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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El último beso - por Laia Gabue

Web: http://www.milrinconesinfinitos.blogspot.com.es

Llevo años mirando al lago. Lo observo día tras día impasible ante los cambios provocados por el tiempo en sus múltiples significados. Independientemente del momento o la situación aquí sigo, contemplándolo, resignado ante la imposibilidad de cambiar la perspectiva de mi visión. Aun así, debo decir que me siento afortunado. Mi emplazamiento privilegiado me ha permitido llenar gran parte de mi vida contemplativa de conversaciones ajenas, de circunstancias curiosas y personajes dispares, atraídos por la majestuosa visión del lago. Anclado en mi posición perpetua he sido testigo mudo de miles de historias, algunas de ellas tediosas o anodinas y muchas otras digno de ser repetidas hasta la saciedad. Pero de todas ellas, hay una que me apetece especialmente recordar.
Era un día frío de invierno. Los tímidos rayos de sol que lograban traspasar el cielo nublado se reflejaban en la lámina verde esmeralda otorgándole hipnóticos reflejos plateados. Llevaba un largo rato entretenido estudiando meticulosamente los ligeros movimientos de las sutiles corrientes del agua bajo aquella tenue luz cuando la vi acercarse tímidamente hacia mí. Llevaba el pelo rubio recogido en un moño bajo que dejaba sus dulces facciones de niña completamente al descubierto. Su andar grácil y retraído desprendía un halo de apetecible fragilidad. Cada uno de sus movimientos hacía aflorar un sentimiento fraternal de protección. Mientras se acercaba envolvía con sus propios brazos su frágil cuerpo, no sé muy bien si por el frío o por recelo. En cuanto se sentó pude observar más de cerca su linda tez clara. El aire helado había aportado a su pequeña nariz y sus suaves mejillas un tono rosado que la hacía aún más bella si cabe. No debía tener más de 16 años. Clavó sus intensos ojos azul oscuro en el lago mientras se frotaba las manos desnudas en un gesto que desprendía nerviosismo y cierto misterio.
Me hallaba tan embobado que no me percaté de su llegada hasta que apoyó su mano en mi respaldo. La cara de ella se iluminó instantáneamente al verle.

– Que bien que estés aquí.
– Sólo tengo unos minutos.

Un hombre enfundado en un traje marrón oscuro y una bufanda cubriéndole parte del rostro se sentó. Había superado la treintena, pero mantenía un aire jovial que lo hacía sumamente interesante. Algunas canas empezaban a asomar de entre su frondoso cabello castaño y sus ojos color miel estaban enmarcados por unas gafas de pasta que le ofrecían un aire intelectual.
– Tengo algo que contarte – su voz grave resonó en la solitud del parque.
– Yo también necesito hablarte– ella situó una mano sobre su brazo retirándola rápidamente al percibir una familia caminando hacía los columpios.
Ambos miraban al frente y lanzaban sus palabras al lago. Visto desde fuera hubiesen pasado por dos desconocidos que se han sentado casualmente en el mismo banco, pero yo podía notar como sus rodillas se rozaban ligeramente buscando desesperadas el más mínimo contacto.
– Esto no es nada fácil, no quiero hacerte daño. Pero tengo que irme. Partimos esta tarde. Sé que te dije que no me iría sin ti, pero las cosas se han complicado. Aquí corremos peligro. Debo llevarme a mis hijos. No puedo dejarlos aquí. No sería seguro y nunca me perdonaría si les pasara algo por mi culpa. Ella tiene que venir con nosotros. Jamás dejará que me los lleve. Sé lo que te prometí. Pero tú aquí no corres ningún peligro, tus padres te protegerán. Así es mejor….
Lo dijo así, sin pausa, sin freno, con la mirada clavada en el agua. Observando sin ver. Mientras ella lo miraba hablar, desconcertada, incapaz de generar ni un sonido, con la mente negada para procesar la información que recibían sus oídos.
Cuando terminó se giró hacía ella pasó el dorso de su mano por su mejilla y le dio un último beso en los labios tras el que se levantó y se fue, sin volver la vista atrás. Ella lo observó alejarse con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha. Cuando ya había desaparecido giró la cabeza nuevamente hacía el lago y en completo silencio las lágrimas empezaron a brotar. Al principio no me di cuenta, fue al bajar su mirada cuando me percaté de que mientras lloraba sus manos acariciaban tiernamente su abdomen.
La vi varias veces tiempo después, primero intentando ocultar bajo el ropaje su vientre hinchado, después empujando alegremente un cochecito y más tarde correteando por el parque tras un pequeño de pelo oscuro y ojos claros. Pero jamás volvió a sentarse sobre mí para observar el lago.

