Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Suficientes palabras - por Sam B

Él se dejó caer, con la respiración agitada, a los pies de un montículo surcado por raíces que, como equivocadas de camino, salían de la tierra y volvían a ella. Ella le colocó la mochila bajo la nuca y se sentó a su lado. La chica había escuchado cómo algo se rompía y sacó de uno de los bolsillos laterales de aquella bolsa de deporte los fragmentos, angulosos y afilados, de lo que había sido un espejo de mano.

—Alba, Alba. Creo que oigo sirenas.

—No, cariño, estamos muy lejos de la carretera, en medio del bosque. Es la paranoia, tú duerme —dijo ella mientras veía parpadear, a lo lejos, luces rojas y azules.

Alba se ajustó el cuello del abrigo y echó su aliento sobre las puntas de los dedos que, agarrotados, sobresalían de los mitones. Las horas pasaron mientras ella, acurrucada, le acariciaba los cabellos a su compañero, como si a través del tacto, de sus manos agrietadas, pudiera decir todo aquello para lo que no tenía suficientes palabras en la cabeza.

Colocó un cigarrillo entre sus labios y, al ver la lengua macilenta del mechero delante de su nariz, decidió echar un vistazo a los cabellos que acariciaba. La llama avanzó y, como empujando las tinieblas con un esfuerzo inmenso, hizo aparecer un rostro sereno y pálido. Alba le colocó un trozo de espejo sobre su labio y vio cómo el cristal se empañaba.

—¿Por qué me sobas la cabeza? —dijo él, despierto tras un ataque de tos que le desgarraba la garganta.

—Para que no se me enfríen los dedos, hombre.

—Alba —tosió otra vez—, no creo que lleguemos.

—Sí que lo haremos. Cuando el sol despunte bajaremos por esta ladera. Luego cogemos el tren y nos vamos.

—¿El tren? ¿Qué tren? Quita, quita. Nos llevamos un coche y ya está. Total, el mal ya está hecho.

—Escúchame. Cogemos el de cercanías, ese pequeño y que hace ruido y que se le descascarilla el techo con los traqueteos. El que pasaba por delante de casa de tus padres. ¿Te acuerdas?

—Claro que me acuerdo —se rio muy bajo y, acto seguido, escupió flema y sangre—. ¿Por qué ese?

—Porque pasa por todos esos pueblecitos al borde del mar. Esos con las casas bajitas, cuadradas, con los porches y las fachadas pintadas de blanco y de azul, como el agua y su espuma. Allí desde dónde se ve el mar dibujando un arco inmenso en el horizonte y no hay otra cosa que el silencio de los pescadores y una sábana infinita de chispas que el sol arranca del agua cuando está a punto de esconderse.

—Cuando te pones a hablar…

—¿Qué quieres decir?

—Que sabes muchas cosas y muchas palabras. Y yo no. Que a lo mejor no deberíamos habernos quedado juntos. Que te deberías haber ido a otro lado. Que hay gente que quiere escuchar todas esas palabras y no es que yo no quiera, pero no sé qué decir. Quisiera responder algo y no puedo y me entra mucha pena cuando hablas así. Hay gente que querría comprar palabras como esas.
Alba se quedó callada y siguió removiendo la maraña de cabellos ondulados.

—Espera, ahora tengo dinero —bromeó dando palmadas a la mochila—. ¡Yo te las compro!

—¿Pero quieres ver el mar o no?

—Sí, claro que sí. Haremos eso. Cogeremos el tren y veremos el mar.

—Y nos iremos lejos, hasta donde lleguen las vías.

—Sí, eso. Lejos, muy lejos. Pero ahora creo que me voy a callar. Quiero rezar algo, algo que recuerde. Mi abuelo, cuando se hizo viejo, tan viejo que no podía casi andar, se colgó un rosario al cuello y no se lo quitaba de ninguna de las maneras. Creo que ahora lo empiezo a entender.

La letanía empezó como un susurro que acompañaba al viento y acabó siendo un recuerdo perdido en el silencio de las primeras luces del amanecer. Alba puso el espejo de nuevo sobre el labio. El cristal no se empañó.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

7 comentarios

  1. 1. CARMELILLA dice:

    Hola Sam B, ¡Muy buen relato!, me gusta y mucho, concentra la atención perfectamente en esos momentos duros y determinantes por los que discurre la escena, su buen ritmo, su sonoridad, la utilización adecuada del diálogo, todo me hace seguirlo con interés. Y el contenido, esa relación de amor y apoyo hasta el final, tierno, entrañable y envidiable. Su lectura deja con ganas de conocer (aunque se pueda prever) el previo a la escena concreta.
    ¡ Muy bien hecho!
    Saluditos y buenas fiestas.

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 18:34
  2. 2. M.M.Puig dice:

    Hola Sam. Bonito relato, conmovedor y muy poético. Se puede intuir la situación e incluso vislumbrar algo de la personalidad de los protagonistas a través del dialogo. No sé si es lo que pretendías, pero yo me imagino a Bonnie acompañando a Clyde en sus últimas horas. Me gustaría hacerte un comentario más extenso, pero lo veo impecablemente escrito, así que poco más puedo añadir.
    Felices fiestas y mis mejores deseos para el próximo año.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 18:10
  3. 3. omunicio dice:

    Hola Sam, me ha gustado tu relato. Buen ritmo. Deja entrever lo que ocurre. Leyéndolo apetece conocer más a los personajes y todo lo que ha ocurrido, quizás hubiera dado un poco más de información a ese respecto aunque hubiera sido de forma sutil, aunque con la extensión máxima de los relatos es complicado.
    Felices fiestas.

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 09:52
  4. 4. Veronica Murillo dice:

    Hay para quienes, en toda la vida, “ese” momento es el único que importa y esas palabras son las únicas que cuentan. Son suficientes. Para que más, si todo el cariño y el dolor están amontonados en esas últimas horas.

    Escrito el 23 diciembre 2015 a las 02:13
  5. 5. beba dice:

    Hola, Sam:
    ¡Qué relato tan bonito!¡Y qué buena construcción!
    Felicidades por este cuento lleno de amor, esperanza y poesía.
    Los mejores augurios para las Fiestas.

    Escrito el 24 diciembre 2015 a las 02:24
  6. 6. Veronica Murillo dice:

    Sam B, estoy reconstruyendo mi blog y me encantaría que me dieras permiso de publicar tu cuento.

    Escrito el 28 diciembre 2015 a las 02:02
  7. 7. Sam B dice:

    Gracias a todos por los comentarios. Me alegra mucho que os haya gustado el relato, así como comprobar que se entiende lo que no he contado de forma directa.

    Y Verónica, me resulta halagador lo que me comentas. Si te parece bien, me gustaría hablarlo en privado (y me comentas un poco de que va el blog y esas cosas).

    Un saludo y gracias de nuevo.

    Escrito el 30 diciembre 2015 a las 21:52

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.