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Perder el miedo - por Miranda

Web: https://mycatapultaliteraria.wordpress.com

Abrió el cajón de la cómoda. Allí estaba. Era una caja ovalada de nacar enmarcada en oro de unos siete centímetros, una pieza de coleccionista, recuerdo de uno de sus múltiples viajes.

Al abrirla en la parte inferior tenía un recipiente para polvos de maquillaje y en la parte superior un espejo. Se había mirado tantas veces en los buenos tiempos, que le parecía imposible que pudiese devolverle una imagen que no fuese la que recordaba.

Pero hacía mucho que no se miraba, ni en ese, ni en ningún otro espejo. Desde aquel maldito día.

Se había propuesto romper con aquella época oscura y decidió que debía empezar por volver a reconocerse a sí misma y hacer frente a su imagen y a sus miedos.

Cogió la cajita en sus manos, la miraba como si tuviera todas las respuestas, con la mirada perdida, necesitó respirar hondo. Las manos le temblaban y las imágenes que venían a su cabeza le hacían daño. Las desechó, no quería recordar. Pero la carrera por el bosque era como una obsesión. Todo había empezado una tarde divertida en una casa rural. El fin de semana parecía prometedor, habían ido en busca de la naturaleza en un pequeño pueblecito en la montaña, rodeado de bosques. Lo hacían a menudo descubriendo pequeños paraísos. Habían alquilado la casa y como hacía frio, quisieron encender la chimenea, pero se dieron cuenta de que apenas había leña, rebuscaron por la casa y lo que encontraron fueron herramientas: hachas, palas, cuerdas y otros aparejos, así que decidieron ir a buscar leña antes de acomodarse delante del hogar.

No contaban con la niebla que de pronto cayó y los desorientó, de repente se encontró sola, dando voces para encontrar a Juan, que no contestaba. No sabía dónde se encontraba, el maldito móvil no tenía cobertura y la noche caía.

–¡Juan!, ¡Juaaaaan!

El eco, era la única respuesta a sus gritos, a lo lejos le pareció oir disparos. ¿Serían los cazadores?, esperaba que no. A quien se le iba a ocurrir disparar con aquella niebla, solo le faltaba que la confundieran con un animal y le disparasen.

Entornó los ojos para ver si vislumbraba algo, le pareció ver más luz en dirección sur. Echó a correr apartando las ramas a su paso. Oyó otros pasos corriendo en la misma dirección, le pareció que le gritaban algo, pero no entendía y solo quería llegar a la luz, de repente una sombra grande y oscura salto sobre ella, el dolor le hizo perder el sentido, entre la bruma de la inconsciencia le pareció oír otro disparo.

De eso hacía más de un año. El cazador que la había salvado del lobo no había podido evitar que le deformara la cara. Un año de operaciones, medicamentos y terapias.

Le decían que ya tenía un aspecto normal, pero seguía sin atreverse a ver su nuevo aspecto

Juan le había dado un ultimátum, él también se había roto una pierna en la zanja donde cayó pero trataba de volver a tener una vida normal, ella sin embargo se había escondido en sí misma y no era capaz de hacer frente a sus miedos. No le dejaba visitarla, solo hablaban por teléfono.

O se miraba al espejo y hacía frente a sus miedos o también iba a perder a Juan.

Abrió la cajita y poco a poco fue dirigiendo el espejo en dirección a su cara. Se quedó mirando a la persona que se reflejaba, le recordaba a su madre, estaba ojerosa y tenía un color raro, un poquito amoratado en la parte derecha de la cara, y quizá un poco hinchada, pero realmente no era el monstruo que temía.

Se puso a llorar, no sabía si de pena o de alegría, de pena no tanto por verse menos agraciada como por darse cuenta de cómo había perdido tanto tiempo, tanta energía y tantas oportunidades de disfrutar la vida, en los últimos tiempos. O quizá las lágrimas fueran de alegría por haber perdido el miedo y por haberse reencontrado en aquella imagen que solo necesitaba unos retoques para poder enfrentar el mundo de nuevo.

Cuando se hartó de llorar dejó el pequeño espejo sobre el mueble y descorrió el paño negro que tapaba el gran espejo de la cómoda. Se miró a través de las lágrimas con una sonrisa que parecía una mueca. Había perdido muchas cosas en los últimos tiempos, pero se alegraba de haber pedido una: el miedo.

Descolgó el teléfono y llamó a Juan.

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8 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola Miranda
    Aquí van unas pocas sugerencias que me gustaría aportar sobre tu buen cuento, espero que no te lo tomes a mal:
    ————Nacar con tilde: nácar
    ————Cogió la cajita en sus manos. La miraba como si tuviera todas las respuestas, con la mirada perdida. Necesitó respirar hondo.
    ————frio con tilde: frío
    pero se dieron cuenta de que apenas había leña, rebuscaron por la casa———————— yo creo que mejor así: (…) apenas había leña. Rebuscaron por la casa (…)
    ————No contaban con la niebla que de pronto cayó y los desorientó, de repente se encontró sola, dando voces para encontrar a Juan, que no contestaba.————— esta frase me resulta confusa, empiezas hablando de gente en plural y luego de repente de alguien en particular…
    El eco, era la única respuesta a sus gritos, a lo lejos le pareció oir disparos.——————— sugiero escribirlo de esta forma: El eco era la única respuesta a sus gritos. A lo lejos le pareció oír disparos.
    A quien se le iba a ocurrir disparar con aquella niebla—————– creo que faltan los signos de interrogación y una tilde en la palabra quien: quién.
    Yo creo que, en general, se podría redactar el cuento de una manera mejor, hacen falta puntos y seguidos para separar algunas frases y no comas, porque eso hace que se amontonen demasiadas ideas o acciones en una sola frase.
    El cuento es bonito y entretenido, narra una historia de superación personal y de luchar contra el miedo que se genera dentro de la propia persona, que podría ser el mayor de los miedos que existen.
    Un saludo

