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El último beso - por J.A. Cristian

Esa mañana, al despedirse de Juan, Alexandra sabia que le había dado el último beso. Hacía dos meses que vivían juntos en el estudio que Alexandra alquilaba cerca del teatro donde trabajaba como actriz sustituta. Con veintitrés años de edad, un cuerpo escultural y un rostro angelical, Alexandra era la atracción de los hombres. Lo que nadie imaginaba era que dentro de ese cuerpo tan atrayente se escondía una mujer vacía, por cuyas venas corría un líquido que marchitaba cualquier sentimiento de afecto, cariño o ternura que intentaba germinar en el jardín de su corazón. Fue ese el estado en que quedó cuando a los diecisiete años fue sexualmente atacada por un compañero del colegio. Se culpaba a sí misma por no haber tenido la sensatez de evitar aquel encuentro que le arruinó su vida, y se sentía sucia siempre que recordaba aquella sustancia blancuzca y pegajosa con un olor peculiar que había quedado esparcida por todo su vientre.
Dos días por semana acudía a la oficina de Ruth Velez, una sicoterapeuta que trataba de que Alexandra llevara una vida relativamente normal. Fue alli donde conoció a Juan, un hombre de unos veintisiete años, quien trabajaba como portero en el edificio donde la Doctora Velez tenia su consultorio. Juan no poseía las virtudes físicas que hacen que una mujer se deslumbre por un hombre a primera vista, pero tenia una facilidad de palabras y una gentileza que compensaban su falta de atractivo físico. Fue precisamente su forma tan gentil y delicada con que trataba a Alexandra cuando esta llegaba al vestíbulo del edificio lo que hizo que poco a poco ella fuera sintiendo una atracción especial por él. Parecía que las conversaciones con él estaban teniendo mejor efecto terapéutico en Alexandra que los tratamientos con la Doctora Velez.
Un día, Alexandra sorprendió a Juan con una propuesta que no le pareció real.
—¿Te gustaria ir a vivir conmigo? —le preguntó Alexandra.
—Eso seria genial, —le respondió Juan, pero…
—Nada de pero. Las puertas de mi vida y de mi apartamento estan abiertas para ti, cuando quieras, puedes entrar por ellas.
Esa noche, Juan no pudo dormir pensando en la proposición de Alexandra. Al día siguiente, que era su día libre del trabajo llegó tímidamente hasta la puerta del estudio de Alexandra. Tocó el timbre y esta le abrió enseguida. Excitada por la emoción de ver a la persona que la estaba conectando nuevamente con la vida lo abrazó efusivamente, y agarrándolo de la mano lo introdujo dentro del apartamento donde lo besó prolongada y profundamente. Lo estaba esperando. Ella tampoco había dormido en toda la noche, sumergida en un laberinto de emociones, calculando como desenredar el nudo que se había formado en su existencia desde que conoció a Juan, un hombre del que ya no se quería separar, pero que al mismo tiempo no estaba segura de estar emocionalmente preparada para podérsele entregar.
«Juan es el único ser que me une a la vida. Si lo perdiera, me perdería a mi misma», pensaba Alexandra.
Así fueron pasando los dias, y mientras más se unían, mas difícil se le hacia a Alexandra entregarle un cuerpo que consideraba sucio, al hombre que estaba rescatando su vida. Con su gentileza habitual Juan la tranquilizaba y esperaba, porque la amaba y la comprendía. Alexandra por su parte temía que por la carencia de intimidad sexual Juan un día se marcharía.
Una mañana, Alexandra amaneció enredada en medio de un torbellino de emociones del que no se podia desatar. Temiendo que había llegado el final, se abrazó fuertemente de Juan cuando este se despedía de ella para irse a trabajar, y lo beso tan profunda y prolongadamente que el pensó que al fin Alexandra se había liberado de la fuerza mental que la esclavizaba. Se fue muy excitado al trabajo, con la ilusión de que esa noche disfrutaría por primera vez de intimidad sexual con la mujer que tanto amaba.
Esa tarde, al regresar del trabajo, Juan encontró el cuerpo sin vida de Alexandra colgando de la cuerda que esta había atado en la viga del techo. Horrorizado y confundido por la impresión de la escena salió despavorido del apartamento con la intención de también quitarse la vida, pero una fuerza extraña lo detuvo, y pensó que si el moría también moriría el regalo mas valioso que le dejó Alexandra, el recuerdo de el último beso.

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10 comentarios

  1. 1. Weda Heart dice:

    Historia ya conocida con lexico muy recurrente.Intenta buscar sinónimos y quedará más impactante.
    Buen final.

    Escrito el 18 enero 2016 a las 18:04
  2. 2. Efraín Velasco. dice:

    Si bien el suicidio es algo esperable me pareció interesante que se enamorara del portero de su psicoterapeuta, en lo personal considero que faltó detallar un poco más la angustia que detonó al fin el acto suicida y no sólo englobarlo como torbellino de emociones. El final me gustó mucho, como un homenaje al cariño que pudo brindar Alexandra.

