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caminando sin rumbo - por Verónica

Había pasado todos los controles. Intencionadamente puse lo justo y necesario en mi maleta para que no hubiera ningún altercado y pudiera seguirle el rastro con facilidad. Aun así me temblaban las manos al dejar la maleta sobre la cinta transportadora, como aquel que lleva algo ilegal. Con la diferencia de que lo mas ilegal que llevaba era un tupper de comida cocinada por mí. Quizá eso podría haber matado a alguien por aquel entonces. Puse mi cara más angelical y nadie paro mi maleta por suerte.
Nos separaban unas 4 o 5 personas. El no se había percatado de mi presencia y supongo que nadie lo había hecho. Yo era la típica mujer que no llamaba la atención y en un día como este me sentía muy feliz de ser así. Había varias personas con él. Por delante y por detrás. Todos caminaban sincronizados. Era como si fueran a empezar un flash mob de esos en los que participa un montón de gente y comienzan a bailar juntos una misma coreografía. Todos llevaban la misma maleta de mano, del mismo diseño, color y tamaño.
Después de caminar por largos pasillos, puertas, escaleras mecánicas, pasadizos y más escaleras llegamos a la puerta 49. Como era de esperar ellos entraban con prioridad y su cola era de unas 10 personas. La mía de unas 60. Pensé que hacía lo correcto al no pagar prioridad para que no me descubriera y pudiera coger este maldito avión.
Delante de mí había una familia con 4 niños. Me pregunté a mí misma cómo una mujer no se vuelve loca escuchando tantos gritos y lloros, arrastrando maletas, empujando un cochecito y aguantando al pesado del marido que lo único que hacía era quejarse del aire acondicionado mientras leía el periódico.
Una de las niñas no paraba de sonreírme y de decirme cosas. Tengo que admitir que los niños siempre me han gustado, aunque mejor para un rato que no para 24 horas y menos en situaciones como esta. Me limité a sonreírla y hacer que leía algo importante en mi teléfono. Al final se cansó de llamar mi atención y yo me sentí muy culpable pero hoy no era un buen día para juegos. Saqué una caja con bombones de chocolate que había cogido de camino al aeropuerto y se la di para recompensarla. Parecía feliz y ya no volvió a acercarse pues tenía que defender su caja frente a sus hermanos insaciables.
Finalmente logre pisar el pasillo del avión. Por suerte me había tocado en la parte trasera cerca del baño, junto a la ventana. Creo que conté cada segundo hasta que se cerraron sus puertas pensando que el aparecería y me mandaría bajar del avión. Pero aquello no sucedió y pude volar tranquila. Cerré los ojos y me evadí de tal forma que antes de despegar ya me había quedado dormida.
Al llegar a nuestro destino una mujer me agarró del brazo y empezó a sacudirme para que me despertara. Yo pienso que no habría hecho falta tanta energía pero se lo agradecí educadamente. El brazo me estuvo doliendo durante semanas.
Ya habíamos llegado, aun no podía creérmelo. Las piernas no me respondían y apenas tenía ya fuerza para sujetar mi maleta. Por suerte abrieron la puerta trasera y no tuve problema para salir. Dejé caer mi brazo mientras bajaba las escaleras haciendo chocar la maleta con cada peldaño.
Mientras bajaba las escaleras una lágrima caía sobre mi mejilla. Todos los momentos que había pasado en este lugar vinieron a mi mente. La ola de calor me cubrió de pies a cabeza. Creo que mi lágrima se evaporó en ese instante aunque no mis recuerdos. Seguí andando como pude, observando cada rincón y cogiendo aire como si quisiera renovar el aire de mis pulmones, renovar mi vida y ser feliz de nuevo.
No tenía ningún plan para lo siguiente que debía hacer. Así era yo, decidida y loca. Ya estaba allí y eso era un paso importante. Salí con mi maleta lo mas rápido que pude pensando que entre ese millón de personas le encontraría y solo tendría que seguirle, pues no recordaba cómo encontrar su casa. Cabe decir que soy una persona con menos orientación que un oso en un laberinto de espejos. Además, siempre me habían llevado en coche, ¿cómo me iba a fijar? Tenía la cabeza en otro sitio y otras cosas en las que fijarme. Sin embargo confiaba en mi destino y sabía que estaba haciendo lo correcto.

