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EL ÚLTIMO BESO - por Novel

EL ÚLTIMO BESO
Abro los ojos y veo todo blanco. El techo. El duermevela me despista, pero miro en derredor y veo la tozuda realidad. Permanezco amarrado a cables y enchufado a goteros, pero cada vez más desconectado de la vida: Respiro con ayuda de una mascarilla que me aísla más si cabe. Sigo hospitalizado en esta UCI de Lieja, la ciudad que un día me acogió; con las fuerzas al límite, casi agotada la voluntad de seguir luchando y resignado a mi destino final, inevitable y cercano. A ratos duermo, a ratos me despierto, en una intermitencia sin días ni noches que me tortura y desubica.
Creo que fue ayer, o tal vez anteayer, cuando desperté y estaban aquí mirándome Carmen, mi nieta, y Patrick, mi biznieto. Fue como recuperar de golpe el aliento que me falta. Ellos son todo lo que me queda. Hace ya cinco años del desgraciado accidente que me privó de mi hija Begoña, y, cuando el año pasado casi había conseguido sobreponerme gracias a Juliette, mi mujer, la perdí a ella también.
Me dijeron que todos los días vendrían a verme un ratito porque no se les permite más. Son las normas de este Hospital de la Esperanza. Espero estar despierto entonces. Quiero verlos, abrazarlos, decirles lo mucho que les quiero, que no se preocupen por mí, que probablemente me iré pronto pero feliz de ver cómo se quieren y siguen adelante los dos juntos.
Tal vez tenga que conformarme con un gesto o una sonrisa; me fallan las fuerzas, no siento mi cuerpo y no me queda energía para más. Ojalá que ellos me acaricien o, simplemente, me tomen de la mano. ¡Dios mío, lo necesito!
Ayer Patrick me hablaba y preguntaba cosas sin cesar, como hace en casa o camino del colegio. No fui capaz de responderle; pareció no molestarse por ello y luego se despidió dándome un beso con una ternura que removió las entrañas de mi enteco e inmóvil cuerpo. Me quedé embriagado con su olor de niño, con su blanca cara de nácar y con sus grandes ojos glaucos que fijos en mí consiguieron hipnotizarme. Ese rostro de mirada dulce, tocado con gorro negro de lana y coronado con una borla del mismo color del que escapaba el flequillo rubio, contrastaba con un cuerpo magro y un tanto desgarbado. Vestía chaqueta gris tierra y pantalón parduzco de los que sobresalían brazos y piernas que parecían crecer por momentos.
Sin darme cuenta había descorrido el raído velo de la memoria que ya creía agotada, y apareció nítida una escena en sepia de mi madre, también Carmen, que iba de la mano de Patrick. Pero,…¡no podía ser él!, ¡era yo!, también con ocho años y un parecido que me turba y confunde.
Casi ochenta años hace desde entonces; el doce de junio de 1937; habíamos salido temprano de nuestra casa del centro de Bilbao para llegar a tiempo al puerto de Santurce. Cansados por la caminata, me llevaba asido de la mano por el muelle del puerto hasta la pasarela de embarque del “Habana”, que estaba atracado al final de la dársena principal, y en el que debía embarcarme junto con otros trescientos niños para, según decía ella, “ir de vacaciones lejos de la guerra”.
El severo luto realzaba su nívea tez y su pelo castaño, que recogido en un moño y le confería un porte digno, aunque no exento de una austera elegancia. Hacía solo dos meses que había perdido a Tomás, mi padre, en el frente Ochandiano, a dónde lo habían movilizado. Ahora me iba a perder a mí, y se iba a enfrentar ella sola a lo peor que estaba por venir. Aunque deshecha en lo más íntimo, mantuvo la compostura para no cargar en mi maleta de cartón su infinita amargura. Prefería imaginarme a salvo en Bélgica, mi destino, a sabiendas de que podría ser una despedida definitiva. Se giró sobre mí, me cogió las dos manos y esbozando una sonrisa me dijo:
-Cuídate Martín, hijo mío. Te quiero mucho.
– Si ama, yo también te quiero -respondí, sin atisbar entonces la angustia que la corroía por dentro.
Me besó con ternura, mientras me abrazaba y cubría con su aroma, que ahora revivo en mi memoria. Me animó a que subiera por la pasarela y me dijo con voz entrecortada:
Ve contento hijo; ya sabes que nos veremos pronto.
– -Si ama.
Pero, no fue así como pasó.

