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El último beso - por Féli Eguizábal

Marina ha vuelto a nuestra vida. Dice Carla. Ha llegado de improviso. En silencio como cuando se fue. A Mario no le ha gustado ni su regreso, ni mi esperanza de que vuelva arrepentida. Entiendo que esté dolido, porque le hizo mucho más daño que a mí.
Él es mi mejor amigo. Alto, desgarbado, y un año mayor que nosotras. Goza de una posición social y económica superior al resto de sus amigos. Su carácter modesto y sencillo lo convierte en un joven atractivo. Durante la adolescencia, cayó en las redes de Marina, y se enamoró de ella. La dio cuanto tenía, alma incluida y la perdió. Su mirada ámbar lo tenía cautivado. Parecía loca por él y poco apoco le incitó a que huyeran juntos a Bélgica. «Un país con muchas oportunidades» le susurraba al oído hasta que lo convenció. Al tiempo, y una vez que Mario se despidió de sus padres, dejándolos doloridos y decepcionados, se fueron a la estación de ferrocarril. Un momento antes de que el tren se pusiera en marcha, ella comenzó a llorar sin consuelo. Al preguntarle Mario, le enseñó una carta de su amante donde la suplicaba que se reuniera con él. «No puedo seguir contigo Mario. Compréndelo. Se lo debo a él». Lo miró a los ojos, lo besó en la frente y subió al tren. Mario, atónito, sin poder creer lo que estaba sucediendo, vio partir el convoy sin decir una palabra. La odia desde entonces.
Carla comparte su alegría con todos cuanto la rodean. Dice Mario. Una muchacha peculiar. Espigada y agradable, mueve su rizada y roja melena al ritmo de su caminar pausado; se acentúan las pequeñas pecas en sus mejillas y nariz cuando los rayos del sol chocan con su rostro. Tiene muchos amigos, y su mayor afición es insertar los nombres en un gran coleccionador. Una recopilación que comenzó de niña, y ordena, no por orden alfabético o de aparición, sino por el grado de confianza y afecto que se profesan.
La conocí cuando Marina me dejó para reunirse con su antiguo amor. Fue mi paño de lágrimas. Siempre estaba a mi lado y, en silencio me escuchaba paciente. Cuando yo callaba, intentaba alejar la ira que llenaba mi alma, y apagaba las llamas de mi dolor con su suave voz. Nada más marcharse, añade Mario, Carla arrancó su nombre del cuadro de honor. Todavía queda su vacío. Yo la he olvidado, y aunque Carla no lo sepa, no solo no la odio, sino que estoy agradecido. Gracias a ella, he conocido a esta maravillosa pelirroja que sin saberlo, me tiene loco.
—Mario, aún sigues enojado con ella —dice Carla, te aseguro que ha cambiado, ha vuelto más sensata.
—¿Cuánto crees que va a durar su sensatez? ¡Yo te lo digo! Lo que le cuesta a la sombra girar en torno a la luz —le responde Mario airado. —Tanta amabilidad me dice que necesita mucho de ti. Y nada más conseguirlo, te abandonará de nuevo —continuó obstinado.
Mario conoce bien a Marina. Dice Carla. Aún recuerdo los consejos de mis padres. Cómo me advertían de su falsedad, y cómo desoyéndolos, continué creyendo en su falsa amistad. La bicha es el ser más parecido a Marina. Ya desde jovencita, se acercaba a las niñas sibilina y sinuosa; con zalamería y sonrisa en sus labios, conseguía sus favores para ignorarlas después, dañándolas moralmente cuanto podía. La envidia la dominaba y tuvo la mala suerte de no ser corregida. Ya era novia de Mario, cuando me pidió prestada una buena cantidad de dinero “para socorrer la enfermedad de mi madre” –dijo ella, y lo empleó para fugarse con su amante.
—Mira Carla, En FB he encontrado una lista interminable de gente que está reclamando a Marina ingentes cantidades de dinero.
—Pues ya sabemos por qué ha regresado. Dice Carla
— Ha estado divirtiéndose con esos juegos tan peligrosos de Internet, y ha perdido. Están buscándola por embustera y tramposa. Cuídate de tu viperina amiga.
Nunca hubiera pensado —dice Mario, que Carla llegara a rechazar a Marina sin mediar palabra. La invitó a su casa para tomar unas pastas hechas para ella. Y, Marina que estaba buscando la forma de conseguir de nuevo su confianza, vio en esa invitación la excusa que necesitaba para alcanzar sus objetivos. A media tarde llegó fresca y radiante. Mientras la madre de Carla preparaba el café, ésta mostró a Marina su coleccionador de amigos. «No queda ningún hueco donde colocar nombre alguno».

