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El ultimo beso - por ELVI

Nunca vivió tan cómodamente hasta que llegó a esa casa. Era un segundo piso con vistas a una calle principal muy transitada que desembocaba en una plaza junto a una boca de metro.
Miraba siempre desde su balcón recreándose en las personas que caminaban, observando los colores de su ropa, sus ademanes, sus pasos unas veces cortos y otras largos. Inventaba sus nombres y sus vidas un día tras otro hasta hacerlas formar parte de sí mismo. De esta forma ocupaba parte de su tiempo, no era un patológico voyeur, solo era un observador en la soledad.
Todo cambió cuando apareció esa mujer envuelta en un vestido rojo, andaba segura mirando al frente. Hasta lo alto llegó su olor dulcemente femenino que como un roce genuino e invasivo impregnó todo su aposento. Fue tal el escalofrío, la mezcla de sentimientos y pudor que en él produjo, que escondido tras la cortina respiró profundamente y empezó a enamorarse. Todas las tardes a las seis y tres minutos estaba asomado, era su hora y su pesadilla. Algunas veces le escribía cartas que partía en mil pedazos lanzándolos en forma de confetis, a escondidas oía sus risas y la veía mirar hacia arriba. Había llegado a tal empatía que notaba cuando estaba triste, preocupada o ausente.
Creó su música mezclando diferentes partituras clásico, moderno, heterodoxo, creando adeptos entre los paseantes que escuchaban las melodías que se escapaban por las rendijas de ese ventanal entreabierto, llenando las horas de un no saber a un tal vez mañana.
Se volvieron muy importantes los cambios meteorológicos, con la lluvia ella tapaba su cara con el paraguas y apenas podía verla. Tampoco soportaba que se mojara, intuía la debilidad de su cuerpo a través de su ropa húmeda y su pelo mojado le hacía verla desgraciada y lánguida, no la mujer de sus sueños.
Ese año fue fatídico, hubo muchas nubes y mucho gris, muchos deseos de abrazarla.
Un momento, un instante y otro atardecer. Mientras el agua caía con fuerza ella pasaba como una ninfa entre la tormenta y él le arrojaba flores que con la fuerza de la caída y el viento se desprendían de sus pétalos haciendo un espectáculo de colores que mucha gente se paraba a verlo quedando extasiada, provocando un aplauso con el vuelo la última hoja. Hasta que ocurrió lo que no tenía que pasar, una mano extraña se acercó al suelo cogiendo una rosa roja y rozando con sus labios se la dio. No era su mano, no era su boca, debajo del paraguas estaba ella y un hombre. Esa noche él lloró entre la desconsolación y la envidia imaginando su aliento cálido, cercano.
Lejos de caer por un precipicio agónico de lágrimas y depresión, se convirtió en un hombre vigía que sin descanso siempre estaba alerta. No pudo dejar de trabajar, tenía que seguir siendo la persona bien considerada que todos creían. Arregló el balcón para no despertar la mínima sospecha, orientó los cristales de la ventana para tener un máximo angulo de visión y aclimató el interior de la habitación. Todo a punto, reinició sus ocultas salidas.
Nadie cambio sus hábitos. Ella siguió pasando hasta que su pelo blanqueó, ya no caminaba erguida, ni de deprisa. Él fiel, siguió mirándola pasar toda una vida, comunicándose con sus silencios.
Hubo un día valiente y de valientes en el que estalló la espera. Él bajó corriendo las escaleras acelerando su corazón con su paso en zancadas largas sin sentido, mientras ella sentada en el portal esperaba agónicamente con mucho dolor a un amor con el que había soñado toda su vida. Al encontrarse se abrazaron y se fundieron eternamente en un último beso.

