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"Dalia y Éire" - por B.M. Donald
"Dalia y Éire"
Dalia era una ¡superviviente! Aunque esta vez, a sus jóvenes treinta y un años, las fuerzas parecían abandonarla. Había estado toda la noche delante de papeles, facturas, intentaba encontrar una solución. Era el cuarto mes que no pagaba el alquiler. El día comenzaba a despuntar. La desesperación ganaba terreno. Se levanta y va al único sitio que sabe que le hace sentir paz. Entra en la habitación de su pequeña que dormía ajena a todo. La quería tanto que con solo mirar cómo descansaba y escuchar su respiración conseguía relajar todos sus pensamientos. Con mucha delicadeza la arropa antes de salir.
Esperaba que sonara el timbre. Había quedado muy temprano con los dueños del piso para ver cuánto podía darles esta vez.
Cabizbaja se acerca a la puerta. Al escuchar unos pasos la abre y delante estaba el matrimonio, el Sr. Jordi y la Sra. María. Eran algo mayores. Con amable sonrisa, tono suave y muy educado le preguntan si pueden pasar. Ella, muy nerviosa, les hace un gesto y les invita a entrar. La Sra. María observa la mesa llena de facturas y coge la mano de la muchacha para intentar infundirle confianza. Con ternura empezaron a hablar. Le dicen que comprenden su situación y han decidido que no podía seguir así. Dalia desconcertada nota su corazón que parece querer salir de su pecho. Ya no puede contener las lágrimas. Inspira con fuerza para no derrumbarse. La Sra. María que no quiere verla angustiada, para tranquilizarla, le dice que le ayudarán en todo lo que puedan, que no se preocupe. La joven se queda tan sorprendida que no puede creer lo que escucha. La vida había sido especialmente dura para ella. Los tres tomaron asiento cuando, entre las voces y los ruidos de las sillas, se despierta la pequeña que asoma tímida y el Sr. Jordi, con una apariencia seria, voz profunda pero suave, extiende la mano para que se acerque.
—¡Éire!, cariño, ¿ya estás despierta? —dice Dalia cogiendo a la pequeña y poniéndola en su regazo.
La niña, con cinco años, acaricia la cara de la madre aún con lágrimas.
La Sra. María mira a la pequeña y de dice:
—Cada día estás más guapa. ¿Te gustaría poder ayudar a mamá?
Dalia sin dejar responder a la niña le pregunta qué quiere decir. La Sra María, con su tono de voz dulce y suave, le explica que tiene un posible trabajo, que le aportará suficientes ingresos para poder mantener a las dos y que le permitirá hacerlo con su hija. Se trata de cuidar a un niño de la edad de Éire. Y le dará la oportunidad de acabar los estudios de Alemán. Dominaría cuatro idiomas y eso le abriría otras puertas. Dalia era una luchadora y se merecía todo el apoyo. No tenía hermanos ni padres.
La Sra. María averiguó que el marido de Dalia fue una víctima de suicidio por un proceso de desahucio ocurrido en Madrid. Apareció en la prensa. Un vecino grabó el momento y lo difundió por las redes. El día que estaba prevista la ejecución de embargo, el marido había enviado a Dalia y la pequeña a Barcelona en busca de una vivienda dónde empezar de nuevo. Así el padre de Éire se encontraba solo cuando llegó la policía. Se asomó al balcón, era un edificio alto y él estaba en el quinto piso. Con voz enérgica y tono de desesperación dijo que esperaba que nadie, ni los policías, se pudieran encontraran en una situación parecida. En el momento que la policía logró entrar en la vivienda fue cuando el padre saltó al vacío y murió por la caída.
Una tragedia que conmocionó al matrimonio. No sólo porque la historia dejaba a una joven viuda con su pequeña ¡era el drama de alguien a quien conocían! Conscientes de no poder solucionar todas las injusticias, la Sra. María está convencida que todo puede cambiar si cada persona con posibilidades actúa en consecuencia. Tenían la oportunidad de ayudar a cambiar una muy dura situación por la que pasaban Dalia y Éire. ¡Ellos no iban a dejar pasar la ocasión!