    Escrito el 18 enero 2016 a las 23:46
  3. 3. Veronica dice:

    Me pareció interesante la historia. Usas un lenguaje bastante poético. El final me sorprendió.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 03:41
  4. 4. Karen Katina dice:

    Hola J.A.
    Es una historia con un final triste.
    Me disgustó que ella no pudiera superar lo que le paso.
    En cuanto a los personajes me agrado mucho Juan con su amor tierno y paciente. Esperaría ver en una ampliación de esta historia que encontró la felicidad.
    Yo en esta ocasión no participe, pero estoy pasando a dejar comentarios a algunos compañeros.
    Felicitaciones por tu historia.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 16:26
  5. 5. Earendil dice:

    Saludos J. A. Cristian
    Eres el segundo en mi lista de comentarios posteriores al mío.
    Tu historia es un drama en toda regla. En general el relato está bien llevado, aunque el final lo veo un poco precipitado, quizás por falta de espacio con sólo 750 caracteres disponibles.
    Te recreas mucho en describir los sentimientos de los personajes en la primera parte del texto, por eso me sorprende el desenlace final sin más argumentos a una decisión tan dramática. En esto coincido con el comentario de Efraín Velasco.
    Ahora paso a puntualizar algunas faltas que he observado:
    * Allí, tenía, días, mí misma, besó, son palabras que llevan tilde.
    * En esta frase: “Fue precisamente su forma tan gentil y delicada con que trataba a Alexandra cuando esta llegaba al vestíbulo del edificio lo que hizo que poco a poco ella fuera sintiendo una atracción especial por él.” Hubiese colocado coma detrás de “Alexandra” y de “edificio”, si no cuesta mucho de leer.
    * Y en esta otra: “—Eso seria genial, —le respondió Juan, pero…”. El “pero” lo pronuncia Juan, por lo que tendrías que haber cerrado primero el comentario del diálogo.
    Bueno, estas han sido mis observaciones. Espero que te ayuden a mejorar tu texto, aunque nada desmerecen la historia que nos has regalado.
    Mi relato es el 237, por si te apetece pasarte a comentar.
    Saludos, nos leemos

    Escrito el 19 enero 2016 a las 17:55
  6. 6. Diego Manresa Bilbao dice:

    Cristian,
    La historia es bonita, pero si que es verdad que esta muy subrayada, sobre todo en el lexico. Creo que que debes sugerir mas que mostrar…
    De todas formas, buen intento… Nos leemos!

    Escrito el 19 enero 2016 a las 22:02
  7. 7. Bastián Robinson dice:

    Hola J.A. Cristian,
    Aunque no me tocaba comentar tu relato, y dentro de la idea de comentar todos los que pueda, me he decidido a leerlo, tras un breve vistazo inicial, reconociendo que ha sido un placer. Ante todo te pido que tengas en cuenta que soy un comentador muy novato y que mi idea es aportar el máximo posible de manera constructiva.
    En cuanto al contenido, la historia en general me ha gustado mucho. Creo que tiene mucha fuerza, y mucha crudeza, especialmente el enfoque psicológico de Alexandra. El final tan trágico va muy acorde con la historia, y personalmente me gustan los detonantes y los finales muy extremos, como es el caso. Sí que tengo que reconocer que el tratamiento del tema del abuso sexual, y la sustancia blanca me sacó un poco de la historia. Es posible que se pueda decir lo mismo de manera más sutil, para evitar ese peligro con el lector. Pero es un punto MUY personal. No es por la crudeza, porque ya ves que el final me ha encantado. Otra cosa que para mi gusto ha perdido verosimilitud es la relación entre una espectacular escultural actriz y un portero de vivienda. Aunque no es imposible, a mí me ha chirriado un poco.
    Tu estilo me ha gustado, creo que usas los recursos literarios en su justa medida, sin empalagar, pero buscando la belleza, un equilibrio difícil de conseguir que creo que haces genial.
    En lo que se refiere a la forma lo único que se me ocurre apuntarte es que se han escapado algunos acentillos (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra), y sobre todo, la frase final decisiva, que además me parece espectacular, queda un pelín deslucida por ese “de el último” en vez de “del último”.
    Por otro lado, podrías intentar en algunas ocasiones sustituir el nombre de los personajes por expresiones que se refieran a ellos sin nombrarlos: aparece 17 veces la palabra Alexandra y 12 veces la palabra Juan, en un texto tan corto, y no sé si es tu intención real. No queda muy muy machacón, pero creo que podía ser un poco más fluido.
    Son detalles sin demasiada importancia, pero es por intentar aportarte algo.
    En general y como impresión global, me ha gustado bastante, y creo que has enlazado perfectamente la obligación del título con una historia en la que el último beso no se ve nada forzado.
    Espero que mis comentarios te puedan ayudar en algo y servir de acicate para seguir escribiendo.
    Si te apetece comentar mi relato, agradecido y encantado, es el 117.
    Enhorabuena ESCRITOR/A, y gracias.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 06:20
  8. 8. Juan Barcenas de Amenabar Pastor de Castros dice:

    Hola Cristian.
    Me ha gustado tu historia, no tengo nada mas que decirte que no te hayan comentado otros compañeros.
    ¿Has intentado leerla en voz alta?. Te lo digo por que a mi eso me ayuda a la hora de corregir ciertos errores.
    Saludos

    Escrito el 22 enero 2016 a las 01:33
  9. 9. Veronica Murillo dice:

    Hola Cristian, también creo que estaría bien definir un poco más el pico emocional que la hizo tomar esa decisión, no describirlo sino mostrar su angustia de alguna forma visual, una que otra cosilla gramatical ya te lo mencionaron. Aunque en general está bien relatado quizá le falte un poco más de emotividad ya que el final es algo fuerte necesita más dramatismo, nos seguimos leyendo.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 19:00
  10. 10. Caritobel dice:

    Es la primera vez que leo una historia de los talleres. No me atrevo a ningún tipo de corrección de mi parte. Solo estoy explorando el blog, porque me interesa participar. Pero como es la primera historia que leo aquí, no quería dejar de comentar. J.A Cristián felicitaciones por tu historia…

    Escrito el 10 febrero 2016 a las 05:13

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