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El último beso - por Rinconillo y Cortadete

El último beso

—Llamad a la limpiadora. Ha fallecido la del quince uno.
—No, si cuando la llevaban a quirófano pensé: como le toque el Beltrán…
—Bueno, Conchi, pues otra más. Ve preparando la cama, me han avisado de admisión que suben un ingreso.
—¡Huy, ya verás!, la acompañante de la quince dos se va a cabrear. Es que no van a poder tener ni una noche a solas las dos. Un poco de intimidad, por Dios, ¿no?
—Pues no lo necesitan, chica. Las veo distantes. Esta mañana le oí decir a la enferma, dirigiéndose a su pareja, que no volviese si no dejaba de hacer el pendón.
—Parece que esa es de armas tomar.
—Calla, calla, que me hecha unas miradas cada vez que entro… Estaba tomándole la tensión a su chica, y yo juraría que ella, desde su butaca, no me quitaba ojo. Salí de la habitación apuradísima, como con miedo de que se me insinuara. Pero oye, ¿tú has visto la pinta que lleva?
—¡Un adefesio, mujer, un callo! El pelo rapado a lo militar, vestida de hombre pero con curvas, ni un gramo de pintura… y una voz de mujerona que te raspa en el oído. Da gracias que os respeta a las enfermeras, pero lo que es a las auxiliares, fatal chica. Nos trata con unos aires de dominanta: que si no tiene toallas limpias, que si la bandeja de la comida está fría…
—Mira Conchi, tú ya sabes lo que nos toca, le pones buena cara y le contestas sin ser agresiva. Hay que ser asertivos. Mujer, no me mires así: a-ser-ti-vos quiere decir que nos pongamos en nuestro sitio, que no nos dejemos avasallar. Anda, chica, ves a ver el timbre ese, que ya ha sonado bastante.

Al día siguiente tenía turno de tarde. Al llegar a la 15 con los termómetros me encontré discutiendo a las dos. Y les daba igual molestar a la nueva, que por eso mismo no se atrevería a reclamar. Seguro que no sabe ser "asertiva"; huy, que risa ayer tarde, con la palabrita. Cuando le fui a poner el termómetro a la pobre, me miró muy fija y con media sonrisa. Total, que me quedé observándola mosqueada.
—¿No me conoces, Conchita?
—¡Doctora González! No la reconocía. Es que hay que ver como cambiamos las personas estando ingresadas. Que sorpresa, ¿la van a operar?
—Sí, me ha dicho Genaro Beltrán que me va a poner una válvula, me opera el lunes que viene.
—¿El Dr. Beltrán? Pues, mucha suerte. Seguro que todo saldrá bien, no tenga miedo. Y si necesita algo aquí me tiene, o si algo le molesta —lo dije dirigiendo una mirada de soslayo hacia las compañeras de habitación–. La doctora negó con poca convicción y me sonrió.

Cuando el lunes por la mañana entré a trabajar, vi que la pareja seguía discutiendo. La Dra. González estaba ya preparada para quirófano. Le aconsejé dejar en el armarito su ropa de calle y sus cosas de aseo, y pusimos en una bolsa algunos objetos de valor que le guardé yo: un reloj y una cadena; no llevaba ni móvil ni anillos. Me dijo que no tenía familiares. La doctora se despojó del camisón, me lo entregó y se metió entre las ropas de cama, totalmente desnuda y el embozo hasta la barbilla. La compañera de habitación la despidió con palabras formales de ánimo, su pareja se rebullía en el sillón y nos miraba con cara seria.
Vino el celador de quirófano, bajó las ruedas de la cama y la giró hacia la puerta. Íbamos a salir cuando la acompañante se levantó con precipitación. Se acercó a la doctora y depositó en su boca un beso furtivo que, por la cara que les vi, saldaba la cuenta con su pareja, a la que dijo despectiva: "Ahí te quedas, sosainas". Y salió cortando hacia el pasillo, dejándola llorosa. Yo acaricié la cara de la doctora, que primero estaba atónita y luego comenzó a ponerse muy roja, buscando darle algún consuelo. En cuanto llegué al control de enfermería me puse a contar la escena de la ruptura, oficiada con ese beso descarado. Me daba pena por la pobre enferma, desdeñada y sola.
Al día siguiente, entré en la planta con el pensamiento puesto en la doctora y me quedé helada al oír decir a la enfermera:
— Llamad a la limpiadora y preparad la cama. Esta noche ha fallecido la del quince uno en Reanimación.

