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EL ULTIMO BESO - por Isan

Como todos los días le esperaba apoyado en la barra del bar. Sentado en mi taburete, con una cerveza en la mano y mi pensamiento en ella. Como todos los días ella llegaba a las ocho en punto. Yo lo sabía, pero me gustaba estar un rato antes imaginando una conversación. Yolanda –así le llamaba el camarero- estaba en el bar el breve tiempo de un café. Luego se iba.

Ese día en el que pensaba declararle mi amor definitivamente, llegó como todos los días con la sonrisa en los labios y su andar cimbreante, pero más radiante que de costumbre. Y como todos los días se sentó muy cerca de mí. Tan cerca que nuestros cuerpos se rozaban levemente.

Tal era mi desasosiego que era incapaz de percibir cuanto ocurría a mi alrededor. No podía apartar la mirada del vaso que estrujaba con indisimulado nerviosismo. Tanto apretaba que, a pesar del sudor, impedía que resbalara sobre el mostrador. Mi mente trataba de hilvanar lo que día tras día quería decirle y lo que, día tras día, guardaba para mí.

Un simple “«me gustas» o, por qué no, «te quiero» podrían haber sido bastante para expresar lo que sentía. Pero, como día tras día, apenas podía balbucir un imperceptible saludo.

Y lo que tantas noches en vela, tantos pesares y tantos desasosiegos me estaba costando decirle, así, de sopetón, lo soltó ella. Oí que decía claramente «te quiero», y, esta vez sí, el vaso se me fue de las manos volando en una parábola imposible por encima de mi hombro.

Mi reacción al volverme para interceptar el vuelo del vaso fue instantánea, con una agilidad impropia de una persona oronda como yo. Y allí le vi, abrazada a aquel desgraciado al que le escurría por el rostro la espuma de mi cerveza y la cerveza entera.

Conforme su rostro empezó a clarear e hizo reconocibles sus rasgos, en ese momento, digo, desee que me tragara la tierra, o que cayera un rayo sobre mí, o sobre el otro, o que un meteorito nos volatilizara a los dos.

Aquel desgraciado abrazado a la que yo creía que “se gustaba de mí” pero que “se gustaba de él”, aquel desgraciado era, ni más ni menos, que el encargado de mi taller. Podía haber sido cualquier otro desgraciado de los que abundan por doquier. Lo hubiera preferido, pero no, sin duda era él. El que todas las mañanas me repetía lo buena que estaba su novia y que yo le respondía que “pa” buena la mía.

El pánico recorrió mi cuerpo como una sacudida eléctrica. Con la inercia del movimiento anterior, intenté arreglar la situación saltando del taburete para limpiar de cerveza el rostro y ese abrigo de cuero negro del que tanto chuleaba mi jefe. La mala fortuna se cebó conmigo ya que, al dirigirme precipitadamente a él, pisé el vaso que seguía bailando por el suelo, y perdí el equilibrio dando una inverosímil voltereta. Para evitar la caída, me agarré a alguien, terminando ambos en el suelo. De pronto, me encontré encima de la que yo creía que “estaba por mí”, pero que “estaba por él”.

Mi mente trabaja muy deprisa, yo siempre lo he dicho, aunque es posible que no siempre elija la mejor opción. En esta posición me pareció el momento idóneo que siempre había esperado. Otra oportunidad igual no se me iba a presentar y no se me podía escapar debido fundamentalmente a los cien kilos largos que todas las mañanas soporta mi báscula. Comencé a besar el cuerpo del deseo, suave al principio, frenéticamente después, empezando por la frente y, ya puestos, siguiendo por las mejillas, el cuello y la boca. Ella clavaba sus uñas en mi cara, signo inequívoco de excitación, lo que me llevó, en un arrebato de pasión, a sobarle los pechos.

