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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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EL HUNDIMIENTO - por Hans Reiter

Hoy me he encontrado a Manuel Villa en el bar que está debajo de casa. Eran las siete y media de la mañana y no tenía buen aspecto. Hablo de Villa, por supuesto, aunque también podría estar hablando del bar, pero esto no es nada excepcional: el bar tiene mal aspecto siempre. Pero en Villa sí que es raro, en el Gran Villa sí que lo es, porque él es escritor y además es apuesto y nunca, en su sano juicio, se le ocurriría dejarse ver vistiendo una camisa arrugada o un torpe pantalón. Por eso le he llamado: Eh, Villa, Gran Villa, le he dicho, ¿acaso te encuentras mal? Me ha reconocido pese a estar borracho como una cuba. Me moriré en cinco minutos, ha dicho sin mirarme, no te preocupes por mí que nadie lo hace. Y yo he sabido que el Gigante Villa está mal, que el fuego del infierno se ha instalado en su cabeza y lo está abrasando sin piedad ni remedio. También he sabido que ha estado escribiendo toda la noche allí mismo, en la barra del bar, porque en esa misma barra y frente a él, a un palmo, había un cuaderno abierto y en sus hojas se veían miles de palabras. Eh, Titán Villa, le he dicho, un poeta lo puede soportar todo. Y el Titán Villa se ha reído como si de pronto conociera el secreto de la vida y no quisiese compartirlo con nadie. Entonces se ha levantado del alto taburete y ha arrancado un par de hojas del cuaderno y se ha acercado a mí, despacio, cadenciosamente, para regalarme el poema que daba título a su próximo libro. ¿Y esto qué es, Gran Villa? Unas letras grandes y en mayúsculas lo anunciaban: EL HUNDIMIENTO. Tú ni en el Titanic te hubieses hundido, Villa, querido, le he dicho, ni en las oscuras aguas de Terranova tocaría el fondo tu cuerpo de oro. Él ha vuelto a reírse, pero era una risa triste, de otro mundo. En cinco minutos estaré del otro lado del espejo, como dice mi amigo Luis Alberto, y ya todo habrá acabado.
Debo ser sincero antes de que me arrepienta y sea demasiado tarde. Hoy por la mañana no me he encontrado a Manuel Villa porque Manuel Villa lleva treinta años muerto. Tampoco era raro encontrarlo en malas condiciones: fue un borracho irredento. Pero es verdad que era poeta y que su último libro se llamó EL HUNDIMIENTO. Es verdad que me regaló el poema. No he dicho -lo digo ahora-, pero también es verdad, que mi padre fue su amigo y que a veces me llevaba a visitarlo a su casa de las afueras. Recuerdo que íbamos hacia mediodía y que su cama estaba sin hacer, las sábanas por el suelo, la silla colmada de ropa vieja. Yo jugaba a pensar que estábamos en la guarida del lobo y que teníamos que pisar despacio y hablar bajito para que no se percatara de nuestra presencia. Ahora lo que pienso es que tal vez mi recuerdo se mezcle con una entrevista que leí de Javier Marías en la que éste confesaba sentir rechazo, casi desprecio, por la figura del escritor, pues él también, cuando era apenas un niño, acompañaba a su padre a visitar a Azorín, un desastre mayor. Azorín y Manuel Villa no son lo mismo. Yo no soy como Javier Marías. Yo soy Francisco Pereira, pero llamadme Paco Pereira, o Paco a secas, o PP, como mis hijos lo hacían cuando trataban de burlase de mí y yo corría tras ellos por los pasillos de la casa. Tenía una mujer, pero ya no. Mis hijos vivían conmigo, me hablaban, pero ya no. Yo no soy el niño que fui pero las consecuencias que sufrió ese niño las sigo sufriendo todavía. Y esta es mi historia, o al menos la historia que quiero contar, el relato de mi infancia y del punto ciego que supuso haber conocido a un escritor como Manuel Villa y la influencia que tuvieron en mí aquellos encuentros. Yo no tenía pensado escribir y ahora escribo. Yo tenía pensado ser feliz y no lo he sido casi nunca, porque escribir es sufrir, sobre todo si a la tarea se le dedica la vida entera. Sé que la culpa es tuya, Titán Villa, Hijo de la Gran Puta Villa, por eso deseo el peor de los purgatorios para ti. Te deseo un océano de terror porque sé que podrás soportarlo.

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4 comentarios

  1. 1. GhostGirl. dice:

    Engancha en los primeros momentos, pero sería miles de veces más fácil y liviano de leer si los párrafos fuesen cortos y separados.
    También es un poco confuso con tantos nombres, pero está muy bien. El final no me lo hubiera esperado para nada. Espero seguir leyéndote 🙂

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 01:38
  2. 2. Rinconillo y Cortadete dice:

    Hola, Hans. Es un comienzo interesante, te obliga a seguir leyendo al ser un monologo en un solo bloque, pero al final descubres al protagonista y puedes enganchar con él por la empatía que produce el sufrimiento… para algunos (o por ser escritor, por las referencias literarias que aparecen). No tenemos más datos. Creo que se pierde la oportunidad de enganchar desde el primer párrafo.
    Se supone que la historia que viene en el siguiente capítulo será gratificante. Me gusta tu estilo y lo he leído de un tirón, con buen sabor de boca. Felicidades.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 18:55
  3. 3. CARMELILLA dice:

    Hola Hans:
    Muy bueno tu texto, invita, segun avanzas, a seguir leyendo. Muy buen lenguaje.
    Cierto como ya te han dicho que mejor haber dividido en mas párrafos porque ha costado leer de un tirón.
    Supongo que hay continuación, habra que desvelar que fue lo que tanto marcó a Paco en su relación con el poeta y como transcurrio la vida de Paco que acabó perdiendo a su familia.
    Me ha resultado muy interesante leerte. Seguimos por aquí.
    Saluditos

    Escrito el 22 febrero 2016 a las 17:06
  4. 4. Nymphadora dice:

    Me ha encantado como has descrito toda las situaciones, como has descrito el “encuentro” con Villa, el escritor, para luego decir secamente “es mentira, lleva 30 años muerto”.
    Me parece preciosa la historia, como el escritor ha cambiado la vida del protagonista (¿tú? No sé si es una historia real pero bien podría ser cierta) y cómo lo relatas: desde que eras niño hasta después.
    Enhorabuena, pues en cuanto a historia me ha encantado.

    Coincido con mis compañeros en que deberías tal vez estructurar los párrafos y en cuanto a puntuación y cosas de estas, te pongo un ejemplo del texto:

    “Me moriré en cinco minutos, ha dicho sin mirarme, no te preocupes por mí que nadie lo hacerse.”

    Fragmentos así has puesto muchos, ¿así…cómo? ¡Sin comillas ni barras! Cuando se indica que una persona habla o dice algo, tiene que ir bien o entre comillas, o con guiones largos.
    Quedaría así:

    “Me moriré en cinco minutos” ha dicho sin mirarme. “No te preocupes por mí que nadie lo hace.”

    Por lo demás todo bien. Enhorabuena.

    Escrito el 23 febrero 2016 a las 11:13

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