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7 comentarios

  1. 1. C.S López dice:

    Hola, quizás no sea la mejor dando consejos de esta índole, pero, espero que te sirvan de algo.
    En cuanto al contenido lo encuentro muy bien. El tono de la historia es uno un poco triste, y eso le da interés. Pero honestamente pensaba que ibas a seguir por la misma línea en que comenzaste la historia. Cuando la narración cambió a la remembranza me perdí un poco. Pienso que si esto fuera una novela, como lectora perdería un poco el interés o me perdería. Si estás hablando de la situación del personaje en presente, hablar de su pasado caería mejor en otro capítulo. Siento un poco saturada la cosa al ser dentro de la misma escena, me hizo sentir que la introducción era un poco innecesaria.
    El narrador según entiendo está en primera persona, pensaba que habías cometido un error, aunque, al leer lo demás, me doy cuenta que también lo convertiste en testigo.
    ** Tal vez tenga que conformarme con un gesto o una sonrisa; me fallan las fuerzas, no siento mi cuerpo y no me queda energía para más. *** En mi caso, ahí yo separaría las oraciones.
    Sentí algunas palabras un poco rebuscadas, pero quizás en tu país son más comunes que en el mío. Así que no puedo criticarte mucho eso. Pero quizás para algunas personas sea un poco trabajoso ir al diccionario a buscar las palabras para entender mejor. El uso de las palabras fue uno hermoso, cabe decir. Yo honestamente tuve que buscar en el diccionario algunas palabras.
    ** ¿El protagonista es ‘Patrick’ cierto?, me perdí un poco, en la parte de la “escena sepia”. Sentí que la escena brincó de una a otra muy rápido. Pero, no podemos hacer mucho con el límite en palabras, ¿no?

    ** Creo que en “–Si ama.” Sería mejor “ Si amá”, aunque quizás es un error, mío.

    Te deseo toda la suerte del mundo, a pesar de uno que otro error, eres muy bueno en lo que haces. Mucha suerte y exito.. 🙂

    Mi relato es el 219, por si gustas pasar por el y dejar tu opinión, lo agradecería grandemente. Gracias anticipadas

    Escrito el 18 enero 2016 a las 23:51
  2. Hola Novel, gracias por regalarme este “último beso”, gracias también por llevarme suave y lento de la mano hacia los recuerdos del corazón de este octogenario. Lo leí de un tirón, y es posible que haya algo que mejorarle, pero ahora mismo no te lo puedo decir.
    Me encanta la dulzura con la que muestras de esta última estación en la tierra. Esta descripción del bisnieto tan bien lograda: ” Me quedé embriagado con su olor de niño, con su blanca cara de nácar y con sus grandes ojos glaucos que fijos en mí consiguieron hipnotizarme. Ese rostro de mirada dulce, tocado con gorro negro de lana y coronado con una borla del mismo color del que escapaba el flequillo rubio, contrastaba con un cuerpo magro y un tanto desgarbado. Vestía chaqueta gris tierra y pantalón parduzco de los que sobresalían brazos y piernas que parecían crecer por momentos.”
    En fin, creo que narras en primera persona, siendo él mismo protagonista y testigo de cómo se ve ahí en la UCI. Quizás esto no lo tengo muy claro… esperamos otros comentarios al respecto.
    De nuevo gracias por el relato, y deseo seguirte leyendo en otros talleres, mi texto es el N0. 181 por si te apetece pasar por mis líneas.

    Escrito el 19 enero 2016 a las 00:59
  3. 3. Carmen Alagarda dice:

    Es dulce y profundo. Llega al corazón.
    Gracias.
    Felicitaciones

    Escrito el 19 enero 2016 a las 23:22
  4. 4. J. A. Cristian dice:

    Novel, tu relato logra cautivar el interés del lector por su emotividad. No solo persuade la mente pero conmueve el corazón.
    Solo dos cosas me dejaron con dudas. 1) No estoy seguro de que el relato fuera contado desde el punto de vista de un narrador testigo, me pareció más bien que estaba usando la primera persona. 2) No entendí porque usaste dos puntos y luego la expresión “Respiro con ayuda de una mascarilla que me aísla más si cabe”.
    Lo importante es que disfrute tu relato. Gracias.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 02:20
  5. 5. Vespasiano dice:

    Hola Novel:
    Gracias por pasarte por mi relato y dejar tu opinión.
    Estoy de acuerdo con J. A. Cristian en lo que se refiere al narrador testigo.
    Gracias porque he aprendido el significado de las palabras “enteco” y “glauco”.
    La historia me ha parecido llena de descripciones muy bellas y bien narradas con un vocabulario extenso. Me ha impactado y emocionado cuando has recreado esos momentos dramáticos de los niños que fueron enviados lejos de sus padres para evitar los horrores de la guerra civil. Aquí me viene a la memoria los sirios que ahora sufren esos mismos masacres.
    Yo escribí dos relatos para el taller de este taller, uno de ellos, que publicaré en mi blog dentro de unos días, está basada en la historia de una familia durante la guerra civil española.
    También debo decirte que a partir de cierta edad son muy frecuentes los recuerdos de la infancia, los momentos buenos o malos, los amigos, la familia y tantas cosas que se han vivido.
    Felicidades.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 21:58
  6. 6. Vespasiano dice:

    Hola Novel:
    Estoy aquí de nuevo para corregir:
    Yo escribí dos relatos para el taller de este taller. Quise decir para el taller de esta mes.
    Chao.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 22:02
  7. 7. Novel dice:

    Muchas gracias por vuestros comentarios a todos los que os habéis molestado en contestarme.

    Escrito el 22 enero 2016 a las 11:46

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