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El último beso - por Hans Reiter

La última vez que se ven y el último beso que se dan es en la estación de trenes de Génova el 4 de noviembre de 2012. Él tiene que volver a España y ella se queda, al menos dos meses más, en la que ha sido su ciudad desde mediados de septiembre. Él toma el tren rumbo a Milán, en donde le aguarda el avión, y ella permanece un rato de pie, quieta frente a los viejos raíles, esperando a que algo suceda, y después, como es lógico y no sucede nada, también se va. Y aquí podría acabar la historia, o parte de ella. Pero no lo hace.
Se diría, si uno los conociera, que él hizo todo lo posible por entrar en la carrera de letras y que ella, en cambio, acabó allí por casualidad o por una anomalía del destino. En cualquier caso tienen varias cosas en común: los dos son de provincias y viven, como no podía ser de otra forma, alquilados en pequeños departamentos del barrio estudiante de la ciudad; son ingenuos, son valientes, aún no han hecho el amor. Rápidamente se vuelven inseparables.
Durante el primer año ambos atraviesan por todas las fases que preceden al noviazgo, aunque quizá esta palabra no define -de hecho, no lo hace- exactamente lo que llegará más adelante. Él sale con varias mujeres, pasa a formar parte del consejo estudiantil y del grupo de lectura y, sobre todo, escribe como si en ello le fuera la vida. Ella visita museos, acude a conciertos en donde consume drogas y cree experimentar el éxtasis supremo -en uno de los conciertos conoce a un presentador de la cadena local y se embarca en una relación tormentosa que durará cuatro meses y la mantendrá al borde de un ataque de histeria. A veces, cuando están juntos y un silencio delator los empuja a la más pura intimidad, están a punto de confesar sus sentimientos, pero al final siempre encuentran razones para no hacerlo.
Él empieza a pensar cómo sería acostarse con ella. Ella también lo piensa, y además va más allá e imagina incluso una hipotética relación con él. El segundo año está por acabar y se celebra una fiesta de despedida en una de las discotecas que está junto a la playa. En determinado momento él cree que sería divertido bañarse de madrugada en el mar y, de la mano, la lleva a la playa. Al final no llegan a meterse en el agua. Esa misma noche, en la arena, hacen el amor y se dan cuenta de que son felices y no tienen miedo.
Pasan el verano juntos. Recorren todos los pueblos de la costa y duermen alternativamente en cámpings o al aire libre, en una tienda de campaña que han comprado a medias. Él se convence de que nunca ha estado ni estará mejor con una mujer y que quizá, como pasa en las películas, es verdad que el amor te parte por la mitad y no te queda más remedio que dejarte vencer por él. Ella irremediablemente piensa en el final del verano, que cada vez está más cerca y traerá consigo la separación. Apenas hablan de ello, o cuando hablan de ello lo hacen con cuidado, como si el asunto requiriese del mayor cuidado para que sus corazones, que en ese momento parecen pender de un hilo, no caigan al vacío. Él, durante el siguiente curso, estudiará en Málaga; ella, en Génova. Ambos pidieron la beca antes de que todo pasara y ahora, pese a la tentación, convienen que sería un error renunciar a ella.
La noche antes de volver a España, tendido junto a ella en la cama, él levanta la cabeza y mira a través de la ventana y contempla las casas de ese barrio desconocido y la oscuridad en que está sumida la ciudad y le parece hermoso que la vida, tal y como él la conoce, acabe en ese mismo instante. Ella sueña que está columpiando a un niño de seis años que, asustado al alcanzar cierta velocidad y altura, echa la mirada atrás buscando su casa. No la encuentra, sin embargo, y el niño empieza a llorar. Ella trata de calmarlo a base de caricias y palabras bonitas, y cuando parece que los sollozos se van aplacando poco a poco, ambos se dan cuenta de que nunca volverán a casa.

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6 comentarios

  1. 1. Cesar A. Martín dice:

    Hola Hans,
    Me gusta el tono del relato, en ocasiones recuerda a una crónica periodística. No sé si será intencionado y buscas algun efecto pero las frases consiguen una cadencia constante que a mi parecer le resta fluidez al texto. El final alegórico, a mi particularmente me gusta, pero puede crear confusión. Creo que si los protagonistas tuviesen nombre conseguirias mayor claridad con frases más sencillas.
    Es una historia bonita y la llevas con mucha sensibilidad.
    Buen trabajo y un saludo

    Escrito el 19 enero 2016 a las 11:28
  2. 2. Hans Reiter dice:

    Gracias, César, por tu comentario 😉

    Escrito el 19 enero 2016 a las 16:26
  3. 3. Cesar A. Martín dice:

    P.D. espero tu visita y tus comentarios. Es muy importante ayudarnos unos a otros.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 00:53
  4. 4. Carolina dice:

    Hola Hans la verdad que es una historia muy romántica, me gusto mucho saber los pensamientos de cada uno de los personajes. Por ahí se torna confuso un poco el final, creo que podría resultar mas claro si colocaras nombres a los personajes.
    En lo demás , me ha gustado mucho la trama.
    Saludos!

    Escrito el 22 enero 2016 a las 02:16
  5. 5. Candi Fuentes Arroyo dice:

    Hola, Hans:
    Me ha gustado la historia de tu relato, aunque me ha resultado confusa y, al final, no me enterado bien de lo que ha pasado, del principio y del final. La he leído tres veces y se ve que seré muy simple, pero advirtiendo o bien que suena, la cadencia que tiene y lo bien que cuentas cómo se suceden los hechos, no he sido capaz de comprender el hilo completo de la historia. La he percibido como un montón de escenas que por sí solas me han gustado mucho.
    Aparte de mi falta de comprensión, me ha sorprendido que es el primer relato que he leído con una puntuación ortográfica casi impecable. Lo normal es encontrarte escrituras muy trabadas que impiden la comprensión o la interpretación. En este caso, ha sido mi mala comprensión.

    Espero que si tienes un rato me leas. Soy el 216.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 20:53
  6. 6. Candi Fuentes Arroyo dice:

    Hola de nuevo, Hans:
    Se ve que no tengo la mente muy clara, porque el comentario que te he hecho lo he vuelto a leer y espero que te enteres porque me he comido palabras:
    -No me he enterado bien
    -Advirtiendo lo bien que suena.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 20:56

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