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El último beso. - por Alejandra Foyo

El autor/a de este texto es menor de edad

No había escenario, sólo una pequeña habitación iluminada por velas; en el lugar de un gran público aplaudiendo con entusiasmo, un bebé dormía en su cuna; y a falta de artistas reconocidos por todo el mundo, una pareja recién casada bailaba abrazada en medio del salón de su casa. La dulce tonada salía del pequeño y descolorido radio que reposaba en el piso.
La melodía subía y bajaba lentamente, propiciando el ritmo tanto a lo pasos de los jóvenes bailarines como a la dulce respiración del querubín que dormitaba en su pequeña cuna.
La encantadora pareja había contraído matrimonio esa misma tarde, pero habían tenido que hacerlo en secreto pues las circunstancias eran muy diferentes a las que habían planeado al comprometerse: los padres de ambos habían rechazado su unión y precisamente por este rechazo no tuvieron otra opción que abandonar el hogar y adentrarse en lejanos lugares, desconocidos para ellos. La última razón del secretismo de su gran evento era la terrible guerra en la que se vivía en esa nueva tierra donde habían ido a parar, gracias a la cual eran perseguidos por el simple hecho de ser extranjeros.
La canción seguía sonando mientras el cansancio se apoderaba lentamente de ambos, pero en ese momento un fuerte y hostil sonido interrumpió el dulce ambiente: alguien golpeaba la puerta con ferocidad. Se separaron con brusquedad, en sus rostros el pánico se reflejaba claramente y como si lo hubieran planeado tiempo atrás tomaron a su pequeña criatura y abrieron una tablilla floja en el suelo, rebelando un pequeño refugio con un poco de comida que con esfuerzo habían podido conseguir y con cuidado de no despertarlo dejaron a su bebé dentro antes de cerrarla de nuevo, confiando en la carta que le habían entregado a su vecina hace algunas horas, donde le pedían que cuidase a su bebé en caso de que algo les llegase a suceder a ellos.
— ¡Abran la puerta en este instante! —una voz gritó detrás de la puerta.
Ambos volvieron a abrazarse, tratando de aferrarse el uno al otro, como si así pudieran escapar de todos los problemas que los rodeaban y trataron de olvidarse de la crueldad del mundo por un momento al unir sus labios en un frágil y temeroso beso.
La persona del otro lado de la puerta ya no volvió a gritar, sino que con un duro golpe derribó la puerta. La pareja no opuso ninguna resistencia mas que la de sus ojos llorosos y anhelantes que se miraban el uno al otro deseando tener mas tiempo juntos en una eterna y silenciosa promesa de amor que hace tiempo habían determinado: siempre juntos, nunca separados.
Se los llevaron sin siquiera notar que la pequeña cuna de la esquina estaba vacía.
Y sin percatarse de lo que sucedía a su alrededor, el pequeño y descolorido radio siguió tocando su canción, sin nadie que le escuchara.

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6 comentarios

  1. Me gusto mucho el texto, pero tengo que admitir que te deja con bastantes explicaciones en tampoco tiempo, cuando podrían haber separado tal vez en algunos párrafos, sin que se perdiera el encanto.
    En cuanto a algunos errores ortográficos, están aquellos como: El “Mas” en la linea debería de tener acento ya que se esta hablando de más tiempo, pero por lo demás es buena historia. 😀

    Escrito el 20 enero 2016 a las 08:11
  2. 2. Leonardo Ossa dice:

    Hola Alejandra, nos presentas una historia donde se combinan las atrocidades de la guerra, el amor, y la tragedia de tener que dejar un hijo. Me parece que has hecho un trabajo que refleja de alguna manera los temores y ambiciones de tu corta edad.
    En cuanto a la escritura te sugiero revisar donde dices: “rebelando un pequeño refugio con un poco de comida” debes escribir “revelando” que significa descubrir.
    Me gustó leerte. Espero volverte a encontrar.
    Saludos.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 22:28
  3. 3. Pepito Ser dice:

    Creo que esta muy bien escrito el relato. Al principio me costó un poco entender lo que estaba pasando, cosa que al final queda solucionada. Esto es por la limitación del texto. Por lo de mas muy bonito.

    Te invito a leer el mio.
    Soy el 218

    Escrito el 21 enero 2016 a las 14:30
  4. 4. Darío Lana dice:

    Hola Alejandra

    ¡Vaya historia tan triste! Has conseguido narrarla de manera que no resulte demasiado empalagosa y para mí eso es algo positivo.
    El primer párrafo en concreto me ha encantado, pues consigues meter al lector en esa sala y hacerlo partícipe del baile.
    Lo único que en mi opinión podrías mejorar, es la parte donde describes porqué han llegado a casarse en esas condiciones. Me parece que podrías simplificarlo un poco más.
    Pero bueno, en general me ha gustado mucho.
    ¡Enhorabuena!

    Un saludo

    Escrito el 22 enero 2016 a las 12:11
  5. 5. Manoli VF dice:

    Hola Alejandra.

    A primera vista te sugiero separar un poco los párrafos para hacer más agradable la lectura del texto.

    Sobre el contenido muy bien. Hasta dónde yo se la palabra “radio” es femenina, “la radio” y aquí la usas en masculino.

    También cambiaría ese: “¡Abran la puerta en este instante!” Creo que es suficiente con decir: “¡Abran la puerta!” o, en todo caso: “¡Abran la puerta ahora mismo!”

    Por lo demás me ha gustado tu historia y el tono que le has dado.

    Nos leemos. Un saludo.

    Escrito el 22 enero 2016 a las 13:28
  6. 6. beba dice:

    hola, Alejandra.
    Muy bonita tu historia. Has sabido plasmar muy bien la felicidad de amarse, más allá de la angustia y el miedo.
    No encontré errores, salvo los que ya te han señalado; escribes muy bien, con claridad y elegancia.
    Felicidades

    Escrito el 22 enero 2016 a las 15:31

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