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 19:46
  2. 2. lunaclara dice:

    Hola Miranda: siempre me conmueven tus relatos, tienes ese poder. Y este no iba a ser menos.
    Me encanta esta historia de superación y cómo vas desvelando poco a poco lo que ha pasado. Lo has escrito muy bien.
    José Luis ya te ha dicho bastantes cosas. Por eso no voy a repetirme.
    Felicidades y Feliz Navidad!!

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 15:18
  3. 3. Roger/NHICAP dice:

    Hola Miranda,
    Buen relato, consigues ir mostrando las situaciones de manera adecuada, tanto las descripciones, por ejemplo la caja de nácar, como la evolución del estado psíquico de la protagonista. Bien estructurado, comprensible y ritmo.
    No obstante, en cuanto a forma admite ciertas mejores. José Luis ha expuesto algunas y hay va otra:
    Se aprecia, al menos yo así lo veo, cierta prevención a utilizar párrafos largos. Fíjate, comienzas con cuatro puntos y a parte en solo las nueve primeras líneas del texto.
    En mi opinión, el tercer y cuarto párrafos quedan mejor si se incorporan, con puntos y seguido, al segundo párrafo. De esta forma, en el primer párrafo, tal como está, nos muestras el encuentro con la caja/espejo; en el segundo, con las incorporaciones citadas, muestras el sentimiento que pasa por la mente de la mujer, y en el tercero, antes el quinto, comienza la narración de la acción -“Cogió la cajita en sus manos…”-.Es solo una opinión de matiz.
    Me ha gustado como cuentas la historia, con ese estilo lleno de sentimiento.
    Felices Fiestas y un abrazo

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 12:45
  4. 4. Rêve dice:

    Hola Miranda,
    Tu relato me gustó mucho, las descripciones hacen que se imagine el ambiente sin problemas. Por otro lado, es una trama linda, supiste representar muy bien lo difícil que es superar el miedo en algunas ocasiones así como la alegría y el alivio que uno siente cuando finalmente se dejan atrás los temores.
    Ya te han hecho correcciones y sinceramente solo tengo una que agregar: al final repites el verbo “perder” y no suena bien al leerlo. Podrías redactarlo así: ” Había perdido muchas cosas en los últimos tiempos pero se alegraba de que una de ellas fuera el miedo”.
    Es una historia muy bonita y muestra lo mucho que podemos perder si no superamos nuestros miedos.
    Saludos y Feliz Navidad!

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 04:00
  5. 5. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Miranda, debo de aclarar primero que nada, que tu relato me gustó: sabes imprimir emociones y sentimientos a tu escritura. En las letras como en el buen pan hay que dejar reposar la materia prima para que alcance la textura deseada. Un poco de reposo a tu relato resaltaría los cambios necesarios al revisarla. Enhorabuena y Feliz Navidad.

    Escrito el 24 diciembre 2015 a las 04:27
  6. Una historia muy conmovedora aunque ese episodio del lobo me dio un miedo…je je, la atmosfera te quedo genial. Se puede palpar ese tenso silencio y hasta escuchar los gruñidos del peligroso animal.
    Como te dice Roger, puedes juntar los párrafos para hacer la lectura mas corrida. Estando tan separados, se siente que la historia tarda un poco en arrancar. También te recomendaría repasar las comas pues muchas puedes cambiarlas por punto y seguido. Muchas comas detienen demasiado la lectura.
    Me encantó la trama y el ambiente, fue excelente. También la evolución del personaje me parece digna de admirar. Un excelente relato, de eso no cabe duda.
    Felicitaciones y saludos.

    Escrito el 25 diciembre 2015 a las 17:31
  7. 7. José Torma dice:

    Compañera Torbellina, llego por fin. Tu relato muy bienllevado, ese miedo patologico que tenemos algunos (con razon o sin ella) a vernos en los espejos, aqui esta mas que justificada y el valor que adquiere para sobreponerse y no perder al galan, hace que la historia sea muy facil de digerir.

    Saludos.

    Escrito el 30 diciembre 2015 a las 19:43
  8. 8. Ana dice:

    Hola Miranda,

    Muy buena historia. Se puede sentir la tensión de la protagonista ante el reto de mirarse de nuevo en el espejo y el lector sufre con ella. Muy bien plasmadas las emociones.

    En cuanto a la forma, me sumo a todo lo que te dice Jose Luis. Un buen truco es leer el texto despacio y en voz alta y verás que la lectura te indica qué signos de puntuación son los más adecuados.

    Un beso!
    Ana

    Escrito el 6 enero 2016 a las 14:40

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