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El último beso - por Pedro

En plena ciudad, entre edificios inmensos y manzanas repletas de transeúntes y automóviles, me encuentro en una calle agobiado por el inclemente calor que irradia el Sol. Cada paso que doy se asemeja al esfuerzo que supone caminar en un desierto. Es desesperante, ya jadeo y mi piel empieza a enrojecer. Lentamente me volteo hacia las personas con sus miradas inquisidoras y voy percatando la falta de vida en sus ojos. Empiezo a sudar, es inevitable, mientras noto cómo los autos expelen aires calurosos. Camino y las miradas sigues sin expresar algún tipo de emoción, sin saber siquiera un norte al cual seguir.
Percibo todo distante, borroso, y mis pasos los ciento más pesados. ¨¿En dónde estoy?¨ Pregunta mi ofuscada conciencia. Salen de mi boca palabras exigiendo explicaciones, teniendo poca noción de lo que estoy diciendo. Las personas, inconsciente de mi situación, me observan como si fuese un vagabundo, cosa que disipo entre el peso de mis hombros y mi sed.
-¿Qué quieren?- comienzo a decir con tono bajo y luego alzando mi voz al ver que no me respondían- ¿Qué buscan?- pregunté. Eran palabras elementales, pero debí saber que no tenían la respuesta. Entre tanto, mis pies los siento más pesados, cada

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5 comentarios

  1. 1. Yina dice:

    Es una lástima que el texto esté incompleto, pues, me iba atrapando. Aunque hay que tener cuidado con algunos adjetivos como “inclemente”, “ofuscada”, etc. Hacen un poco de ruido en la narración. Usar “inclemente” con calor o sol, es ya un cliché en narraciones. Sería bueno emplear otro adjetivo u otra forma de mostrar el calor.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 17:33
  2. 2. Pedro dice:

    Gracias por comentar, Yane. Ciertamente usar la palabra ¨inclemente¨ fue un error, ahora tomaré en cuenta lo común que pueden sonar algunas palabras. Aquí está la parte del relato que faltaba:

    calle empinada era como subir alguna duna, y cada obstáculo era como una serpiente venenosa. Las personas pasan a mi lado como si no estuviesen en el mismo mundo que yo.
    Al final de cierta avenida veo a lo lejos un ser brillante, incluso más que el mismo Sol. Parecía como el reflejo de un espejo o metal, y su color blanco me pareció totalmente encantador, a pesar de tener que taparme un poco los ojos para no parpadear y perderme dan espléndida luz. Era distinta a los demás. Sentía cierto frescor en las partes de mi cuerpo en donde alumbraba aquella presencia. Me sentí aliviado por un momento, quería alcanzar esa resplandeciente luz, por lo que empecé a dar pasos más rápidos, aún con cansancio.
    Cuando sólo me faltaba la mitad de una cuadra para estar cerca, sin previo aviso, la luz se movió, empezó a alejarse en dirección a otra calle. Yo, asombrado, intenté caminar más rápido, subir las dunas que suponían los rayados. Cuando llegué al punto donde la luz había estado antes, viendo cómo se perdía en el horizonte, noté que las miradas de las personas cercanas a mi brillaban con una luz débil, pero importante, cuando los observaba. Parecía ser el rastro del ser brillante, por lo que, viendo los ojos de las personas a mi alrededor podía saber en cuáles sitios había pasado. Supe que había cruzado en una esquina en dirección al norte y cuando llegué vi cómo a mitad de calle seguía caminando.
    Notaba las miradas de los peatones y ya los que tenían alguna brillantes estaban esparcidos por todas partes. En ellas se notaba cierta felicidad en los rostros, y yo, solitario, no podía tenerla. Con pensamientos derrotistas, bajé la cabeza y retrocedí. Ya era tarde, las nubes aparecieron y comenzaba a lloviznar, pero no podía irme, ya que no importaba estar empapado de lluvia con tal de ver la luz de cerca. En ello, volteé, y allí estaba. Era una mujer de cabello lizo y largo, con una mirada angelical. Asombrado, noté lo que producía la luz. Se trataba de su sonrisa encantadora y deslumbrante que se contagiaba al solo percatarla desde cientos de metros. En mi cuerpo sentí cierta frescura que se sumaba a las gotas que caían en mi ropa y en el de ella.
    -¡Al fin te encuentro!- dije en mis adentros. Cuánto he esperado este momento. Me acerqué a ella, despacio, pero sintiendo libertad. Viendo como ella cerraba los ojos mientras acercaba su boca a la mía, hice lo mismo. Sí, era apresurado, pero había pasado lo que parecía una eternidad para mí. Cuando nuestros labios se conectaron no supe qué pensar. Sentí cierto dulzor en un momento en que ya no podía mover mi cuerpo. Ya el veneno de la serpiente estaba haciendo efecto, era hora de partir. Una tormenta se avecinaba, y mis músculos sucumben, aunque puedo beber un poco de mis últimos sorbos de lluvia, sin embargo, mi delirio pudo incluso superar mi deplorable situación en este desierto agobiante. Ahora, ahogado en mis añoranzas y en la tormenta que acababa de comenzar, mi conciencia se desvanece, extinguiendo por último la felicidad que me produjo la ilusión que supuso el beso que le daría a la luz que tanto se asemeja a la que veo al momento de mi muerte.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 03:15
  3. 3. MOT dice:

    Desde mi “muy humilde” opinión, aquí veo varias cosas. Intento explicarme:
    1 – Gran relato tanto en extensión como en el esfuerzo que, pupongo, has realizado. Te lo has currado !!!
    2 – Una pena que se te hayan colado algunas faltas de ortografía. Deberías intentar mejorar al respecto.
    3 – Opino, de muy buen rollo, que si has decidido empezar el relato narrándolo en tiempo presente, no creo necesario ese cambio al pasado que empiezas a usar a partir del párrafo que empieza con …-¿Qué quieren?-… Te hubiera quedado mucho mejor si hubieras seguido con el presente. Es una opinión estrictamente particular, que no significa que sea la correcta.
    4 – Al menos a mí, me ha parecido, despues de su total lectura, una historia difícil de entender, confusa, y no he entendido ni el significado de la mujer, ni si el protagonista está vivo o muerto o entre ambos estados.
    5 – Aún después de todo lo mencionado, la historia me ha tenido en vilo durante toda la lectura, cosa que merece un grandísimo mérito.

    Escrito el 23 enero 2016 a las 19:10
  4. 4. Keren Johana dice:

    Hola, el texto me envolvió, y quede con un sin sabor en la boca porque el texto esta incompleto. También siento una desconexión del texto con el título, pero creó que tiene que ver que el texto este inconcluso. Sigue.

    Escrito el 25 enero 2016 a las 21:54
  5. 5. Oda a la cebolla dice:

    ¡Hola, Pedro! Me gustò bastante el relato. Destila calor, agobio e intensidad en cada sentimiento. Comparto lo que te han comentado por ahì arriba, en cuanto a confusiòn y a alguna que otra falta ortogràfica, pero te felicito. Buenas noches y ¡seguimos leyèndonos!

    Escrito el 26 enero 2016 a las 00:43

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