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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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UNA OPORTUNIDAD PARA VIVIR - por Ana Ballenilla

Web: https://nueveysietepalabras.wordpress.com/

Leyó la última frase que tenía subrayada en el libro y dejó esa pausa obligatoria antes de levantar la mirada y contactar de nuevo con los asistentes. Entonces comenzaron los aplausos, al principio respetuosos con el entorno, pero después fueron creciendo en potencia, uniéndose algún grito espontáneo de alguien que no tuvo en cuenta que se encontraba en el anfiteatro de una de las mejores y más prestigiosas universidades del país.

Paula se ruborizó, se separó del atril e hizo una reverencia al público, agradeciéndoles el gesto y odiándolos al mismo tiempo por tenerla retenida en semejante acto espantoso, lleno de falsedades y miradas de admiración sin sentido. ¿Qué sabían ellos? Pobres inocentes que siguen una moda simplona y vacía, facilísima de escribir, cazadora de mentes vacías y desesperadas. Se le revolvían las tripas pese a los esfuerzos de controlar sus impulsos.

Cuando ya no pudo soportarlo más miró a la izquierda y e hizo una señal al anfitrión. El rector de la universidad subió presuroso al estrado y se colocó junto a ella. Encendió el micrófono y agradeció la visita de Paula Avendaños, la excusó y dejó que se marchara por fin. Paula saludó por última vez al público con una sonrisa forzada y desapareció por el pasillo trasero del anfiteatro. Enseguida escuchó los pasos de Pablo, su agente.

–¡Paula fantástico! Toda la primera fila estaba totalmente enganchada al fragmento, estaban hipnotizados, de verdad. Pablo corría detrás de Paula hasta que, por fin, consiguió ponerse a su altura. –Recuerda que la firma de ejemplares es en una hora, ¿quieres que nos tomemos algo antes en la cafetería?. Paula frenó en seco, miró a Pablo como si no lo conociese de nada, como si no hubiese sido su agente, su mejor amigo, su mejor confidente y en ocasiones, su amante, los últimos diez años de vida.

–Tomémonos algo pero en un lugar discreto, por favor, –Vale, tengo el lugar perfecto –dijo él cogiéndola por los hombros.

Dejaron el coche en la entrada de la cafetería, habían conducido hasta un polígono industrial cercano. Pidieron un café con leche cada uno y Paula, además, una copa de wishky. Era temprano y el camarero le dedicó una mirada de asombro, pero cosas más raras había visto así que se limitó a asentir. Y es que un poco de anestesia etílica era la única manera de que Paula soportase una jornada de firma de ejemplares como la que le esperaba.

Pablo le cogió la mano y se la apretó y ella consiguió relajarse un poco. –De verdad has estado estupenda Paula, mucho mejor que hace una semana, la gente te adora –, le dijo inclinándose a ella y hablando muy bajito para no alterarla. Paula se relajó y respiró profundo. Dejó salir el aire hasta que no pudo más y volvió a repetir la acción. Su terapeuta así le había indicado que hiciese en los momentos de mucha tensión, y le funcionaba cada vez mejor.

–Gracias Pablo, de verdad, ¿no me temblaba la voz?. –¡En absoluto! –, le dijo Pablo, y se echó a reír –Paula ¿qué te dijo Raquel la última vez que tuviste sesión?. –Me dijo que cada vez que pensase que lo que vivo es puro teatro me pellizcase en el brazo. Y los dos echaron a reír al unísono –Y ya tengo el brazo amoratado, no puedo pellizcarme más, así que imagino que me pellizco y me duele también. El alcohol estaba haciendo su función, Paula se relajaba cada vez más.

Regresaron a la universidad y entraron en la sala en la que se iba a proceder a la firma de ejemplares. Paula se acomodó en la silla haciendo el ritual de siempre para ganar confianza, espalda recta, media sonrisa, cabeza ladeada, bolígrafos de diferente grosor sobre la mesa y todo colocado en perfecta armonía.

Entonces se abrieron las puertas y empezó a entrar la gente ordenadamente, como siempre eran de edades muy variadas, sus obras atraían a un público muy diverso. Entonces Paula dio un salto en la silla y notó como un sudor frío le recorría la espalda, se quedó paralizada. Miró a Pablo y le hizo una señal. Paula se levantó de la silla y desapareció de la sala. Pablo alzó la vista y lo vio, se había quedado parado junto a la puerta al ver la reacción de Paula, su padre llevaba un ejemplar bajo el brazo y seguía a Paula con la mirada.

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4 comentarios

  1. 1. Frida dice:

    Hola Ana. El relato tiene una candencia sosegada, una no sabe muy bien qué va a encontrarse y es que, una conferencia no parece que vaya a permitir crear mucha sorpresa, mas sin embargo no es así, pues al final consigues sorprender, desconcertar. Con lo que nos has esbozado de Paula, es evidente que el psicólogo es síntoma de que algo más profundo le ocurre y, desde luego la visita tan repentina e inesperada del padre, da muy mala espina, te hace imaginar un lado oscuro en ella siempre presente. Narras bien, de forma sencilla pero descriptiva.

    Escrito el 17 febrero 2016 a las 20:34
  2. Ana,
    ¡Simplemente me encantó! No se vale que nos dejes con ese final con el padre en la fila para la firma del libro, qué bueno estuvo eso.
    Celebro la capacidad descriptiva que tienes, pude imaginarme las caras de fastidio de Paula, lo complaciente que es Pablo, también el rollo de falta de aceptación tiene ella misma y su éxitos.
    Creo que me complacerá muchísimo leer tu novela.
    Gracias!!

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 00:16
  3. 3. Javier Be dice:

    Hola.

    Pues a mi me ha enganchado desde el título, ý al leerte me llevé una muy grata sorpresa.

    espero que la historia siga.

    Haya mucho que contar

    un saludo

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 06:39
  4. 4. Juan Chukofis dice:

    La historia me gusta mucho y me parece muy bien contada. Desde la primera frase ya engancha. El único detalle que tal vez me parece que hace un poco de ruido en la lectura es la repetición a lo largo del texto, y en los diálogos, de los nombres: Pablo, Paula, Pablo, Paula.
    El personaje de Paula intriga, por sus reacciones ante el público y, sobre todo, ante la inesperada aparición de su padre. Dan ganas de seguir leyendo mucho más de esta historia, saludos y gracias.

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 20:30

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