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El último beso - por Patricia

Web: http://escribeblog.blogspot.com

Se abren las puertas del ascensor y me encuentro a mi vecino del quinto con su protocolaria media sonrisa. Hablamos del tiempo durante los quince segundos de bajada, como si hoy fuera un día cualquiera. Para alivio mio, mi vecino prefiere no mencionar nada sobre mi atuendo: mi vestido largo de terciopelo azul, mi pelo recogido con un pequeño broche plateado o mi elaborado maquillaje, que oculta unas acentuadas e inevitables ojeras. Pensándolo más tarde, me pareció extraño que hablar de la lluvia le pareciera menos incómodo que preguntarme a dónde me dirigía, aunque quizás, por mi expresión, el pobre debió pensar que se trataba de un entierro.

Llego a casa de Laura pero me espero en la calle, ni siquiera me atrevo a mandarle un whatsapp para avisar. Estoy demasiado nerviosa y seguro que ella estará demasiado ocupada terminando de arreglarse o haciéndose las fotos de rigor con su familia. Prefiero mantenerme a distancia hasta que llegue todo el mundo. Sin embargo, no puedo evitar divagar, y la cabeza se me va a lugares que no debería visitar, esos que aparecen como recuerdos tan vívidos como si de verdad hubieras estado allí aunque nunca llegaste a ir, y tampoco son lugares, más bien son historias. Una historia que se repite una y otra vez en mi cabeza como una película que no puedes dejar de ver aunque, siempre que la ves, acabas llorando. Llorando porque sabes que es sólo una fantasía, muy lejos de poder llegar a ser realidad. Empiezo a oír gente hablar a mi alrededor y vuelvo a la Tierra. Un chico se dirige a mí sonriente. Es Jorge, amigo de toda la vida, viene acompañado de su novia, Silvia.

– "¡Clara! ¿Qué tal? Wow, ¡estás muy guapa!" – le sonrío sin ganas.
– "Hola" – es todo lo que consigo decir. Va a ser un día muy largo.
– "¿Vamos? Laura debe estar apunto de salir." – y nos acercamos un poco más a casa de nuestra amiga.

A los dos minutos, por detrás de nosotros, explota una traca que anuncia que Laura sale de su casa, bien acompañada de su familia, y todo el mundo aplaude con entusiasmo. Me obligo a aplaudir pero en cuanto la veo empiezo a sentir como se me humedecen los ojos, y pienso que menos mal que el maquillaje es resistente al agua. Laura levanta la mirada entre la multitud, y sus ojos brillan aún más que el bordado en oro de su vestido de seda blanca. Va espléndida, y trago saliva cuando nuestras miradas se encuentran. Sé que me buscaba a mí. Consigue abrirse paso entre la multitud y llega a dónde estamos nosotros. Jorge y Silvia la abrazan primero y, a continuación, me abraza con una sonrisa que no olvidaré jamás. Nunca la había visto tan feliz. Me obligo a sonreír, por ella. En ese momento, entiendo la importancia de dejarla ir.

Enseguida nos dirigimos todos hacia la iglesia, entramos todos menos ella. Luís, su novio, ya la espera en el altar, se le ve nervioso e impaciente, y la música empieza a sonar. Entra la novia en la iglesia, deslumbrante y decidida, que ya no aparta la mirada de Luís. Consigo no llorar, ni siquiera cuando se dicen los votos. Votos de amor, como los de mis historias, pero diferentes. Para terminar, casados, radiantes y felices, se dan el beso final. Y lloro, sin poderlo evitar.

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5 comentarios

  1. 1. marazul dice:

    Hola Patricia
    He leído tu relato y la sensación que me ha dado es de que no cuentas todo. Precisamente por eso me ha intrigado, y por eso también me ha gustado. Que hayas elegido la narración en primera persona me parece acertado porque así das lugar a que podamos conocer los pensamientos de la narradora. Un relato que esconde más de lo que dice.
    Un saludo
    Marazul

    Escrito el 19 enero 2016 a las 23:25
  2. 2. Lesly Bosco dice:

    Me ha gustado tu relato.

    Del primer párrafo quitaría toda la frase que empieza por “pensándolo más tarde….” porque esta en otro tiempo verbal y queda raro. Además, la pregunta que se hace en sí no tiene sentido. Sin ella se entiende igual y por la descripción anterior el lector ya se hace una idea de la mala pinta que debe de tener.

    Al final, cuando dice “Votos de amor, como los de mis historias…”, la verdad es que no entiendo a qué se refiere. En la narración al menos no veo la relación con nada que se haya dicho, me da la sensación de que es para rellenar.

    El resto genial. Muy bien plasmada la angustia y la tristeza que siente la protagonista.

    Un saludo

    Escrito el 21 enero 2016 a las 23:07
  3. 3. Patricia dice:

    Gracias por los comentarios.

    A lo mejor lo que no se termina de entender es que la protagonista está enamorada de su amiga, es decir, de la chica que se casa.
    Lo de la frase que sobra en “pensándolo más tarde..” puede que sí, aunque no es que tenga “mala pinta”, es más, lleva un traje elegante de boda, por eso se extraña de que su vecino no le pregunte quién se casa.
    Por otra parte, lo de “votos de amor..” se refiere a que ella se imagina en esa misma escena, casándose con su amiga, diciéndose lo mismo que se están diciendo los dos que se casan, por eso ella está tan “angustiada”.

    De nuevo, gracias por los comentarios.
    Un saludo,
    Patricia

    Escrito el 23 enero 2016 a las 20:20
  4. 4. Nymphadora dice:

    Hola Patricia,
    tu texto, coicido con el primer comentario, esconde algo y eso hace que quieras saber más y más, y le da un toque muy chulo.
    Como “errores”(?) a la hora de escribir, solo me he fijado en una cosa:
    en los diálogos, si pones guión, no hace falta que pongas comillas.
    Por lo demás, ¡me ha encantado!
    Besos

    Escrito el 23 enero 2016 a las 21:42
  5. 5. Booker DeWitt dice:

    Me ha parecido hermoso, la verdad. Tiene un aire de tristeza que flota por todo el texto y lo embellece, porque adelanta un final irremediable aunque incierto par el lector. Aun así, yo haría algún arreglo:

    – Demasiada adjetivación para mi gusto. Tal vez si usaras figuras habría quedado menos recargado.

    – Me espero en la calle. No te esperas a ti misma, así que debería ser “espero en la calle”, aunque no estoy totalmente seguro; si alguien puede confirmarlo…

    – Las tildes ya no se marcan en “solo”, recuérdalo.

    – En el diálogo, yo habría puesto la reacción de Clara tras su saludo, no en la parte de Jorge.

    Me reitero. Una hermosa historia. Sigue escribiendo, por favor.

    Escrito el 25 enero 2016 a las 18:18

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