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El último beso - por FLORDELIS

Aquella hermosa tarde de julio no la olvidaré jamás.
La lluvia, recién caída, había despertado todos los frescos aromas de aquel campo florido y multicolor. El cielo, ya despejado, lucía brillante, luminoso, fresco; invitando a toda la creación a respirar de forma tan profunda, que cada átomo de oxígeno tendría, sin excepción, la extraordinaria misión de purificar cada célula; de transformar cada inspiración.
Azul verdoso. Así me imagino el color del oxígeno y esa tarde no era la excepción. Azul como la inmensidad del mar, igual que la dimensión de mis sueños. Verde esperanzador, libre y creador. Sumida en mis pensamientos estaba cuando, de pronto, una pareja delante de mí, lo cambió todo.
Algo discutían, algo lamentaban. La curiosidad me invadió de inmediato. No podía creer que en esa atmósfera tan inspiradora y limpia que había dejado la lluvia tras de sí, pudiera existir algún otro sentimiento distinto a la alegría, a la felicidad.
La tormenta parecía reiniciar. No solo eso, no cabía duda que lo hacía sobre ellos. Sus rostros lucían grises y sus gestos albergaban gran sufrimiento. ¿Qué podía ser? ¿Qué terrible acontecimiento nublaba el paisaje? ¡Cuánto dolor! ¡Cuánta desdicha!
De pronto, los aromas frescos, la luz, la alegría, el cantar de las aves, todo se tornó frío, gris, húmedo, lúgubre. En realidad no era así pero al mismo tiempo sí lo era. Esa tempestad, a diferencia de la anterior, no estaba en las nubes. En esta ocasión nacía de los corazones desconsolados de aquella infeliz pareja.
Existen muchos tipos de tormentas. Las más ligeras ni siquiera llevan este nombre son mejor conocidas como lloviznas. A medida que se intensifican cambian de nombre desde una simple lluvia a, tormenta, tempestad. Las tormentas más feroces vienen acompañadas no solo de lluvia y viento, sino también de otras fuerzas inmensas y misteriosas. Esta era una de esas. Inesperadamente un rayo rompió la realidad, rebotando violentamente en mis recuerdos, mientras que una fuerte ventisca revolvía todo en mi interior.
El detonante, un beso. Un beso profundo y delicado, suave y a la vez desgarrador. No podía dejar de observar la escena y sentirme a la vez intrusa y protagonista en aquel momento de tanta intimidad. Amor, dolor, pasión, otra vez dolor. Algo en mí se estremeció. Aunque ambos eran totalmente desconocidos para mí y no sabía los motivos de tanta infelicidad, aunque nunca pregunté y jamás me acerqué; aun así lo supe.
No era su dolor el que sentía, ni su tristeza la que hizo caer una nueva tormenta sobre el parque. Esa romántica y desgarradora escena era igual a otra, más cercana, más adentro. No era solo un beso. Estaba segura que ese sería el último. Ya ocurrió tiempo atrás, en otro parque, en otra ciudad, en otro escenario.
Aquella triste tarde de julio no la olvidaré jamás.

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3 comentarios

  1. 1. GAIA dice:

    Te felicito, bien logrado!
    Te invito a leerme- 168

    Escrito el 20 enero 2016 a las 03:10
  2. 2. GAIA dice:

    ups, soy el 164- sorry

    Escrito el 20 enero 2016 a las 03:13
  3. 3. Elvi dice:

    Para mi más que un último beso, es un estallido de amor y sentimientos muy hermoso.
    Relatas un estado anímico entre dos personas. Un amor triste, bonito,tan enrarecido y tormentoso como ese tiempo de Julio.
    El final es una derrota que le quita pasión al relato: “Ya ocurrió tiempo atrás”.
    Lo siento, cometo el error que critico en otros, es tu historia con su fin y pasión has puesto.
    Te sobra alguna coma . El reto lo tienes conseguido. Saludos

    Escrito el 24 enero 2016 a las 20:20

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