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La muerte está retrasada - por J.A. Cristian

Hacían cinco años que había muerto. Al menos, eso creía Alejandro, pero la vida no le daba la satisfacción de irse de este mundo tan tranquilamente como él queria; por eso se burlaba de él, manteniéndoles los ojos abiertos, para que viera pasar antes sí, las consecuencias de la vida disoluta que por muchos años habia vivido.
—¡Qué cruel es la vida! —se lamentaba. Luego recapacitaba y reconocía que la vida, ni es cruel, ni es benigna, es solo la vida. Nos toca a nosotros mismos determinar que será la vida con uno.
Tenía apenas once años cuando llegó con sus padres de un pais distante, quienes soñaban con hacer una fortuna, valiendose de las necesidades y la ignorancia de un pueblo que estaba olvidado por la civilización. Trajeron un cargamento de zapatos, de hombres, mujeres y niños, y de todos los tamaños, con los que Jacinto pensaba establecer su primer negocio en el pueblo. Cuando Rebeca, la esposa de Jacinto, vio que los habitantes del pueblo andaban descalzos, pensó que el negocio de los zapatos sería un fracaso, pero Jacinto, con su visión mercantil, pensó todo lo contrario.
—Aquí, nuestro negocio va a prosperar, —le dijo a Rebeca. Aquí nadie tiene zapatos. Les vamos a enseñar a usarlos.
Alejandro, quien habia heredado de su padre el arte de ganar dinero aprovechándose de la ignorancia de los demas, inventó su propio negocio. Todos los dias llevabas a la escuela, bolsitas de plasticos llenas de galletitas con formas de animalitos, las cuales vendía a diez centavos cada una.
—Son la galletitas de la fortuna, —le decía a los niños. Si las comen se harán niños inteligentes.
Era una propaganda sutil y muy certera, pues después de todo, para eso van los niños a la escuela, para desarrollar su inteligencia. El mensaje se propagó rápidamente por todo el pueblo, y a medida que más y más niños querian ser inteligentes, Alejandro veía con satisfacción como se llenaban sus arcas monetarias. Sus padres se sentian orgullosos de ver cómo su hijo prosperaba con el engaño de las galletitas que hacían inteligentes a los niños. Pero lo que para los padres de Alejandro era motivo de orgullo, era una causa de preocupación para los maestros y para algunos de los padres. René fue uno de los padres que fue a la escuela a quejarse de lo que según él le estaba causando daño a su hijo.
—Mi hijo ya no quiere estudiar, —le dijo muy enojado a la directora de la escuela. Me dice que ya no es necesario, pues ahora hay unas galletitas que hacen que los niños se hagan inteligentes.
—Ustedes tienen que hacer algo para acabar con esa situacion.
—Entiendo su preocupación, —le dijo la directora a René. A nosotros también nos preocupa. Los maestros les hablan a los niños para que no crean tal propaganda falsa y se dediquen a estudiar, que es la única forma de desarrollar la inteligencia.
—Pero, ¿por qué no prohiben el que se vendan esas galletitas en la escuela? —insistió René.
—No se venden en la escuela René, los niños las compran fuera de la escuela, y nosotros no podemos controlar eso.
Tenía razón la directora. Ya no habian maneras de controlar el desenfrenado furor que había causado en los niños, la aparición de unas galletitas, que les libraron de tener que pasar horas, estudiando unos libros que les parecían aburridos.
Tanto creció el negocio de Alejandro que sus padres tuvieron que alquilar un lugar para abrir la primera tienda que hubo en el pueblo, la tienda de las galletitas inteligentes.
Muchos años después, mientras esperaba que llegara la muerte, Alejandro recordó con mucha tristeza un incidente que sucedió en la tienda, un incidente que lo marcó para el resto de su vida.

