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El último beso - por Mercedes

Puede que haya gente que quiera saber cuándo será el último beso, así podrás saborearlo, detenerte en cada sensación y guardarla en tu memoria para siempre; pero otros, como yo, prefieren que sea una sorpresa; soy como esas personas que prefieren no saber cuando morirán, porque solo disfrutas realmente de la vida cuando no sabes que vas a morir mañana, una vez que lo sabes solo eres capaz de pensar en eso. Intentaba recordar cuando fue mi último beso con Diana. La última vez que me despedí de ella, creyendo que volveríamos a vernos para salir como cualquier otro día normal, pero no fue así. Dos días después me dejo. En todas estas cosas sin importancia pensaba yo, sentado en el vagón 8 del tren que me llevaría hasta mi ciudad. La mujer que había provocado esta situación tan emocionalmente incómoda en mi interior estaba dos asientos más atrás, inconfundiblemente lloriqueando. Media hora antes, estaba sentado en los bancos metálicos de la estación esperando a que llegara el tren cuando pasó todo. La mujer, que en ese momento estaba sentada junto a mí, soltó un gritito casi imperceptible. La mire y seguí la dirección de su mirada hasta aquel hombre que venía hacia nosotros, al parecer tan sorprendido como ella. Quizás había perdido toda esperanza de encontrarla aún en la estación. Se fundieron en un abrazo justo delante de mí, y debo reconocer que disfrute de la escena. Los dos lloraban pero también reían contentos de tener una segunda oportunidad para despedirse o quizás porque los dos habían estado esperando en secreto que ocurriera. Se miraron a los ojos y se acariciaron la cara, el pelo, los hombros; intentando retener mentalmente el mapa de sus cuerpos. Y se besaron, o más bien dicho, se fundieron en un beso, apretándose el uno contra el otro, sin dejar de acariciarse mientras las lágrimas se colaban entre sus labios. Me pareció extraño que nadie los estuviera mirando, pero tal vez solo yo era capaz de entender la magnitud de aquel momento, casi podía sentir el apremio de su beso. Y sentí envidia. También alegría de saber que en el mundo hay personas que se aman con tal intensidad, pero envidia por no ser yo una de esas personas tan amadas. El tren ya había llegado a la estación, pero estaban tan cercanos a mi asiento que si me levantaba les obligaría a separarse. Y tampoco había necesidad, el momento no se alargaría demasiado, algunos susurros después ella cogió su maleta y fue directa hacia el tren, y yo la imite. Cuando nos detuvimos en la puerta de acceso, ella se giró, con los dedos en los labios intentando retener el último beso y sentí la tentación de girarme para ver si él le hacía algún gesto. Subimos en el tren y ocupe mi asiento, pero hasta ahora no he podido dejar de pensar en ellos y en todos mil últimos besos. No recordaba el último beso que le di a Diana, tampoco recuerdo la última vez que besé a mi hermana, o la última vez que besé a mi madre. Pero si recuerdo otros muchos que le di a Diana paseando por la ciudad, entre las sábanas de su cama o viendo una película en el cine; también recuerdo la primera vez que le di un beso a mi sobrino, recién nacido en brazos de su madre y la última vez que le di un beso a mi abuelo, en aquella habitación del hospital a sabiendas de que sería la última vez. Quizás las cosas son así mejores, cuando no gobiernas en tus recuerdos, cuando retienes algo simplemente porque sí, sin explicación y otras por más que lo intentas nunca llegas a recuperarlas. Después de aquel viaje tan extraño, llegué a casa de mi hermana y la abracé, intentando retener aquello, aquel justo momento en el que se reía y me apretaba contra ella. Y así me pase todo el día. Intentando retener la risa de sus hijos, la forma en la que la pequeña pronunciaba la r, o los colores de sus mejillas al despertar. Y ahora después de muchos años; ya no recuerdo muchas de las cosas de aquel viaje, sólo que allí la conocí a ella, la mujer que me hizo dejar de sentir envidia. Después de muchos años en los que no me he olvidado de la pareja de la estación, disfruto de cada beso a sabiendas de que cualquiera podría ser el último.

