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El Ultimo Beso - por Bernardo de Jesús Hernandez Torres

EL ÚLTIMO BESO
Fue dulce, tierno y prometedor. Estaban abrazados en la salita de su casa y solo se escuchaba el ronroneo del ventilador en esa calurosa tarde.
Era la despedida, esa noche él partiría para la guerra. Durante ese verano, extremadamente cálido, se habían amado como nunca, se daban generosamente el uno al otro, sin medida, hasta quedar exhaustos.
Desde esa noche su vida se tornó sosa, desabrida. Se refugió en el trabajo y en la rutina hogareña tratando de sobrellevar su soledad, compensada con las cartas de amor que recibía de su amado, pero no era suficiente.
Su cuerpo de mujer, exuberante y sensual, reclamaba la satisfacción y laxitud no por cansancio sino por esa comunión de cuerpo y alma, de acción y pasión intensa que desgarra y marca de manera invisible pero indeleble, sensible y deliciosa, después de una entrega total coronada por la ternura en sus palabras y caricias que le inundaba el alma de felicidad y ganas de vivir.
Cifraba sus esperanzas y anhelos en el regreso del guerrero, guardaba la ilusión de un pronto reencuentro y esa sola expectativa llenaba su vida.
Tenía la certeza de una vida plena al lado de su amor y esto le daba fuerzas para enfrentar los asedios y cortejos de algunos que se disputaban sus favores, creyéndola vulnerable en su soledad.
Cuando se sentía desolada por el retraso de sus cartas, solo le bastaba recordar ese último beso en la despedida, para reafirmarla en el tácito pacto de amor entre los dos, haciéndola sentir y casi palpar el cuerpo de su amado entre las sabanas de su cama.

Constantemente tenía la sensación de su presencia cerca de ella, hasta notaba su olor, sintiéndose confundida y excitada, su boca se secaba, palidecía y debía hacer un esfuerzo para serenarse.
Un día vislumbró por la ventana, un uniforme militar, enseguida un escalofrío le recorrió el cuerpo dejándola erizada y estática, imposibilitada de abrir la puerta, hasta después de repetidos golpes.
Efectivamente era un militar pero no era su amado.
Le venían a informar de su heroica muerte en combate, salvando con su acción, a muchos compañeros, por lo que le concederían honores y condecoraciones.
Su cuerpo no reaccionó pero su mente sí. De pronto sintió una gran paz, vio como en una película los honores militares en el funeral, recibió como en un sueño, las medallas y pertenencias de él, así como la bandera y estandarte de su unidad de combate.
Las compensaciones recibidas la alejaron de la necesidad de trabajar y de una cotidianidad salvadora, sumiéndola en una irrealidad donde encontraba paz interior y podía percibir más intensamente la presencia del ser amado.
Su mente divorciada de su cuerpo, fue materializando encuentros, a los principios furtivos y luego plenos y permanentes, llenándola de una indescriptible tranquilidad.
Se fue olvidando de sus necesidades básicas y en poco tiempo se convirtió en una especie de fantasma en su propia casa.

El rescate lo hicieron sus vecinos, internándola en una casa de reposo donde intentaron traerla a la realidad, pero ella estaba viviendo su dichosa fantasía.
Una soleada mañana, encontraron su cuerpo recostado en un banco del jardín, con un pequeño maletín a su lado y en su rostro el vestigio de una sonrisa, convertida en una macabra mueca.
La noche anterior le dijo a su enfermera que su amado la había visitado y le anunció que al día siguiente emprenderían un largo viaje.

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5 comentarios

  1. 1. Escritores anónimos dice:

    Precioso relato ! ME ha sorprendido muchísimo que no he encontrado ninguna falta, tilde de menos, de más… así que en este aspecto tu relato es intachable. Has sabido captar a la perfección la magia del “Último beso” dándole tu propio toque.
    Tal vez he visto alguna coma mal puesto, pero créeme si te digo que ninguno las conseguimos poner bien, lo único que podemos hacer es leerlo en alto muuuuuuchas veces.
    Sólo eso, continúa escribiendo! Nos leemos, Jesús!

