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El último beso - por Adela
Nunca había recibido mucho afecto ni mucho menos muestras de amor. Cuando era niño creció en un orfanato y tiempo después vivió en varias casas de acogida. Respecto a él no había sentido nada más que cierta gratitud hacia sus cambiantes tutores y algo parecido al aprecio, el que le prodigó la anciana señora que vivía junto a su última residencia tutelada.
Pasado el tiempo se licenció en literatura y tras una corta reflexión descartó dedicarse a la docencia pues no se sentía capaz de ser un buen profesor de instituto. Solamente la idea de tener que estar rodeado de tanta gente cada día le producía una tremenda ansiedad, de manera que tomó la determinación de ser escritor. Una profesión que se adaptaba perfectamente a su carácter tímido y retraído y que mal dadas podría dedicarse a la corrección de textos y a seguir trabajando en la biblioteca municipal.
Fue entonces cuando yo conocí al bibliotecario. Vivíamos en el mismo barrio y yo gustaba de frecuentar la biblioteca por lo que coincidíamos a menudo. Era un hombre enjuto, tendría unos cuarenta años, taciturno y poco dado a relacionarse con el prójimo. A decir verdad todavía me pregunto cómo pudimos hacernos amigos. Yo soy un tipo alegre y extrovertido, y aunque me apasionan los libros reconozco que soy un poco frívolo.
Un día tomando un café, el bibliotecario me confesó que se había propuesto un reto literario que le mantenía azorado e insomne. Su confesión despertó mi curiosidad de inmediato y me dispuse a prestarle toda mi atención. Después de muchos rodeos y titubeos para hablarme o no de ello, me lo soltó sin más: voy a escribir una historia de amor. Dicho así no pude evitar hacer cierta mueca de pasmo, ¿acaso un escritor no escribe acerca de cualquier tema?, mi gesto de asombro le produjo tal reacción de timidez, que un ligero rubor le encendió su pálido rostro y ésta, a mi pesar, acentuó mi inicial extrañeza.
Tras un incómodo lapsus de tiempo, se permitió hablarme de ello. Quería escribir una hermosa historia donde unos enamorados, después de interminables avatares y vicisitudes, encontrarían finalmente la paz en sus vidas y donde reinaría el amor eterno reconfortando sus corazones magullados. Esa era la idea. Pero, desafortunadamente, el abnegado y entregado escritor era incapaz de contar una historia romántica. Simple y llanamente porque jamás había experimentado un suceso tal.
Me dijo a modo de conclusión: pero tengo el título, será El último beso.
Aquella noche no pude dormir pensando en él. Me preguntaba cómo podía haber sido capaz de sintetizar en una frase, la que daba título a un libro inexistente, toda una vida que se me antojaba reprimida y solitaria. Una vida no vivida pero, con toda certeza, millones de veces soñada.
A la mañana siguiente pensé en lo largo que se me haría el tiempo esperando ver publicado el libro de mi amigo el bibliotecario. Estaba convencido de que sería una historia apasionante.
Buenas Adela:
Tengo que decir que me ha encantado la soltura con que encadenas las palabras, los adjetivos y sustantivos, como si me llevarán de la mano.
Sin embrago hay un pero: la historia en sí me ha parecido bastante sosa, dejándome frio.
Aunque eso se puede mejorar.
Un saludo!
Hola Adela.
Estoy de acuerdo con Baptiste en cuanto a la soltura con la que escribes, tiene ritmo tu escritura.
En lo que no estoy de acuerdo es en que la historia sea sosa. Te voy a decir como lo veo yo: creo que este relato retrata bastante bien algunas de las caras de ser escritor. Es evidente que escribir es una actividad introspectiva por tanto hay ciertas personalidades que se prestan más que otras para ser escritor, con esto no quiero decir que no haya escritores desinhibidos y con una intensa vida social, pero la mayoría no lo son.
Por otro lado escribes para contar historias que te han pasado, cambias los nombres, las adornas un poco, cosas así. Pero también escribes para vivir otras vidas, para intentar comprender cosas que no conoces y que probablemente nunca llegaras a conocer y eso está bien porque a veces contar las cosas desde fuera, desde el punto de vista de alguien que nunca las ha vivido,también es interesante.
A mi me ha gustado tu relato.
Saludos, Adela.
Gracias por pasar por mi relato y dejar tus impresiones.
Tu historia, en cuanto a la forma, está bien llevada. No he visto faltas de ortografía, los tiempos verbales están bien utilizados y la estructura de las frases me parecen correctas.
En cuanto al contenido, estoy bastante de acuerdo con Baptiste. Realmente no me deja fría, me induce tristeza, pero no aporta ninguna emoción añadida.
Tal vez sea la forma de estar contada, sin diálogos ni perspectivas abiertas a un cambio.
En cuanto al reto, creo que no lo cumple. Tu narrador no es testimonial, aunque está escrito en primera persona es conocedor de toda la historia, casi protagonista.
Espero seguir leyéndote en futuros talleres. Un saludo.
Creo que a la historia le falta algo de emoción. Como ya te dicen los compañeros, dominas muy bien los tiempos y el lenguaje que usas para escribir es fácilmente entendible y leible. Solo considero lo que dije antes de que falta un poco de emoción. Aun así la historia me parece interesante pues me gustaría saber mas de ese escritor. Será capaz de escribir ese libro? Encontrará el amor y eso le ayudará? Como dije, sí es interesante.
Felicitaciones y saludos.
Excelente historia Adela, muy bien utilizados los retos propuestos, en una reflexion sobre la escritura muy lograda…
Nos leemos!
Hola a todos, os agradezco mucho los comentarios que me habéis hecho, os aseguro que me han hecho reflexionar. Hasta pronto.
Adela,
Coincido con los anteriores comentarios. Una escritura muy fluida, que engancha al lector y es fácil seguir.
La verdad es que me ha parecido una historia original, aunque me da la impresión de que existe un cambio en el narrador. Al principio parece un narrador omnisciente, luego cambia a un conocido del bibliotecario. A lo mejor era intencional, pero es lo que “rompe” un poco la cadencia de la historia.
Un abrazo y a seguir escribiendo!