Ya para entonces entre mi jefe, el camarero y unos cuantos parroquianos que se encontraban en el local presenciando la insólita escena, trataban inútilmente de separarme, primero agarrando y empujando, pero luego el desgraciado comenzó con esas botas camperas puntiagudas que hacían juego con su abrigo, a pegarme patadas sin ninguna consideración hacia un subordinado que diariamente le hacía la pelota.

Momentos antes de perder el conocimiento como consecuencia del patadón que me arreó en la cabeza el desgraciado, me pareció como volar y no precisamente de placer, y que todos gritaban y gesticulaban mucho. Yo para entonces ya no entendía nada.

En un último esfuerzo acerté a darle el último beso.

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20 comentarios

  1. 1. Saldivia dice:

    Hola Isàn, me ha gustado tu relato, alejado del esquema de romanticismo telenovelesco al que parecìa iban a apuntar las creaciones de esta escena. Los ambientes de bar siempre tienen una magia que permite albergar situaciones algo insòlitas o rocambolescas como la que describes. Me hubiese gustado alguna descripciòn de Yolanda, recreàndose en su cuerpo, y alguna descripciòn del bar, pero entiendo el lìmite que imponen las 750 palabras. Espero seguirte leyendo!

    Escrito el 18 enero 2016 a las 20:35
  2. 2. dalu dice:

    Hola Isan! por lo menos de dió el gusto! jaja. Pobre tipo, me lo imagino todo enyesado, sin trabajo y encima, enamorado de un imposible. Pero esa es otra historia. Suerte y hasta la próxima!

    Escrito el 19 enero 2016 a las 17:03
  3. 3. Miscelánea dice:

    Buen texto y con final gracioso. Me ha gustado

    Escrito el 19 enero 2016 a las 22:23
  4. 4. Isan dice:

    Hola Saldivia:

    Efectivamente la imagen de Yolanda la tenía muy clara pero, como dices, tenemos un límite y yo lo he apurado hasta el final porque el relato tiene esas 750 palabras.

    Gracias por leerme. Cuando pueda te devuelvo la visita.

    Escrito el 22 enero 2016 a las 00:07
  5. 5. Isan dice:

    Para DALU y para MISCELÁNEA:

    Os agradezco la visita. Me alegra que os haya gustado. Me pasaré por vuestros relatos poco a poco, que esto de leer y comentar muy laborioso y ocupa mucho tiempo.

    Escrito el 22 enero 2016 a las 22:17
  6. 6. Oda a la cebolla dice:

    ¡Hola, Isan!
    La verdad es que el relato tiene de todo y lo montas a buen ritmo. Me gustó mucho que mezclaras dosis de angustia, desasosiego, amor, desamor y picaresca humorística. El ambiente lo describes muy bien, y también lo que parece que a cada personaje se le pasa por la cabeza. Sin embargo, encuentro reiteración en demasía de ciertas palabras como “día/s” en párrafos seguidos, ausencia de tildes en algunas ocasiones y frases con exceso de comas. Por lo demás, es bastante curioso. ¡Saludos! ¡Nos leemos!

    Escrito el 23 enero 2016 a las 20:17
  7. 7. Isan dice:

    Hola Oda a la cebolla:
    Tienes razón en la reiteración. Considéralo como el uso consciente de una figura literaria. La ausencia de tildes la repasaré mas detenidamente. En cuanto a las comas no voy a estar de acuerdo contigo. Después de haberlo leído ahora, me parece que debería haber puesto algunas más, pero esto de las comas suele ser para gustos.

    Te agradezco que te hayas tomado la molestia de analizar mi texto. Corresponderé con el tuyo cuando haya cumplido con el compromiso de analizar los que me tocan

    Escrito el 24 enero 2016 a las 00:13
  8. 8. Noemi dice:

    Hola Isani, muy buena farsa por momentos me recuerda a Chaplin.
    Sin embargo me parece que a veces se te va la mano y eso le arruina el efecto. Que un “el vaso se me fue de las manos volando en una parábola imposible por encima de mi hombro” solo es aceptable en un dibujo animado, en la realidad un vaso pesado de cerveza yo creo que se limitaría a volcarse.En una frase anterior afirmas “vaso que estrujaba” con lo que se supone que es algo blando que se puede deformar o arrugar,¿un vaso de plástico? es también imposible que salga volando.A partir de allí creo que quieres coordinar demasiadas cosas al mismo tiempo y no te salen.Además desde el punto de vista de la chica la experiencia es trágica y asquerosa ¡imagínate un tipo desconocido de cien kilos que se te tira encima y se la pasa baboseándote! ¡Puaj! Por suerte cada vez hay más países tienen leyes contra el acoso sexual.
    En cuanto a la forma veo una tendencia a las repeticiones que a la postre resulta un poco tediosa,quizás debieras una o dos a lo sumo y deshacerte de las otras. Lo mismo ocurre con las cacofonías, terminaciones iguales muy próximas por ej. “cimbreante, pero más radiante”,fundamentalmente-frenéticamente-inútilmente Y supongo que podrás encontrar alguna palabra para sustituir “desgraciado” que aparece repetida 6 veces.
    La estructura está bien delineada y la voz narrativa adecuada a la farsa.
    Saludos cordiales

    Escrito el 24 enero 2016 a las 01:13
  9. 9. Leonardo Ossa dice:

    Hola Isan, me he divertido bastante con tu texto. Considero que las acotaciones que te hace Noemi son validas, ya que señalan cierta exageración en los acontecimientos, pero, son esas distorsiones las que constantemente se realizan en las películas de humor o en las caricaturas, ejecutadas precisamente para hacernos reír. ¡Muy bien! Me parece que tu escrito es acorde con la historia.
    ¡Felicitaciones!
    Saludos.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 05:11
  10. 10. Isan dice:

    Para Noemi:

    El acto del vaso: Estrujar no es necesariamente arrugar. Con unas manos sudorosas, el nerviosismo y un vaso de cristal, me lo imaginaba perfectamente posible.

    Con la experiencia de la chica estoy totalmente de acuerdo contigo, además ella seguramente ni se había fijado en él.
    Precisamente con los kilos, la cerveza, esos pensamientos, quería remarcar el asco que podía dar. Esto es una ficción que la realidad pocas veces da. Los relatos, están llenos de abusos y crímenes, por eso no entiendo muy bien lo que comentas acerca de las leyes contra el acoso El gusto que tenía la chica es, mas bien, idea de él.

    Mira que se repasan los textos y se cuelan esas cacofonías. Gracias por hacérmelo notar. Igual que “desgraciado” que alguna reiteración las colocaba conscientemente y me parecía que quedaba bien, pero no me di cuenta de las veces que se repetía.

    Muchas gracias por tus correcciones todas acertadas. Procuraré leerte y comentarte.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 21:20
  11. 11. Isan dice:

    Leonardo Ossa:

    Me da mucho gusto que te haya divertido, ese es el principal objetivo de este texto, si no el único, aunque siempre se le puede sacar otra finalidad. Yo me he divertido escribiendo e imaginando la escena. Tanto es así, que he continuado con el personaje en un relato que me está dando para mucho. Estas exageraciones son una caricatura de la realidad. Lo has descrito perfectamente.

    Gracias por leerme. Corresponderé un día de estos.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 21:32
  12. 12. marazul dice:

    Hola Isan
    Se agradece un relato humorístico y el tuyo me ha hecho reír. Es verdad, que cae en la exageración pero al fin y al cabo es una caricatura de una situación. Y también me ha recordado a una película de cine mudo (el gordo y el flaco, Chaplin, Buster Keaton…)
    Tu forma de escribir es clara y muy agradable. Utilizas algunas repeticiones que yo considero forman parte del estilo que le quieres dar al texto:”como todos los días…..” “como todos los días……”
    Creo que tu protagonista se ha currado bien ese beso jeje….
    Un saludo

    Escrito el 24 enero 2016 a las 22:09
  13. 13. Isan dice:

    Para Marazul:

    Hola de nuevo. Gracias por corresponder a mi comentario y ser tan benevolente.

