Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Neura - por Ioakim

El autor/a de este texto es menor de edad

No pensaba abrir la puerta… pero lo hice. Quisiera no haberlo hecho, me hubiera ahorrado tantos problemas, tantos quebraderos de cabeza, tanto dolor. Tanto miedo. Lo que pasó tras abrir la puerta fue confuso. Recuerdo cientos de acontecimientos que vuelan por mi memoria como pájaros asustados. Pero no encuentran su hogar, no encuentran un principio. No encuentran nada. Por cada momento que pasaba, recordaba más y más de lo que había hecho. Recordaba que no era bueno, que yo era el enemigo, que era yo quien merecía la muerte. Si no hubiera abierto esa puerta, jamás lo hubiera entendido.
Pertenecía a un grupo de agentes modificados genéticamente. Todos iguales, perfectos. Vivíamos casados con el gobierno. La ley era nuestra esposa, el gran monarca, nuestro Dios. Y nos lo creíamos sin rechistar. De mi infancia recuerdo muy poco. Breves historias que nos contaban para asustarnos y para acrecentar el misterio sobre aquel monarca que jamás habíamos visto, ni que veríamos. En el fondo, podía considerarse como un Dios. Nos obligaban a creer en él, nos obligaban a alabarlo y si alguno de nosotros, estúpidos y controlables agentes idiotizados se atrevía a cuestionarlo, era eliminado. No costaba nada eliminar a un idiota que empezaba a ver la luz y sustituirle por otro, todavía más idiota, que haría su trabajo con el doble de devoción. Y me avergüenzo de haber sido un idiota.
La primera vez que vi el mundo real, no los laboratorios ni las pistas de entrenamiento que habían conformado mi realidad, fue cuando contaba con veinte años. Jamás había visto la luz del sol, jamás había sentido el viento a través de mi piel, ni había podido observar gente que no fuera exactamente igual a mí, gente, que en teoría no debían existir, gente que genéticamente estaban retrasados. Vi mujeres delgadas, rubias, bajas, morenas. Vi hombres fuertes, bajos, pelirrojos, morenos. Observé todo lo que jamás había visto, y mi mente, como un camaleón, fue mimetizándose para asimilar los cambios.
Noté como la puerta se entreabría cuando esa noche me miré al espejo. Pasé mi mano por el cabello rapado, notando su aspereza, viendo su tono castaño. Vi mis ojos, tan azules como los de mis compañeros. Mis anchos hombros, mis fuertes brazos, mis largas piernas. En realidad, era perfecto. ¿Por qué entonces me sentía tan vacío?
Recuerdo como me acostumbré a salir a la calle. Muchos de mis hermanos les daba miedo, pavor mientras que a mí, el mero hecho de sentir el sol en mi cara me hacía soñar. Soñar con que no vivía encerrado entre cuatro paredes. Soñar que no me levantaba para matar a aquellas personas que un monarca al que jamás había visto obligaba eliminar. Sentía la luz de la puerta alumbrar las penumbras que cubrían mi vista. ¿Acaso no eran más reales las personas que veía a diario que aquel hombre al que me habían obligado venerar?
Fue entonces cuando me di cuenta de que ella me miraba. Que me miraba con unos claros ojos grises llenos de dolor y tristeza. De que me miraba queriendo llegar al fondo de mí, y creo que sabía que lo había conseguido. Eran los ojos más perfectos que había visto en mi vida, aunque una estúpida genética ideada por unos hombres idiotizados dijeran que había que eliminarlos. Era la niña más bonita que jamás vi en mi vida.
Su nombre era Danny y tenía diez años. Y puede, que sea la niña más valiente que haya visto en mi vida. Se atrevía a alzarse contra hombres que la doblaban en peso y altura todo por unas migajas de pan. Se atrevía a decir que era lo que le parecía bien y lo que la parecía mal cuando a muchos por menos los mataban. Pero, eso no fue lo que la mató.
Cualquiera diría que en un hombre modificado genéticamente no debería dar cabida a sentimientos tan contraproducentes como la tristeza. Cualquiera diría que era un error que yo me sintiera triste por la muerte de la chiquilla, incluso había algunos que decían que su muerte ya estaba escrita en sus genes. En sus genes se codificaba la diabetes y nosotros teníamos una cura. ¿No seríamos nosotros el retraso en la especie al no ser capaz de ayudar a otro humano?
La puerta terminó por abrirse y en el fondo no quería abrirla. No quería salir de mi burbuja, no quería darme cuenta de que los malos somos nosotros. Y que mi misión era acabar con los malos.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. GhostGirl. dice:

    ¡Genial! Me gusta la forma en la que describes las cosas, las personas, las sensaciones. Totalmente hermoso. ¿Habrá continuación?

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 01:18
  2. 2. xechu dice:

    Muy bueno. Me tienen intrigado esos agente modificados. Geniales las sensaciones que trasmites. Espero leer algún día algo mas de ellos.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 06:13
  3. 3. CARMELILLA dice:

    Hola loakim:
    Texto con una concentracion de expresiones que reflejan sentimientos profundos y muy bien expresados.
    Aun asi no he “pillado” bien la parte de la niña y la puerta, no se donde estaba uno y la otra, esa parte me ha confundido y ralentizado la lectura.
    Me hubiera gustado un final de capitulo mas inquietante y provocador para la continuidad de tu historia.
    Perdoname porque en mi opinión no estoy poniendo ninguna tilde la estoy poniendo desde el móvil y no encuentro la tecla en el teclado.
    Me gusta tu trabajo bien hecho Loakim, seguimos leyendonos.
    Saliditos.

    Escrito el 22 febrero 2016 a las 15:53
  4. 4. tyess dice:

    Se siente fluido; las palabras apropiadas para facilitar la lectura y transmitir los sentimientos. Me gustó el rol que cumple la puerta, tanto como parte de los eventos como haciendo de metáfora para enfrentar una verdad desagradable.
    Entiendo al personaje que cuenta su historia, así como su rol en el… sistema.

    La narración de los eventos, en cambio, es un poco brusca. Si no lo hiciste a propósito, te falta pulir el texto. Pero si es así como te gusta escribir, contando los eventos cuando vienen al caso, y usando un estilo circular en lugar de líneal, te quedó brillante.
    Te dará problemas, es menos la gente a la que le gusta leer así, con saltos entre un evento y otro, sin un tiempo claro. A veces, confunde al más atento. Pero vaya que le veo el encanto a esa forma de narrar.

    Escrito el 28 febrero 2016 a las 06:18
  5. 5. Sandra dice:

    Hola Loakim,

    me parece un primer capítulo bastante prometedor, este tipo de narrativa en la que el mundo está manejado por un gran monarca están muy de moda y seguro que tendrás muchos seguidores.

    A mi entender, el texto sería más ligero y fácil de leer si lo estructuras en párrafos más diferenciados y, como dicen comentaristas anteriores, le das un eje temporal más claro a la historia. Si en lugar de tantas frases cortas con puntos y seguidos, utilizas frases un poco más largas la lectura será también más fluida.

    Quizá sería bueno repasar el texto y revisar las repeticiones de palabras, como por ejemplo en el primer párrafo “recordar”, “encontrar”, o “abrir la puerta”.

    Bravo Loakim, sigue trabajando y tendrás muchos éxitos.

    Escrito el 28 febrero 2016 a las 12:41

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.