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13 comentarios

  1. Hola Laia. Para ceñirme al antiguo modelo, que me prometí seguir fielmente para demostrar que no se pierde la calidad de los comentarios por no ser anónimos, debo comenzar con la forma. ¡Aunque me muero de ganas de saltármela y pasar al contenido! Pero me controlaré.
    FORMA.
    En esta proposición:
    “Los tímidos rayos de sol que lograban traspasar el cielo nublado se reflejaban en la lámina verde esmeralda otorgándole hipnóticos reflejos plateados”.
    La primera oración termina en “esmeralda” siendo “Los tímidos rayos de sol que lograban traspasar el cielo nublado” el sujeto y “se reflejaban en la lámina verde esmeralda” el predicado, por lo que “otorgándole hipnóticos reflejos plateados” es una oración subordinada y deben ir separadas por coma.
    “Los tímidos rayos de sol que lograban traspasar el cielo nublado se reflejaban en la lámina verde esmeralda, otorgándole hipnóticos reflejos plateados”.

    “– Tengo algo que contarte – su voz grave resonó en la solitud del parque”.

    Como no se inicia la intervención del narrador con un verbo de comunicación debe ir en mayúscula.

    “– Tengo algo que contarte –Su voz grave resonó en la solitud del parque”.
    Ah, y me parece que ese es el guion normal y no la raya, esta es más larga y sale en Word con alt + 0151 (—)

    “– Yo también necesito hablarte– ella situó una mano sobre su brazo…”

    Lo mismo que en el anterior:

    “– Yo también necesito hablarte –Ella situó una mano sobre su brazo…”

    La raya debe ir pegada a la acotación del narrador.

    “hacía los columpios”. “Hacia” No lleva tilde, porque no es del verbo “hacer”.

    “Cuando terminó se giró hacía ella pasó el dorso de su mano por su mejilla y le dio un último beso en los labios tras el que se levantó y se fue, sin volver la vista atrás”.

    Falta la coma de enumeración.

    “Cuando terminó se giró hacía ella, pasó el dorso de su mano por su mejilla y le dio un último beso en los labios tras el que se levantó y se fue, sin volver la vista atrás”.

    (No puedo evitarlo, ¡lo odio, lo odio!)

    “La vi varias veces, tiempo después, primero intentando…”

    Comas para frases aclaratorias o que dan más información sin ser imprescindibles para la idea completa.

    CONTENIDO.

    Bueno, la peor parte para mí es buscar esas cosillas que, a veces, se nos pasan no porque no sepamos sino por nerviosismo o la misma emoción de escribir, pero ni modo ya pasó lo peor y venga lo mejor: el contenido.

    ¡Un árbol! No puede haber un narrador testigo más perfecto, es genial. La ternura con la que relatas una escena que seguramente se ha vivido millones de veces le da un aire nuevo, me duele tanto como si fuera la primera niña burlada en la faz de la tierra, y una muy valiente, por un momento creí que se iba a tirar al lago, pero es un buen final, conciso y a la vez abierto, porque da para más.

    Tienes un lenguaje poético tan bello y completo, me dejas con una dulce sensación. Y esa forma de describir los personajes, es como si los estuviera viendo. Bellísimo.

    (Ya mencioné que odio a ese tipejo, pero lo recalco: ¡Lo odio!)

    https://milcuentosdeamor.wordpress.com/

    Escrito el 19 enero 2016 a las 03:13
  2. 2. Mara dice:

    Hola Laila:

    ESTRUCTURA: tengo que hacer algunos comentarios en cuanto a los tres pilares de un relato, que son presentación, nudo y desenlace.
    A mi entender me ha parecido una presentación muy larga. Es poética y bonita, pero cuando todavía no sabes nada de la historia tienes cierta ansiedad por conocer y opino que extenderse en tantos detalles puede ser incómodo. Por otra parte en cuanto al desenlace se me ha hecho corto, he sentido que la historia necesita contar más del final. Quizás acortando el inicio y alargando el final hubiera estado más equilibrada.

    A mí especialmente me gustan los diálogos y es cierto que los has usado pero tal vez si hubieras aumentado éstos la historia habría sido más ágil.

    FORMA: en cuanto a la forma te iba a comentar algunas de las cosas que ya te ha dicho Verónica así que no me quiero repetir

    CONTENIDO: es una historia dulce, aunque triste. Me ha sorprendido que el narrador fuera un árbol, porque en principio pensé que sería un lugareño, me ha gustado ese punto de sorpresa. Has sabido crear una atmósfera tierna, creo que era la que recreaba el sentir de la adolescente o así me lo he imaginado.

