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El último beso - por Miriam Torres

Web: http://historiasdethai.blogspot.com.es/

Aquella tarde lluviosa, metieron las maletas en el coche y fueron a aeropuerto. Durante el camino ni se miraron, ni se dirigieron la palabra. Él conducía intentando parar en el menor número de semáforos posible, pero hasta eso resultaba difícil. Ella miraba por la ventanilla y contaba las gotas que salpicaban el cristal, sin ser capaz de girar la cabeza para decirle “lo siento” a su compañero.

La distancia ya les separaba aunque ella no hubiese subido al avión, rumbo a una nueva ciudad y a un nuevo trabajo; y quién sabía si quizá encontraría unos nuevos amigos o un nuevo amor. Ninguno de los dos era capaz de soportarlo.

De cuando en cuando, él levantaba la vista y miraba por el retrovisor para leer las facciones del rostro de la mujer con quien había compartido tantas cosas buenas, malas, regulares y peores; pero no veía más que indiferencia. Se marchaba, eso era todo. Sin una conversación, ni un motivo… Nada.

Quizá pasasen por su mente toda clase de preguntas mortificantes, del tipo cómo he permitido esto, cómo no me he dado cuenta de que lo nuestro hacía aguas, cómo no he sabido ver que todo lo que hemos construido se derrumbaba sin remedio, y un largo etcétera.

La nula interpretación de los incómodos silencios a la hora de cenar, las ausencias mientras estaban juntos, las sonrisas forzadas, los deseos fingidos… Ni siquiera hubo un “no eres tú, soy yo”. Simplemente, hacía tiempo que había volado hacia una libertad sin él.

Ella suspiró y bajó del coche, mientras él abría el maletero. Por fin había llegado el momento del adiós. Cada pasillo de la terminal era un particular camino hacia el purgatorio, una lenta agonía que les consumía por dentro.

Seguramente se preguntasen por qué las cosas no pudieron ser de otra manera, por qué la situación no podía cambiar. Sencillamente, porque las personas no cambian. Y esa es una verdad que ninguno de los dos supo entender hasta ese instante, en el que se miraron como la primera vez y se encontraron como nunca lo hicieron.

Surgió la chispa que no habían tenido y reavivó las ascuas de un fuego que dieron por extinguido. Se besaron con pasión y desesperación mientras se anunciaba a los pasajeros que el vuelo estaba a punto de salir.

Decidieron que se fueran sin ella, que aquel no sería el último beso.

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6 comentarios

  1. 1. Nic-Is dice:

    Hola Miriam. Me encantó el último beso, que no es el último. Ese ambiente de reproches mudos es muy bueno. Los personajes son convincentes. Creo que lo del narrador testigo no se logró, pero tu relato no lo necesita. Así como está es perfecto. Te invito a que leas el mío y me pongas un consejo para mejorarlo. Es el 184.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 00:50
  2. 2. TATATA dice:

    (No tengo como usar tildes)
    Me gusto la trama, en especial el cambio sorpresivo de direccion que tiene esa relacion de amor. Es revitalizante. Por cierto que una trama asi dificilmente se logra si eres un relator testigo. A mi entender, fuiste uno omniciente.
    Tu relato, por la falta de economia de palabras, tu tendencia a cierto lirismo en tus frases me hace pensar en que lo tuyo sea el cuento largo o la novela corta. Podrias tratar.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 00:59
  3. 3. Lesly Bosco dice:

    Bueno, ¡por fin una historia con final feliz!

    Como ya te han dicho, el narrador no es el testigo.

    La narración me parece correcta, es un relato que anima a seguir leyendo aunque es un tema bastante recurrente, está bien escrito y la separación de los párrafos hace más ligera la lectura.

    Un saludo

    Escrito el 23 enero 2016 a las 00:07
  4. 4. Demetrio Vert dice:

    Hola Miriam. Gracias por leer y comentar mi relato.

    Sobre lo del narrador testigo ya te lo han dicho. Pero no importa. hablemos del relato.

    Inicias la presentación muy bién. Hay acción. Dos persinajes ponen maletas en un maletero y uno conduce evitando algo (los semaforos) El otro personaje cuenta gotas. Están haciendo cosas.

    El nudo ya no está tan bién. Es meramente descriptivo, tratando de describir unas sensaciones, unas supuestas reflexiones. No hay acción. Los personajes solo piensan. Solo el conductor mira de cuando en cuando por el retrovisor, pero esta acción no desencadena otras.

    Por fin sucede algo. Llegan al aeropuerto y bajan del ciche. Pero otra vez vuelven los ensimismamientos en sus emociones, “Cada pasillo de la terminal era un particular camino hacia el purgatorio, una lenta agonía que les consumía por dentro”. Nadie se rebela, titubea, hace algo.

    Y el desnlace, por tanto, carece de interés. Puden volver juntos o no. Pero ¿qué ha desencadenado es cambio de planes?

    Manejas un lenguaje fluido, pero me suena a redacción de clase. Los personajes se ven por lo que hacen o dicen, no por lo que se cuenta de ellos, a no ser que lo diga un personaje del cuento.

    Creo que puedes. Adelante.

    Escrito el 23 enero 2016 a las 20:38
  5. 5. Demetrio Vert dice:

    Disculpad las faltas. En este blog me pasa mucho.

    Escrito el 23 enero 2016 a las 20:40
  6. Hola Miriam. Pasé la mirada por encima del listado 31, te busqué y no te vi. Demasiadas prisas. Tú si me has localizado. Gracias.
    Te agradezco las palabras sobre mi “El último beso”. Cuando me pongo a escribir, pienso: “he de sacar algo bueno”. Luego, claro, uno es el que es y sale lo que sale, pero al menos le pongo ganas. Es cierto, algunos detalles de forma se me van. Bueno, son muchas las cosas que se me van.
    He leído tu relato y he pasado de una sensación de tristeza por algo que se rompe a la alegría íntima de comprobar que esa pareja, contra todo pronóstico, recompone su amor. El mensaje es que nunca se puede decir que algo está definitivamente perdido. Esas ascuas que permanecen ocultas, que parecen no existir, sólo necesitan, algunas veces, un pequeño detonante para que se reaviven de nuevo, y eso es hermoso. Pero vamos a tu relato. El contenido me parece muy bueno, hay que ser optimistas, aunque en la vida real es más difícil que esto pase, me refiero al final de tu relato.
    La forma puede ser mejorada. Me parece un relato rígido. El hecho de que no se dirijan la palabra durante el recorrido no hace muy creíble el desenlace, claro que tampoco se la dirigían antes. Creo que falta algo de diálogo. Más bien parece un enfado ocasional de un par de enamorados que no justifica el que ella emprenda la huida. Está bien escrito, pero yo, y es una opinión personal, no lo veo creíble. Cuando suceden estos casos, y das a entender que el problema viene de lejos, de lo que realmente hay ganas es que el otro desaparezca de tu vista.
    De todas maneras escribes muy bien. He pasado por tu blog y he leído El caso Catrina y Visita al dentista, distintos y emotivos. El segundo es más infantil, pero ambos están muy bien.
    Felicidades.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 22:06

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