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8 comentarios

  1. 1. Nic-Is dice:

    Hola Verónica.
    Tu narrativa es fantástica y emocionante. Me envolvió en el ambiente y quedé atrapada en tu historia. Hasta sentía el temor de que la descubrieran.
    Quedé con ganas de saber que sigue.
    El mío es el 206, por si quieres pasarte por allí.

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 05:56
  2. 2. Veronica dice:

    Mil gracias por tu comentario! Es el primer texto que envio por lo que es muy motivador saber que gusta a la gente! Me paso por el tuyo!! Saludos

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 10:00
  3. 3. Dante Tenet dice:

    Hola Veronica.
    Instalas muy bien la situación y lo conviertes a “el” en algo omnipresente, el relato entretiene , solo comentaría que el cierre, luego que ella despierta es algo confuso.
    Te agradezco tu comentario a mi relato, estoy de acuerdo con el y trabajare para mejorarlo.

    Dante

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 18:24
  4. 4. Otilia dice:

    Hola Verónica,
    Me ha gustado tu historia, cumples el reto porque apetece saber más de la protagonista.
    La frase “podría haber matado a alguien por aquel entonces” me hace pensar que esta historia no es el presente. ¿Está recordando?.
    Cuando baja del avión ¿Vuelve a recordar otro pasado?.
    No sé si me he explicado.
    He leído en el blog de Literautas que los números si son pequeños se escriben con letras.
    Saludos

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 18:03
  5. 5. Veronica dice:

    Mil gracias por tu comentario Otilia. El principio de la historia es en el pasado y cuando baja del avion recuerda un tiempo anterior de ese pasado, en el que solía visitar ese pais.Corregiré lo de los números para la próxima 🙂

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 21:13
  6. 6. KMarce dice:

    Verónica, he pasado a tu relato para comentarte.
    He encontrado interesante tu relato, escrito en primera persona y en “pasado” que funciona para adecuar diferentes tiempos.
    Como mencionó Otilia, creo que esos números me hicieron apretar el ceño; y para darte un tip para los siguientes solo debes recordar que se escriben en número: Cuando son direcciones (221 Baker Street), son díficiles de escribir (187.484,755 recetas en Google acerca de cómo preparar pan) y los imposibles de obviar (101 Dálmatas, 14°C, la matrícula vehícular era TX14752).
    He encontrado “leismos” en el texto, yo solía usarlos mucho pero me los han corregido tanto que ahora los evito a menos que la frase sea imposible darle el LO-LA, así que en lugar de decir “seguirle” uso el “seguirlo”, solo para evitarme la molestía de pensar si aplica o no las normas que permiten el “le”.
    Me gusta la ambiguedad de quien es la protagonista, quizá sea una mujer que ha decidido cambiar radicalmente su vida, una que anda en una misión secreta o una que se ha robado un archivo importante para venderlo o proteger a alguien… en fín, la continuidad de la historia da para más con esa entrada.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 25 febrero 2016 a las 18:38
  7. 7. veronica dice:

    Mil gracias Kmarce. Lo del leismo es un gran problema, porque donde yo vivo es una mala costumbre que tenemos y difícil de corregir pero tengo que ponerme a ello ya. Lo de los números también lo corregiré para próximos textos. Me alegro que te haya gustado. Un saludo.

    Escrito el 29 febrero 2016 a las 17:18
  8. 8. Carmen Serrano dice:

    Hola Verónica, en primer lugar lo que encuentro más llamativo del texto es que no se si la protagonista es perseguida o perseguidora, porque al inicio del relato da la impresión de que quiere seguir a alguien pero luego teme que un tipo la encuentre en ese avión. Aparece “al llegar a nuestro destino” me descoloca; el destino de ¿quienes? En el último párrafo vuelve a ser la perseguidora, pero no es verosímil que puedas seguir a alguien que ni siquiera viaja en el mismo vuelo.
    Esto es lo que puedo aportar nuevo a tu relato. Porque he encontrado los mismos errores que los compañeros que te han comentado anteriormente.
    Un saludo y sigue practicando. No leemos.

    Escrito el 29 febrero 2016 a las 22:09

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