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Una brecha en el tiempo - por sonairam

La entrada del hotel permanecía iluminada, pero vacía. En pleno verano era inusual. Se acerco hasta el mostrador de recepción sin soltar su maleta. Nadie.

Un cartel en la pared indicando la dirección del restaurante, le recordó que su última comida había sido un sándwich hacía seis lejanas horas e instintivamente se encamino hacia allí.

Al entrar en el restaurante constato que también estaba vacío, e incluso, los servicios de algunas mesas estaban sin retirar. Empezó a preocuparse cuando se dirigió a las cocinas, que por supuesto estaban completamente vacías, y solo encontró las ollas en los fogones con un leve y humeante borboteo.

Un ruido en la recepción del hotel, le hizo volver sobre sus propios pasos, pero no encontró a nadie.

¿Y si me he equivocado de hotel?, pensó. Saco su teléfono móvil y marco el número de teléfono del hotel, donde horas antes había confirmado su reserva y hora de llegada. Dos tonos le indicaron que la línea estaba disponible y entonces comenzó a sonar la centralita de recepción. Se acerco hasta el mostrador. Nervioso levanto el auricular y no obtuvo ninguna respuesta. Al tiempo alzo su teléfono móvil: “Hola, estoy en recepción”. Fueron sus escuetas palabras, que le fueron devueltas instantáneamente por el auricular de la centralita de recepción.

Desolado, buscaba alguna explicación. Es tan sencillo como llamar a la policía, seguro que lo aclara todo. Marco el número de emergencias en la centralita de recepción: “Todas nuestras líneas están ocupadas, manténgase a la espera o vuelva a intentarlo más tarde”.

¿Cómo es posible que la policía atienda mediante un contestador? Aun así, volvió a intentarlo con su móvil: “Apagado o fuera de cobertura”.

Desorientado, sin dar crédito a la situación que estaba viviendo, se dirigió a los ventanales que daban al porche del hotel, desde donde pudo comprobar que no había ningún vehículo aparcado. Y fue en ese momento, cuando nuestro hombre, que solo pretendía pasar unos días tranquilos en un hotel junto al mar, se sintió verdaderamente solo, aislado, con una sensación de miedo, pánico tal vez, que comenzaba a adueñarse de él.

No era preciso pensar mucho más, tenía que abandonar el hotel: cogeré mi maleta y …,¿Dónde esta mí maleta? Su mano queda tendida en el aire, intentando asir la nada. Ni rastro de su pequeña maleta.

Poco a poco, se fue acercando a la puerta de entrada, pensando todavía donde había dejado su maleta. Salió al porche del hotel. Un zumbido en la oscuridad le llamo la atención. Percibido como algo lejano, no lograba identificar de donde o de que provenía. Fuese lo que fuese estaba cada vez más cerca. A pesar de la oscuridad pudo llegar a distinguir en la oscuridad unas luces rojas, alineadas, que oscilaban como flotando, pero que se acercaban rápidamente, al mismo tiempo que aumentaba el zumbido.

Las luces continuaban acercándose, se apreciaba que no estaban a mucha altura. Si pertenecía a un avión, debían estar situadas en las alas y en el cuerpo del fuselaje. La oscilación y lo bajo que se veía, le indicaba que debía tener algún problema para controlarlo. Ahora incluso el zumbido se apreciaba con intermitencias, definitivamente – pensó – tenían problemas para llegar a su destino.

De repente, una sombra negra, sobrevoló por encima de él a muy baja altura. No entendía mucho de aviones y con la oscuridad era difícil apreciar los detalles, pero tenía una forma extraña. El aparato se desvío hacia el mar.

Tomando las luces como referencia, se dirigió a la playa que quedaba al otro lado del hotel, para intentar seguir la trayectoria de aquel artilugio. Las luces hicieron unos giros extraños conforme se adentraban en el mar, virando de nuevo para colocarse paralelo a la línea de costa. El zumbido era cada vez más apagado y el aparato volvió a girar hacia tierra, pero en esta ocasión su recorrido fue muy corto. Una gran explosión seguida de una potente llamarada, ilumino la noche. El avión se había estrellado contra la ladera del monte cercano al hotel. No podía ver el punto exacto, pero los restos incendiados le servirían de guía y sin pensarlo encamino sus pasos hacia ese lugar. Era posible que alguien necesitara ayuda.

No sabía que hora era, ni donde estaba su maleta, ni que demonios estaba pasando en aquel hotel, pero por lo menos ahora sabía que todo era real, o por lo menos eso quería creer.

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7 comentarios

  1. 1. Maria Kersimon dice:

    Buenas tardes, me gustó leer tu texto. Observo unas faltas de acentuación, quizás porque escribes desde el móvil o una tablet. Se lo noto a mucha gente. Si fuese así, estaría bien redactar el texto con un teclado convencional y un programa de escritura, por ejemplo el word de Office. Pero quizás no se trate de esto.
    Hay que vigilar la concordancia de los tiempos:”Tenía que abandonar el hotel… Su mano queda tendida…”.
    Aparte de esto, la precisión de los términos: es miedo o es pánico, no “pánico tal vez” y seria mejor da a entender la sensación de pánico con indicadores descriptivos.
    El relato en si es surrealista de entrada y uno se pregunta si, en el caso de querer continuar, te dejarías la posibilidad de volver al realismo o de vincularlo en cierto grado con la realidad. Esta introducción es muy intensa. Serás capaz de mantener la intensidad?
    Se lee fácilmente y no aburre. Muy espectacular.

