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«El desencanto del arco iris» - por Alonso García-Risso

«El desencanto del arco iris»

Capitulo I

Llegó unos momentos antes al sitio, pactado con la resistencia para la reunión. Quería inspeccionar el entorno y estar advertido, de antemano, de cualquier eventualidad. Ante un asomo de peligro desecharía el encuentro.

El proceso de cambios en la sociedad chilena que se arrastraba desde los tiempos del Frente Popular, avanzada la década de los setenta, derivó en una confrontación ideológica que dividió al país en dos bandos irreconciliables; como si la patria hubiese recibido un corte cesáreo aprestándose para un parto incierto. La burguesía barajó los naipes y se aprestó a sacar, bajo la manga, su carta de triunfo. Cuando la correlación de fuerzas mostró una fuerte inclinación hacia los sectores progresistas; entonces, se produjo el golpe militar. Fue una muerte pronosticada porfiadamente que dio lugar a la contrarrevolución.

La espera se hizo lenta y tensa. La Plaza Güarello ubicada al sur de la capital, en San Bernardo estaba casi desierta; uno que otro transeúnte. Un hombre alto y huesudo se aproximaba por el norte, no parecía del sector, vestía con formalidad que no le sentaba, miraba a todos lados como buscando a alguien. No lo seguía nadie.
Arturo había acordado tiempo atrás, con miembros de la resistencia, la reunión. Recibiría por este medio, información vital para reorganizar cuadros dispersos y la dirección que tomaría la lucha en clandestinidad. Todo había sido previsto; sin embargo existía un imponderable, no conocería a quién sería su interlocutor en este contacto. En el bolsillo de su chaqueta guardaba un trozo de boleto de la línea de microbuses Matadero-Palma de Santiago que en su momento debería confrontar con el resto en manos del desconocido. Se lo habían entregado en el momento del acuerdo junto con un sinnúmero de advertencias.

El alto y huesudo se acercó con aire distraído. Arturo, lo miró de pies a cabeza; luego, dijo a media voz, la contraseña: ¿Don Pancho? El personaje con claro desahogo, respondió afirmativamente con la cabeza; nervioso buscó entre sus ropas, para luego de un rato entregarle un trozo de boleto. Arturo chequeó los trozos, hasta hacerlos coincidir a satisfacción. Ambos se saludaron e intercambiaron sus ‘nombres claves’, conocidos como ‘chapas’. Se sentaron en un escaño cercano y poco a poco se fue armando una conversación que no traspasó los límites de la cautela. La información que recibía, no fue del pleno agrado para Arturo, sintió que con ella quedaba ‘marginado, en buenos términos ‘descolgado’. El flaco captó la situación y busco darle un giro más grato a la conversación:
—Estamos preocupados por ti, te pedimos tengas paciencia y cordura. —dijo, con fingida calidez. Luego adoptó un aire doctoral, sentenciando: "nada de aventuras locas, ni encuentros de ningún tipo… debemos ser topos invisibles a los ojos de la dictadura". Poco después la reunión llegó a su fin y un apretón de manos fue el último gesto. El flaco y alto se devolvió por donde mismo había venido, Arturo tardó algunos instantes antes de emprender el regreso. Mientras caminaba caviló sobre los acontecimientos que acompañaron al golpe. Los pensamientos se agolparon en su cabeza y revivió las imágenes de aquel día:
“Cerca de los cordones industriales, en un campamento de la periferia, se fueron reuniendo adherentes y militantes del gobierno popular buscando información, directrices para actuar. Subí a una mesa que sirvió de tarima, en medio de la calle central del campamento y a viva voz, luego de dar mi impresión sobre la situación, lancé aquella frase que días más tarde escucharíamos a través de Radio Moscú… “Este momento representa un repliegue táctico de la clase obrera”, recordó el momento repleto de sensaciones inolvidables.
Para Arturo, con el golpe, un ciclo había concluido; y, otro nuevo había comenzado colmado de incertidumbres y peligros. Los hechos pesaban sobre su espalda y su ánimo, curtiéndolo; tal vez, aquilataba el acontecer a su joven vida. Sólo tenía 24 años y una sombría expectativa sobre el porvenir. Ensimismado, caminó por un largo rato acercándose al lugar donde tomaría locomoción que lo acercaría a su hogar. Poco antes de lograrlo se cruzó con una patrulla militar que se movilizaba en una camioneta artillada. Uno de los uniformados reparó en Arturo. El vehículo retrocedió hasta detenerse frente a el:
—¡Acérquese con la documentación a la vista!
“Me detendrán y me llevarán a una casa de tortura. ‘De ésta no escapo’. Aunque sea un ‘descolgado’, igual sufriré apremios; pues el propósito es internalizar el terror”, pensó disimulando el miedo que lo invadía a raudales…