    Espero que te sirvan mis aclaraciones, seguimos leyéndonos.

    Escrito el 20 enero 2016 a las 14:02
  3. 3. Laia Gabue dice:

    Muchisimas gracias a las dos!
    Veronica me tienes anonadada con tu comentario. Muchisimas gracias por dedicarle tanto tiempo. Tengo que prestar más atención a la gramatica. 😉
    Del narrador…. ni es un árbol ni es un lugareño… se trata del banco. El banco dónde se sientan los personajes a observar el lago. Tendré que darle una vueltecita también a esto para que quede algo más claro.
    Mara, ciertamente le falta algo de contenido a la conversación entre ellos, y quizás al final, aunque teniendo en cuenta que el narrador es el banco, el tampoco tiene por que saber cómo acaba la historia, y me parece parte de la gracia del relato. El hecho es que me limitaba mucho el número de palabras (750) para poder participar y decidé recortar lo que decían los personajes porque me parecía más importante el narrador y situarlos bien.
    Se que me repito, pero muchas gracias nuevamente a ambas!
    Nos leemos!

    Escrito el 20 enero 2016 a las 15:55
  4. 4. Basilisa Nogales dice:

    Hola Laia Gabue:
    Me sumo a los comentarios que te han hecho antes Verónica y Mara. Estoy de acuerdo y no quiero repetir lo que ya te han dicho ellas. Pero sí quiero añadir algunas cosillas en el plano formal.
    Creo que debes evitar las repeticiones de:
    1.- Determinantes posesivos: “mi”, “mis”, “su”, “sus”. No te digo que los quites todos, solo que los reduzcas porque aparecen más de la cuenta.
    2.- Participios en “-ado” e “-ido”. Solo en “-ado” tienes unos trece. Creo que en función adjetiva puedes buscar un adjetivo sinónimo y evitar esa reiteración.
    3.- Gerundios en “-ando” (9). Redúcelos a cuatro o cinco.
    4.- Adverbios en “-mente” (13). Redúcelos a tres como mucho.
    5.- La palabra “lago” (6). Déjala cuatro como mucho.

    En: “algunas de ellas tediosas o anodinas y muchas otras digno de ser repetidas hasta la saciedad” debe ser “dignas”.
    En: “No debía tener más de 16 años” hay que poner: “No debía de tener más de dieciséis años”.
    El párrafo que comienza: “Era un día frío de invierno” está demasiado adjetivado, quedaría mejor con algunos adjetivos menos.
    En: “Que bien que estés aquí” el primer “que” debe llevar tilde.
    En: “una familia caminando hacía los columpios” y en: “giró la cabeza nuevamente hacía el lago” sobra la tilde en “hacía” porque es preposición.
    En: “pero yo podía notar como sus rodillas” falta tilde en “como”.
    En: “Cuando terminó se giró hacía ella pasó el dorso de su mano por su mejilla” habría que poner dos comas así: “Cuando terminó, se giró hacía ella, pasó el dorso de su mano por su mejilla”.
    El texto me ha gustado bastante. Me ha hecho gracia que narre el banco. Creo que si le corriges los fallitos te quedará una historia buena.
    Ojalá esto te sirva.
    Un saludo.

    Escrito el 22 enero 2016 a las 22:55
  5. 5. Laia Gabue dice:

    Muchas gracias por tu comentario Basilisa, ¡me pongo a trabajar en los cambios!

    Me ha sorprendido lo concisa que has sido en el número de adjetivos, adverbios,… ¿hay alguna regla especifica que te indique cuantos se deben usar? ¿O es sólo una opinión personal y un numero aproximado?
    Este tipo de cosas va muy bien saberlas, para aprender a escribir mejor. Es cierto que tiendo a usar muchos adjetivos y adverbios, y esto es algo que en cualquier curso de escritura te dicen que debes evitar, pero me cuesta entender cuando son muchos mientras escribo.

    Gracias de nuevo. Nos leemos.

    Escrito el 23 enero 2016 a las 11:47
  6. 6. Basilisa Nogales dice:

    Hola Laia Gabue:
    Creo que en un texto de 750 palabras más de tres adverbios en “-mente” ya son multitud.
    En cuanto a los adjetivos, solo cuando leo el texto de otro me doy cuenta de si se ha pasado adjetivando. En los míos no creas que lo veo bien.
    No hay ninguna regla específica que marque dónde empieza uno a pasarse con los adverbios, los gerundios, los participios o los adjetivos. Lo importante es que no canten y que se pongan los necesarios para lo que se ha querido decir pero no demasiados.
    Saludos.