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 16:25
  2. 2. sonairam dice:

    Te agradezco tu comentario y la precisión en los detalles a mejorar. A pesar de utilizar un corrector ortográfico, sigo arrastrando ciertos errores en la puntuación y la acentuación.
    Esta basado en un accidente aéreo ocurrido en 1935 y del que nos enteramos de forma inesperada al recoger las pertenencias de un familiar y eso origino el relato.

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 22:54
  3. 3. werchy lam dice:

    Hola Sonairam,
    A mi también me ha gustado leerlo. Independientemente de las faltas y la concordancia verbal hay algo más. Imagínate a ti misma en esa situación. No queremos ver sus pesamientos, queremos ver a través de sus ojos;..las mesas estaban sin retirar, unos pocos pajarillos habían entrado por una ventana y comían migajas de un pan…Lo que tu creas conveniente. Describe, no pienses, ya pensará luego, en ese momento quiero ver lo que ve, no lo que piensa, porque la imagen de lo que pueda ver es tan poderosa que es lo que realmente me va atrapar. Olvida la maleta ya la harás desaparecer más adelante. Céntrate en todo aquello que no es normal, camina hacia la cocina porque oye un ruido no porque sí, sácalo de allí con sentimientos que empiezan a desestabilizarlo. Púlelo, concentrate en ese instante. Es muy poderoso.
    No te desanimes pese a esto que te digo, al contrario, es muy normal que nos ocurra y puedes sacar algo muy bueno de esa historia.
    Nos leemos. Soy el 228

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 13:25
  4. 4. sonairam dice:

    Gracias wechy Iam por tu comentario. Los detalles eliman cierta tensión en el momento y distrae la atención, tienes razón.

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 18:18
  5. 5. Guiomar de zahara dice:

    Hola Sonairam:
    Tu relato atrapa desde la primera línea, llegando al final, en espera de más.
    Coincido en los acentos y demás cosillas. Pero hay algo que al leer – a mí personalmente – me molesta: son las repeticiones de las mismas palabras. Por ejemplo “pero vacía” “maleta” “estaba vacío” “cogeré mi maleta” ¿Qué tal cambiar por equipaje, maletín, bolsa…?¿desierta, abandonada…?
    Es una impresión mía. Nuestro idioma es uno de los que poseen más sinónimos para expresar una misma palabra. Creo que mejoraría más tu escrito, que se lee con facilidad y crea tensión.

    Escrito el 27 febrero 2016 a las 13:31
  6. 6. Bernardo de Jesus Hernandez Torres dice:

    Hola sonairam, me gustò tu relato y coincido con los comentarios anteriores en algunas partes, no soy experto,simplemente me situé en la escena y esperè a ver que pasaba, sin embargo lo del avión me sorprendió, no se porque creía en la aparición de seres extraterrestres o algo por el estilo. De todas formas desearía seguirte leyendo.

    Escrito el 1 marzo 2016 a las 00:39
  7. 7. Frida dice:

    Hola Sonairam. En primer lugar me disculpo por la tardanza con la que te he visitado, recientemente, desde el último taller en concreto, me he dado cuenta de que no me llegan al correo los mensajes de los compañeros, pero hoy, revisando el texto de este taller en cuestión, he descubierto que la cosa viene ocurriendo desde más atrás de lo que creía. Lo siento mucho, me siento avergonzada.

    Al igual que algunos de los compañeros, opino que deberías tener más cuidado con los verbos sobre todo, pues has escrito acerco en vez de acercó, llamo en vez de llamó, etc. Además, son palabras que es difícil darse cuenta, pues muchas veces el corrector nos las pasa por alto, pues aunque no lleven tilde tienen significado.
    Mención a parte merecen también las reiteraciones, cuidado con ellas, como afirma Guiomar, nuestro idioma es muy rico. Siempre hay una palabra que pueda sustituír a otra.

    En cuanto al argumento, lamento mucho escuchar eso de que está “basado en hechos reales”,pero en el fondo, todos ponemos una parte de nosotros cada vez que escribimos, o así al menos, es como yo lo veo. A mí personalmente me dejó con intriga este primer capítulo, ese hotel desierto y el accidente, ambas cosas obviamente conectadas; aún así, creo que revisándola, la historia podría dar mucho más de sí, ya que si la revisas y te dejas llevar por la escena, podrías alargarla un poco más, introducciendo una mejor atmósfera de incertidumbre, juega con el tiempo que hace, creo que añadir un calor fuera de lugar, una frente perlada de sudor siendo limpidada constantemente por un pañuelo, podrían aumentar esa sensación de atmósfera cargada. Los ruidos que el protagonista pueda escuchar en medio de ese desolador silencio, también pueden jugar mucho en su favor. El aleteo de una mosca, un grifo perdiendo agua…

    Gracias por tu visita a mi texto y, nuevamente mis disculpas.

    Escrito el 15 abril 2016 a las 17:55

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