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8 comentarios

  1. 1. Saulo dice:

    Hola Alonso, no soy quién para dar una opinión, pero creo que quedaría mejor si empezaras directamente en el tercer párrafo, “La espera se hizo lenta y tensa”, y reubicaras los dos primeros. El segundo párrafo, en el sitúas el momento histórico, creo que quedaría mejor un poco más tarde. Así conseguirías, creo, captar mejor al lector.
    Además, en la revisión de las imágenes del día yo recolocaría la primera frase, de forma que lo importante sea lo primero que revive, cómo subió a la mesa a gritar.
    Por lo demás, me gusta el tono, y entiendo que el capítulo no ha terminado ahí, que es más largo pero que lo has tenido que cortar por lo de las 750 palabras.
    Enhorabuena.

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 09:39
  2. 2. Alfonso Besada dice:

    Hola, Alonso.

    Coincido en parte con Saulo, pero para mí, la estructura sería otra. Empezaría situando al protagonista en la Plaza Guarello y después continuar con el primer párrafo. El 2º párrafo viene bien para hacer un breve paréntesis para contar qué situación se está dando, y terminaría con el resto del tercer párrafo, introduciendo al segundo personaje. Por lo demás, lo veo bien. Está bien narrado y expuestos el miedo y la incertidumbre del protagonista. La historia está claro que continúa, porque dejas un final abierto. Lo que no sé es por qué no has participado en el reto porque la intriga de saber que le ocurre a Arturo cuando lo paran y le piden la documentación… Eso es un cliffhanger como una catedral. No está claro si lo detienen, si se lo llevan, si lo dejan seguir su camino…

    Saludos.

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 19:55
  3. 3. Werchy Lam dice:

    Hola Alonso, coincido con Alfonso Besada, sobre que el párrafo de la Plaza de Guarello quedaría mejor para abrir el capítulo, de esa forma entramos mejor en la expectativa de lo que va a suceder. Después ya habrá momento para situar históricamente. Sino es que el texto se hace denso, lento , con una explicación que le roba acción.
    con Saulo también coincido en que la revisión de imágenes requiere de limpieza y no sería subí, sino subió, o ver cómo concordar el tiempo verbal.
    Por lo demás Enhorabuena.

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 02:17
  4. Hola Saulo,
    De acurdo con los comentarios que te hacen los compañeros, añado algunas frases que me han quedado un poco raras.

    …asi desierta; uno que otro transeúnte.”
    En esta frase quizás a mi me suena mejor decir “algún que otro transeúnte”, pero puede ser porque así lo diría en mi castellano.
    En la frase ” miraba a todos lados como buscando a alguien. No lo seguía nadie” no me acaba de cuadrar ese que miraba buscando con el que no lo seguía…¿Buscaba él o lo buscaban a él? no queda claro.

    Creo que es un buen relato que cumple con dejarnos en esa intriga por saber qué pasará.

    Creo que la puntuación de los diálogos no es correcta y que se ha de hacer de otra manera, con lo cual te aconsejaría revisar el tutorial que hizo literautas sobre los diálogos.

    Saludos

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 21:02
  5. 5. Earendil dice:

    Buenas tardes Alonso García-Risso.
    Ante todo, agradecerte tu comentario a mi escrito.
    He tenido que leer tu relato dos veces, pues en algún momento me he quedado descolocada.
    Tal vez se deba a que el segundo párrafo, cargado de información histórica, corta la acción que habías empezado de manera muy conseguida al principio, a mi gusto.
    Para los que desconocemos los hechos históricos acaecidos en Chile en esa época, creo que el apunte del segundo párrafo es necesario, pero no nada más empezar tu relato. Creo que deberías haberte centrado en la angustia del protagonista por su encuentro clandestino con el otro agente en primer lugar, para luego ambientar históricamente tu historia.
    En cuanto a la rememoración que hace el protagonista sobre una actuación suya, en un campamento de la periferia, creo que ha quedado un poco artificiosa al contarla en primera persona. Nadie expresa un pensamiento íntimo como si estuviese radiando un acontecimiento en directo, como ocurre aquí. “Cerca de los cordones industriales, en un campamento de la periferia, se fueron reuniendo adherentes y militantes del gobierno popular buscando información, directrices para actuar. Subí a una mesa que sirvió de tarima…“. Se supone que no se lo está contando a nadie, sino que lo está visualizando personalmente y de forma íntima. Hubiese quedado mejor contar sus impresiones y sus sentimientos con un narrador omnisciente, así como las consecuencias internacionales de aquellos hechos.
    Me ocurre lo mismo con la última frase: “Me detendrán y me llevarán a una casa de tortura. ‘De ésta no escapo’. Aunque sea un ‘descolgado’, igual sufriré apremios; pues el propósito es internalizar el terror”, pensó disimulando el miedo que lo invadía a raudales…”. Lo cuenta con una frialdad pasmosa, como si estuviese leyendo una sentencia, en vez de reflejar los sentimientos de temor, de intento de fuga, o intentando buscar otra salida.
    * En cuanto al uso de las comillas: (La información que recibía, no fue del pleno agrado para Arturo, sintió que con ella quedaba ‘marginado, en buenos términos ‘descolgado’) Abres unas comillas en marginado que no cierras, y luego, en la misma frase incluyes otras.
    * En esta otra frase: (—Estamos preocupados por ti, te pedimos tengas paciencia y cordura. —dijo, con fingida calidez. Luego adoptó un aire doctoral, sentenciando: “nada de aventuras locas, ni encuentros de ningún tipo… debemos ser topos invisibles a los ojos de la dictadura”. Poco después la reunión llegó a su fin y un apretón de manos fue el último gesto.) Después de cordura no va punto, va después de calidez, como bien has utilizado. A continuación sigues con el comentario del interlocutor y en vez de incluir el diálogo con otro guión pones comillas. ¿Por qué, si está hablando el mismo personaje? Después de su intervención deberías haber puesto punto y aparte.
    * “El vehículo retrocedió hasta detenerse frente a el”, él lleva acento, pronombre personal.
    Sé que he hecho muchas anotaciones pero para nada desmerecen tu historia. Además no has marcado el reto, y creo que lo has conseguido al 100%.
    Espero leerte en futuros talleres.
    Un saludo.

