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El último beso - por JOSE VICENTE PEREZ

Alejandro Altuna, dramaturgo frustrado caminaba sin prisa camino de su piso ubicado en plena Plaza Nueva. Bajo el brazo llevaba una bolsa de papel conteniendo una botella de Jack Daniels y unos croissants. Dulce y whisky de Tennesse a partes iguales para mitigar un nuevo fracaso editorial.
Al aproximarse al portal le extrañó que tuviera un precinto policial. Dudó un instante, pero al final, pasó por debajo y entró. Subió la escalera hasta el cuarto piso, sin dejar de tener la sensación de que algo malo había ocurrido. Al llegar al descansillo, junto a la puerta del vecino, estaba un hombre delgado, ataviado con gabardina. Tomaba notas en una libreta y levantó la vista al escuchar sus pisadas.
_¡Vaya,vaya! ¿Quién se supone que es usted? –le miró de arriba abajo escrutándole.
_Yo vivo aquí –Altuna señaló la puerta. Alejandro Altuna, ¿Ha ocurrido algo, señor…?
_Inspector Méndez, homicidios. El dueño de este piso, su vecino, el señor-consultó las páginas del cuaderno- Zubieta, ha sido asesinado.
_¿Carlos?, ¿pero cómo ha sido? Buscó aire, como si estuviera ahogándose.
El inspector le hizo sentar en los peldaños de la escalera para que recobrase el aliento.
_Vamos, hombre. Respire hondo, eso es ¿Tenía mucha relación con el difunto?
_Bueno, nos veíamos en la escalera. Y ya sabe, algún favor como vecinos…
_Sabe una cosa, señor Altuna. Me parece un ciudadano modelo. Ahora mismo, tengo otro caso urgente, pero me iría más tranquilo si se hiciera cargo de la situación.
La mirada que le dirigió Altuna fue impagable. Si le hubiera dicho que se batiera a tiros en Ok Corral no estaría más contento.
_¿Qué tendría que hacer?-preguntó solícito.
_Le dejaré la llave del piso y solo tiene que cerrarlo y entregármela cuando vuelva.
_¡Oh,bien!-suspiró aliviado-. Esperaba algo más complicado.
Así lo decidieron y el inspector Méndez le dejó al cuidado de la escena del crimen. Una vez solo, Altuna no pudo resistir la tentación y abrió la puerta del finado. El piso olía a rancio y al repulsivo olor a cobre de la sangre. El salón estaba patas arriba y en mitad de un charco de sangre, el anciano con la cabeza reventada.
Altuna contuvo una nausea y se marchó antes de vomitar en pleno piso. En cuanto entró en su vivienda se sirvió un trago de whisky y tras vaciarlo de golpe, se sintió mejor.
A oscuras, se quedó de pie mirando por la cristalera la vacía plaza. La luna dibujaba un extraño cuadro entre nubes. Estuvo un rato cavilando sobre lo ocurrido. De repente, alguien llamó con los nudillos en la puerta, suavemente.
Un escalofrío recorrió la columna del escritor ¿Quién podía ser? Méndez seguro que no. La llamada volvió a repetirse con irritante insistencia.
Se descalzó y anduvo a la chita callando hasta la puerta. Oteó por la mirilla. Era una joven bastante atractiva, pero con cara compungida. Más tranquilo, abrió.
_¡Oh, gracias a Dios que está en casa! Soy Maribel, la sobrina de Carlos, su vecino. Había quedado en visitarle esta tarde y me he encontrado el precinto policial ¿Ha pasado algo?
_Pues la verdad es que sí. Verá, parece que su tío ha sido asesinado. La policía me ha dejado en custodia de las llaves. Lo siento en el alma.
La joven se horrorizó paulatinamente hasta caer en brazos del dramaturgo, desmayada.
Cuando volvió en sí, Altuna fue dándole sorbitos de licor hasta que recobró el color.
_Ya estoy mejor, gracias. Es que la noticia ha sido una conmoción. Y lo que más me duele es no haberle dado el último beso. Tal vez si pudiera verle una última vez…
Altuna tragó saliva, imaginando ser Humphrey Bogart en Casablanca. Y picó, claro que picó.
Al poco rato, con la joven agarrándole la camisa por detrás, cruzó el descansillo y abrió la puerta del difunto. Se quedó en el recibidor, mientras Maribel avanzaba pasito a pasito, hasta entrar en el salón y soltar un gritito por la escena. Luego se perdió en la estancia largo tiempo. El autor oyó ruido de cajones y armarios, pero siguió en su puesto. Al cabo de una eternidad, la joven salió hecha un mar de lágrimas y tras un mohín de cara a la galería, escapó escaleras abajo, dejando al héroe compuesto y sin dama.
Veinticuatro horas después, Altuna seguía esperando al forense y como poco a Méndez. Mientras el cadáver empezaba a oler, el inspector y la sobrina se escapaban con los bonos al portador que guardaba el difunto en el piso.