    Escrito el 25 enero 2016 a las 10:28
  14. 14. Mariaje dice:

    Hola Isan,
    He llegado hasta tu relato por casualidad, es la primera vez que participo y estoy intentando leer todos los que puedo para aprender y ver cómo habéis resuelto los demás la escena.
    La verdad es que yo no he necesitado ninguna descripción de Yolanda, como ponía en otro comentario, creo que es secundario, para mí lo que prima en tu relato no son los personajes, ni si quiera la propia acción, si no cómo lo cuentas, tan divertido, rozando el exceso. Estoy de acuerdo en los apuntes técnicos que te hace Noemi y creo que deberías cuidar la puntuación.
    Tu relato me ha gustado, me ha gustado tu humor, me ha arrancado una sonrisa. Me parece que no todo el mundo se atreve con historias cómicas y yo lo agradezco, en realidad lo he intentado también en alguna ocasión que espero que no sea la última. Te buscaré en la próxima escena a ver si nos haces reír otra vez. Si te apete pasar por el mío, nada que ver, va del amor padre-hijo, es el 93.
    Un saludo

    Escrito el 25 enero 2016 a las 19:32
  15. 15. Isan dice:

    Hola Mariaje:

    Yo también llevo poco tiempo en este taller. Esta es mi tercera participación.

    Te agradezco que te hayas pasado por este relato y que lo comentes pero, sobre todo, que te haya arrancado una sonrisa. Los fallos se irán corrigiendo con los comentarios de todos, porque todos estamos para aprender, para aportar algo a los demás y para satisfacer nuestro gusto por escribir.

    Dentro de unas horas tendré mas tiempo para pasarme por la casilla 93.

    Un saludo.

    Escrito el 26 enero 2016 a las 09:06
  16. 16. Sara dice:

    Hola:

    Desde luego se sale completamente del estilo de los relatos que ve leen por aquí de amor, intriga o fantasía. Me he reído un montón imaginando la escena de cuando se levanta para limpiar la cerveza y pisa el vaso. Puro cómic. También me ha gustado la forma de contarlo. tiene estilo. A mi no me desagrada que se cuente que empezó a bobar a la chica. Lo malo sería si fuese una realidad.

    Me parece que hay demasiados “como todos los días”, aunque esa se ve que era la intención, la repetición.

    A pesar de que no hay diálogos, no se echan en falta hasta el final, porque todo pasa muy deprisa, pero hubiera estado bien meter alguno.

    Yo no he escrito ninguno todavía porque me da pereza y creo que no me saldrían ideas.

    Un placer leerte.

    Escrito el 27 enero 2016 a las 18:02
  17. 17. Sara dice:

    Quería decir sobar en lugar de bobar.

    Escrito el 27 enero 2016 a las 18:04
  18. 18. Isan dice:

    Hola Sara:

    Si te lo has pasado bien leyendo, misión cumplida. El humor, la ironía y las situaciones imposibles creo que saldrán mas veces en mis relatos, si sigo participando. Me siento cómodo en ese género. Otra cosa es que no guste a todos.

    Te animo a que comiences a participar con tus relatos que seguro que te divertirás.

    Escrito el 27 enero 2016 a las 23:05
  19. 19. Jose Luis dice:

