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El último beso - por Caro

El autor/a de este texto es menor de edad

Sus manos, pequeñas y blancas eran contenidas en un débil abrazo por otras mucho más grandes y rugosas. En ese abrazo se encontraban dos generaciones alejadas entre sí, el anciano y la niña, reunidas en una cama de hospital. No sabía bien si mi padre era consciente de lo que sucedía, pero podía ver bien como sus ojos llenos de ternura intentaban calmar a mi niña, cuyo rostro reflejaba la confusión que sentía.

Siempre había pensado que mi padre no mostraría nunca sus sentimientos y su muerte llegaría sin llegar a conocerle del todo. Sin embargo, todo cambió cuando ella llegó.

Recordaba bien como la había arropado en su regazo la primera vez que la vio, como el milagro que era, como si en cualquier momento se pudiese desvanecer. “Gracias”, me había susurrado casi deseando que no le oyese decir algo tan enternecedor.

Más tarde, sus primeras veces llegaron. Sus primeras palabras, pasos, día de colegio. Y su abuelo siempre estaba presente para cogerle de la manita y guiarla a través de todo aquello. A la salida de la escuela, la acompañaba hasta casa, y digo acompañaba porque él nunca se comportaba como si Martina fuese alguien inferior a quien llevar y traer, sino una persona con la que conversar y disfrutar de su compañía. Durante este trayecto, él le enseñaba todo lo que sabía y ella a cambio le entregaba pequeños retazos de su vida en forma de historias.

Un día en especial, la pequeña apoyó su carita en el cristal de una papelería, mirando fijamente un joyero que al abrirse emitía música mientras una bailarina danzaba en círculos. Su abuelo abrió la puerta para que ella entrara y juntos compraron aquella cajita. Sin embargo, cuando salieron de la tienda no se la dio directamente a ella, sino que le prometió que la llenaría con todas las palabras que no podía comprender entonces, para que las leyese cuando fuese el momento. Y Martina simplemente asintió, con la total confianza que siempre demostraba tener en su abuelo como en ningún adulto más.

Ahora entiendo el porqué de todos los preparativos que se molestó en tener, de los cuales con frecuencia hacia una burla sana. A veces incluso llegaba a sentir envidia de aquel trato, aquel cariño que le daba a mi hija, el que siempre había deseado que me diese a mí.

Pero en aquel momento, frente a la cama de hospital lo comprendí todo. Abrí la caja de música amarilla, con un osito danzarín, para hacer sonar la misma canción que contenía la de Martina y me la encontré repleta de pequeños sobres, firmados con la letra de mi padre. Era la cajita que yo misma había elegido a la vuelta de un día de colegio.
La nieta se inclinó sobre el abuelo para darle un último beso mientras una lágrima salpicaba la primera frase de una de las cartas extraída del pequeño sobre.

“Siempre te he querido y siempre te querré”.

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7 comentarios

  1. 1. Libertad Zaid dice:

    No se que decir además que me has dejado los ojos llenos de lagrimas.
    Es que has creado un relato tan enternecedor y a la vez tan realista…
    Me gusto mucho que usarás el elemento del beso para mostrar una despedida de amor, pero un amor distinto al romántico (evitando un cliché ) para uno fraternal.
    Felicidades caro!
    P.D: Tú relato me recuerda un poco a la nueva película del “principito”, por la relación de la niña con el aviador (esa película me llegó a los “feels” :'( )

    Escrito el 18 enero 2016 a las 22:38
  2. 2. Conchi dice:

    Hola Carol:
    Bonita historia. Hay tanta gente que no sabe demostrar sus sentimientos, que resulta muy común tu personaje, y a la vez resultón.
    Has trabajado bien el Narrador que se nos pedía, “Testigo” me ha parecido bien el ritmo que le has dado, se lee facíl, y la largura de las frases.
    Felicidades

    Escrito el 21 enero 2016 a las 09:28
  3. 3. Miranda dice:

    Hola Carol:
    Una historia muy tierna y muy real, escrita con mucha sensibilidad. A mi también me ha llegado a emocionar y me ha recordado una vivencia en la que la cercanía de la muerte, también despertó la capacidad de mostrar ternura de una persona muy cercana.
    Felicitaciones.
    Gracias por tu comentario en mi relato

    Escrito el 21 enero 2016 a las 14:37
  4. 4. Lemo dice:

    Hola Caro:

    Relato muy sentimental y muy real. Hay mucha gente que nunca llega a conocer de verdad a sus padres hasta que se van.

    En cuanto a la forma, hay que trabajar ciertas cosillas.
    Por ejemplo en esta frase:

    “Siempre había pensado que mi padre no mostraría nunca sus sentimientos y su muerte llegaría sin llegar a conocerle del todo. Sin embargo, todo cambió cuando ella llegó.” Hay mucho llegar , tres veces casi seguidas. Por ejemplo podrías poner algo como:

    “Siempre había pensado que mi padre no mostraría nunca sus sentimientos y su muerte acaecería sin llegar a conocerle del todo. Sin embargo, todo cambió cuando ella nació.”

    También se me hace difícil usar la palabra abrazo cuando nos referimos a las manos.Y algún detalle mas.

    Está claro que tienes madera, solo hace falta pulir la forma.

    Felicidades

    Escrito el 21 enero 2016 a las 16:47
  5. 5. Caro dice:

    ¡Muchas gracias a todos!

    No lo incluí en el reto porque no sabía muy bien si había conseguido el narrador testigo, al ser la madre en parte un personaje con su importancia.

    Gracias Lemo por las correcciones, llevas razón, en el próximo relato intentaré prestar más atención a cosas de ese tipo.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 17:34
  6. 6. Cryssta dice:

    Hola Caro, te felicito por tu relato, es muy bonito. Te diré lo que yo he visto que se puede mejorar:

    – Un abrazo siempre se da con los brazos, nunca con las manos, de ahí el apunte que te ha hecho Lemo.
    – Como hablas de dos generaciones la frase correcta sería “En se abrazo se encontraban dos generaciones alejadas entre sí, abuelo y nieta, reunidas en una cama de hospital” y ahí yo iría bien un punto y aparte.
    – “No sabía si mi padre…” el “bien” sobra
    – Tiene razón Lemo en lo de tanto “llegar”, una opción algo distinta a la que te ha dado él sería “Siempre había pensado que mi padre no mostraría nunca sus sentimientos y su muerte llegaría sin que le hubiera conocido del todo. Sin embargo, todo cambió al nacer ella”. En la versión de Lemo “cambió” y “nació” hacen rima.
    – En el siguiente párrafo pones tres “como”, el primero por cierto lleva tilde así que puedes dejar el segundo y, quitando la coma, sustituir el “como si” por “y”
    – “días de colegio” en plural también
    – “Martina simplemente asintió” sobra el “Y”
    – También sobra “como en ningún adulto más” además de no estar bien escrito aporta poco al texto y dado el número de palabras que podemos poner cuanta menos paja mejor.
    – “preparativos que se molestó en hacer”
    – “hacía” lleva tilde, prueba a buscar otra frase para no ponder “hacer” y “hacía”
    – “A veces llegaba a sentir envidia de aquel cariño que le daba a mi hija” mejor no poner “aquel trato” para no confundirlo con un acuerdo.
    – “En aquel momento” sobra el “pero”

    Espero que mis correcciones te hayan ayudado y seguir leyéndote en próximos talleres.

    Un abrazo.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 20:23
  7. 7. Caro dice:

    Gracias Cryssta por tomarte la molestia de revisar mi texto tan detalladamente, me ayuda mucho 🙂

    Escrito el 25 enero 2016 a las 14:54

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