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Primer Capítulo - por Joaco

Sus zapatillas mordían el asfalto mientras avanzaba corriendo por la calle. Esta vez era distinto y tenía que esforzarse, tenía una motivación clara para dar todo de sí mismo y sabía que tenía que estar en forma. Ignacio nunca había sido muy deportista, de hecho esta era la tercera vez que salía a correr por la calle en toda su vida. Sin embargo, desde hacía unas semanas, se había propuesto salir a correr todos los días durante al menos 30 minutos hasta estar en forma para afrontar el reto que tenía por delante.

Aunque en esos momentos sus piernas estaban chillando de dolor con las agujetas que sólo tiene quien no corre desde el instituto, con las mandíbulas apretadas continuó las últimas calles que le separaban de su hogar. Era domingo y se había permitido correr durante toda la mañana, y ahora estaba agotado mientras recorría las últimas calles desiertas.

Finalmente se detuvo en la panadería, a dos manzanas de casa, y compró cuatro barras de pan. Sus hijas cada vez comían más y ya eran capaces de dar con una barra cada una, mientras que su mujer y él se conformaban con compartir una que, la mayor parte de las veces, también acababa desapareciendo con ayuda de las pequeñas. Habló unos minutos la panadera, una mujer mayor ya en la sexta década, que había perdido a su marido en un atraco al establecimiento hacía pocos años. Ella se había recompuesto como había podido y había seguido a cargo del negocio, junto con su hijo que en ese momento estaba descargando una furgoneta en el almacén.

Finalmente Ignacio atravesó la última manzana frente a la iglesia que le separaba de casa. Estaba muy satisfecho, era la primera vez que corría tanto tiempo seguido y había dado la talla. Ahora se reía de aquel médico que le había dicho que su corazón no iba a aguantar, y que le sorprendía cómo podía subir escaleras sin desmayarse. Por lo visto tenía una arritmia severa y las paredes del órgano vital eran demasiado finas como para darle fuerza. Sin embargo ahora estaba demostrando que podía superarse a sí mismo, y estaba demostrando que estaba preparado para lo que se disponía a hacer.

Su mujer Cristina corría de un lado para otro, persiguiendo a su hija pequeña que se había puesto el pañal sobre la cabeza y corría por toda la casa riendo mientras su madre la perseguía. Intentando no hacer mucho ruido, Ignacio avanzó hacia su cuarto para cambiarse, asumiendo que el humor de su esposa no era el mejor tras haberla dejado tanto tiempo sola. La casa era un desastre, el desorden reinaba por doquier. Llegando a su cuarto vio por el rabillo del ojo como otra de sus hijas estaba pintando sobre uno de los muebles. Dio un abrazo a su hijita, y se metió en el baño para ducharse con una sonrisa, pensando en lo delincuentes que se habían vuelto sus pequeñas.

Tras la ducha, refrescado y satisfecho, se vio preparado para enfrentarse al caos de la casa. Como esperaba su mujer no estaba de muy buen humor, y durante unos minutos le estuvo recriminando todo lo que había tenido que hacer esa mañana mientras él estaba perdiendo el tiempo por la calle.

– Pero no estaba perdiendo el tiempo cariño, ya sabes que tengo que entrenar.

– Es un sueño absurdo, y lo que vas a conseguir es matarte. ¿Es que no significamos nada para ti? Además, algo me dice que mucho de ese sueño consiste en alejarte de nosotras un mes.
Justo en ese momento, la más pequeña de sus hijas se acercó arrepentida a la pareja y Cristina aprovechó para quitarle como un rayo el pañal de la cabeza y fijarlo en la cintura, donde debía estar. Por suerte para Ignacio sonó el teléfono interrumpiendo la discusión, Cristina lo cogió y se lo pasó a Ignacio murmurando “es Paco, tu cuñado”.

– Ignacio, tenemos un problema. Nuestro contacto de Tanzania no podrá reunirse con nosotros, ha estallado la guerra con Uganda y estaremos solos en la expedición. Ya lo he hablado con Salva y Fernando, están de acuerdo en que sin el guía será todavía más peligroso. Consideran que sería mejor posponer el viaje hasta que se solucione el conflicto.
– Paco, no podemos esperar. Ya sabes que nos están pisando los talones y no pienso llegar tarde otra vez. Mantenemos los planes y esta vez llegaremos hasta el final.

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4 comentarios

  1. 1. Frida dice:

    Hola Joaco, me he quedado muy sorprendida con el final y, es que todo parecía indicar que me hallaba ante un hombre de familia, con una vida un tanto anodina, pero el final es un vuelco completo a esa idea preconcebida, que por otra parte creo que es lo que tratabas de lograr, pues me hallo no sé, quizá ante un Pablo Escobar de la vida, que sí, con la familia todo un hombre de hogar, pero que luego no es trigo limpio. Desde luego me he quedado con el intríngulis ese de saber en qué anda metido Ignacio. Un texto muy dinámico, por cierto.

    Escrito el 17 febrero 2016 a las 21:34
  2. 2. Sheima dice:

    Buenas Joaco, tengo que decir que me ha gustado mucho, sobre todo ese giro del final, No me lo esperaba.
    Has reflejado muy bien la vida cotidiana de Ignacio y me ha hecho mucha gracia imaginarme a la pequeña corriendo con el pañal en la cabeza.

    En cuanto al final, me da la sensación de que está metido en algo demasiado peligroso, y que si vida va a correr más riesgo que su problema cardíaco.

    Enhorabuena y un saludo.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 14:26
  3. 3. Joaco dice:

    Frida, Sheima,

    Muchas gracias a las dos! Efectivamente he intentado jugar con el ambiente del principio para darle un giro al final. Me alegro que os haya gustado.

    Un abrazo!

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 21:23
  4. 4. werchy lam dice:

    Hola Joaco,
    Hay un par de cosas que no me cuadran. Ha salido a correr 30 minutos o toda la mañana? Son pequeños detalles pero si es toda la mañana entonces debes darnos un indicio de qué más ha estado haciendo, lo que podría enlazar muy bien con el final. Otra cosa, la historia de la panadera es intrascendente en este momento, puedes utilizarla para más adelante, despista un poco. Y el giro final es muy sutil, casi no te das cuenta y entra como forzado. Y ahí donde volvemos al principio y al indicio que no nos has dado al principio.
    Por otro lado el ambiente está muy bien conseguido, sobre todo el de la casa y las niñas.
    Un saludo

    Escrito el 22 febrero 2016 a las 13:39

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