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6 comentarios

  1. 1. José Nuñez dice:

    Hola. No me corresponde analizar tu texto, simplemente lo escogí del montón. A vote pronto. Por lo tanto, no seguiré las prescripciones de la señorita Teijeira (la gallega ilustre). En primer lugar creo que no se dice “Hacían cinco años”, sino “Hacía cinco años”. Hay en el texto dos “habia” sin acento, y un “habian” sin acento. Perdón por ser un poco tiquismiquis. “Plasticos llenas…”también acento en la (a). Hay otros errores de ortografía, pero ya…o sea…[El Word no te vendría mal, oye!!!]. Primer párrafo: “antes sí”, o “ante si”. Mi no entender. “determinar que será la vida con uno”, creo que queda mejor decir, “determinar qué hará la vida con uno”. (é). No entiendo el planteo: En el pueblo tenían escuela, pero no tenían zapatos. En la aldea más pobre de Iberoamérica si hay escuela, es probable que haya zapatos. No veo otro signo de pobreza del pueblo que tu me pintes. Pienso que usaste el tema “zapatos” porque querías incluir la remanida historia del vendedor de zapatos que va al África…bla, bla. Por lo demás, el gancho está logrado. Se entiende que es un viejito que está recordando sus disabluras luego de una pila de años.

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 18:41
  2. 2. Noypia dice:

    Hola J. A. Christian.

    Estoy de acuerdo con el comentario de José Núñez respecto a las faltas de ortografía.

    El texto está bien planteado aunque, personalmente, me habría gustado más que detallaras un poco más las causas del nombrado “retraso de su muerte”.

    Después, en los diálogos, has puesto una coma antes del “dijo”, mientras que debería ir después de él.

    Lo demás, me ha gustado la estructura de los diálogos y del comienzo del texto.

    Espero que mi comentario te haya servido de ayuda.

    Un abrazo

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 20:21
  3. 3. Cryssta dice:

    Hola J.A. Christian, el principio del capítulo está muy bien aunque falta saber qué le pasa, si es que está muerto de verdad y lo ve todo desde donde sea o es que estaba postrado en cama si poder moverse y a él le parecía estar muerto.

    Paso a decirte lo que me parece mejorable además de lo que ya te han dicho:

    – sobra la coma tras “al menos”
    – “manteniéndole los ojos”
    – sobra la coma tras “para que viera pasar ante sí”
    – “lamentaba” y “recapacitaba” hacen rima, es mejor poner “Luego, al recapacitar, reconocía que la vida ni es cruel ni es benigna, eso solo vida.”
    – “Tenía apenas once años cuando llegó de un país distante con sus padres, quienes soñaban con hacer una fortuna valiéndose…”
    – “Trajeron un cargamento de zapatos de hombre, mujer y niño”
    – en el mismo párrafo repites tres veces “Jacinto”
    – llevan tilde “demás”, días, plásticos, “querían”, “sentían”
    – “galletitas” y “animalitos” hacen rima, es mejor decir “animales”
    – dices muchas veces en el texto “galletitas”
    – sobra “monetarias”
    – “Sus padres se sentían orgullosos al ver…”
    – entre comas “lo que para los padres de Alejandro era motivo de orgullo”
    – “a quejarse de lo que, según él, estaba causando daño…”
    – sobra la coma tras “necesario” al lleva un “pues”
    – Tras “se hagan inteligentes” no hay que abrir otro guión porque sigue hablando la misma persona
    – “Ya no había manera de controlar el furor”
    – sobra la coma tras “pasar horas”
    – repites “incidente” es mejor decir “un incidente que sucedió en la tienda y que lo marcó…”

    Espero haberte ayudado.

    Un abrazo.