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10 comentarios

  1. 1. Guiomar de zahara dice:

    Hola Rinconillo:
    A Cortadete le saludaré otro día.
    Tu relato me ha parecido decepcionante – no por el escrito en sí mismo – sino por el vocabulario que empleas. La historia la cuentas muy bien y tiene trazas de realidad. Pero hiere, hiere que con tanta frialdad e indiferencia, sean así los personajes.
    Que tristeza que, quizá, todo esto sea verdad.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 19 enero 2016 a las 11:39
  2. 2. Manoli VF dice:

    Hola Rinconillo y Cortadete:

    He leído varias veces el texto que nos presentas. Como te ha dicho Guiomar, me ha chocado la frialdad y cotidianeidad con la que narras hechos tan drásticos, aunque por otra parte, tan habituales en un hospital.
    Me ha confundido un poco la voz del narrador, que no se sabe bien a qué personaje corresponde ¿celador? ¿enfermera? aunque tampoco tiene mucha importancia quien sea.

    En todo caso me ha parecido una buena crónica de lo que puede ser una jornada en un centro como éste.

    Un saludo. Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 22:42
  3. 3. Jose Caudeli dice:

    La realidad de todos los días es decepcionante pero tu relato no, es fiel al género.
    Encuentro los diálogos muy bien logrados, de ida y vuelta, que hacen avanzar la trama, cercanos a la vida real, con ese intento de ser graciosos con eso de la palabra ´´asertivos´´ y tratar de evadirse mentalmente de todas las presiones a las que están sometidos dentro de un hospital.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 23:46
  4. 4. Marazul dice:

    Hola Rinconillo
    Está muy bien ambientada tu narración. Se ve que conoces el mundo de los hospitales porque lo plasmas con detalle y mucho realismo. Me ha llamado la atención que pongas “hechar una mirada….” con h. Pero seguro que se te ha colado. Es cuestión de repasar y corregir.
    En cuanto al sentido de tu relato, es verdad, que lo tratas con la crudeza del que está en contacto a diario con la muerte. Pero lo que de verdad me llama la atención es que hayas elegido a unos personajes tan peculiares. A ver, creo entender que son pareja las dos mujeres (lesbianas o amigas, es igual…). El diálogo entre la enfermera y la auxiliar me parece muy natural y creíble; que la enferma preparada para operar sea médico también muy realista. Pero lo del beso me ha dejado perpleja: que una de las “lesbianas o lo que sean” le de un beso a la pobre mujer para dar celos a su pareja……ufff…!!! o no lo he entendido muy bien o es muy rebuscado.
    Un relato diferente, original y sorprendente
    Un saludo

    Escrito el 20 enero 2016 a las 22:40
  5. 5. Rinconillo y Cortadete dice:

    Gracias a todos por vuestro comentario. A Marazul por detectar la falta ortográfica, y sobre todo por comentar lo que más me preocupaba: ese beso que, ciertamente, es difícil de encajar. Pero al igual que los personajes y la situación, todo está en el extremo de lo normal y quiero considerarlo posible. Me encanta saber vuestras opiniones.
    En cuanto a la dureza de los comentarios de enfermera y auxiliar (la testigo y narradora de la historia del beso), los justifico por la impotencia ante la rutina diaria de ver la muerte. Quiero señalar aquí que la auxiliar muestra empatía con las enfermas y con la muerte de la doctora, una simple conocida pero más próxima.
    Os aseguro que cuando te relacionas mucho con un enfermo llegas a sufrir. Por eso necesitas una autodefensa, una distancia, pero nunca eres insensible, ni mucho menos.
    Siento que el marco de la acción haya creado confusión, pero como dice Rosa Montero: Son los enanos que se meten en tu texto; coincidencias con la vida real que toman parte en lo que narras. En los hospitales caben todas las historias posibles. Gracias.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 10:34
  6. 6. Carmen Alagarda dice:

    Hola Rinconillo y Cortadete, yo me atrevo a comentar tu texto ya que estoy intentando leer los que pueda y he llegado al tuyo. Sí me permites mi opinión, aparte del comentario de alguna falta de ortografía como te han comentado, yo añadiría el de la frase, ” Anda, chica, ves a ver el timbre ese”, sería, “Anda, chica, ve a ver el timbre ese”. El verbo ir en imperativo, ya que “ves” es de “ver” por ejemplo “¿Tú ves?. Es una falta muy común a la hora de hablar, pero siempre hay que recordarlo.
    Me ha gustado tu relato y, muy acertados los comentarios de los protagonistas ya que reflejan una realidad muy cruda, pero latente en una situación así.
    Felicidades.
    Un saludo.

    Escrito el 22 enero 2016 a las 12:59
  7. 7. Leonardo Ossa dice:

    Hola Rinconillo, me ha gustado leer tu escrito. ¿Cuántas historias podrá encerrar un hospital? Muchísimas, pero los que no frecuentamos por ahora a esos edificios, las desconocemos todas. Hoy, he sido testigo de un acontecimiento calificado arriba por otros compañeros como sucesos “cotidianos”. Gracias por dejarnos ver de manera gráfica a uno de ellos.
    Hasta pronto. Nos seguiremos leyendo.
    Saludos.

    Escrito el 23 enero 2016 a las 04:41
  8. 8. Oda a la cebolla dice:

    ¡Buenas tardes, Rinconillo! La verdad es que, al margen de la dureza de los acontecimientos que narras, consigues grandes dosis de frescura y humor en muchas ocasiones, al usar un lenguaje cercano y coloquial. Me ha gustado mucho cómo lo has encarrilado. Se lee fácilmente y marcha correctamente. Lo que no me parece es que el narrador esté totalmente encasillado en el tipo de “narrador testigo”, pero está bastante bien. Sólo referirse a esa hache sobrante en “… hecha unas miradas…” y “15” no puesto en palabra, y poca cosilla más. Te quedó simpático, a pesar, como decimos, de la crudeza del hospital. Seguimos leyéndonos. ¡Un saludo! Buenas tardes.

    Escrito el 23 enero 2016 a las 21:28
  9. 9. Mariaje dice:

    Hola Rinconillo,
    he pasado por tu texto por casualidad, es la primera vez que participo en el taller he intento leer todos los que pueda para aprender más.
    Tu relato me ha gustado, sobre todo los diálogos, muy logrados, muy frescos, muy fluidos, consigues plasmar cómo son los personajes a través de cómo se expresan.

    Manoli VF ya te lo ha comentado, y a mi me ha pasado también, que no he podido identificar claramente quién es el narrador. Alguien dijo que no es importante, y estoy de acuerdo, no lo es para los acontecimientos que relatas, pero el problema es que el lector, o al menos yo, intenta enterarse y he releeído varias veces, varios párrafos, para intentar entenderlo, con la consiguiente pérdida de fluidez en la lectura. Un detalle fácil de corregir, que yo considero que hubiera mejorado mucho el texto.

    Si quieres leerme soy el relato 93.

    Un saludo!

    Escrito el 24 enero 2016 a las 11:49
  10. 10. Luis Ponce dice:

    Hola Rinconillo:
    La vida de hospital es dura para los familiares de los pacientes. Los enfermos están en calidad de números en un formulario colocado en el pie de la cama. Y los médicos y enfermeras hacen el mismo papel que los mecánicos y ayudantes en un taller automotriz: tratar de solucionar el desperfecto para que venga el próximo cliente. Cuando termina el horario se van a su casa caminando porque están de coches hasta la coronilla.
    El lenguaje, me imagino que es el que ha impuesto la nueva generación que ve la vida con catalejos diferentes.
    Saludos.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 15:23

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