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Las bestias también cazan. - por xechu

La llama de la antorcha de balanceaba con furia a causa de la carrera. Rozando el hombro desnudo de la mujer que la portaba en alto. Su luz apenas alcanzaba unos cuantos metros, creando una diminuta esfera anaranjada que se movía a gran velocidad en la oscuridad. Los pequeños arbustos, como cuchillas en la noche golpeaban sus piernas delgadas y sangrantes. La túnica rota ondeaba con el viento a cada zancada. La tela había sido rajada desde la parte más baja, por culpa de las ramas, o quizás, había sido ella para poder correr…ya no lo recordaba.
Se detuvo jadeante, el vaho que expulsaban sus finos labios se mezclaba con la humo de la llama que orgullosa y erguida iluminaba un pequeño claro. Le ardían los pulmones, en sus tímpanos retumbaba el latir de su corazón.
Levantó la cabeza al cielo nocturno intentando respirar con normalidad. El firmamento era un océano negro, un manto oscuro como el carbón. Le maldijo una y mil veces por no estar allí, por no iluminar su camino, por dejarles a merced de la oscuridad y no guiarles con su luz. Por no protegerles de ellos.
—¡Madre estoy cansado!
La mujer se agachó junto a su hijo. Acercó con cuidado la antorcha para apreciar bien su rostro, puede que por última vez. Con ternura le limpió la tierra seca que manchaba su pelo negro. “Es solo un niño, no es justo que pase por todo esto”, pensó la mujer. Lo daría todo por él, mataría por salvar ese cuerpo delgaducho. Lo abrazó con una mano con pasión, podía notar su corazoncito latiendo deprisa. Era su niño, ellos no se lo arrebatarían. Lo apartó con ternura, sus ojos vidriosos reflejaban el miedo. Besó su frente de una manera maternal y protectora.
—Ya queda poco hijo —sus ojos también se humedecieron —. Debes ser fuerte. ¿Lo harás por mí?
El niño asintió. Volvió a besarle y le dio la mano. Escudriñó a su alrededor, ya estaban cerca. Apartó todos sus miedos, debía ser fuerte. Su mirada se endureció, bajo la luz de la antorcha, el azul celeste de sus ojos parecía irradiar magia, casi con vida propia.
La llama volvió a inclinarse, volvían a correr. Esta vez podía escucharlos, sus pisadas, las ramas partirse bajo sus garras. Apretó más fuerte la mano de su hijo. El miedo le corroía por dentro y le atenazaba el corazón. Estaban divirtiéndose con ellos. Estaban esperando su momento, escondidos en las tinieblas, jugando con su presa.
Atravesaron un pequeño puente de madera, el suelo crujía bajo sus pisadas rápidas. El sonido del agua correr llegaba hasta sus oídos. La mujer pensó en lanzarse a él. Pero la luz no llegaba a alcanzar su superficie, imposible saber cuan profundo era, tan solo un punto más de oscuridad, como todo lo que se mantenía lejos del alcance de la antorcha.
Cuando alcanzaron el otro extremo del puente, la mujer ya estaba agotada. Los calambres del brazo hacían insoportable el peso de la antorcha que amenazaba con caer al suelo. Las piernas le temblaban a cada pisada y el sudor le empañaba los ojos. Pero entonces vio la hoguera.
Parecía flotar en el cielo a unos cientos de metros. Pero ella sabía que no era así, la hoguera ardía en el tejado de un monasterio oculto por la negrura. Su salvación. Hizo acopio de sus últimas fuerzas y tirando se su hijo acelero la carrera. Pensó en desprenderse de la espada que llevaba atada a la cintura con una cuerda, para librarse de su peso. Pero entonces la mano de su hijo se desprendió. El horror y el miedo atravesaron su corazón. Con un grito giró sobre sus pasos y desenfundo el metal. Allí estaba su hijo tumbado boca abajo en el suelo húmedo.
Con gran alivio comprobó que solo se había tropezado, pero él golpe había acabado por romper sus nervios y lloraba desconsolado. Apoyo la espada en el suelo y abrazó a su hijo con el corazón partido de dolor.
Les rodearon, ella no podía verles pero estaban allí, se habían cansado de jugar, era la hora de comer.
Se levantó orgullosa y protegió al niño en su regazo, apoyando suavemente su cabeza contra ella para que no pudiera ver. Con sus últimas fuerzas levanto la antorcha y le susurro unas palabras en una lengua antigua. Sus ojos azules brillaron con intensidad en la noche. El fuego estalló convirtiéndose en una gran llamarada.