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5 comentarios

  1. 1. Nic-Is dice:

    Hola. Qué bonito relato. El amor paciente y fiel, que espera. Hay una frase que me pareció difícil. “Mientras el agua caía con fuerza ella pasaba como una ninfa entre la tormenta y él le arrojaba flores que con la fuerza de la caída y el viento se desprendían de sus pétalos haciendo un espectáculo de colores que mucha gente se paraba a verlo quedando extasiada, provocando un aplauso con el vuelo la última hoja.” Quizá podría llevar otra coma o punto por ahí, para que fuera más claro. Lo del narrador testigo no lo entiendo bien. Pero me gustó el ambiente, y la personalidad del observador. Muy Bien.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 15:44
  2. 2. Frida dice:

    Hola Elvi, como siempre es un placer leerte, despiertas mis sentidos, una debe estar completamente atenta a cada mínimo detalle, porque haces que cada palabra tenga gran importancia.

    Desde el primer día que te leí, digo que desbordas mucha emotividad en la narración, se nota que pones sentimiento en lo que escribes. Tus relatos son nubes en las que envolverse.

    Me ha gustado el tema que has elegido, ese amor casi intocable, que te cambia la vida y, es que el amor es más complejo, mucho más que el mantener una relación, mucho más allá del simple nos queremos y estamos juntos y, has sabido plasmarlo muy bien en este relato. Para mi gusto, hubiese preferido que al final, él no fuese más que un espectador de su ausencia, pero eso es porque me encantan los amores imposibles y la angustia que desprende lo inalcanzable. Como digo, es más un gusto personal que otra cosa.

    No me queda sino darte una vez más la enhorabuena, pues leerte es siempre un gusto y, de tus narraciones siempre se puede aprender mucho.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 18:42
  3. 3. Ophelie dice:

    ELVI, me parece un buen relato.Para mi una de las cosas principales, es como describes cada momento y lugar. Cosa muy importante, pues te hace entrar mas de lleno en el relato y vivirlo más a fondo. Un saludo

    Escrito el 20 enero 2016 a las 19:21
  4. 4. Tavi Oyarce dice:

    Hola Elvi

    Quisiera coincidir con mis compañeros pero no sería honesto. Yo he ido avanzando en este difícil arte de escribir, leyendo mucho, escribiendo mucho y analizando con lupa las criticas bien intencionadas.

    El contenido esta bien, dos personas que por timidez o porque el destino lo quería así, jamas se juntaron. Una bella historia. pero eso debe estar acorde con la redacción:

    Lo siguiente esta confuso ” Inventaba sus nombres y sus vidas un día tras otro hasta hacerlas formar parte de sí mismo”.
    Entiendo inventaba nombres eso queda claro, y sus vidas es lo que me queda en el aire. Tal vez “unía sus vidas” lo aclararía todo.

    La expresión “mirando al frente” me hace ruido máxime que ya esta dicho que es un mujer segura. Entiendo que quieres decir una mujer segura de si misma.

    “Hasta lo alto llegó”. La verdad es que: ” hasta mí llegó”
    Describe lo que sucede.

    “Todas las tardes a las seis y tres minutos estaba asomado”. Yo pienso que a la ventana, habría que decirlo.

    “diferentes partituras clásico” después de partituras debe llevar dos puntos porque inicias una enumeración.

    “haciendo un espectáculo de colores que mucha gente se paraba a verlo quedando extasiada” Mira aquí hay una redundancia, si la gente quedo extasiada es porque estaba mirando, en ese caso se podría obviar “se paraba a verlo”.

    Por último hay un cambio muy brusco con el paso del tiempo, debieras guiar al lector. Fíjate en las películas cuando colocan un subtitulo “40 años después” eso es un recurso para que el espectador se cambie de tiempo. Tambien se puede usar en literatura.

    No sé como vas a tomar mis apreciaciones que puedes tomar en cuenta o no, pero te las digo en buena onda, me interesa que todos progresemos.
    Puedo estar equivocado en algunas cosas, pero eso es humano.

    Saludos Elvi
    espero seguir leyendote

    Escrito el 20 enero 2016 a las 23:39
  5. 5. Leonardo Ossa dice:

    Hola Elvi, la historia de una amor que se prolonga en el tiempo me recuerda la novela de García Marquez “Un amor en los tiempos del colera” por la temática de la paciente espera.
    En cuanto a la redacción me parece que Tavi Oyarce te hace algunas acotaciones que son pertinentes.
    Espero volver a leerte en futuras participaciones.
    Saludos.

    Escrito el 23 enero 2016 a las 03:20

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