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El Último Beso - por Nymphadora

Dean Densey estaba tirado en el centro de un gran salón lleno de mesas volcadas, cristales rotos y ropa ensangrentada; arrodillado y con las manos atadas. Mi mente no lograba aceptar lo que veía. El gran guerrero, el serio maestro de Cressida, humillado.
—¿Cressida? ¿Qué haces aquí? ¡Me prometiste que no vendrías!
—¿Quién es la chica?
Drabok la atacó, y ella consiguió parar el golpe. Empezó a retroceder. Él atacaba con bruscos golpes secos con su pesada espada de hierro, y no paraba. Cressida se defendía, y huía.
Vi desesperación en los ojos de Dean, una desesperación que antes no había. Empezó a pelear con la cuerda que tenía atadas sus manos.
Cressida mientras atacaba a Drabok, cogió carrerilla y de un salto golpeó con fuerza hacia abajo, pero una espada sujeta con aquel fuerte brazo paró el golpe, haciendo que ella cayese de lleno al suelo, reprimiendo un grito de dolor.
—¡Cressida!
Cressida levantó la cabeza para mirar a Dean, sus ojos se encontraron pero en poco tiempo tuvo que levantarse y huir.
—Veo que has estado enseñado a esta joven, muy bien chico. Tal vez ella me sea de ayuda, es buena…
—No conseguirás que ella se una.
Ella siguió golpeando, y saltando de mesa en mesa entre las que quedaban de pie, conseguía poner de los nervios a un Drabok furioso que la perseguía.
Dean, desesperado, seguía intentando quitarse de encima la cuerda. Quise bajar y ayudarle, ayudarles a los dos, pero en mi cabeza resonaba la promesa de Cressida.
—¿Sabéis? Lo que más pierde en este mundo es el amor. Una persona haría cosas que en un estado normal no haría. ¿Y sabéis qué? Vais a perder. Yo dejé de tener sentimientos hace mucho tiempo —rió él.
¿A qué cuento venía aquello? Sólo lo entendí cuando los ojos de mis dos amigos se cruzaron, y a Dean se le escapó una lágrima, en su semblante sembrado de dolor.
Ante esto, Cressida bajó la guardia, lo que hizo que Drabok la empujase hasta caer de rodillas en frente de Dean.
—¿Me quieres? —Dean estaba agotado, sucio, y no pude evitar compadecerme por él. Nunca le había visto así,
Cressida le miró a los ojos, y le tocó el rostro con la mano.
—Claro que sí.
—Te quiero —dijo él rápido—, si me quieres de verdad, corre. ¡Vete!
Cressida le cogió el rostro entre las manos y presionó sus labios contra los del chico. El tiempo se paró, solo estaban ellos.
Y yo, olvidé mi promesa. Tenía que bajar. Bajé corriendo, y cuando entré me escondí tras una mesa al ver que Drabok se encontraba de frente.
—Y así —empezó— es como se consigue vencer a alguien. Ya no te quiero en mi ejército, niño blando. No me sirves.
Y con una carcajada, y sin poder evitarlo Cressida, atacó por la espalda a Dean, atravesando su estómago con la espada.
Esta vez se paró el tiempo otra vez, pero no como antes. Mis ojos arrancaron a llorar por mi amigo muerto, y salí para que me pudiese ver, y yo a él, por última vez aunque fuese de lejos.
Cressida, con la cara desfigurada por el dolor, se levantó y lanzó la espada del abuelo Densey; y ésta, loca por hacer justicia, se dirigió al pecho de Drabok y se hundió, cortando su cruel risa.
Y entonces, todo volvió a la realidad, a la triste realidad.
La sangre empezó a brotar.
—¡Dean! —gritó ella— No mueras por favor, te quiero. Solo quería salvarte. Me has enseñado todo lo que sé.
Dean la miraba a los ojos, y con un esfuerzo increíble pudo pronunciar unas pocas palabras.
—Ya… ya me has salvado. Le has… matado. Has… salvado. Has.. salvado a mucha… a mucha gente. Eres… una guerrera. Eres… preciosa. Gracias… te quiero Cress. No lo.. olvides.
Sus ojos se quedaron fijos en los de Cressida, y ella entonces gritó.
El mundo entero se congeló, y yo sentí una flecha de impotencia al no poder hacer nada. No había hecho nada. Me acerqué a ella, con el grito aún retumbando en mi cabeza. Aun tengo pesadillas en las que escucho ese grito.
—Vámonos —susurró—, ya no tenemos nada por lo que luchar aquí, Kaos.
Se levantó, arrancando el colgante que Dean tenía al cuello y guardándolo en un bolsillo.
Quise decir algo, pero las palabras no me salían. Todo era demasiado doloroso.
—Volvemos a estar solos, Kaos.

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3 comentarios

  1. 1. Nymphadora dice:

    Hola chicos, soy Nymphadora. Os vengo a contar: este texto es un fragmento de uno mayor (en el momento de empezar a escribir digamos que me “motivé” y me pasé del límite de palabras), y la verdad que me encantó escribirlo y solo por si os apetece os dejo el link: ilikebirds-cause-they-can-fly-away.blogspot.com.es
    Espero que os guste y que os ayude a entender un poco mejor esta historia y si no os animáis, ojalá os guste este pequeño fragmento 🙂
    Gracias.

    Escrito el 18 enero 2016 a las 18:34
  2. 2. Nuria GR dice:

    Hola Nymphadora. Si bien dices que el texto es un fragmento de otro más extenso, no he tenido la sensación en ningún momento de que me faltara información para la comprensión del mismo. Me ha gustado cómo has descrito la escena, he conseguido visualizarla perfectamente, y también los diálogos.
    Un punto de mejora, en mi opinión, sería el evitar repetir una palabra en la misma frase, como por ejemplo “haría” en “Una persona haría cosas que en un estado normal no haría” o “vez” en “Esta vez se paró el tiempo otra vez…” ya que suena un poco redundante.
    Espero que mi comentario te sirva, debo decir que es mi primera participación en este taller y soy todavía inexperta. Por esto mismo te agradecería muchísimo si pudieras leer mi texto, es el 135, y dejarme tus comentarios.
    ¡Hasta la próxima!

    Escrito el 19 enero 2016 a las 21:31
  3. 3. Tenshys dice:

    El fragmento que nos presentas está bien cuidado, coincido con Nuria, en cuanto a la repetición de palabras; yo en tu lugar no lo habría marcado como “reto” puesto que no tenías la intención de seguirlo (narrador testigo).

    Saludos.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 00:18

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