios

  1. 1. Vardolac37 dice:

    Saludos R.R. la trama me gusta, tiene fuerza y se entiende fácilmente. Lo único que deberías cambiar es en los diálogos, utilizas la palabra musitó en vez de dijo, es más fácil la segunda para que no le quite el ritmo. Lo demás me gusta.

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 17:54
  2. 2. Vardolac37 dice:

    Gracias R.R, no sabes lo que has hecho con tu opinión, te doy las gracias. Siempre habrá ese sustico de que a alguien no le guste lo que escribes. Tendré en cuanta tus consejos y también espero más historias tuyas. Es mi primera vez en este taller y tengo la esperanza de recibir ayuda como ya lo estoy haciendo.

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 20:09
  3. 3. Verso suelto dice:

    Buen relato, te mantiene intrigado desde el inicio. Quizá el final esté un poco pasado para mi gusto, pero es una cuestion de opiniones. Te felicito porque comprimir un relato de este tipo en tan poco espacio tiene mucho mérito.
    Te felicito.
    Si quires y puedes pásate por mi relato, es el 137

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 19:12
  4. 4. Mª Luisa Pérez dice:

    Es un relato muy interesante, pero creo que debes repasarlo más antes de darlo por finalizado. Repites muchas palabras próximas y los tiempos de los verbos tampoco se ajustan en ocasiones.
    El final me ha gustado mucho pues que la mujer cubra al secuestrador, desconcierta bastante, hasta el final, claro. También lo de destruirse así mismo refiriéndose a la imagen del espejo es muy acertado
    Creo que en vez de alborotadas mesas, sería atiborradas y alguna cosa más. Faltan acentos y sobran palabras. Enhorabuena.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 18:32
  5. 5. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Rolando, tu relato lo lei de un solo golpe y mira que casi me noqueas con ese final trágico. Gracias por pasaar por mi relato. lo mismo que mencionas en el mio el tuyo me atrapó desde el tprimer diálogo. El final lo veia venir pues todas las pistas te guiaban a la conclusion de que el secuestrador conocia la vida de ambos personajes a la perfección: me gustó.

    Felicidades para ti y todos los tuyos en estas fiestas.

    Escrito el 23 diciembre 2015 a las 14:28

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