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 21:18
  6. 6. Alonso García-Risso dice:

    Saludos mis amigos: Agradezco vuestros comentarios. Hay muchas cosas que debo revisar en mi texto: Creo que los hechos vividos en mi patria —aunque han pasado muchos años—, me han arrebatado.

    Escrito el 23 febrero 2016 a las 18:40
  7. 7. Demetrio Vert dice:

    Hola Alonso. Gracias por leer y comentar mi relato.

    Yo no viví en directo el bombardeo del Palacio de la Moneda y la muerte de Allende, pero como si lo hubiera vivido. Fueron mis mejores años de ideales y luchas y nunca se me borrará las imágenes de aquel nefasto 11 de septiembre. Ni las alegrías del triunfo de Allende años antes, ni la desgracia de la dictadura de Pinochet.

    Dicho esto, aquí tenemos que intentar hacer ficción aunque sea hitórica. Distanciarnos de los hechos para crear una historia y no un panfleto.

    Al margen de los errores e escritura que ya te han advertido los compañeros, se me ha hecho pesada la lectura porque, en mi opinión, quieres crear la atmasfera del momento describiendo lo que pasó, y eso mismo hace que no se consiga del todo. Y eso que yo sí sé lo que pasó.

    Yo empezaría por el quinto párrafo. “El alto y huesudo se acercó con aire distraído”. Es una frase estupenda para iniciar un Primer Capítulo. Con las acciones y dialógos de los personajes ya se nota un ambiente peligroso.
    Iría metiendo poco a poco el lugar y el tiempo en los que discurren los hechos, que fluyan entre sus conversaciones, que aparezcán más motivos de sospecha, real o imaginada por los personajes. habría que meter lo escrito en una coctelera y revolverlo un poco.

    También coincido con algún compi en lo referente al mitín que Arturo recuerda. En mi opinión, sobra. No aporta nada al texto. Ya se sabe que Arturo pertenece a una clandestina resistencia en fase de reorganización. Ahí está la esencia de la novela.

    Una persona, en un país enclautrado, se encuentra con otra para reorganizar la resistencia. Obviamente ven peligros por todas partes. Tienen coraje y pavor, porque hay tortura y ellos son humanos. La dicotomía entre el ideal deseado y el terror a las consecuencias de sus actos es la clave de la novela. Hay que centrarse en ello. Una novela es un texto muy largo. Ya habrá tiempo para relatar el pasado.

    El final deja muy claro que no se sabe qué peligros amenazan a Arturo, cómo los afrontará, y si saldrá vencedor o perecerá.

    Ya te digo, recomponiendo las piezas creo que el Primer Capítulo está hecho. Hay muy buen material.

    Saludos

    Escrito el 26 febrero 2016 a las 19:32
  8. 8. Alonso García-Risso dice:

    Saludos Demetrio:
    Tu comentario y análisis de mi texto es muy acertado. Se corresponde plenamente con las palabras que he dejado en la entrada previa. Escribí: “arrebatado por la remembranza de los acontecimientos”.
    Debo reconocer que tu entrada, de algún modo, me ha de sorprendido; pues, no me la esperaba:
    “Imagina la situación, por años atragantado con un cuesco en la garganta; así, que ‘a la primera de cambio’ empecé a soltar lo que me atoraba”.

    Gracias Demetrio

    Escrito el 1 marzo 2016 a las 02:59

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