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EL ÚLTIMO BESO - por M.M ARIEL

Web: http://delfin.bioidentia.com/wp/usuarios/m-m-ariel/

La mano de Sergio temblaba, estaba a punto de halar el gatillo de su revolver automático. El mismo con el que ella había asesinado a tres de nuestros compañeros. La miraba un poco desorientado. Ella era la mujer de sus sueños, la del cabello rojo, la del cuerpo de gacela. Todavía no podía creer que había sido engañado durante más de diez años por una espía, por una asesina. Con rabia en sus palabras dijo a su amada:
—¿Realmente has fingido todo? ¿Nuestras noches de pasión, tu mirada enamorada?
Ella no respondió. Se limitó a observarlo a los ojos dibujando una leve sonrisa, como burlándose de su ingenuidad. Aunque estaba amarrada de pies y manos a un pilón de madera, se veía igual de imponente y amenazadora. No mostraba indicios de temer su inminente final. Un hilo de sangre escapaba desde su nariz y se ocultaba en sus pechos. Su cara magullada, revelaba señas de los golpes recibidos momentos antes. Era en verdad Bella, ahora sabíamos que podía tender una red a cualquiera de nosotros. Solo Sergio y yo nos salvamos de su fiero ataque.
Mi amigo habló nuevamente a Katia:
—¡Más de diez años! ¿Es en serio?
—Eres un debilucho y por eso te detesto —respondió ella—, Solo lamento que no hayas sido el primero en morir. Suerte que tu amigo tenía tu chaqueta. Te odio, ¿me oyes?, te aguanté demasiado tiempo, ya estaba asqueada. ¡Te desprecio!
Sergio un tanto avergonzado me miró fugazmente, pero en esa rápida mirada entendí su calvario: había vivido muchos años con una mujer que lo odiaba hasta el tuétano, y que había ocultado su sentimiento solo para obtener información. Y él había caído redondo a sus pies como un cordero.
El hombre no pudo más, bajo el arma y llevó su mano a la frente tratando de ocultar sus lágrimas. Su cara estaba roja como un tomate por el esfuerzo que realizaba; su respiración era rápida y alterada. Finalmente, arrojó el arma, se acercó a ella la tomó en sus brazos y con voz suave y temblorosa le dijo:
—Katia, hace media hora eras mi niña, mí adorada nena. ¿Cómo vivir sin tus ojos y sin tu sonrisa? ¿Qué clase de monstruo he sido para merecer esas palabras? ¡No puede ser! —Volteando su mirada hacia mí—: ¿acaso estamos ya en el infierno purgando nuestros pecados? —Mirándola a ella nuevamente—: Entiéndelo bien, te amo desde antes de nacer, te amo ahora, ¡y te amaré en esta y en todas las vidas que nos toque vivir! —y diciendo eso, la apretó contra su pecho y la besó apasionadamente.
Durante unos segundos eternos la inmovilizada mujer pareció disfrutarlo. Luego, Sergio retrocedió varios pasos y cayó al piso. De su boca brotaba una especie de espuma blanca, noté entonces que ambos comenzaron a convulsionar. Me acerqué apresuradamente sobre él y observé sus pupilas dilatadas, la piel cada vez más fría, su ritmo cardiaco desbocado, la respiración superficial. No había nada que yo pudiera hacer, las montañas donde nos encontrábamos quizá estaban a cien kilómetros del poblado más cercano. Sus pulsaciones se volvieron lentas e irregulares y sus labios tomaron un color azuloso. Con rabia, levanté la mirada hacia Katia, quién yacía descolgada de sus amarres también con la cara y los labios azules.
Fue cuando lo entendí todo: él lo sabía, él siempre lo supo, simplemente no podía vivir sin ella. Por eso decidió compartir la cápsula de cianuro que había en sus labios. El dulce veneno que los volvería amantes para siempre.

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3 comentarios

  1. 1. Javier Be dice:

    Hola Ariel.

    Buen relato.
    Me mantuvo esperando un final, aunque no muy inesperado, pero bueno.

    Desde la primera línea me intrigó.

    Te propongo mezclar aromas, sabores, eso envuelve más al lector.

    Te invito a leer mi relato, es el número 210, y si me dejas un comentario, estaré muy agradecido.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 07:50
  2. 2. Gastón dice:

    Hola!
    Me gustó, tiene un ritmo que apabulla con hechos, ideas, y ambiente, muy a tono con el relato.
    Siento como si fuera ka escena final de una película de tiempos de tecnicolor y la guerra fria.

    Hay un para de erratas por algunas partes, pero eso lo arreglas fácil; quizás me hubiera gustado una sola pausa, para acentuar el final.
    Saludos, sigue adelante

    Escrito el 21 enero 2016 a las 16:57
  3. 3. beba dice:

    Hola, Ariel: me ha gustado mucho tu historia, por el buen manejo del lenguaje, y el desenlace inesperado; también por las buenas imágenes que lograste.
    para hacerlo más eficaz, me permito mostrarte cómo corregiría algunos aspectos que- a mi modo de ver- no son correctos:
    1-“La mano de Sergio temblaba; estaba a punto de halar el gatillo de su revólver automático, el mismo con el que ella había asesinado a tres de nuestros compañeros”.
    2-:…espuma blanca; noté entonces que…
    3-: —Katia, hace media hora eras mi niña, mí adorada nena. ¿Cómo vivir sin tus ojos y sin tu sonrisa? ¿Qué clase de monstruo he sido para merecer esas palabras? ¡No puede ser! —Volteó su mirada hacia mí.— ¿Acaso estamos ya en el infierno purgando nuestros pecados? —Volvió a mirarla nuevamente—. Entiéndelo bien, te amo desde antes de nacer, te amo ahora, ¡y te amaré en esta y en todas las vidas que nos toque vivir! — Diciendo eso, la apretó contra su pecho y la besó apasionadamente.
    Muy buen trabajo. Suerte.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 03:14

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