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8 comentarios

  1. 1. Mar Lana dice:

    Feli, felicidades por tu relato. Está muy bien. Si me permites te apunto lo que me ha saltado al leer el comienzo. La primera frase es algo que habla una persona luego debe ir entre comillas españolas, más aun si a continuación dices: (Dice Carla) esto último está encerrado entre dos puntos y no se sabe si te refieres a la frase anterior o a la que va a continuación. Para mi lo correcto es:”Marina ha vuelto a nuestra vida”, dice Carla.
    Más adelante vuelves a hacer lo mismo en otra frase. Consultalo con los profesor por si acaso. No he puesto comillas españolas porque en el móvil no están. Muchos besos.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 10:15
  2. 2. Demetrio Vert dice:

    Hola Féli. Gracias por leer mi relato.

    Al igual que te comenta Mar Lana me ha resultado confuso el relato y he tenido que releer frases para entenderlo, y al igual que ella, opino que es por el incorreto uso de los signos de puntuación (rayas). Como es algo que se repite pienso que lo mejor sería que lo mires en la RAE. Es muy explícito. Te pongo el vínculo. http://lema.rae.es/dpd/?key=raya

    Otro aspecto que observo es el del laísmo/loísmo. Por aquí el Levante es menos corriente que por Castilla, pero a veces surgen dudas. Encontré una sencilla regla que sirve para casi todos los casos. Te adjunto el vínculo. http://reglas-escritura.blogspot.be/search/label/lo

    En cuanto al contenido del relato se entiende que quién “la hace la paga”. Lo veo correctamente escrito, aunque no fluido, tal vez por la incorrecta puntuación. Desde mi punto de vista es demasiado descriptivo lo que le resta ténsión. En cualquier caso esa es mi opinión.

    Saludos.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 19:39
  3. 3. Féli Eguizábal dice:

    Hola Mar, ¡Qué alegría me ha dado encontrar tu comentario! Gracias por entrar y comentar siempre tan certeramente.
    El hecho de que haya incluido (Dice Carla) entre puntos es la forma que he intentado reflejar al narrador testigo. Por lo que con esa idea no puedo ponerlo entre comillas o cambiarlo de sitio. Es una forma de hacer que me llamó la antención del escritor Ignacio Martinez de Pisón, en su novela “El dia de Mañana” y creo que tambien la utiliza en alguna otra novela más. Pero no estoy segura de que yo lo haya hecho bien. Por lo que seguiré consultado a ti y al profesor. Nos seguimos leyendo, que para mi es un placer. Un abrazo.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 12:12
  4. 4. Féli Eguizábal dice:

    Hola Demetrio, gracias por leer mi trabajo y comentarlo. Te agradezco tambien los enlaces que me facilitas para poder aprender más y mejor. Siento que mi relato no esté más claro. Como le digo a Mar Lana, ha sido un intento de plasmar el narrador testigo, y es de seguro que no lo he hecho bien puesto que no lo habeis entendido. Espero mejorar para el siguiente, y sobre todo seguir leyendonos. Saludos.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 12:17
  5. 5. Laurindiel dice:

    Hola Féli,

    Ante todo, darte las gracias por leer mi relato, se agradece mucho.