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6 comentarios

  1. 1. Javier Be dice:

    hola José Vicente.

    He decidido leer tu relato, pues la jerga usada se me hace conocida, pero quizá son figuraciones mías.

    Vaya. El relato en sí tiene algunas faltas de ortografía, mal empleo de signos, pero eso lo puedes mejorar.

    Lo realmente destacable es la forma en la que finaliza todo.
    Sinceramente no lo esperaba y mira que es un dramaturgo el que descubre al asesino pero ni por atisbo lo sospecha.

    Al leerlo me dejó la duda: ¿Qué agente deja una escena de crimen? pero luego queda todo justificado.

    Pásate por el mío 210. estaré encantado de leerte.

    Saludos

    Escrito el 20 enero 2016 a las 17:27
  2. 2. Luiçao dice:

    Hola Jose Vicente.

    El texto está muy bien ambientado, y la trama exquisita. Impagable ese… “Y picó, claro que picó” que te hace barruntar la tragedia. Creo que la composición del relato es perfecta, se deja leer rápido y fluido, con el desarrollo final digno de un dramaturgo frustrado… como lo era él.

    Enhorabuena, buen trabajo.

    Un saludo

    Escrito el 20 enero 2016 a las 19:01
  3. 3. Mariaje dice:

    Hola José Vicente,
    Lo primero darte las gracias por haber pasado por mi relato y por tus comentarios, me animan mucho a seguir escribiendo.
    Me ha mucho gustado tu historia, es entretenida, pasan muchas cosas y el final el totalmente inesperado, además, has encontrado la forma de hacer un relato con el título “El último beso” que no sea en tono romántico, que se agradece.
    La falta de algunos guiones de diálogo, que ya te han comentado, hace que haya que releer para entender la frase, con lo que la lectura pierde un poco de ritmo, es una lástima porque el relato es fluido.
    También quería comentarte otros detallitos que a mi me han llamado la atención, todo es referente a la reacción del personaje: lo primero es que no se extraña ni un poquito cuando el policía le dice que le parece un ciudadano modelo y le da la llave, la segunda situación cuando deja a la sobrina rebuscar en el apartamento durante un montón de tiempo sin siquiera preguntar. A mi no me ha parecido una reacción lógica, pero está claro que es mi opinión personal, quizás porque yo nunca actuaría así.
    Espero que te sirvan mis comentarios y que sigamos leyéndonos!

    Escrito el 24 enero 2016 a las 10:59
  4. 4. Sandra Adrian dice:

    Hola Josevi, en primer lugar darte las gracias por visitar mi texto y dejar un comentario tan alentador, de verdad, muchas gracias.

    El tuyo me ha gustado, es fácil de leer, ágil y los diálogos dan un buen ritmo, pero te aconsejo que busques en este mismo blog las entradas de Iria sobre los diálogos; personalmente, leí todas las entradas y ya no cometo los errores garrafales de antes.

    Lo único dos cosas en un par de frases:

    **Alejandro Altuna, dramaturgo frustrado caminaba sin prisa camino de su piso ubicado en plena Plaza Nueva; yo aquí pondría una coma después de frustrado.

    **Al llegar al descansillo, junto a la puerta del vecino, estaba un hombre delgado, ataviado con gabardina; personalmente cambiaría ESTABA por HABÍA, pero ya es a gusto de cada uno.

    Por lo demás muy bien, cuando leçi que había una chica tras la puerta pensé que se la iba a pegar, y así fue.

    Felicidades por la historia, un saludo.

    Escrito el 24 enero 2016 a las 20:36
  5. 5. Fernando Caporal dice:

    Hola José Vicente, muy buen relato el que compartiste, me gustó leerlo, se hace ágil, rápido y entretenido. Comparto con los demás las puntuaciones de los diálogos, y los dos comentarios de Sandra en las mismas frases, aunque debo reconocer que en principio pensé que estan relacionados a la manera de expresarse en una nación distinta a la mía, por eso coincido en que son apreciaciones personales.
    Con respecto a lo del ciudadano modelo, también sentí que la declaración de Mendez era un poco exagerada, quizá podría haberle dejado las llaves poniendo otras razones más abajo, no tan arriba como un ciudadano modelo, de todas formas el agente debía irse de la escena y buscar el escape dejando a Altuna descolocado era el objetivo y está cumplido.
    Un placer leerte.
    ¡Exitos!

    Escrito el 27 enero 2016 a las 01:12
  6. 6. María Esther dice:

    Más allá de los aspectos formales que te han señalado, en los comentarios anteriores, creo que tu relato no pasa desapercibido.Tiene coherencia y creatividad, en medio de una situación escalofriante.El relato está bien llevado y el final sugiere muchas cosas al lector, con la demora de la chica.
    Saludos y buena suerte!

    Escrito el 14 febrero 2016 a las 03:22

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