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6 comentarios

  1. 1. Tinin dice:

    Hola
    Creo que utilizas la conjunción “y” demasiadas veces en tu texto en especial en la segunda mitad (en esta parte he contado unas 15 veces). Cuando utilizas la “y” para unir frases no es necesario además el utilizar coma. Por otro lado hay cinco frases que empiezan con “Y” y si empiezan por “y” esto quiere decir que sobraba el punto y seguido (solo tenias que unir la frase). Disculpa si estoy equivocado.
    En cuanto a la escena que has plasmado en tu relato me ha encantado la descripción de esa despedida tan repetida en aquellos lugares donde se inician o terminan los viajes, enhorabuena, creo que esta muy bien escrito y sentido.

    Escrito el 18 enero 2016 a las 19:37
  2. 2. Tinin dice:

    Por cierto se me olvidaba comentarte que creo que no esta escrito en tercera persona, mas bien en primera
    Soy de nuevo Tinin
    Un saludo

    Escrito el 18 enero 2016 a las 19:41
  3. 3. Mercedes dice:

    Hola Tinin!
    Gracias por leer mi relato y por tus comentarios.
    Respecto al segundo comentario, el reto consistía en escribirlo como un narrador testigo pero no necesariamente en tercera persona. En el caso de mi relato, el narrador es el hombre que observa el último beso sin participar en él, es un testigo y cuenta la escena desde su perspectiva en primera persona.
    Espero que te haya gustado y gracias por tu aportación.
    Un Saludo

    Escrito el 20 enero 2016 a las 20:49
  4. 4. Conchi dice:

    Hola Mercedes:
    Me cuesta entender ciertos relatos a la primera, en cambio el tuyo me ha resultado ameno e interesante la primera vez que lo he leído. Estoy de acuerdo con que el Narrador Testigo lo has plasmado bien, pues va observando lo que ocurre a su alrededor, y hace que el lector lo vea también. y no es sencillamente una historia dramática sino mas bien trasmite la vida cotidiana de pequeños momentos los que hacen la vida. y esto resulta, por lo simple, muy interesante.
    Personalmente me ha gustado.
    Muchas felicidades.

    Escrito el 21 enero 2016 a las 09:09
  5. 5. pato dice:

    Hola Mercedes.
    Me ha gustado tu relato. Es muy emotivo.
    Coincido con Tinin en lo de las “Y”, también creo que dividir la historia en párrafos haría que fuera más fácil de leer.
    La historia es bonita y esta bien contada.
    Felicidades

    Escrito el 21 enero 2016 a las 09:52
  6. 6. Vespasiano dice:

    Hola Mercedes:
    Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.
    Como estamos en un taller; con relación al tuyo, te apunto algunas cosas que me han llamado la atención.
    De entrada me suena extraño como has escrito lo siguiente:
    “Puede que haya gente que quiera saber cuándo será el último beso, así podrás saborearlo, detenerte en cada sensación y guardarla en tu memoria para siempre; pero otros, como yo, prefieren que sea una sorpresa; soy como esas personas que prefieren no saber cuando morirán, porque solo disfrutas realmente de la vida cuando no sabes que vas a morir mañana, una vez que lo sabes solo eres capaz de pensar en eso”. Veo repetido muy cerca la palabra “prefieren”.
    Yo hubiera escrito:
    “Puede que haya gente que quiera saber cuándo será el último beso, así podría saborearlo, detenerse en cada sensación y guardarla en su memoria para siempre; pero otros, como yo, preferimos que sea una sorpresa; porque solo disfrutas realmente de la vida cuando no sabes si vas a morir mañana, una vez que lo sabes solo eres capaz de pensar en eso”
    “Dos días después me dejo”. “Me dejó”, lleva tilde.
    “el vagón 8 del tren”. Debe ser: “El vagón ocho del tren”. Aparte eso el número del vagón no aporta nada a la historia.
    En cuanto al narrador testigo, no lo veo claro. Es cierto que cuentas cosas que él ha visto pero también muchas que son sentimientos propios y que no deben ser reflejados mezclándolo con la historia principal. Bueno es mi punto de vista que no tiene porqué ir a misa.
    También echo en falta algunos puntos y aparte para pasar de un escenario a otro.
    Por lo demás me ha parecido un bonito relato, intentando abarcar un amplio abanico de posibilidades y ocasiones que no se deben dejar de pasar para besar y decir te quiero a todas las personas que nos aman. Bonita moraleja sin duda la que dejas.
    Felicidades.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 17:57

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