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El último beso - por M. T. Andrade

Web: http://un-nuevo-peregrino.blogspot.com.uy/

Extrañé no ver a Mariela en la oficina de mi hermano, su andar dinámico, su espontaneidad, su femineidad. Volví a mirar la acuarela de “Piazza Navona” que había colgado con delicadeza. Me pareció como si siempre hubiese formado parte de esa pared del hall de acceso.
Allí estaba él, mi hermano, como siempre, impartiendo órdenes, sin moverse de su despacho, un atleta, con jeans, camisa celeste con rayas negras y calzado deportivo también negro, por un momento preso de la computadora.
Un día cualquiera, sin pensar ni planificar nada, decidían escaparse. Luego, al fin, recibíamos noticias de ellos, pero solo a su regreso, habían estado en los sitios más insospechados, muy lejos o muy cerca, como mochileros o magnates. Siempre como actores del mundo, siempre como poetas, siempre como amantes.
Fueron el centro de todo comentario, de toda especulación, fueron como la erupción de un volcán en una tierra muerta.
Es cierto que habían formado una pareja extraña, casi irreverente, pero por cuatro años habían derrochado y trasmitido alegría.
Confieso que ocasionalmente hasta me sentí celoso de no tener una relación así, tan exuberante, tan aventurera.
Aunque estaba al tanto de que en los últimos tiempos se veían poco, no dejó de sorprenderme su separación.
En realidad, últimamente fui poco a su oficina, nos veíamos con frecuencia, pero no hablábamos de Mariela, y en particular yo evité mencionarla, no sé por qué me dañaba hablar de ella.
Mi hermano me relató con mucho detalle su último encuentro, fue una separación que no se correspondió con sus locas historias, muy maduro. Demasiado, podría decirse y hasta por demás frío.
Me lo contó de esta forma: Hacía un buen rato que permanecían en casa de él sin hablarse. Ella le dijo que eran demasiadas tarde s y noches en que ambos se habían sentido mal y antes del anochecer le pidió que la acompañara hasta la parada del ómnibus. Él le respondió que aprovecharía para caminar un poco y que de paso iría a la librería. Caminaron un par de cuadras en silencio, luego ella le dijo simplemente que le parecía que tendrían que dejar de verse. Caminaron otro tanto y él, más por orgullo que como respuesta a sus sentimientos, le respondió que estaba completamente de acuerdo. Al llegar a la esquina ella dijo solamente —bueno, adiós.
—Adiós —respondió él presa de un enorme desencanto, mientras rememoraba otro encuentro.
Ella siguió caminando mientras él permaneció frente a la vidriera repleta de libros. La miró alejarse cruzando la calle y entró en el comercio, mirando sin ver los estantes. De todas formas le compró un libro, algo sobre una loca aventura de libertad, un libro que nunca le dio y que tampoco nunca leyó. Quizás no existió.
Salió a la calle y caminó en la misma dirección en que ella había partido, sin cambiar de acera, lentamente, como contando sus pasos.
Pasó frente a la parada atiborrada de gente, a pesar de esto, la vio allí esperando, con un libro cerrado y su cartera pequeña. Levantó muy en alto el brazo izquierdo y agitó la mano, ella le respondió con un abanicar tímido de su mano derecha, la que mantenía la altura de su pecho. Podría decirse que se saludaron como dos desconocidos, aunque aun vislumbraban la esperanza de iniciar un último intento de redescubrirse.
Fue la última vez que se vieron. Aunque yo, en mis sueños, la seguía viendo, con esos ojos verdosos que trasmitían su magia interior.
Alrededor de dos meses después, al responder el teléfono, él volvió a escuchar su voz, insinuante, lenta alargando su nombre, casi como al principio, cuando se conocieron.
El solo dijo, —hola, ¿como estas?
—Hoy es mi cumpleaños —le respondió ella. Un tanto azorada y agregó —son cuarenta. ¿Te das cuenta? Todavía quedan brazas encendidas —y agregó —Continúo sola…
—Ah cuarenta, la mejor edad para la mujer suele decir mi padre —charlaron animadamente por unos minutos y quedaron en volver a comunicarse. Ambos sabían que esto no ocurriría. Luego por largo rato él rememoró sus encuentros y casi volvió a sentir el roce de su piel blanca y el calor de su cuerpo.
Y terminó diciéndome —Esa llamada fue como el último beso —y me confesó, —todavía la oigo pronunciar mi nombre, con esa voz suave, como hizo tantas veces. Guardaré ese sonido en mi memoria como el mejor recuerdo, para las pocas veces que quiera atisbar en el pasado, un recuerdo que quizá pueda volver a ser.