    Escrito el 23 febrero 2016 a las 14:15
  4. 4. José Nuñez dice:

    No te olvides de hacer tus deberes. Tienes que analizar el 151

    Escrito el 23 febrero 2016 a las 22:32
  5. 5. Earendil dice:

    Saludos J.A, Cristian.
    Una historia muy interesante la del protagonista Alejandro. No me extraña que haga examen de conciencia en sus últimos días, si desde pequeño ya se valía de la ignorancia de los demás para hacer negocio. La trama en sí es bastante original, pero creo que hace falta pulirle algunos detalles al entorno en la que se desarrollan los acontecimientos.
    El protagonista y su familia llegan a un pueblo que está olvidado por la civilización (palabras textuales). A mí, inmediatamente me viene a la mente un pueblo indígena, donde todavía andan descalzos. Deberías haber tenido todo ese paisaje diseñado en tu mente para que las acciones que discurran en él fuesen coherentes. Yo no tengo muy claro, que un pueblo tan pobre y poco civilizado tenga un sistema educativo donde la mayor preocupación de los padres sea que sus hijos no estudien por comer galletas. Se observa una infraestructura muy bien montada en la relación profesor-padre-alumno, y las inquietudes de todos en torno al aprendizaje. Hacia el final del texto se cuenta que el primer negocio en el poblado es el de la venta de las galletas. ¿No habría otras necesidades más básicas que cubrir?
    El primer párrafo del relato es muy sugerente. Creo que deberías haberle sacado más partido a esa idea, a esa sensación tan ambigua de no saber si está muerto o no, para luego hacer balance de los actos de su vida.
    En cuanto a la forma, creo que ya te han indicado las mejoras que podrías hacer. Solo en el primer párrafo: “HACÍAN cinco años que había muerto. Al menos, eso creía Alejandro, pero la vida no le daba la satisfacción de irse de este mundo tan tranquilamente como él QUERÍA; por eso se burlaba de él, MANTENIÉNDOLE los ojos abiertos, para que viera pasar ANTE sí, las consecuencias de la vida disoluta que por muchos años HABÍA vivido. “ , hay cinco faltas de ortografía, y esto puede echar para atrás a un posible lector de tu trabajo.
    Como bien te han indicado (y creo recordar que yo lo hice en el anterior taller), deberías pasar los escritos por algún filtro antes de editarlos aquí, pues es una lástima que tu trabajo se vea desmerecido por ello.
    Espero haberte ayudado. Me han gustado las expectativas que quedan abiertas a futuros capítulos ya que cumples el reto al 100%.
    Un saludo.

    Escrito el 28 febrero 2016 a las 20:35
  6. 6. Earendil dice:

    Hola J.A, Cristian.
    Acabo de leer tu escrito en el apartado de comentarios de mi relato, y no puedo pasar la oportunidad de decirte que lamento mucho que pienses en dejar de participar en el taller. Creo que no deberías hacerlo, por muchas razones.
    En primer lugar, me imagino que llevas mil historias que deseas contar, por eso las escribes y editas.
    En segundo lugar, todos estamos aquí para aprender, y qué mejor manera de hacerlo que intentar mejorar nuestro trabajo teniendo en cuenta las recomendaciones de los demás.
    Si en este relato te puse el ejemplo del primer párrafo, es porque creo que es muy importante la primera impresión que causa un escrito lleno de errores. Si normalmente escribes directamente tus relatos en el formulario de envío, cambia de método. Escríbelo en un programa de tratamiento de textos, como Word, que te corrige automáticamente los acentos, las discordancias, las formas verbales… y ya tendrás la mitad del trabajo hecho. Luego lee muchas veces el escrito en voz alta, para ver el ritmo natural de la cadencia, las pausas, etc.
    Desde que sale el tema del taller, tenemos más de quince días para pulir bien nuestra historia, en cuanto al contenido me refiero. Puedes incluso leérselo a alguien, que ya te dará la primera opinión.
    Tienes muy buenas ideas para escribir, tus relatos son originales y muy emotivos, ¡por favor!, no dejes de hacerlo.
    Espero ver tu trabajo en el taller de marzo, que ya está ahí.
    Un saludo

    Escrito el 1 marzo 2016 a las 12:01

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