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El último beso. - por pato

Web: https://saturellibrero.wordpress.com/

Su mano acaricia la cabeza ya casi sin pelo de él, solo una pelusa blanca cubre algunas partes todavía, ella lo mira con ternura, él no puede mirarla porque está inconsciente, ella ya no podrá volver a ver sus ojos y esto la atemoriza porque cuando tenía miedo lo miraba y eso no le quitaba el miedo pero conseguía que no le importara –el miedo no es nuestro, no nos pertenece, ni lo buscamos ni lo controlamos, de manera que solo nos queda ignorarlo o morir –decía él y ella lo ignoraba. Con su mano recorre despacio cada una de las arrugas del rostro de su amado, como si quisiera memorizarlas, las ha visto aparecer.
Se conocían desde muy jóvenes, siempre se llevaron bien, cómplices, amigos de verdad, cuando entraron a la universidad la vida los llevó por caminos diferentes, aún así mantuvieron el contacto, se veían ocasionalmente, igual una tarde o una noche y la complicidad seguía ahí intacta, cuando se reencontraron después de un largo tiempo sin verse en un momento de sus vidas en el que pensaban que todo lo bueno que les podía pasar ya había sucedido y ahora solo quedaba esperar, nunca más se volvieron a separar. De pronto la chispa saltó y se besaron por primera vez más de treinta años después de haberse conocido. Su primer beso fue nervioso, un poco torpe, ansioso, apasionado, largo como son los primeros besos, ahora tiene que darle el último y el dolor es inmenso.
Hoy ella llora y cuando sus lágrimas caen sobre el rostro de él parece que lloran juntos, aunque él no pueda, ella llora por los dos y trata de ganar tiempo, cada segundo que pueda arrancar con él es precioso y piensa aprovecharlo. Le coge la mano, flácida y caliente, lo único que le hace saber que aun vive, si se puede llamar vivir a estar tirado en una cama conectado a unas maquinas que te mantienen respirando, quizás sea más acertado decir que no está muerto a decir que vive, después de semanas en coma, media docena de médicos distintos, una veintena de estudios y millones de oraciones. Ella por fin ha accedido a no prolongar más su agonía, la de los dos.
Están solos en una fría habitación de hospital, cerrando el círculo. –Tenías que irte antes ¿no pudiste esperar a que me fuera yo? –reprocha ella exhausta por el dolor. Hay pocas cosas más agotadoras que el dolor. Luego le sonríe como pidiéndole perdón por el reproche, En el fondo sabe que el dolor de despedirse es de la misma intensidad que el amor que vivieron: sin urgencias, sin obligaciones, sin objetivos, sin plazos por cumplir, porque para cuando se enamoraron ya tenían las etapas obligatorias de la vida cubiertas. Así que simplemente disfrutaron de la pasión que tenían el uno por el otro. Pasión que sigue sintiendo y no sabe qué hacer con ella lo que si sabe es que la vida es así, pero le jode igual.
Afuera esperan su familia y los médicos para terminar con el calvario. Ella mientras sigue recordando los momentos buenos, los malos ya no importan, ella los va contando con una voz muy suave, podría estar hablando con él durante horas, como hicieron cientos de veces, miles de horas, solo que ahora él no puede contestar, aún así ella sigue hablando, sigue reviviendo sus recuerdos, que es lo único que le va a quedar. –Te dije que al final esto iba a doler –dice ella. Cuando él le contó que se había enamorado de ella, treinta años después de conocerse, ella le dijo que le daba miedo, que la asustaba el dolor, a ella le costó una enormidad superar su divorcio y prefería estar sola a volver a pasar por eso y él le prometió que no le haría daño por nada del mundo y ella le creyó. Ninguno de los dos pensó entonces en este momento.
Ella se inclina sobre él y lo besa primero en la boca después en la frente y por último las manos y sale de la habitación llorando, como ha llorado docenas de veces: el día de la graduación de la universidad de su hija mayor primero, años después volvió a llorar cuando se graduó la menor o en la boda de sus hijas o cuando le pusieron en los brazos su primer nieto. –Soy una llorona –decía ella. –Llora, amor, llora que así no te ahogas por dentro –contestaba él.