    Con respecto a tu texto, decirte que me gusta cómo lo confeccionas y cómo lo cuentas, pues empleas las palabras y adjetivos apropiados. Lo único que le “falla”, si es que puede decirse así, es lo que te comenta Demetrio, que entorpece y paraliza un poco la lectura (a mi me pasa un poco lo mismo).

    Por lo demás, felicitarte por el relato.

    Un saludo

    Escrito el 20 enero 2016 a las 16:26
  6. 6. Vespasiano dice:

    Hola Feli:
    Agradecido por tu paso por mí relato.
    Como estamos en un taller, Ahora me toca la parte más difícil, comentar el tuyo y permíteme intentar exponer mi opinión con el ánimo, no de criticar, sino de en la medida de lo posible ayudar dentro de mis limitaciones.
    La tal Marina no tiene desperdicio, más que una “marina apacible”, parece una tormenta o un huracán. Como para fiarse de ella. Esto queda bien descrito.
    En tu historia como en la mía también hay una estación de tren. Y cuantas historias de llegadas y despedidas se podrían contar que hayan sucedido en cualquiera de ellas.
    En la historia hay tres personajes principales, aparte del antiguo amante de Marina y los padres de Carla, pero hay pasajes en los que me ha costado identificar a cada uno de los tres y encajarlos debidamente en el relato.
    “La odia desde entonces”. Esta es una opinión subjetiva que el narrador testigo no puede conocer. Y más adelante, pero esta vez en boca del protagonista dices: “…y aunque Carla no lo sepa, no solo no la odio”. Parece una contradicción.
    “…me dice que necesita mucho de ti., te abandonará de nuevo —continuó obstinado”. El abandonado había sido él, no sé porque dice eso refiriéndose a Carla. Sería mejor hacer referencia al dinero que le sacó con engaño.
    “La dio”. Creo que debería ser “le dio”.
    “Apoco”. Un pequeño despiste, sin duda.
    “Compréndelo. Se lo debo a él». No me queda claro lo que le debe.
    “…reuniera con él. «No puedo seguir…”. Aquí debería haber un guión largo ya que ella le está dando una mala noticia. No sé porque has puesto esta frase entre comillas «». Yo mismo me hice un lio con esto en mi relato del bosque.
    “Carla comparte su alegría con todos cuanto la rodean. Dice Mario”. Una muchacha peculiar. Aquí faltaría el guión largo si está hablando con alguien. Y si es así, ¿A quién se lo está diciendo?
    La misma duda surge cuando dices: “La conocí cuando Marina me dejó para reunirse con su antiguo amor”. ¿Lo está pensando o diciendo?
    Bueno el relato me ha gustado porque refleja la condición baja y rastrera de muchas personas que piensas que son tus amigos o confidentes y después te dan una puñalada por la espalda.
    Felicidades y espero que sigamos comentándonos y peleándonos
    con las comillas,las tildes,los guiones, etc.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 23:33
  7. 7. Leonardo Ossa dice:

    Hola Féli, tu historia me resulta novedosa ahora que veo ese último beso dado en la frente de Mario, en una estación del tren. ¡Muy bien!
    En cuanto a la redacción me adhiero a los comentarios de los señores Demetrio y Vespasiano que ya te han indicado algunas cosas, en las que yo también debo prácticar.
    Paso a agradecer tu visita y comentario por mi participación de este mes. Nos seguiremos leyendo.
    Saludos.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 20:23
  8. 8. Féli Eguizábal dice:

    Hola Laurindiel, Vespasiano y Leonardo. Gracias por vuestros. Cómo le expliqué a Mar, mi intento fué emular a Ignacio Martinez Pison en cuanto a su forma de presentar al narrador testigo. Sin duda, lo que conseguí es un relato farragoso para el lector. Tengo pendiente meterme con él y corregirlo. Saludos a todos, y nos seguimos leyendo. Es la mejor forma de avanzar en este campo.

    Escrito el 28 enero 2016 a las 10:10

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