Dalia no comprendía lo que sucedía. Pero veía esperanza, una posibilidad para dar una vuelta a sus vidas.
En realidad el giro iba a ser mucho más grande de lo que ella podía imaginar.
Hola B.M. Como aspectos positivos, resalto que elegiste un tema que da para ser desarrollado ampliamente, la presencia de un niño siempre genera la expectativa acerca de como serán sus años venideros. Tamvbién la moraleja implícita en el relato es algo resaltable.
Como puntos mejorables, está la correspondencia en los temas verbales. no soy experto en la materia, pero se me hizo algo trabajoso ese pasar del pretérito al presente, como en “Era el cuarto mes que no pagaba el alquiler. El día comenzaba a despuntar. La desesperación ganaba terreno. Se levanta y va al único sitio”, igual que el uso de los signos de exclamación, creo que hubiese quedado mejor “¡Dalia era una superviviente!” que “Dalia era una ¡superviviente!”.
Sigue adelante puliendo tu técnica y leyendo mucho, que es una de las mejores estrategias para escribir cada vez mejor. ¡Éxito!
Hola B.M. Donald
Tu texto es un relato valiente porque describe la situación que, por degracia, cada vez viven más personas y está muy presente en la sociedad. Es un tema de impacto y bastante duro. Pero creo que le falta darle una vuelta para que transmita toda su crudeza y por eso voy a darte algún pequeño consejo para sacar todo el partido a la historia:
A nivel general, aunque predomina más en el primer párrafo, hay un abuso de los puntos entre frases cortas y muy pocas comas, por lo que resta fluidez al texto (en ocasiones parece estar leyendo un telegrama) y algunas conjunciones que sirvan como nexo (por ejemplo: “Había estado toda la noche delante de papeles, facturas, intentaba encontrar una solución.” quedaría mejor “Había estado toda a noche delante de papeles y facturas, intentando encontrar una solución).
También hay un pequeño error de transcripción “(…)ni los policías, se pudieran encontraran en una situación parecida.” Creo que querías decir “se encontraran” o “pudieran encontrarse”, pero al final terminó mezclado.
Estos detalles son propios de personas que tienen una gran capacidad para visualizar las historias pero les cuesta trasladarlas al papel, y es que es difícil describir lo que se ve y plasmar las sensaciones y sentimientos de los personajes.
Creo que trabajando ese punto, tus textos ganaran en sentimiento y calarán más en el lector.
Por lo demás, me he quedado con ganas de saber si la situación de Dalia y Éire mejora, así que objetivo cumplido.
Ánimo y a seguir mejorando!!!
PD: si quieres echar un vistazo, mi texto es el nº 57.
Hola, B.M.Donald.
El tuyo es el primer relato positivo que leo, a pesar del suicidio y los problemas económicos. En casi todos se parte de una situación tranquila para pasar a tener problemas. En éste ocurre al contrario, una situación agobiante parece resolverse. Aunque… quizá solo lo parezca…
Dos cosillas:
– La correspondencia de tiempos verbales, como te han apuntado, es lo primero que me llamó la atención.
– “…y murió por la caída”. Yo creo que esto podría sobrar, pues ya se sabe que se había suicidado.
Ha sido un placer leerte. ¡Ojalá les vaya muy bien a Dalia y Éire! ☺
Enhorabuena y un saludo
Buenas.
Agradezco los apuntes. Lo de los verbos, alargar las frases y poner conjunciones lo iré mirando. La verdad es que es la primera vez que hago un relato así. Escribir una historia que pueda ser el capítulo de un libro, no es sencillo. Y la limitación de palabras lo complica algo más. Iré leyendo los vuestros y aprenderé.
Gracias por los comentarios. Saludos
Aupa,
No voy a repetirme en lo que ya te han dicho. La temática me parece buena elección, de mucha actualidad, le que te ofrece un abanico muy amplio por el que tirar la historia, la atmósfera esta bien creada y se ve la desesperación de la protagonista. Quizá me hiciera falta algo mas de sentimiento, en algunos puntos el texto se un poco frío, más descriptivo en hechos que en los sentimientos que despierta.
Por lo demás me ha dejado con ganas de saber mas, de si realmente le va air tan bien a Dalia como se pinta.
Saludos