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I Encuentro - por Luiçao

Con las escasas fuerzas de las que contaba, conseguí abrir los ojos. Los parpados se habían convertido en dos pesadas losas de mármol y el destello de las luces no me dejaba ver con claridad. Tuvieron que pasar unos minutos hasta que las pupilas se aclimataron a la luz y así poder abrirlos del todo.

En el mirador había una legión de policías, guardia civil y personal del Samur.

-¿Esto es lo que hay después de morir?¡Pues vaya mierda!–Pensé.

Me esperaba un lugar más atrayente, no sé… más mágico, rodeado de grandes montañas, de ríos serpeantes, con bandadas de aves sobrevolando el cielo azul celeste, inmensas praderas verdes colmadas de árboles frutales y animales exóticos… de todo esto no había nada, nada de lo que me imaginaba.

Estaba claro que no estaba muerto, no lo había conseguido, con lo fácil que era borrarte de este mundo y yo no lo había logrado.

Me costaba mover las articulaciones, la cabeza me explotaba, tenía náuseas, pinchazos en el estómago, estaba aturdido… pero no estaba muerto.

Acostado en la camilla, tenía una visión amplia de todo el mirador y la entrada a la casa. Podía ver cómo uno tras otro, los operarios de la funeraria sacaban las bolsas negras y las dejaban sobre el césped, hice un rápido recuento y me salían dieciocho, eran casi todos. Yo debería estar allí, en el interior de una de esas fundas negras, lejos de este ajetreo de gente, perdido en algún lugar desconocido, ¡pero no! aún estaba vivo, muerto en vida, pero vivo.

-¿Ha sobrevivido alguien más? –pregunté al policía que tenía a mi lado, custodiándome.
-No lo sabemos, aún están dentro los del Samur intentando reanimar.

Crucé los dedos para que una de esas personas fuera Maya. Tenía que ser ella, no se podía ir sin mí, no me podía abandonar, dejándome en este asqueroso mundo, en el que se convertiría mi insignificante vida, sin ella.

-¿Izan? ¿Me escucha?

Su voz sonó lejana, casi imperceptible, como si entre nosotros hubiera cientos de kilómetros de distancia.

-¿Está despierto? ¿Puede oírme?

No sabía si era un sueño, una alucinación o simplemente el efecto del veneno, que me hacía escuchar su voz susurrándome al oído. Abrí los ojos, pero mi vista turbia solo dejó entrever su silueta. No podía ver su rostro, pero era Maya. Su rizado pelo, su sinuoso cuerpo, la voz calmada y dulce… no había duda, era ella. Lo consiguió, no sé cómo demonios había pasado, pero también estaba viva.

Conseguí arrancar algunas palabras…

-¡Maya!¡Estás viva!
-Lo siento Izan, no soy Maya. Soy la inspectora Escudero ¿se encuentra con fuerzas para que le haga unas preguntas?
-¿Hay supervivientes?–solté, sin mirarla y haciendo caso omiso a su pregunta.
-No, usted es el único que hemos encontrado con vida.

Mis esperanzas de volverla a ver se esfumaron en un negro y oscuro traje de muerte.

-Si su interés es por la señorita Maya Monforte, le confirmo que tiene el mismo billete de ida que todos sus compañeros. La primera pregunta que quiero hacerle es obvia. ¿Qué narices ha pasado aquí? ¿No creé que se les ha ido un poco de las manos la fiesta de pijamas?

Con solo dos preguntas, aquella estirada con aires de diva, se había ganado todo mi desprecio y enemistad para siempre ¿con qué derecho faltaba al respeto de esa manera a mis compañeros muertos?

-Inspectora, guárdese su ironía para cuando muera algún familiar suyo, seguro que les encantará escucharla –mis ojos desprendían odio.
-Disculpe si le ha molestado mi comentario, pero verá; llevo aquí tres horas y aún me estoy preguntando, por qué todos sus amigos están durmiendo en esas bolsas y usted es el único que sigue con vida.
-Llámelo destino o coincidencia –respondí airadamente.
-Créame cuando le digo, que con el tiempo la vida me ha enseñado que esas dos palabras son una invención del hombre para justificar un acto. ¿Cuál ha sido el motivo para intentar suicidarse?
-Le podría enumerar unos cuántos, pero seguro que para alguien como usted, no le serían lo suficientemente convincentes.
-¡Bingo para el señor! Tiene toda la razón, no creo que exista ningún problema o doctrina lo suficientemente sólida para intentar abandonar este mundo de una manera tan cobarde como el suicidio.

