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EL ÚLTIMO BESO - por Sara Ley

Al salir a la calle, ventosa y fría en comparación con el microclima cálido de la habitación de Ángel, Ali se convenció de que todo había acabado. Había sido mágico encajar a tantos niveles y compartir tantas cosas con alguien que acababa de conocer, pero el paréntesis ya estaba cerrado. Esa había sido su primera y última vez.
A pesar de ello, no soportaba la idea de que la experiencia quedaria reducida a un recuerdo, pero así debía ser. Era la propia naturaleza de las aventuras de una noche, su final estaba escrito antes de que comenzaran.
Ángel encendió la radio al arrancar el coche, y justo sonaron las señales horarias de las diez en punto. Él estaba muy guapo, con el pelo recogido en una cola de caballo baja y unas Ray Ban estilo aviador ocultando sus ojos.
—Estás muy callada.
—Tengo sueño —se excusó ella, sin ganas de hablar. Le pareció que Ángel la miraba con suspicacia a través de los cristales negros de sus gafas.
En la emisora estaban dando las noticias, pero Ali no las escuchaba. Aquella situación la estaba deprimiendo demasiado y miraba en silencio por la ventanilla.
—Quiero volver a verte —dijo de pronto Ángel, con voz neutra y sin apartar la vista de la carretera.
Ella le miró sobresaltada, digiriendo sus palabras.
—No me mires así, cielo. Ya sé que tienes novio, pero no me gustaría que esto terminara así.
—Tú mismo lo has dicho: tengo novio. Es horrible lo que le he hecho, como se entere me mata. No debo repetirlo. No quiero repetirlo —contestó, muy a regañadientes.
—¿Ni siquiera para tomar un café?
Los principios de Ali se tambalearon una vez más. Sonaba tan inocente… pero no era idiota. Lo más probable era que, después del café, Ángel tratara de llevársela a la cama. Y si eso ocurriera, ella no tendría la suficiente voluntad para negarse. Él mismo lo había comentado al principio de la fiesta, justo después de intercambiar aquel primer y larguísimo beso: era muy difícil resistirse a las chispas que saltaban entre ellos.
Durante unos segundos, la lucha interna entre culpabilidad y deseo le impidió hablar.
—No puedo verte más —contestó al final, con tristeza en la voz y en los ojos.
Ángel sonrió sin alegría, aceptando su respuesta.
—Tenía que intentarlo —murmuró, sin insistir.

Él aparcó en doble fila cuando llegaron al barrio de Ali. Ella hizo el ademán de abrir la puerta del vehículo, pero se lo pensó mejor. Se giró para darle el último beso a su acompañante, y él lo recibió con un suspiro.
—Ojalá nos hubiéramos conocido en otro momento —dijo ella, a milímetros de la boca de él.
—No existe otro momento. Hemos coincidido en el tiempo y el espacio por azar. Tú decides si aprovechar esta casualidad cósmica y ver qué nos depara.
Ella casi sonrió al escuchar esa respuesta. La sensación de que, si salía del coche, truncaría una historia que podría ser preciosa se intensificó. Le temblaba la mano que tenía en la manija de la puerta, mientras intentaba pensar fríamente.
No era tan insensata para arriesgarse por alguien que acababa de conocer, echando por la borda una relación de cinco años. ¿O quizá sí?

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5 comentarios

  1. 1. Diego Manresa Bilbao dice:

    Sara,
    Una historia interesante, bien contada, aunque un poco manida… Me recuerda a “Los Puentes de Madison” con ese final en el coche… Me ha gustado

    Nos leemos!

    Escrito el 19 enero 2016 a las 22:23
  2. 2. Paola dice:

    Hola Sara, eres mi número 3.

    En cuanto a la forma te diré que me parece bien escrito, se lee bien, nada suena extraño,los tiempos verbales cuadran, los sujetos están claros y no encuentro errores. Diálogos, los justos para esa situación y el ritmo adecuado.

    En cuanto al tema: me ha gustado como has tratado el asunto y comprendo la duda de Ali porque si a mí me dijeran que voy a desperdiciar una casualidad cósmica también me lo pensaría aunque con ello dejara al mejor hombre del mundo.
    No sabe nada el tal Ángel!
    Eso no se le puede decir a una mujer!!
    Por muy rectas, lógicas o escépticas que podamos ser nunca seríamos capaces de dejar escapar una oportunidad única e irrepetible de tal magnitud.

    He disfrutado mucho leyendo.
    Nos leemos

    Escrito el 20 enero 2016 a las 12:17
  3. 3. Caciba dice:

    Hola, Sara.

    Coincido en que tu historia está muy bien escrita. Solo una cosa: “… no soportaba la idea de que la experiencia QUEDARÍA reducida a un recuerdo…”, yo sustituiría el condicional por el subjuntivo: “…de que la experiencia QUEDASE (QUEDARA) reducida a un recuerdo…”. Va introducida por un “que”, para mí es subjuntivo.

    Bueno, era solo eso que me chocó.

    Me gusta ese final dudoso; he releído para ver si encontraba la respuesta final.Y sí, yo creo que se queda con este muchacho que no la conviene nada :).

    Enhorabuena, buen relato, me ha gustado.

    Un saludo

    Escrito el 21 enero 2016 a las 00:38
  4. Me parece que introduces bien a los personajes. El ambiente me parece bien y muy realista. Los dialogos me gustan por que fluyen de manera natural y ese final me parece genial y deja a uno pensando.
    Excelente relato, bien narrado y mostrado pues me parece muy visual.
    Felicitaciones y saludos.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 21:34
  5. 5. Sara Ley dice:

    Muchas gracias por vuestros comentarios. Es verdad que está manido y tal, pero es que es una escena que he sacado de un escrito mucho más largo (soy vaga y reciclo, si no no llegaba a tiempo para participar en el taller xD)

    Me iré pasando por vuestros relatos, que estos días he estado muy ocupada con mi posgrado… ains.

    Escrito el 22 enero 2016 a las 15:22

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