    Escrito el 23 enero 2016 a las 14:30
  7. 7. Sandra Adrian dice:

    Hola Laia, muchas felicidades por el relato, es precioso.

    En cuanto a forma, contenido y demás te han dicho ya todo lo que pensaba escribirte, de modo que solo te digo que yo entendí que era un banco y pensé: “Vaya, mi narrador es un árbol, un banco también es buena idea”

    Así que me centro en lo mucho que me ha gustado y te aconsejo que busques aquí en el blog las entradas que hay sobre diálogos, sin duda te van a ayudar mucho.

    Mi texto es el nº 92, échale un vistazo a ver qué te parece.

    Un saludo.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 18:37
  8. 8. Laia Gabue dice:

    Muchas gracias de nuevo Basilisa y gracias a tí también por tu comentario Sandra. Veronica me dió un sabio consejo y estoy anotando todos vuestros inputs para tenerlos en cuenta en los siguientes relatos.
    En cuanto tenga un ratito me paso por tu relato.

    Nos leemos.

    Escrito el 25 enero 2016 a las 20:25
  9. 9. Jose Luis dice:

    Hola Laia
    Gracias por tus comentarios sobre mi relato. Lo justo es que yo lea tu cuento y te diga lo que me parece.

    En cuanto a la forma, me gustaría añadir algunas cosas a las que ya han explicado otros compañeros.

    Llevo años mirando al lago —- —— —— Llevo años mirando el lago
    Independientemente del momento o la situación aquí sigo (…) ———- ——— Independientemente del momento, o la situación, aquí sigo (…)
    muchas otras digno de ser repetidas ———- ———— ————— muchas otras dignas de ser repetidas
    bajo aquella tenue luz cuando la vi acercarse —– —— —— ——– bajo aquella tenue luz, cuando la vi acercarse

    En cuanto al contenido, es una tierna historia de desamor, que está bien relatada y narrada. Te ha quedado muy bien, descontando los pequeños fallos que se pueden corregir con facilidad. En mi opinión, lo único que no queda claro es quién o qué es el narrador que relata la historia, pero ya has aclarado en otro mensaje que se trata de un banco personificado.
    Tampoco creo que hayas entrado tarde en el nudo y que hayas dedicado demasiado tiempo a la presentación. Se trata de crear cierta atmósfera envolvente y creo que eso lo has logrado sobradamente. El final no me parece precipitado en absoluto, es el que es, y ya está. Enhorabuena.
    Un saludo

    Escrito el 29 enero 2016 a las 15:34
  10. 10. Jose Luis dice:

    Hola Laia
    Gracias por tus comentarios a mi relato
    Escribo este mensaje porque no sé si te ha llegado el otro que escribí.
    Tu relato me ha gustado mucho, es una historia de desamor muy conseguida, con una buena atmósfera creada porque se nota que dominas el uso del lenguaje.
    Un saludo

    Escrito el 29 enero 2016 a las 15:38
  11. 11. Emma dice:

    Buenas Laia.
    Me paso por tu relato, por algún comentario que he leído por ahí haciendo referencia a tu narrador, según decían se trataba de un árbol. Mi texto también va por ahí y quería saber como lo narrabas.
    Al leerlo he comprendido que el que narra no es un árbol sino el banco sobre el que se sentaban los protagonistas.
    Es un relato muy emotivo, según mi opinión, bien estructurado.
    Una bonita historia, con un narrador inusual.
    Los detalles sobre la ortografía, puntuación etc. ya te lo han corregido en los comentarios anteriores. Yo también suelo utilizar los adjetivos en demasía, pero me emociono cuando quiero expresar cualidades de mis protagonistas o al describir los paisajes.
    En fin un bonito relato, con bonitas frases, y muy emotivo.
    Mis felicitaciones.
    Si tienes tiempo me gustaría que visitaras mi relato el nº 230, me gustaría saber tu opinión.
    Un abrazo.

    Escrito el 29 enero 2016 a las 17:34
  12. 12. Jose Luis dice:

    Hola
    He leído tu relato y me parece muy bueno.
    Un saludo

    Escrito el 31 enero 2016 a las 13:44
  13. 13. Jose Luis dice:

    Estoy con una tablet y no puedo hacer un mejor comentario, lo siento.

    Escrito el 31 enero 2016 a las 13:46

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