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El ultimo beso - por Agueda

El último beso
“Quería verle una vez más, la última, y despedirme.” Le oí decir en un ahogo al otro lado del teléfono.
“Pero…” -Se hizo un silencio. Yo imaginaba el cadáver ensangrentado, desfiguradodespués del accidente. Por fin dije: “¿No te daba miedo verle así, que esa imagen borrara las otras y se convirtiera en tu único recuerdo?”.
“Es que no lo pensé de esa manera…” respondió- “Yo solo sabía que quería verlo una vez más, una última vez. Cuando por fin me lo mostraron en el tanatorio parecía dormido. Solo tenía algunos rasguños en la cara, pero por lo demás era él. Parecía igual que siempre”. Aquí le sobrecogió el llanto, pero siguió narrando – “De lo que más me alegro es de que no hubiéramos tenido una bronca antes de que saliera ese día. Ya sabes, a veces discutes por las cosas más intranscendentes, sin imaginarte que a las pocas horas puede sonar el teléfono, que vas a contestarlo pensando que es una llamada cualquiera y resulta que una voz grave, extraña, te pregunta si tú eres tú y si conoces a tal y cual, y de repente sientes como si fieras salvajes te estuvieran devorando a dentelladas, a ti y a lo que ha sido tu vida hasta ese momento. Respondes a las preguntas que te hacen como una autómata. Si la última vez que nos vimos hubiéramos tenido una bronca doméstica, por alguna de esas miles de tonterías que te molestan en la vida en común eso si se habría quedado conmigo para siempre, envenenándome el corazón. Menos mal que no fue así. Antes de que se fuera al monte el sábado por la mañana, aunque ya nos habíamos despedido en casa, se le ocurrió pasar por la tienda para darme un beso. Yo estaba aburrida, porque los sábados por la mañana apenas entra gente, y me alegré de la visita. Le repetí el rosario habitual de recomendaciones. Y él me dijo a todo que sí, que me llamaría cuando hicieran cima, pero que no sabía si habría cobertura así que que no me agobiara si no recibía llamada. Estaría de vuelta esa misma noche. Tengo muchas ganas de entrarle a la montaña por ese lado; vamos a ver si abrimos vía. Desde la cima hay unas vistas espectaculares. Me llevo la cámara y saco unas fotos para que luego las veas ¿Vale?. Que si, claro que voy a tener cuidado. ¿Cuándo no tengo cuidado? Estas conversaciones siempre eran igual. Formaban parte del ritual de despedida. Y luego me dio un beso, que sentí con una intensidad inusitada. Nos miramos y nos reímos. Y se marchó. No supe nada mas hasta que recibí la llamada de madrugada. Primero me dijeron que estaban perdidos y que habían mandado un equipo de rescate, en posteriores llamadas aclararon que había uno vivo y otro muerto. Finalmente, nos comunicaron que él era el muerto. Luego se fue determinando la distancia y el lugar de la caída, el fallo en el mosquetón, las horas que se tardó en el rescate, que los pudieron encontrar en noche cerrada porque el otro recupero la conciencia y puedo hacer señales al helicóptero con la luz del teléfono móvil, que a él lo dejaron en el monte hasta el día siguiente porque ya estaba muerto y la prioridad era evacuar al herido…. Solo, en el monte. Fíjate, esa imagen si la tengo clavada. El día que lo trajeron no paraba de llover, y yo pensaba que a lo mejor también había llovido la noche que se había quedado él solo y me entraba una congoja horrible. Qué tontería, ¿no? Pero me angustiaba imaginármelo de noche, solo en plena montana. Cuando finalmente le vi en el tanatorio pensé que todavía su boca me llamaba. Así que me incliné. Primero le besé los parpados cerrados, luego la nariz, y después, despacio, despacio, bajé hacia los labios y puse los mios sobre esa carne fría, seca, acorchada. Y en ese momento sí, en ese momento supe que no iba a haber ni amor ni lagrimas ni beso que lo despertara y me lo devolviera. Porque esto –pensé–no es un cuento.”

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3 comentarios

  1. 1. Wolfy27 dice:

    ¡Guau! Deja punzadas en el pecho. Está muy bien narrada, pero te sugiero que pases a pasiva las palabras del chico a partir de ‘Tengo muchas ganas de entrarle a la montaña por ese lado…’ hasta ‘¿Cuando no tengo cuidado?’ o dejar mejor definido el momento en el que empieza y acaba de hablar. Espero que te sirva de ayuda.
    ¡Sigue escribiendo!

    Escrito el 18 enero 2016 a las 20:55
  2. 2. Ramón Jiménez dice:

    Interesante y duro Agueda, la redacción en un sólo párrafo le da esa dureza y densidad a la terrible escena. No veo tan claro el narrador testigo. Igualmente muy atrapante.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 17:11
  3. 3. Jose Luis dice:

    Hola.
    Tu cuento es demoledor, y transmite mucha angustia.
    Un saludo.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 14:55

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