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5 comentarios

  1. 1. Mercedes dice:

    Hola! Enhorabuena por tu relato, me ha gustado mucho tu forma de narrar y en pocas palabras has logrado transmitirme no solo los sentimientos de la mujer, si no también su historia de amor y el riesgo que ella decidió correr cuando se embarcó en esa relación. Me ha emocionado mucho. Por otra parte, por sugerirte algo, en algún momento se han podido entremezclar los pensamientos del personaje con los tuyos propios, lo que se traduce en alguna ambivalencia como que está destrozada pero lo asimila bien como algo que forma parte de la vida. Y teniendo en cuenta las circunstancias que vive el personaje y como se siente, haber dicho que le jode para expresar todo eso me parece que ejemplifica bien lo que te he dicho antes, es decir, que no creo que el personaje hubiese utilizado esa expresión y que es mas bien algo tuyo.
    A pesar de esos dos detalles el relato me ha encantado.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 15:46
  2. 2. Mariví Alonso dice:

    Escribes bien una historia muy triste. Me gusta el final en que recuerda otra vez lo que él le decía. Se palpa el amor que se tenían.
    Por sacarte alguna pega, creo que a veces repites demasiado los pronombres ella y él.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 00:17
  3. 3. Perla Suaress de Oz dice:

    Owwws, me encanto tu relato, es tan triste y lleno de amor, no se me quede sin palabras.
    Me pareció una historia muy hermosa, que te enseña a valorar los pequeños momentos que da la vida, disfrutar la compañía de tus seres queridos, y siempre poder afrontar una perdida.
    Sobre todo ame la parte que dice:
    “Quizás sea más acertado decir que no está muerto a decir que vive”
    Me pareció hermosa.

    Pasas por mi relato? Es el 125

    Escrito el 21 enero 2016 a las 01:28
  4. Me ha gustado la historia que cuentas, a pesar de la tristeza y del momento terriblemente doloroso que vive la protagonista, todo el amor queda presente a través de tus palabras, bonita historia.

    Creo que deberías revisar la puntuación del texto, dificulta la lectura, se mezclan pensamientos del protagonista (crees), del narrador y las frases tan largas no ayudan. Esto va en detrimento del texto porque te pierdes y tienes que volver atrás para saber qué está pasando y simplemente es por la puntuación del relato.

    A pesar de estas dificultades has conseguido transmitir ese amor incondicional, que sigue en el tiempo.
    Los ejemplos que has puesto para ilustrar que ella es una llorona, creo que por falta de espacio, quizás no están del todo bien escogidos…creo que el nacimiento de sus hijos merecería destacarse, la boda y el nacimiento del nieto, pero las graduaciones de las hijas las nombras dos veces y en primer lugar y quizás, a no ser que sea por algo para ella muy especial, no son lo más importantes.
    Destaco algunas frases que me han parecido preciosas por su intensidad:

    Llora, amor, llora que así no te ahogas por dentro
    Te dije que al final esto iba a doler
    Llora, amor, llora que así no te ahogas por dentro

    Creo que tus diálogos tienen mucha intensidad, separados de lo que narra el narrador ganarían fuerza.

    Espero que no te molesten los comentarios que están hechos con ánimo de ayudar a mejorar.

    Un saludo

    Escrito el 23 enero 2016 a las 10:18
  5. 5. María Gabriela Sanchez Vallejos dice:

    Hola Pato soy Rayen: Es una bella historia de amor, llena de detalles que solo se conocen con la experiencia que dan los años vividos con una pareja y cuando ya tienes la tarea cumplida, muy delicada.
    Con respecto a los diálogos, te cuento mi experiencia, lo copié y lo pegué y no revisé y al realizar esta acción todo se junta, todos los comentarios que recibí me dicen algo sobre los diálogos. Me encantó tu historia, felicitaciones.

    Escrito el 27 enero 2016 a las 03:01

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