    Escrito el 20 enero 2016 a las 20:03
  2. 2. Lesly Bosco dice:

    Una historia muy triste y que desgraciadamente seguirá pasando mientras haya guerras.
    Muy bien definidos los sentimientos y la evolución de la protagonista.
    Me ha gustado tu relato.

    Si te apetece, el mío es el 205.

    saludos

    Escrito el 20 enero 2016 a las 20:04
  3. 3. Cryssta dice:

    Hola Bernardo, tu relato me ha gustado mucho, es una de esas historias de amor que perdura en el tiempo y nos hace enternecer.

    Por falta de tiempo no me extiendo en los halagos y paso a decirte lo que yo veo mejorable en el texto:

    – Veo mejor decir “Durante ese verano, extremadamente cálido, se habían amado como nunca, se dieron generosamente…”
    – Para mí gusto queda mejor decir “A partir de esa noche…”
    – Es “reclamaba satisfacción y laxitud” sin el artículo y después iría bien una coma.
    – Tras “indeleble” yo pondría punto y coma
    – “sensible y deliciosa después de una entrega total coronada por la ternura en palabras y caricias que le inundaban el alma de felicidad y ganas de vivir”.
    – Aunque lo has escrito bien creo que queda mejor decir “cortejos de los que se disputaban sus favores” y la coma podría hasta sobrar.
    – “Cuando se sentía desolada por el retraso de sus cartas le bastaba con recordar…”
    – “sábanas” con tilde al ser esdrújula, seguro que fue un despiste
    – Tras “sintiéndose confundida y excitada” iría bien un punto y coma.
    – Sobra la coma tras “por la ventana”.
    – “imposibilitada para abrir la puerta”.
    – Tras “era un militar” va una coma.
    – “Le venía a informar” es singular al ser solo uno.
    – Ahora puedes elegir, pones “combate, salvando, con su acción, a…” o bien “combate, salvando con su acción a…”
    – “por lo que le rendirían honores y alguna condecoración” los honores se rinden y “honores y condecoraciones” hacen rima.
    – primero ve “como en una película” y a continuación recibe “como en un sueño”, la película y el sueño no casan bien, dale una vueltecita a ese párrafo.
    – “así como la bandera nacional y el estandarte…” lo de nacional es para no confundir con el estandarte que en ocasiones es una pequeña bandera. Yo entiendo que le dan dos cosas aunque no hayas puesto “el” pero si es una sola entonces es un poco repetirse.
    – No entiendo lo de “cotidianidad salvadora” ¿tal vez te refieres a que si hubiera tenido que trabajar se hubiera salvado de su “locura”?
    – “al principio furtivos”
    – Tras “dichosa fantasía” creo que quedaría mejor un punto y aparte y en el final invertiría los párrafos dejándolo así:

    “Una noche le dijo a la enfermera que su amado la había visitado y le anunció que al día siguiente emprenderían un largo viaje. En la soleada mañana encontraron su cuerpo recostado en un banco del jardín, con un pequeño maletín a su lado y en su rostro el vestigio de una sonrisa”.

    – Lo de “convertida en una macabra mueca” creo que sobra pues rompe por completo la belleza del final y me parece más propio de un relato de terror que de uno romántico.

    Espero que mis correcciones te hayan ayudado y te felicito por el relato que has escrito esperando leerte en el próximo taller.

    Un abrazo.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 09:10
  4. 4. Lemo dice:

    Hola Bernardo:

    Tras los comentarios de Cryssta, hay poco que añadir.
    En cuanto al relato en si está muy bien, triste y melancólico. Te deja con un sabor agridulce, dulce por el relato y agrio por el triste destino de ella. A pesar de que el amor triunfe sobre lo terrenal.

    Un saludo

    Escrito el 21 enero 2016 a las 16:02
  5. 5. Libertad Zaid dice:

    A pesar de la historia algo triste, al menos en el final nos das un mensaje esperanzador. Al menos estarán juntos en el más allá.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 23:42

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