    Hola Isan.
    Gracias por pasarte por mi cuento y por tus comentarios.
    Aprovecho que tengo acceso a un ordenador y a un teclado decente -y no una tablet, como en días anteriores, cuando no he podido comentar como es debido los relatos de mis colegas de escritura- para hacer algunas correcciones a tu relato. Espero que no te lo tomes a mal. Perdóname, porque el comentario que te escribo es un poco largo.
    En cuanto a la forma:
    Como todos los días le esperaba apoyado en la barra del bar. ——————– Como todos los días, la esperaba apoyado en la barra del bar.
    Como todos los días ella llegaba a las ocho en punto. —————————— Como todos los días, ella llegaba a las ocho en punto.
    Yolanda –así le llamaba el camarero- estaba en el bar el breve tiempo de un café. ——————- Yolanda –así la llamaba el camarero- estaba en el bar el breve tiempo de un café.
    Ese día en el que pensaba declararle mi amor definitivamente, llegó como todos los días con la sonrisa en los labios (…) ———————————— Ese día, en el que pensaba declararle mi amor definitivamente, ella llegó, como siempre, con la sonrisa en los labios (…)
    Y como todos los días se sentó muy cerca de mí. —————————– Y, como todos los días, se sentó muy cerca de mí.
    Un simple “«me gustas» o, por qué no, «te quiero» podrían haber sido bastante para expresar lo que sentía. Pero, como día tras día, apenas podía balbucir un imperceptible saludo. ——————————————— Un simple «me gustas» o, por qué no, «te quiero» podrían haber sido bastante para expresar lo que sentía. Pero, como día tras día, apenas podía balbucear un imperceptible saludo. (A lo mejor estoy equivocado y balbucir es un verbo válido, pero a mí me suena más “balbucear”)
    (…) el vaso se me fue de las manos volando en una parábola (…) ————————————- (…) el vaso se me fue de las manos, volando en una parábola (…)
    Y allí le vi, abrazada a aquel desgraciado ——————————- Y allí la vi, abrazada a aquel desgraciado
    desee ————– deseé
    Ya para entonces entre mi jefe, el camarero y unos cuantos parroquianos (…) ————————— Ya para entonces, mi jefe, el camarero y unos cuantos parroquianos (…)
    (…)comenzó con esas botas camperas puntiagudas que hacían juego con su abrigo, a pegarme patadas sin ninguna consideración (…) ——————————- (…)comenzó, con esas botas camperas puntiagudas que hacían juego con su abrigo, a pegarme patadas, sin ninguna consideración (…)
    Momentos antes de perder el conocimiento como consecuencia del patadón que me arreó en la cabeza el desgraciado, me pareció como volar y no precisamente de placer, y que todos gritaban y gesticulaban mucho. ———————- Momentos antes de perder el conocimiento, como consecuencia del patadón que me arreó en la cabeza el desgraciado de mi jefe, me pareció como volar, y no precisamente de placer, y que todos gritaban y gesticulaban mucho.
    En un último esfuerzo acerté a darle el último beso. ————————— En un último esfuerzo, acerté a darle el último beso a Yolanda. ———————- Yo entiendo que el último beso es para ella y no para el jefe, pero hay que especificar por si acaso, para evitar confundir al lector sobre una posible ironía.
    Además, la palabra “último” se repite demasiado, así como lo de “tpdos los días”.
    En cuanto al contenido, creo que es un cuento muy entretenido de leer, bien logrado, y que está muy bien descrita toda la escena, como de película de comedia. El humor que se desprende de la situación es hilarante.
    Un saludo

    Escrito el 28 enero 2016 a las 16:02
  20. 20. Isan dice:

    Hola José Luís:

    ¡Cómo me va a sentar mal que me corrijan! En absoluto. Agradecido.

    De acuerdo totalmente con las abundantes comas que faltan. Me decían en un comentario más arriba que había frases con exceso de comas y yo le respondía que debería haber puesto más.

    Respecto al verbo “balbucir”, la RAE lo acepta y explica y “balbucear” lo remite a balbucir.

    En cuanto al leísmo que me corriges, me ha hecho remitirme a la RAE, donde transcribo: “Cuando el pronombre desempeña la función de complemento indirecto, deben usarse las formas le, les (singular y plural, respectivamente), con independencia del género de la palabra a la que se refiera el pronombre:
    Le pedí disculpas a mi madre.
    Le dije a su hermana que viniera”.

    Reitero mi agradecimiento porque has dedicado tu tiempo en corregir lo que enriquece el texto.

    Escrito el 29 enero 2016 a las 00:43

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