Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El Percal - por Isaías

David caminaba hacia el trabajo contento, emocionado, excitado como un niño la noche del día de reyes.
Era jueves, eso significaba que el pedido de discos semanal llegaría, a más tardar a las 17 de ese día. Aunque no eran pedidos muy grandes, y David ya sabía que discos iban a llegar, y casi seguro ya los había escuchado, no perdía la ilusión, conservar la tienda de discos fue una de las mejores ideas que había tenido.

Tenía 42 años, y como a él le gustaba decir, estaba curtido en algunas batallas.

Corría el año 83 cuando a un joven David, animado por la idea de tener un bar musical, se le ocurrió reformar el mítico "Almacen musical Surcos". Parecía una idea descabellada, "¿Una tienda de música de toda la vida convertida en bar moderno?" El dueño del local se mostró receloso desde el primer momento. Pero David no pensaba así, según su modo de verlo, el trabajo más duro ya estaba hecho, si continuaba trabajando las ventas musicales por catálogo no perdería los clientes y podría seguir metido en ese mundo, que le encantaba, para él remodelar el local y transformarlo en un bar con música en directo sonaba lógico. Dejaría una parte con discos en exposición, por supuesto y aceptaría pedidos, pero por fin podría traer bandas a tocar, ¿Cuantas veces había fantaseado con la idea? Además, con el auge de la música en españa y con toda la gente que le conocía de la tienda, no podía fallar. Y el tiempo le dio la razón, los clientes melómanos de la tienda, hicieron del Percal, este era el nombre del nuevo bar, un sitio de encuentro musical que no tardó en posicionarse como referente, había pasado tanto tiempo…

Su cabeza volvió al pedido que llegaría ese día, David nunca estaba quieto en cuanto a discos se refería, reggae, electrónica, rock clásico, hard rock, punk, algo de jazz, acid jazz, baladas… Sabía estar actualizado, podía conseguir cualquier disco, todos los artistas por los que la gente preguntaba los conocía, y si no, sabía disimular suficientemente bien como para que no se notara, eso, añadido al misticismo de comprar por catálogo y al carisma de David, hicieron del Percal un lugar de culto.

Ese día llegaban varios discos de Reggae: algunos recopilatorios centrados en los 70 jamaicanos y dos o tres trabajos de la época en solitario de Jackie Mittoo, el organista mítico de los Studio One. Luego había algo de jazz de Boogaloo Joe Jones, siempre había algún cliente completista que pedía discos raros de jazz, David se dejaba asombrar y con ese Boogaloo se llevó una grata sorpresa. Por supuesto no faltaba la parte semanal de heavy metal clásico, esos no fallaban en casi ningún pedido.

Cuando llegó el repartidor y le atendieron, David, en su oficina, puso al día su "Base de datos", esta consistía en una especie de fichas de biblioteca, donde tenía actualizado su stock de discos, era un sistema arcaico con el que se sentía cómodo, un pequeño capricho que semana a semana disfrutaba de mantener, pero sabía que pronto tendría que digitalizarlo todo.

Por la puerta entró una chica, de unos 24 años de edad, de pelo moreno y con gafas de sol, con aire sofisticado, cuando pasó a su despacho la reconoció, era Cata.

—Hola—Cata saludo melódicamente— ¿Que tal estas Surquitos?— La chica se acercó a darle dos besos.
La familiaridad de Cata le producía ternura, la había conocido no hacía mucho pero le había cogido cariño, y aunque la chica era fuerte, independiente y se valía más que de sobra por si misma, David tomaba un aire paternal con ella que se le hacía cómodo. Poca gente le llamaba por el sobrenombre de "Surcos" eso pertenecía a la primera época de la tienda de discos, sólo los antiguos clientes lo conservaban en señal de camaradería, Cata en seguida lo adoptó como apodo para David, "Es que me gusta cambiar los nombres de la gente" decía sonriente.
—¿Ha llegado lo mío?—
—Claro que si, puro órgano de Jamaica, ¿quieres que lo pongamos? —David se permitía a si mismo entusiasmarse cuando hablaba con Cata.
­—Si, pero es que estoy con unos amigos, ¿lo puedes poner fuera? —Preguntó Cata con tono travieso. Se refería a que el disco sonara en el bar, no era habitual, pero David hacía excepciones.
—Claro que si Cata, disfruta que yo os pincho buena música.—
—Gracias David— Dijo Cata y le dio un cariñoso beso en la mejilla.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Chuck dice:

    Bueno en primer lugar el personaje está bien construido y llama la atención que tenga una historia con motivaciones y una dirección específica. Ahora, lo que me hace ruido es que tiene ciertos cambios abruptos en los párrafos donde salta de una parte a otra sin mucha conexión, pendiente con eso. Además de que quizás le falta algo que capte la atención al final.

    Saludos

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 03:18
  2. 2. Javier Be dice:

    Hola.

    Me gusta el hecho de describir la historia y demás, pero sinceramente la siento un poco lineal, esperaba algo que me emocione y haga querer más pero no le encontré.

    Pero la práctica hace al maestro y además, es solo mi perspectiva.

    Saludos

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 05:50
  3. 3. Isaias dice:

    Hola! Gracias por los comentarios. Coincido en que el texto peca de ser demasiado lineal, la verdad es que lo tenía escrito hace tiempo, y de tanto leerlo había perdido la perspectiva, y ahora que lo decís si, como que le falta algo, jaja, hay que seguir dándole. Saludos

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 08:49
  4. 4. @jaiarus dice:

    Aupa,

    Estoy de acuerdo con los comentarios anteriores, la historia es demasiado lineal y para mi gusto lo das todo muy mascado, quiero decir que quizá cuentas mas de lo que muestras. No se si me he explicado muy bien.. Por otro lado uno de mis grandes fallos al escribir es la puntuación, pongo demasiadas comas, quizá por esto me fijo bastante en este punto, en algún párrafo se me ha hecho un poco rara la sonoridad y la comprensión al leer en voz alta (el tercer párrafo por ejemplo).
    Por lo demás la temática de la historia me ha gustado, si le pones eso que le falta creo que se convertirá en una gran historia.

    Saludos.

    Escrito el 28 febrero 2016 a las 12:31

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.