Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El último beso - por María

Observaba por el pequeño resquicio de la gran puerta blanca, como aquellas dos personas se daban el último adiós. Entré en la habitación para cambiar el gotero. Se miraban pero no decían nada, ¿qué sentirían? Tristeza fue la primera palabra que me invadió la mente. Bien es cierto que aquel hombre estaba entrado en años, pero su mujer no parecía estar preparada para dejar atrás tantos años de matrimonio. La mujer le sonreía mientras le agarraba la mano, ¿estarían esperando a que me fuese para hablar? De pronto el señor torció el gesto. Instantáneamente su mujer le colocó la almohada, le ajustó la sábana y regresó a la calidez que parecía proporcionarle la mano de su marido.
-Cariño, ¿me pasas un vaso de agua?
Fueron las palabras necesarias para romper el silencio sepulcral que había en la habitación; y para que la mujer de pequeña estatura y movilidad reducida, se levantase ágilmente en busca de lo demandado. Comencé a cambiar el resto de vías sin perder ojo a la escena tan mágica que estaba sucediendo allí. En una de mis miradas furtivas, percibí como caía una lágrima por el ojo de la mujer. Antes de poder ofrecerle papel, su marido la estaba recogiendo mientras la sonreía. Se podía palpar el amor, respeto y admiración que sentían el uno por el otro, ¿es esto lo denominado amor verdadero? Pues si es así, no conozco persona que no anhele tal sentimiento. La mujer cesó las lágrimas ante mi gran estupor. Lo último que se veía en la habitación era la tristeza, más bien, reinaba la paz, ¿irónico verdad? Las constantes se reducían lentamente al son de una canción imaginaria que marcaba el fin.
Le hizo un gesto para que acercase la cara a la cama. Puso la mano sobre su mejilla y ambos se inclinaron para besarse. Fue un beso corto, pero realmente, parecía que el tiempo se hubiese parado para concederles ese último deseo. Se separaron lentamente con semblante de complicidad y alegría. Con la mano aún en la mejilla de su esposa, habló:
-No te preocupes, no es el último; pronto te daré otro. Ni te darás cuenta de mi ausencia.
Y con sus manos entrelazadas, el corazón cesó su latido; llevándose a aquel hombre que dejaba su alma a la espera de reencontrarse con la de su mujer.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

12 comentarios

  1. 1. Baptiste dice:

    Buenas Maria:
    Hay algo en la primera mitad del texto que no me convence. Creo que podría haber alguna forma más original de introducir al narrador. También creo que has introducido alguna frase que se nota forzada. Es una opinión.
    En cambio la segunda parte me ha encantado y el final de la historia es muy bonito. Ese último párrafo esta muy bien escrito.
    Soy el 170 por si interesa
    Un saludo!

    Escrito el 19 enero 2016 a las 11:04
  2. 2. Wolfy27 dice:

    Hola María. ¡Es una historia muy bonita, la narradora me ha parecido muy original! No encuentro faltas ortográficas, pero sí que podrías buscar sinónimos para ‘la mujer’, que agilizarían la lectura.
    ¡Sigue escribiendo y gracias por comentar mi relato!

    Escrito el 19 enero 2016 a las 15:07
  3. 3. María dice:

    Muchas gracias a los dos por leer mi relato y comentar 🙂

    Escrito el 20 enero 2016 a las 22:39
  4. 4. J. Colmarias dice:

    Hola María. Es un texto más reducido, pero intenso y muy emotivo. Prácticamente no tiene ningún fallo gramatical. Será un placer seguir leyéndote.

    Un saludo!

    Escrito el 20 enero 2016 a las 23:16
  5. 5. María dice:

    Muchas gracias por leerlo J.Colmarias 🙂

    Escrito el 21 enero 2016 a las 13:55
  6. 6. Pepito Ser dice:

    Me encantó mucho tu relato. La verdad es que no sabría que comentar. Creo que esta muy bien logrado.
    Saludos

    Escrito el 21 enero 2016 a las 14:24
  7. 7. Leonardo Ossa dice:

    Hola María, me ha gustado tu historia, me parece tierna, llena de afecto. Espero volver a leerte.
    Un abrazo.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 21:49
  8. 8. Verso suelto dice:

    Hola María, coincido con uno de los comentaristas en que al principio da la sensación de que ya se sabe de que va la historia, pero el final es magnífico.
    ¡Felicidades!

    Escrito el 21 enero 2016 a las 22:00
  9. 9. María dice:

    Muchísimas gracias a los tres por comentar, si no me he pasado por vuestros relatos ahora lo hago 🙂 😉

    Escrito el 21 enero 2016 a las 23:16
  10. 10. drow_jack dice:

    ¡Vaya escena! A ver, las premisas ya delataban el final, pero igualmente el trayecto ha sido interesante y, sobretodo, emotivo. Has ido a tocar fibra.

    No has tildado la casilla de reto, pero supongo que este es el narrador testigo que querías utilizar. La verdad es que tanta ternura eclipsa a la enfermera, que perfectamente hace el papel de parca, espero que esta no me atienda nunca en un hospital (Por si acaso).

    Formalmente cambiaría o obviaría algún adjetivo y haría uso de sinónimos con mujer, como ya han sugerido.
    En todas las interrogativas, menos la del diálogo, las empezaría con mayúscula en ves de en minúscula, y en ves de preceder una coma usaría un punto, para que quedara acorde.
    En la frase inicial “Observaba por el pequeño resquicio de la gran puerta blanca, como aquellas dos personas se daban el último adiós” ese “como” creo que va acentuado (Repróchamelo si no es así).

    Gracias por pasarte por mi texto, un gusto.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 18:11
  11. 11. Diego Manresa Bilbao dice:

    Maria,
    Muy bonito relato…
    La verdad, es como me hubiera gustado que hubiera quedado el mio jejejeje…
    Enhorabuena!
    Nos leemos!

    Escrito el 24 enero 2016 a las 18:13
  12. 12. Ismael Tomas Perez dice:

    Hola Maria
    Muchas gracias por pasarte por mi relato. Siempre es de agradecer los comentarios de los compañeros, pues son los que nos ayudan a aprender. Respecto a tu escrito, para mi gusto, sobra la definición de que la mujer tiene estatura y movilidad reducida. La frase “antes de ofrecerle [papel] yo hubiera puesto [pañuelo]ya que al principio confunde un poco. Un testo genial y muy tierno, me ha gustado mucho. ¡Felicidades!

    Escrito el 25 enero 2016 a las 14:25

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.