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6 comentarios

  1. 1. GhostGirl. dice:

    Realmente intrigante. Me dejó con un sabor amargo en la boca, del deseo de querer saber más. Tienes un verdadero talento, xechu 😀
    Aunque hay algunos errores aislados, y algunas faltas de comas, el texto está impecable para mi gusto, pero claro, no tienes que fiarte mucho de la opinión de una novata jajaja
    Espero seguir leyéndote. ¡Saludos!

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 09:28
  2. 2. Jorge dice:

    Es un buen comienzo para una novela de hombres lobo o vampiros, (estoy especulando sobre los perseguidores, realmente puede que sean una de esas dos cosas o se trate de algo más). Me gusto y me dejo intrigado.
    Solo detecte un error, fue la parte donde dices “tirando se su hijo” cuando lo correcto sería “tirando de su hijo”. Por lo demás esta bien.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 19:50
  3. 3. Ursula dice:

    Hola Xechu,
    me ha gustado mucho el texto y sobre todo me ha intrigado y me gustaría seguir leyéndolo, que al fin y al cabo era de lo que se trataba.
    Enhorabuena porque creo que has creado el principio de una historia muy buena.
    Lo que sí que veo que se podría trabajar un poco más es el principio, principalmente las dos primeras frases no me cuadran del todo, no me queda claro si lo que le roza es la antorcha o la llama, porque si llevas la antorcha en la mano, ¿como te roza el hombro?, en fin, pequeños detalles…
    Por lo demás, muy bueno.
    Nos leemos.

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 09:44
  4. 4. Tucci dice:

    Hola Xechu!

    Soy Tucci, de la novela 223, la cual comentaste. Pasé aquí a leer ru historia y devolverte el favor. Me ha gustado mucho, soy una fan de la fantasía y lo he encontrado muy profesional. Ansió leer el resto de la historia.

    Lo único que criticaría es la falta de uniones entre oraciones, no digo en todas, pero en varias ocasiones pensé, “aquí podría ir un conector, o una coma”. Usaré esto como ejemplo:

    “…de balanceaba con furia a causa de la carrera. Rozando el hombro desnudo de la mujer q..de balanceaba con furia a causa de la carrera.(Yo uniría esta oración con una coma) Rozando el hombro desnudo de la mujer”.

    Esperó que mi opinión te ayude de algo

    Escrito el 25 febrero 2016 a las 05:24
  5. 5. Sandra dice:

    Saludos Xechu,

    has conseguido mantener la tensión en el relato y además crear un final lleno de intriga que invita sin duda a seguir leyendo, felicidades.

    Cierto que convendría una relectura antes de publicar el texto para pulir esos pequeños errores de puntuación que te comentan, leer en voz alta unas horas después de terminar de escribirlo es un buen ejercicio para esto.

    Me gustan mucho las descripciones que haces, realmente nos das pie a imaginar muy bien la escena. Puede que las repeticiones de la luz que daba la antorcha sean un tanto excesivas, quizá podrías aprovechar ese espacio para hablar un poco más de la mujer o del niño y así ayudarnos a conocerlos un poco mejor y “encariñarnos” con ellos.

    ¡Muy buen trabajo!

    ¡Hasta la próxima!

    Escrito el 28 febrero 2016 a las 12:59
  6. 6. Ioakim dice:

    Hola Xechu. Me he quedado sin palabras. La historia me ha enganchado, estoy deseando saber qué le habrá pasado a la mujer y a su hijo, y qué clase de criaturas les perseguían. El inicio de está historia es bastante bueno y promete. Me gusta mucho la manera que tienes de narrar y cómo describes el paisaje. La escena es en medio de una persecución y sin embargo, llegas a imaginarte perfectamente el entorno. Me ha gustado muchísimo y espero un segundo capítulo 😉

    Escrito el 28 febrero 2016 a las 20:18

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