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5 comentarios

  1. 1. Rinconillo y Cortadete dice:

    Hola, M.T. Andrade. Paso a comentar tu cuento, que me gusta.
    La forma: El narrador cuenta lo que observa de la relación de su hermano y Mariela, y lo que éste le confiesa sobre la separación. La atmosfera creada es la de la pena del hermano y también refleja bien el drama de la separación. El tono es adecuado y el lenguaje tiene expresiones logradas ” un abanicar tímido de su mano”. Cuenta más que muestra, aunque también muestra lo que sucede en el momento de la separación, dando un buen clima a ese punto. Diálogos coherentes, descripción de los personajes que aclaran su carácter dinámico, de ella se dice poco.
    Alguna coma sobraría desde mi punto de vista: “pero solo a su regreso, habían estado en” Yo creo que admite un punto y seguido, pero es cuestión de ritmo. Hay un error tipográfico en “tarde s”. Los diálogos que se introducen en el mismo párrafo, creo que podrían llevar dos puntos previos a la raya larga; y mejor comillas latinas que raya cuando son dialogo directo insertado en el párrafo del narrador: Al llegar a la esquina ella dijo solamente —bueno, adiós.
    —Adiós —respondió él presa de un enorme desencanto . “hola, ¿como estás? Requiere tilde en cómo. “y agregó —Continúo sola” sería “y agregó—. Continúo sola”
    La historia consigue trasmitir el conflicto y la sensación de pérdida sentimental. Es original el concepto de asociar el sonido de su voz como un beso. La ruptura crea la intriga y el final deja la expectativa de futuro abierta. Nos queda la inquietud de que una pareja feliz se rompa sin causas claras. Creo que se ha pretendido contar una ruptura sin motivos, o es una elipsis por falta de espacio para ir directamente a la situación dramática.
    Es una buena historia, bien construida y romántica. Creo que está bien conseguida y cumple el reto. Mis felicitaciones.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 07:16
  2. 2. Dianet dice:

    Hola M. T. Andrade

    De acuerdo Rinconillo y Cortadete en todos los apuntes que te ha dado para mejorar tu relato. Por otro lado has cumplido con el reto opcional así que felicidades. Quizás yo separía los diálogos de los párrafos largos. Me ha gustado tu historia.

    Saludos.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 11:43
  3. 3. Carmen Alagarda dice:

    Hola M. T. Andrade me he permitido la libertad de comentar tu texto. Me ha gustado la historia el ritmo que marcas y como la he sentido. Como te menciona Rinconillo y Cortadete, existen algunos fallos que se deben corregir. Yo he visto en la frase,
    “Todavía quedan brazas encendidas” entiendo que son “brasas encendidas”, imagino que es una errata, pero es que le cambia el sentido a la frase. En cualquier caso sigamos leyéndonos y aprendiendo unos de otros.
    Felicidades.
    Un saludo.

    Escrito el 22 enero 2016 a las 12:38
  4. 4. Mariaje dice:

    Hola M. T. Andrade,
    he entrado en tu relato por casualidad y me ha gustado. Me ha encantado que no estemos hablando de un último beso real, si no que a falta de uno, el protagonista se conforme con la propia voz. Un detalle muy creativo desde mi punto de vista.

    No voy a repetir lo que ya te han comentado, sólo un tema que a mi me ha llamado la atención porque no queda aclarado, desde mi punto de vista, y son los sentimientos del hermano hacia la novia del otro, dice por ejemplo “no sé por qué me dañaba hablar de ella” y “Fue la última vez que se vieron. Aunque yo, en mis sueños, la seguía viendo, con esos ojos verdosos que trasmitían su magia interior.”, ?se supone que estaba también enamorado de la mujer? Me he quedado con la duda, creo que no queda claro para el lector, o al menos para mi.

    Es la primera vez que participo en el taller y necesito aprender mucho :-), si quieres leer mi relato es el 93.

    Un saludo

    Escrito el 24 enero 2016 a las 11:26
  5. 5. M T Andrade dice:

    Hola, a todos.
    Agradezco mucho los comentarios en general y en particular aprecio la dedicación por las precisas indicaciones, me son de mucha ayuda.
    Acerca de los sentimientos del hermano, pretendí, en este breve espacio dejar abiertas estas sensaciones, que de alguna manera reprime, a la interpretación de quien lee-
    Saludos

    Escrito el 4 abril 2016 a las 02:24

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