Si mi mirada disparara, aquella mal parida, ya tendría un tiro en el entrecejo.

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7 comentarios

  1. 1. Ian Pellicer dice:

    Honestamente no logro engancharme la historia. Es mi humilde opinión como lector y con todo respeto.
    Independiente a mi gusto, tu primer capítulo cumplió con el reto, pues deja al lector con la duda y con ganas de saber que ocurre y que es lo que sigue.
    Saludos

    Escrito el 17 febrero 2016 a las 20:10
  2. 2. Jimmy conway dice:

    Muy buenas. Decir que me gustó bastante tu capítulo, el cual cumple perfectamente con el reto.
    FORMA:
    Creo que esta bastante bien estructurado, la puntuación esta correcta y es muy fácil de leer.
    CONTENIDO:
    Cómo ya te dije me gustó bastante la temática aunque creo que el interrogatorio y el enfrentamiento con la policía ocurre demasiado rápido. Es mi opinión, claro.
    A seguir escribiendo

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 10:53
  3. 3. Luis Ponce dice:

    Hola Luiçao:me parece un relato bien escrito, con buen ritmo, fácil de leer.
    Pero me quedan dudas: si Izan está medio muerto, debe estar recostado en una camilla, le es difícil abrir los ojos, pero ¿tiene capacidad para contar las fundas negras que han sacado lo del Samur?
    ¿Cómo sabía la Inspectora que tenía interés en Maya Monforte?
    En las novelas policiacas, el lector termina convirtiéndose en detective y rebusca las posibilidades, por eso el éxito de grandes autores que mantiene la información dosificada y contestan cada pregunta que puede hacer el lector conforme van escribiendo.
    Me ha gustado, pero insisto en esas acotaciones.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 01:59
  4. 4. charola dice:

    ¡Hola Luicao! Me gustó tu relato y has cumplido con el reto, pues tengo deseos de saber qué sigue, qué razones tuvieron para suicidarse, etc. En cuanto a la forma, creo que este pensamiento debe ir entre comillas, no como diálogo: “¿Esto es lo que hay después de morir?¡Pues vaya mierda! Pensé” (o estas comillas <>). Entre el signo de interrogación y admiración, espacio, lo mismo que entre los signos de admiración en el párrafo “¡Maya!¡Estás viva!”. En los diálogos usa la raya, no el guión corto. Te faltó tilde en párpados y pusiste una tilde demás en “¿No creé…” Es mi granito de arena. Felicitaciones, está muy interesante tu relato. Te invito a leer el mío #5. Saludos.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 19:09
  5. 5. María de Lourdes Rodriguez Román dice:

    Hola Luicao! A mi me gustó mucho tu relato y mi imaginación voló. Pero vivo en una ciudad violenta y los policías no se ponen sarcásticos ante la violencia, también se asustan y me parece que el interrogatorio suena falso lo que acaba con la magia inicial.
    Reto cumplido.

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 15:14
  6. 6. beba dice:

    Hola, Luiçao:
    Me pareció muy adecuado el argumento para “enganchar” lectores. Coincido con María de Lourdes en que el diálogo suena falso; imposible tanta lucidez como para contar bolsas, como dice Luis Ponce; y para seguir ágilmente el diálogo, como un ping- pong: poco creíble la actitud de la inspectora.
    Queda flotando el dato cierto de que alguien quiere morir a toda costa, y no perder a ¿su amada?
    Será una buena novela si trabajas para que el lenguaje sea más natural y espontáneo.
    Adelante.

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 16:45
  7. 7. Laura dice:

    Hola. Soy nueva en esto y no he escrito nada todavía, pero ya voy en camino.
    Me gustó mucho la parte en que la inspectora señala que destino y coincidencia son invento para justificar.
    No sé que es el Samur, tal vez porque somos de diferentes países. Supongo que es una especie de sistema de emergencia para accidentes? Tal vez podrías tener en cuenta ese detalle.
    La inspectora que lo nombra Izan, lo sabe porque revisó en sus documentos?

    Escrito el 13 marzo 2016 a las 00:02

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