Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El último beso - por Cristian Faraday

El autor/a de este texto es menor de edad

—Aún recuerdo su piel escurriéndose entre mis dedos y sus finos labios alimentando los mios. ¿Acaso imaginé todo? —dijo mi amigo la última vez que le vi.

Esteban Matías, mi amigo, era un enamoradizo empedernido que apenas sobrepasaba los veintiún años. Solía decirme que pronto encontraría a una chica, a la de sus sueños para ser exactos.

Esteban no mintió. Pasadas tres semanas conoció a Mayra Sevilla, una chica tres años mayor que él, pelirroja, nariz pequeña y con los labios siempre teñidos de un rojo carmesí.

—Es perfecta —solía decirme—. Ya quiero volver a verla.

Yo acompañaba a Esteban hasta casa de Mayra, pues él no tenía coche propio. Como buen amigo, me ofrecí a llevarlo a sus citas. Así sucedió durante un tiempo.

—¿Te pasa algo? —me preguntó una vez Esteban—. ¿Te molesta el que tengas que llevarme con Mayra?

—Sabes bien que eres mi mejor amigo y lo hago con gusto —respondí vacilando, pues no quería contarle la verdad.

—Te conozco desde hace años David, se que algo te incómoda. Por favor, dime qué es.

Dudé un instante pero al final le conté.

—Hace poco creo haber visto a tu novia con otra persona —guardé silencio para dejar que procesara la bomba—. La vi entrar en una casa con un hombre mayor.

—Tal vez era algún pariente —dijo Esteban suprimiendo los celos.

—No lo creo, iban abrazados de una manera demasiado inapropiada. Además, perdóname por lo que diré, pero ella parecía disfrutarlo.

Esteban se negó a creer en mis palabras y me dijo que seguramente la había confundido. Le di la razón y nunca más volví a hablar de eso. Mi amigo consiguió un coche propio y dejé de verlos.

Años después, recibí la noticia de que habían contraído nupcias. Para entonces yo ya había emigrado a Estados Unidos. Dejé de saber de mi amigo por otro par de años. Cuando supe otra vez de él, no dudé en regresar.

Cuando volví, recibí la noticia de que estaba hospitalizado. Habían atropellado a Esteban, tenía una pierna y la cadera rotas, ésto, aunado a múltiples heridas y rasguños. Me llamaron a mí por petición expresa suya, ya que no tenía a nadie más, sus padres habían fallecido un año antes y su esposa lo había abandonado. No tenía hermanos, el resto de su familia vivía en Chiapas, México; demasiado lejos de Tijuana.

Cuando recibió el alta médico, lo llevé a su casa. Aún seguía malherido, motivo por el cual tuvo que usar silla de ruedas. Cuidé de él por una semana. Al comenzar la segunda sucedió algo trágico.

Esteban se encontraba en la sala, con una cobija en sus piernas y mirando una fotografía de Mayra, deseando que volviera con él. Yo había salido a tirar la basura y fue entonces cuando vi a su esposa acercarse. Encaré a Mayra por haberlo abandonado, pero ella no era Mayra, parecía otra persona. Traté de alejarla de la casa, pero con un sólo movimiento me arrojó dentro de ésta. Me lastimé la espalda por el impacto, Mayra nunca hubiera podido arrojarme con tanta facilidad.

—¿Quién eres? —pregunté rozando el miedo.

No me respondió. Ella se acercó a mí, se agachó y me besó. Al hacerlo sentí cómo mis energías abandonaban mi cuerpo. No podía apartarme de su beso. Cuando me sentí casi desfallecer, una serie de ruidos atronadores me devolvieron a la vida.

Esteban había disparado a Mayra. Se encontraba junto a la puerta, en su silla de ruedas, sosteniendo el arma en lo alto. Se acercó a Mayra, abandonó su silla y se apeó a su lado sosteniéndole la cabeza.

—Ahora eres libre mi amor, ya no sufrirás —escuché decirle mientras gimoteaba.

Me incorporé despacio y vi cómo Esteban le susurraba cosas al oído. Luego la besó con el mismo cariño de cuando eran novios. Instantes después, Mayra nos había abandonado.

—Ahora descansa en paz —me dijo Esteban—. Había sido poseída lentamente por un demonio, el cual devoraba el alma de los hombres; eso fue lo que observaste aquel día cuando la viste, y ella para protegerme, huyó.

Me acerqué a él y posé mi mano en su hombro.

—La policía llegará pronto —dijo Esteban—, los vecinos deben haber avisado. Será mejor que te vayas, amigo.

Me marché del lugar para esconderme. Tiempo después me enteré lo habían apresado y dado la pena de muerte. Lo visité antes de su juicio y lo oí al borde de la locura.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. pato dice:

    Hola.

    Sin duda es un texto sorprendente, es entretenido, tiene buen ritmo, aunque quizá ha quedado un poco apretado por el formato, yo creo que esta historia te pide que la extiendas más, porque hay momentos en pasan demasiadas cosas en muy pocas palabras y se hace difícil de seguir, pero si le a la historia el tiempo adecuado te puede quedar muy bien.
    Eres muy joven y aun así escribes muy bien, te animo a que lo sigas haciendo. Felicidades

    Escrito el 20 enero 2016 a las 12:32
  2. 2. Perla Suaress de Oz dice:

    Me gusto la historia, tiene buena trama, pero se cuenta muy rápido por el reducido espacio, yo te recomiendo que lo escribas mas extenso, y enredes un poco la trama y lo podrías hacer un libro genial. Me gusto, esta genial.

    Te pasas por mi relato? Es el 125 gracias ♥

    Escrito el 21 enero 2016 a las 01:35
  3. 3. Veronica Murillo dice:

    Tu relato es magnífico, hasta llegar al final me di cuenta que cuando dijo la línea con la que empezaste ya estaba un poco fuera de sí, una cosa que no me cuadró es que tiene tono sobrenatural y la parte de la explicación suena un poco forzada, se podría insinuar algo entre líneas, (Un diálogo, una palabra basta para ese propósito” que no sea evidante, claro, para que cuando al fin llegas a esa parte el lector se dice: “Ah, por eso era tal o cual cosa” y todo encaja. También los diálogos necesitan un poco más de soltura para que los personajes sean más creíbles. Aunque te parezca excesivo construir personajes más desarrollados es más crítico en relatos cortos ya que tienen que impactar.

    Me ha gustado mucho la idea, con tu talento puedes hacerla más escalofriante. Sigue adelante!

    Escrito el 25 enero 2016 a las 20:59
  4. 4. María Gabriela Sanchez Vallejos dice:

    Hola Cristian soy Rayen: Me gustó tu cuento, el ritmo es vertiginoso, encuentro que la fidelidad entre los amigos es muy bonita, la trama es fantástica, tu forma de escribir refleja tu edad. Me encantó
    felicitaciones

    Escrito el 27 enero 2016 a las 03:27

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.